viernes, 22 de febrero de 2008

El debate Solbes-Pizarro

Inmediatamente finalizado el debate entre Solbes y Pizarro se plantea la pregunta de quién ganó. Porque lo que importa aquí es ganar, y ganar es convencer a la opinión pública de que tú lo vas a hacer mejor que tu adversario. Para mí la opinión pública es un arcano indescifrable, así que me limitaré a decirles qué impresión me causaron y qué impresión creo que pudieron causar.

Tengo ciertos conocimientos de Economía y una opinión formada sobre cuáles deben ser los principios que deben presidir la política económica. Estoy más de acuerdo con Pizarro o con Rato que con Solbes. Prefiero fomentar la libertad individual rebajando la presión fiscal para que los ciudadanos tengan más posibilidades a la hora de emprender proyectos empresariales. Estas rebajas no significan necesariamente que disminuya la recaudación, en contra de lo que parece pensar Solbes. Estoy harto de que nos engañen diciendo que las retenciones del IRPF han bajado cuando eso no se ve por ninguna parte. También creo que hay que fomentar la competitividad, fortalecer la familia y, sobre todo, mejorar la educación. Asimismo, es importantísimo tener una política energética que nos proteja de los vaivenes internacionales y permita un desarrollo sostenible (Pizarro, experto en este tema, lanzó el guante y Solbes, pese a que dijo que lo iba a recoger, no lo hizo). Estas tesis, y la comparativa de subida de precios en España y en el resto de Europa, fueron mensajes de Pizarro fácilmente comprensibles y capaces de ser recordados.

Pizarro no me tenía que ganar para su causa porque coincido con sus puntos de vista. Ahora bien, pudo estar más brillante en la elección de la forma de trasladar sus argumentos, en su capacidad expresiva, en su postura y en otros elementos retóricos. Apenas concluyó el debate, en las emisoras empezaban a destacar todos sus fallos. Debatir no es cosa fácil. A mí personalmente me resulta desagradable. Soy una persona que suele meditar mucho las cosas y no me gusta salir rápidamente a combatir una idea. Sólo me gusta pronunciarme cuando he valorado todos los puntos de vista. Me pasa muchas veces que cuando termino una discusión caigo en la cuenta, cuando reflexiono detenidamente, de muchos argumentos que podía haber esgrimido. En definitiva, que no es fácil debatir y no creo que haya que dramatizar porque Pizarro podía haber dicho más cosas o haber sido más contundente. Lo que dijo es cierto y se le entendió.

Solbes estuvo sereno, rápido de reflejos, locuaz y contundente en las formas. Daba la impresión de dominar la situación, pero también, y este fue su principal error, de autocomplacencia. Si lo pienso detenidamente, no soy capaz de recordar ningún mensaje de Solbes, sencillamente porque su mensaje fue continuista, vendió su gestión y su persona. Estaba encantado de haberse conocido y de la situación de la economía española. No propuso nada nuevo. Por eso, tienen razón los que dicen que estuvo a la defensiva. En efecto, en los contenidos estuvo a la defensiva, aunque no fue así en las formas, aunque parezca paradójico. No jugó al ataque, sino que contraatacó, pero sin capacidad para llegar al corazón de la gente. No sé lo que pensará la gente, pero creo que Pizarro llegó y conectó más con el ciudadano corriente por su manera de expresarse y por muchas de las cosas que dijo. Solbes estuvo más distante y ante una situación de crisis su suficiencia pudo resultar irritante.

jueves, 21 de febrero de 2008

La sentencia de los Albertos y la confianza en la justicia

Todavía no se ha publicado en la web del Tribunal Constitucional (www.tribunalconstitucional.es), pero lo que se empieza a conocer de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre los Albertos es preocupante, tanto por la doctrina sobre la prescripción de los delitos en relación con el derecho a la tutela judicial efectiva, como sobre todo por la imagen pública del Tribunal y por añadidura de toda la justicia.

Soy de los que piensa que el pilar de un Estado de Derecho son los jueces, es decir, creo que es más importante contar con buenos jueces que con buenas leyes, aunque obviamente ambas cosas son deseables. Las naciones anglosajonas, constitucionalistas por excelencia, constituyen el mejor ejemplo de la importancia de los jueces como garantes del Derecho. Sin jueces independientes el Derecho no existe y la arbitrariedad campa a sus anchas.

Tengo la sensación de que entre los ciudadanos empieza a calar la creencia de que el Derecho no es susceptible de tratamiento racional. En demasiadas ocasiones da la impresión de que se argumenta en función de lo que interesa al poder político o al poderoso importando poco la mayor o menor solidez del razonamiento. El ciudadano desconfía de la justicia y tiende a ver como única solución la limitación de la capacidad interpretativa de los jueces, es decir, el sometimiento total del juez a la ley. Así pensaban quienes elaboraron los grandes códigos a lo largo del siglo XIX en Europa, principalmente en Francia. Pero, no se equivoquen, ese ideal sí que es absolutamente irracional. Es imposible aplicar las leyes sin una labor mediadora de interpretación que necesariamente exige juicios de valor. Por ello, ante el problema de la arbitrariedad o sencillamente la mala argumentación de los jueces, la solución pasa por fiscalizar al máximo sus decisiones por parte de la opinión pública, y en especial por parte de los juristas y científicos del Derecho. Es posible y necesaria la crítica racional de las sentencias, la investigación jurídica, para, entre otras cosas, desacreditar con la fuerza de la razón a quienes desvirtúan con su ineptitud o su mala fe la confianza de los ciudadanos en el Estado de Derecho.

miércoles, 20 de febrero de 2008

El amor a la verdad

¿Qué daña más a una sociedad la mentira o el insulto? Para mí sin lugar a dudas la mentira. En España, sin embargo, nos rasgamos más las vestiduras ante los insultos o ante determinadas opiniones. Quizá ello se deba a que el insulto muestra su faz con toda claridad. La razonable tolerancia frente a un error cometido de buena fe lleva injustificadamente aparejada la tolerancia frente a la falsedad e incluso frente a la mentira. Suele tratarse la mentira como si fuera una opinión: al igual que hay disparidad de opiniones, puede haber disparidad de versiones sobre unos hechos. De ahí que, por poner un ejemplo sangrante, el Tribunal Constitucional haya considerado que es contrario a la Constitución castigar penalmente una conducta consistente en negar el Holocausto judío, mientras que no lo es su justificación intelectual –dejo al margen matices importantes que están presentes en la STC 235/2007-. Pues bien, yo opino que es mucho más grave pretender hacer creer que el Holocausto judío no se produjo.

La verdad es una exigencia ineludible de la vida humana. El ser humano es un ser que requiere la verdad, por ello la busca hasta el punto de embarcarse en un quehacer filosófico. Hay que combatir la mentira en todos los frentes, también a nivel de la organización institucional del Estado. Parece que ETA está en una situación de máxima debilidad y puede ser derrotada. En caso de que el Estado saliera victorioso, ¿creen ustedes que el combate contra el terrorismo habría concluido? Evidentemente, no. Hay que eliminar su causa y ésta no es tanto una determinada ideología como una mentira. El alimento del terrorismo etarra y del nacionalismo independentista se basa en una gran mentira administrada a través del sistema educativo, cuyos contenidos han sido imprudentemente dejados en manos de las Comunidades Autónomas. Hay que actuar sobre este punto si verdaderamente se quiere luchar contra el terrorismo. Para ello es necesario por encima de todo recuperar el amor a la verdad.

martes, 19 de febrero de 2008

Hoy le toca a Rosa Díez

Ayer Dolors Nadal. Hoy Rosa Díez ha sufrido los denuestos e intentos de agresión de los "estudiantes" de extrema izquierda que han acudido a reventar su conferencia. La batasunización de la Universidad y de la vida pública española por desgracia es una realidad. ¿Por qué atacan a Rosa Díez? Esta gentuza carga contra todo lo que ponga en riesgo la victoria zapateril. El PSOE ha cometido la gravísima irresponsabilidad de criminalizar al PP, que ha dejado de ser visto por estos "estudiantes" como un adversario político para pasar a encarnar el mal absoluto. Si Rosa Díez restando votos de izquierda facilita el triunfo del PP es culpable de que el mal recupere el poder, y merece ser tachada de fascista -la palabra que hoy identifica el mal en el ámbito político-. Así de simple. Los días previos a las elecciones han dejado de constituir un periodo de debate y confrontación de ideas y propuestas para pasar a ser un escenario de lucha sin cuartel, de tensión máxima, en el que sólo importa la victoria final. Esto es lo que sucede cuando se rompen los puentes con la oposición y el gobierno descansa en las alianzas con los extremistas. Siempre ha sido así. No tienen más que leer las lúcidas reflexiones de Julián Marías sobre las causas de la guerra civil española. El daño que ha hecho Zapatero a la democracia española es inmenso, y la importancia de estas elecciones es enorme.

Kosovo y el nacionalismo vasco

Los nacionalistas del País Vasco y Cataluña se han apresurado a interpretar la independencia de Kosovo como una demostración palpable de que es posible que un pueblo ejerza su derecho a la autodeterminación en pleno siglo XXI. El mezquino de Artur Mas, con la prepotencia habitual de los nacionalistas, ha apuntado al miedo que se siente en España ante este acontecimiento. Y digo yo, ¿realmente la independencia de Kosovo favorece los fines de los nacionalistas, especialmente de los vascos?

El nacionalismo vasco se sustenta en dos pilares difícilmente compatibles. Por una parte, se basa en la existencia inmemorial del pueblo vasco, lo cual permite identificar a este nacionalismo como un nacionalismo étnico. Pero, por otra, son constantes las referencias a la necesidad de respetar lo que decida la sociedad vasca, entendiendo que pertenecen a ella todos los que residen en el País Vasco. Esta referencia a la decisión de la sociedad vasca, que pretende otorgar al nacionalismo un marchamo democrático, proviene del temor del nacionalismo a ser identificado únicamente por su componente étnico. Pero la dificultad para compatibilizar ambos puntos de apoyo es evidente. En una ocasión escuche a Arzalluz comentar que si no pudieran votar todos los inmigrantes que llegaron al País Vasco en la segunda mitad del siglo XX la fuerza del nacionalismo sería muchísimo mayor. No obstante, aceptaba su incorporación a la ciudadanía vasca.

Junto a estas observaciones hay que añadir que en el nacionalismo vasco es fundamental el principio de territorialidad. Se sostiene la existencia de territorios vascos, pese a que la población que los habita carezca mayoritariamente de sentimiento de pertenencia al pueblo vasco y/o de afán secesionista. Si se observa la situación de Kosovo desde esta perspectiva, los nacionalistas vascos deberían estar antes alineados con Serbia que con los kosovares. En efecto, Kosovo es un territorio histórico de Serbia, concretamente la cuna de su nación. De ahí que lo reivindiquen. ¿Con qué argumentos podrían reivindicar los nacionalistas vascos, por ejemplo, el País Vasco francés si apoyan el derecho a decidir de los kosovares? ¿Con qué argumentos podrían evitar los nacionalistas vascos una posible secesión de Álava? Kosovo representa la ruptura del principio de territorialidad del nacionalismo, pues los actuales habitantes de Kosovo provienen de Albania. ¿Si la inmigración disolviera la ideología nacionalista en el País Vasco, o la hiciera muy minoritaria, renunciarían los independentistas vascos a sus reivindicaciones? Sirvan estas reflexiones para mostrar la dificultad insuperable del nacionalismo vasco para presentar su nacionalismo como étnico, territorial y democrático. Que no se equivoquen, la independencia de Kosovo, más allá de las evidentes diferencias que presenta con el País Vasco y Cataluña, no favorece los fines del nacionalismo vasco.

lunes, 18 de febrero de 2008

¿Boicot a Dolors Nadal? Llamemos a las cosas por su nombre

Siempre es importante ser riguroso con el lenguaje, especialmente cuando se es periodista y se ofrece una noticia relevante. Dolors Nadal, candidata del PP en estas elecciones, no ha podido participar en el acto que tenía previsto en la Universidad Pompeu Fabra, debido a que corría riesgo de ser agredida por independentistas totalitarios catalanes que impidieron la celebración del acto. Estos hechos son de una tremenda gravedad y no podemos acostumbrarnos a ellos, al igual que no se puede aceptar que María San Gil tenga que escuchar esos escalofriantes gritos de "ojalá te mate ETA" mientras sus escoltas se juegan el tipo para evitar que la agredan. Hay que reaccionar, condenarlos, y poner en práctica las medidas que sean necesarias para borrar del mapa a esta gentuza. Por mal camino vamos si los medios de comunicación que los dan a conocer comienzan metiendo la pata. Es el caso de El Mundo, que en su edición digital titula la noticia así: "Dolors Nadal abandona escoltada la Pompeu Fabra tras el boicot de independentistas". ¡Cómo que boicot! Boicotear es, según la Real Academia, privar a una persona o a una entidad de toda relación social o comercial para perjudicarla y obligarla a ceder en lo que de ella se exige. Boicotear el acto de Nadal hubiera consistido en no acudir e instar a que no se acuda. Los totalitarios de la Pompeu no han boicoteado, más bien han reventado el acto ejerciendo la violencia. Les transcribo parte de la noticia para que ustedes juzguen si se estaba ante un simple boicot, que constituye un ejercicio lícito del derecho a la libre expresión y de la libertad ideológica, o ante algo más:

"La candidata del PPC a las elecciones generales, Dolors Nadal, se ha visto obligada a abandonar, escoltada por agentes de los Mossos d'Esquadra, un aula de la facultad de Derecho de la Universidad Pompeu Fabra después de que un grupo de jóvenes independentistas boicoteara el acto que tenía previsto celebrar.

Nadal, que debía pronunciar una conferencia allí, ha tenido que salir protegida de la facultad por diversos agentes de paisano de los Mossos d'Esquadra después de que varias decenas de estudiantes se abalanzaran sobre la puerta del aula y consiguieran entrar en ella gritando 'Fora Feixistes de la Universitat' (Fuera fascistas de la Universidad).

Ante la imposibilidad de proteger a la candidata y viendo la actitud agresiva de los jóvenes, que eran unos cincuenta y se amontonaban junto a las puertas del aula, los agentes han optado por sacar de allí a la cabeza de lista del PPC.

Antes de ese momento se han vivido momentos de tensión, con empujones incluidos, entre los agentes y una decena de esos jóvenes, que llevaban carteles con lemas como 'Els Països Catalans no son Espanya' (Los países catalanes no son España) y que pretendían impedir la entrada de Nadal en el aula de la Universidad Pompeu Fabra".

La declaración de independencia de Kosovo

Sólo tienen que leer la resolución 1244 de la ONU, concretamente el punto 8º del Anexo II (no se preocupen, no es muy larga, sólo 8 páginas), para darse cuenta de que la declaración de independencia de Kosovo viola la legalidad internacional. Dicho punto garantiza el gobierno autónomo de Kosovo y la soberanía e integridad territorial de la República de Yugoslavia. En mi opinión, no es de recibo que las potencias europeas y Estados Unidos salgan diciendo que el proceso estaba bloqueado y esta era la única solución posible. ¡Y un cuerno! Nos deben tomar por tontos. El problema del Sáhara puede estar esperando una solución más de treinta años y, en cambio, parece que lo de Kosovo tenía que resolverse ya. Las consecuencias de la actitud adoptada por estos países son imprevisibles. Esperemos que no haya que lamentarlo. Por cierto, ya se ha visto el papel que ha desempeñado la diplomacia española. A día de hoy, gracias a Zapatero, no pintamos nada en las decisiones mundiales de importancia.