¿Qué daña más a una sociedad la mentira o el insulto? Para mí sin lugar a dudas la mentira. En España, sin embargo, nos rasgamos más las vestiduras ante los insultos o ante determinadas opiniones. Quizá ello se deba a que el insulto muestra su faz con toda claridad. La razonable tolerancia frente a un error cometido de buena fe lleva injustificadamente aparejada la tolerancia frente a la falsedad e incluso frente a la mentira. Suele tratarse la mentira como si fuera una opinión: al igual que hay disparidad de opiniones, puede haber disparidad de versiones sobre unos hechos. De ahí que, por poner un ejemplo sangrante, el Tribunal Constitucional haya considerado que es contrario a la Constitución castigar penalmente una conducta consistente en negar el Holocausto judío, mientras que no lo es su justificación intelectual –dejo al margen matices importantes que están presentes en la STC 235/2007-. Pues bien, yo opino que es mucho más grave pretender hacer creer que el Holocausto judío no se produjo.
La verdad es una exigencia ineludible de la vida humana. El ser humano es un ser que requiere la verdad, por ello la busca hasta el punto de embarcarse en un quehacer filosófico. Hay que combatir la mentira en todos los frentes, también a nivel de la organización institucional del Estado. Parece que ETA está en una situación de máxima debilidad y puede ser derrotada. En caso de que el Estado saliera victorioso, ¿creen ustedes que el combate contra el terrorismo habría concluido? Evidentemente, no. Hay que eliminar su causa y ésta no es tanto una determinada ideología como una mentira. El alimento del terrorismo etarra y del nacionalismo independentista se basa en una gran mentira administrada a través del sistema educativo, cuyos contenidos han sido imprudentemente dejados en manos de las Comunidades Autónomas. Hay que actuar sobre este punto si verdaderamente se quiere luchar contra el terrorismo. Para ello es necesario por encima de todo recuperar el amor a la verdad.
La verdad es una exigencia ineludible de la vida humana. El ser humano es un ser que requiere la verdad, por ello la busca hasta el punto de embarcarse en un quehacer filosófico. Hay que combatir la mentira en todos los frentes, también a nivel de la organización institucional del Estado. Parece que ETA está en una situación de máxima debilidad y puede ser derrotada. En caso de que el Estado saliera victorioso, ¿creen ustedes que el combate contra el terrorismo habría concluido? Evidentemente, no. Hay que eliminar su causa y ésta no es tanto una determinada ideología como una mentira. El alimento del terrorismo etarra y del nacionalismo independentista se basa en una gran mentira administrada a través del sistema educativo, cuyos contenidos han sido imprudentemente dejados en manos de las Comunidades Autónomas. Hay que actuar sobre este punto si verdaderamente se quiere luchar contra el terrorismo. Para ello es necesario por encima de todo recuperar el amor a la verdad.
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