miércoles, 25 de noviembre de 2009

Las críticas de Celia Villalobos a UPyD

Últimamente suelo escuchar el programa de radio de Julia Otero mientras conduzco. Con bastante frecuencia participa en las tertulias Celia Villalobos, antigua ministra de sanidad con el PP y actualmente diputada en el congreso por el mismo partido. El tema de tertulia del lunes fue si en España hacen falta partidos bisagra de carácter nacional como UPyD. Como es habitual en ella, Celia Villalobos pretendió ofrecer una imagen populista e independiente en su forma de expresarse. Lo primero lo consigue siempre: escuchándola uno tiene la completa certeza de que cualquier española puede llegar a ministra de sanidad. Pero tragarse que Villalobos aporta opiniones independientes es harina de otro costal. Sus alusiones a Rosa Díez y a UPyD revelaron la ortodoxia del mensaje pepero cuando se trata de UPyD, y reflejan con toda claridad el temor que este partido está provocando en las filas populares (y también cada vez más en el PSOE). Villalobos criticó a UPyD porque, según ella, es un partido sin entidad propia, es decir, UPyD es el partido de Rosa Díez, y hasta tal punto llegaría este personalismo que condiciona la elección del rosa como color del logotipo del partido. La crítica se diluye apenas se contrasta con la realidad.

El pasado fin de semana UPyD celebró su primer congreso nacional en el que se presentaron dos candidaturas a la dirección nacional, y, además, votaron todos sus afiliados, todo un ejemplo de democracia interna. Rosa Díez salió elegida por un respaldo de aproximadamente el 82%. ¿Lo comparamos con el PP señora Villalobos? No es posible hacerlo sin abochornarse. Todo el mundo sabe que Rajoy utilizó los resortes del poder para evitar confrontar su candidatura con ninguna otra. ¿Acaso deberíamos llamar al PP el partido de Rajoy? Pues mayores motivos tenemos para hacerlo de los que hay para llamar a UPyD el partido de Rosa Díez.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Un pensamiento fugaz

Leyendo que otros países europeos han empezado a crecer económicamente, he pensado que igual volvemos a ser tan pobres que cumplimos otra vez los criterios para recibir fondos de cohesión. Eso sí que sería una buena bofetada, una demostración de décadas echadas a la basura. Aunque igual alguno de nuestros politiquillos lo celebra...

sábado, 17 de octubre de 2009

"Tío vivo c. 1950", una obra maestra

Vi esta película por primera vez el año de su estreno, en el festival de cine de Elche. El propio director, José Luis Garci, la presentó en el Gran Teatro, que fue donde se proyectó. Dirigió a los presentes unas breves palabras haciendo gala de una excelente capacidad de comunicación. “Tiovivo c. 1950” me gustó desde el principio, pero era una película tan densa, con tantas historias entrelazadas y tantos detalles, que sabía que necesitaba al menos un segundo visionado, como sucede con tantas obras de arte, para apreciarla correctamente. Hace algunos meses aproveché que la programaron en la televisión para grabarla. Desde entonces la habré visto unas cinco veces, y cada vez disfruto más con esos retales de vida española del Madrid de los cincuenta que nos ha regalado Garci. Las películas son un instrumento magnífico para trasladarnos a otro tiempo, y cuando haces ese viaje de la mano de un narrador veraz, capaz de mostrar con precisión la profundidad de lo sencillo, y con exquisito sentido estético, entonces puedes estar seguro de que ese viaje se alojará en tu memoria. Así me sucede. Recuerdo muchos detalles, y estoy seguro de que iré descubriendo más conforme la vuelva a ver, porque realmente se puede decir que esta película no tiene desperdicio. La armonía no se pierde ni cuando introduce sus escenas más surrealistas, como la del toreo de salón y la de los ruidos de las averías de un coche. En resumen, a mi juicio una obra maestra.

viernes, 16 de octubre de 2009

La rajoyesca

A estas alturas no debería sorprendernos ver a Rajoy actuando a la gallega y con retranca, pero sinceramente les tengo que decir que lo de su rueda de prensa de ayer, una monumental rajoyesca (ejercicio de gallegueo político con retranca) no me lo esperaba. Nada menos que cita a los medios para destacar la responsabilidad del gobierno en el caso Gürtel, y para decir que Costa es un hombre honrado al que se le exige un plus de responsabilidad que incomprensiblemente no alcanza a Camps. Está claro que nos toma a los españoles por gilipollas pretendiendo hacernos creer que Costa quiso dejar el cargo y ser investigado –será por eso que convocó una rueda de prensa para decir entre otras cosas que no creía conveniente para su partido dimitir-, y que Camps y él actuaron con maravillosa coordinación en la noche de autos. Es que verdaderamente no hay por donde cogerlo. Además, muy ufano él, se jacta de haber actuado correctamente, midiendo prudentemente los tiempos según su propia interpretación y no, como él dice, según la de otros. Porque en la vida, nos recuerda el estadista, lo que importa son los resultados, es decir, ganar las elecciones.

La pérdida de contacto con el votante del PP, que asiste atónito al espectáculo de observar como su partido está en manos de un político errático, es total. Naturalmente que el caso Gürtel ha sido instigado, fomentado y presentado a la opinión pública por los enemigos del PP con el objetivo de hacerle el máximo daño posible; pero eso nada tiene que ver con la pésima gestión que se ha hecho en el mismo PP del asunto. No sólo no han sabido eludir los problemas que iban surgiendo, sino que los han agudizado con su negligencia. La rajoyesca de ayer es la penúltima que nos brindan. Por favor, que alguien sea capaz de dejar de aplaudir y de mostrar esa imagen pública de todos nos apoyamos, estamos muy unidos y nos queremos mucho, y abochornado ante el espectáculo grotesco exija un poco de sensatez en el partido que hoy debería ser la gran esperanza de los españoles ante un gobierno calamitoso.

jueves, 15 de octubre de 2009

Rajoy se acuerda tarde de que es el presidente del PP

El vodevil vivido en el PP se ha saldado con un golpe de autoridad de Rajoy, como no podía ser de otra forma. Pero su modo de ejercer el liderazgo ha sido equivocado. El presidente de un partido nacional no puede permitir que las cosas lleguen al extremo que se vivió ayer por la noche. No puede responsabilizarse únicamente a Camps alegando que engañó a la dirección nacional. Rajoy también es responsable de lo que se ha vivido. Y todo esto le ha pasado por exceso de prudencia, por medrosidad. Seguramente Rajoy no ha querido poner en riesgo el liderazgo de Camps, que le supone un granero de votos y un apoyo decisivo en el seno del partido, y por ello no ha actuado hasta el último momento esperando que Camps zanjara la crisis. Se equivocó al no actuar de inmediato y ahora ha quedado desgastado él y desgastado el propio Camps. Rajoy debe recordar que el PP no es Izquierda Unida, y que él es el presidente nacional del partido y no una especie de coordinador general.

martes, 13 de octubre de 2009

Guerra en el PP

A la hora del telediario nocturno todavía no se sabía a ciencia cierta si Costa seguía de secretario general a la espera de que la dirección nacional abriera esa investigación sobre el caso Gürtel a la que había condicionado su renuncia temporal. Esta ambigüedad era un claro síntoma de que no había acuerdo entre Valencia y Madrid, pero el planteamiento final deja la cosa bien clara. Los populares valencianos han optado por hacer piña y, conscientes de la debilidad de Rajoy, lanzarle un órdago. La guerra está declarada y Rajoy difícilmente puede seguir escabullendo el bulto. La gravedad de la situación la confirma el hecho de que González Pons instaba a Costa a aceptar su papel de damnificado político, mientras que toda la ejecutiva del PP regional ha arropado calurosamente a su secretario, empezando por Camps. Veremos cómo acaba todo esto, pero yo tiendo a pensar que ninguno de los máximos implicados tiene un futuro político halagueño.

Rajoy no despega ni con un gobierno hundiendo a la nación y pactando presupuestos a base de plegarse a las exigencias del PNV. Por si fuera poco, hoy ha visto como en su grupo parlamentario los diputados vascos rompían la disciplina de voto negándose a votar en contra del blindaje al cupo vasco, un asunto de tremenda gravedad y que afecta decisivamente a la política nacional. Pero lo peor, sin duda, es que su incapacidad para poner orden en su partido le inhabilita moralmente para aspirar a gobernar España.

Camps, por su parte, ha gestionado pésimamente toda la crisis del caso Gürtel, y sobre todo ha deteriorado su imagen pública. En lugar de echar balones fuera o hacer declaraciones en un tono impropio, creo que se hubiera salvado si desde el principio hubiera reaccionado como Costa, cogiendo el toro por los cuernos. Vamos a ver cómo se desarrolla la batalla con Rajoy, pero no creo que le sea fácil repetir como candidato sin tener el apoyo de la dirección nacional, aunque lo mismo habría que decir de Rajoy sin el apoyo de Camps. El problema es que ahora Rajoy ya no puede solucionar esta crisis pidiendo la cabeza de Costa, sino que tiene que ir a por Camps como respuesta al órdago. La magia entre ellos se ha hecho añicos.

Finalmente, Costa ha tomado una sabia decisión personal afrontando de frente el problema y echándole bemoles al asunto. Quizá piense que la gente se puede olvidar de esas conversaciones que lógicamente le avergüenzan, pero eso no es tan sencillo, y su carrera política siempre aparecerá manchada por esos comportamientos impropios de los que él mismo se arrepiente.

sábado, 10 de octubre de 2009

Emigrando a Marruecos para trabajar

Muchos trabajadores de la construcción en la zona alicantina de Orihuela están emigrando para poder ganarse la vida, según informa la prensa local de esta ciudad. Pero no se van a Alemania, como sucedía en los años 60, sino que el destino preferente ahora es Marruecos, porque en aquel país la actividad de la construcción es mucho más pujante que en España. No sé qué jornal recibirán, aunque es de suponer que no sea excesivamente elevado. En cualquier caso, estamos comprobando que aparte de que no hay trabajo en casi nada, resulta muy difícil a estos trabajadores reciclarse para adaptarse a otros sectores productivos. No es cosa de pocos años cambiar el modelo productivo.