miércoles, 31 de marzo de 2010

Conciliar democracia y excelencia

Al igual que nuestro amigo Roberto Lanzas, visitante del blog, yo tampoco estoy satisfecho con el funcionamiento de nuestra democracia. Roberto alude críticamente a la partitocracia y parece abogar por una democracia orgánica en línea con las tesis falangistas. ¿Sobre qué órganos se articularía esa democracia, Roberto? No parece razonable en estos momentos que el órgano que encauce esa democracia orgánica sea un sindicato, tal como en su día planteaba José Antonio. En realidad, la actual partitocracia está muy próxima a una democracia orgánica, como en su momento expuse en el blog. En efecto, hoy en día es casi impensable hacer política nacional al margen de los grandes partidos, que se convierten en órganos burocratizados que filtran las lícitas aspiraciones a participar en los asuntos públicos mediante cargos de representación política. ¿Hay, pues, alternativas democráticas a la partitocracia? ¿Es posible una democracia viable sin partidos políticos? Estas son preguntas a las que no es posible dar cumplida respuesta en este blog, pero algo sí se puede decir.

Lo primero que quisiera señalar es que la crisis que vive la democracia española exige utilizar el pensamiento y la imaginación para proponer reformas. José Antonio interpretó la realidad española en el contexto de su época e hizo sus propuestas. Lo que hay que hacer no es aplicar fórmulas pensadas para otra época, sino repensar nuevamente la España actual. En este sentido, yo creo que no es posible prescindir de los partidos políticos, pero hay que arbitrar fórmulas para evitar que secuestren la democracia. En este terreno hay mucho que hacer, pero creo que lo más importante es reformar el sistema electoral para evitar la infrarrepresentación de los partidos nacionales minoritarios. Esto es importante no sólo porque es una exigencia de justicia, sino porque dinamizaría la democracia al permitir que los excesos cometidos por los grandes partidos tuviera un coste electoral real e importante. ¿Ello redundaría en una inestabilidad política? Quizá, pero creo que la democracia española necesita dinamizarse porque el precio de esta estabilidad es excesivamente elevado: peajes a los partidos nacionalistas y burocratización de los grandes partidos.

La segunda reforma que me parece imprescindible es más complicada. El funcionamiento de nuestra democracia está poniendo de relieve que cada vez es más habitual ver como gente de escasa preparación y valía copa los cargos de representación política. Esto es muy grave. No puede ser que los mejores no cuenten a la hora de dirigir los destinos de la nación. ¿Acaso esta no es la crítica fundamental que Platón formulaba a la democracia? Sí, en efecto. Y tenía razón en su crítica, pero la solución no está en apostar por un régimen autocrático, sino por incorporar a los mejores a la democracia. En su día, durante la transición, existieron los senadores por designación real. Así, por ejemplo, Camilo José Cela y otros ilustres nombres se incorporaron a la vida pública. Es fundamental que los mejores cuenten con un espacio. ¿Pero quién determina quiénes son los mejores y qué espacio deben ocupar? ¿El Rey? No estoy seguro, pero quizá deberíamos incorporar a nuestra democracia una cámara de notables. La idea es que debemos atemperar la democracia incorporando la excelencia. Este es el gran reto.

jueves, 18 de marzo de 2010

Respuesta a N. Flamel

a) La visión de la vida económica presente en la doctrina social de la Iglesia no está desarrollada en el artículo porque es un tema colateral que exigiría un desarrollo completo. No obstante, recomiendo su lectura. Son 100 páginas repletas de sabiduría y sentido común. Lo fundamental es comprender que la propiedad privada y la iniciativa empresarial deben orientarse al bien común que incluye el desarrollo personal. El afán de lucro es perfectamente lícito si está gobernado por esos principios. Cada vez considero más importante la formación en ética empresarial (comparto los comentarios de Franki al post de Juan Roig).

b) La cita de la doctrina social de la Iglesia en la que se hace referencia a los riesgos de los sistemas financieros internacionales es de 2005. Esa cita es la verdaderamente importante, la de la encíclica de Benedicto XVI es de apoyo sobre otra cuestión.

c) Es posible prever determinadas circunstancias sociales. Con relación a esta crisis, sin ir más lejos yo mismo escribí un post en 2007 que recuerdo haber titulado algo así como “A las puertas de una gran crisis”. Lo importante es dirigir bien la atención porque en los medios sólo aparecen paniagudos incapaces de emitir juicios objetivos. Esta crisis era predecible y hubo gente solvente que la predijo.

PP y PSOE bloquean la reforma del sistema electoral

Es un verdadero escándalo que PP y PSOE, con el lógico apoyo de los nacionalistas, sean capaces de ponerse de acuerdo para bloquear una reforma del sistema electoral que cuanto menos mejore la proporcionalidad de los partidos minoritarios de ámbito nacional. El sistema beneficia a los grandes partidos y a los nacionalistas, así que no tienen ningún interés en cambiarlo, pese a que ello desaliente a un importante número de votantes y provoque desafección democrática. Grave, gravísima decisión que debería tener un coste electoral. En su momento expuse las razones por las que creo que sería bueno para España que la gobernabilidad dependiera de UPyD. Hoy todavía me parece más urgente castigar a los dos grandes partidos que están haciendo imposible una verdadera democracia en España.

miércoles, 17 de marzo de 2010

La crisis internacional como crisis sistémica

Quizá a los lectores pueda interesarles un breve artículo que he publicado en un revista electrónica. No está dirigido a especialistas, sino al público culto en general. Se titula "La crisis internacional como crisis sistémica".

http://revistasocialesyjuridicas.umh.es/Revista/NUMERO_6.html

martes, 9 de marzo de 2010

Elemental, mi querido Watson

Una de las primeras lecciones que debe aprender un jurista es la diferencia entre el derecho y la moral. Suelo ilustrar esta explicación con un ejemplo extraído del pasado. Recuerdo que cuando Barrionuevo –ex Ministro del Interior de Felipe González- iba a entrar en la cárcel le preguntaron a su mujer que qué le parecía aquello. Como es natural, la mujer dijo que su marido era una excelente persona. Hoy, curiosamente, sucede algo parecido con Garzón: se destaca su valentía, su defensa del Estado de Derecho en la lucha contra ETA, etc. Pero una de las principales diferencias que cabe trazar entre el derecho y la moral radica en que el derecho juzga acciones, no personas. No se juzgó en su día la calidad moral de Barrionuevo, sino las acciones delictivas que cometió en la lucha sucia contra el terrorismo. No se pone en cuestión la valentía de Garzón, se le juzga por dictar resoluciones injustas a sabiendas. A veces hay que recordar lo más elemental, mi querido Watson.

jueves, 4 de marzo de 2010

Juan Roig ha dicho la verdad

Es curioso comprobar el impacto que produce en la inteligencia y en el corazón la presentación sencilla y clara de una verdad. Los ciudadanos estamos tan acostumbrados a que políticos y medios de comunicación nos zarandeen con medias verdades, falsedades y opiniones tendenciosas que experimento un placer casi físico cuando veo que alguien dice serenamente la verdad.

Este benefactor de la humanidad (así hay que calificar a los veraces) ha sido Juan Roig, el presidente de Mercadona. Una noticia de Levante-EMV recoge sus declaraciones. Sus explicaciones sobre el funcionamiento de su empresa en estos tiempos de crisis son muy interesantes, pero la sencilla verdad que hay que recordar es esta: la crisis no ha terminado porque el nivel de vida no se ha equiparado a la productividad. Eso, querido lector, es una verdad como una catedral castellana. Si quieren lo decimos en roman paladino: el tiempo pone a cada cual en su sitio. Si no eres capaz de producir mucho, menos bienes podrás disfrutar. En España la baja productividad no influyó en el nivel de vida porque vivíamos del crédito extranjero. La crisis supone el ajuste entre nuestra productividad y nuestro nivel de vida, y es tan considerable el desajuste que, como avisó Krugman, los salarios y los precios deberían bajar unos porcentajes que prefiero no escribir porque no es cuestión de amargar el día. En definitiva, no se puede ser rico eternamente sin trabajar bien.

Trabajar bien. ¿Se dan cuenta de lo que eso significa? En esta expresión se utiliza como adverbio y subraya un determinado modo de hacer las cosas. ¿Cómo se ha enseñado a los jóvenes españoles que deben hacerse las cosas? Lamentablemente no se ha inculcado una cultura del esfuerzo, de la excelencia y del trabajo bien hecho. ¿Creen que así es posible mejorar la productividad?

lunes, 1 de marzo de 2010

Sobre la situación de Cuba y la misión de España

Un fiel visitante del blog, Óscar, me ha pedido un comentario sobre la muerte de Zapata y por extensión sobre la situación de los disidentes cubanos. ¿Qué puedo decir además de condenar esta situación intolerable y criticar la falta de energía del gobierno español en su crítica al castrismo? Me llama mucho la atención que este blog reciba visitas de casi toda hispanoamérica salvo Cuba. Férreo control de cuerpos y mentes que la cobertura sanitaria y de necesidades básicas no puede justificar. Es cierto que en otros países, especialmente algunos de centroamérica, hay una situación social explosiva, con miseria y manifiestas violaciones de los derechos humanos. Pero no se puede justificar el castrismo con una postura maniqueísta al estilo “comunismo o desigualdad y miseria”. España debería marcarse como objetivo colectivo contribuir al logro de la libertad acompañada de justicia social en hispanoamérica. No sólo ni especialmente mediante aportaciones económicas de ayuda al desarrollo –hoy prácticamente imposibles por la situación económica-, sino a través de una contribución fundamentalmente intelectual que deberían abanderar nuestras universidades. Siempre lo digo: me interesa más construir un espacio de educación común con hispanoamérica que el espacio europeo de educación superior (y, por favor, no me pidan que hable de esto).