jueves, 5 de julio de 2012

"Eurodebates"

En la última semana, con ocasión de la cumbre europea, he prestado atención a los medios de comunicación de distintos países europeos para conocer cómo interpretan lo que allí aconteció y se decidió. He ojeado periódicos italianos, alemanes e ingleses, y he seguido por televisión los informativos holandeses y algún que otro programa de debate. En esos debates, al igual que sucede aquí en España, participaban sólo holandeses, y pensé en cuánto bien haría que estos programas se organizaran contando con personas de diferentes nacionalidades. Esta perspectiva plurinacional nos aportaría unos puntos de vista de los que carecemos cuando todos los que opinan son del mismo país. En estos casos incluso se observa que las discrepancias tienen un sesgo nacional. No creo que resultara tan difícil, y sería una excelente manera de ir consolidando una opinión pública europea, lo cual es bastante más importante para avanzar hacia una mayor integración europea que algunas políticas que ahora mismo están decidiéndose. 

miércoles, 27 de junio de 2012

Merkel: "No habrá eurobonos mientras viva"

Mientras el Gobierno anda sumido en sesudos análisis sobre qué impuestos subir y qué más recortes aplicar, para luego darse cuenta de que los ingresos siguen cayendo y complicando cada vez el objetivo de déficit, Merkel despacha los problemas de un plumazo, sin concesiones a la diplomacia: “no habrá eurobonos mientras yo viva”, dicen que ha afirmado. Hace tiempo que vengo criticando el papel de Alemania en esta crisis, pero lo de esta mujer ya empieza a hacer obscena la vocación de felpudo andante de nuestro Gobierno. Urge plantarse ante Merkel de una vez. ¿Que austeridad no es incompatible con crecimiento? Vamos a ver, no se trata de despilfarrar. Claro está que hay que reformar nuestro Estado para hacerlo más austero. Pero lo que sucede es que se está esquilmando a los ciudadanos y el consumo está hundido.

En mi opinión, había dos reformas que el gobierno debía haber priorizado frente a cualquier otra. La primera, obviamente, era la del sector bancario, que hecha de forma decente debía incluir la búsqueda de todos los culpables de haber conducido a determinadas entidades a una situación cercana a la quiebra (siendo generosos). A la vista está cómo se ha hecho. La segunda era la reforma de las administraciones públicas, que todavía está pendiente y que, a mi juicio, es absolutamente capital. En este terreno la fusión de ayuntamientos y la racionalización de muchas tareas duplicadas puede conllevar la supresión de muchos gastos innecesarios. Recuerdo que hace unos dos años tuve la oportunidad de conversar con Jordi Sevilla (ya no era ministro) en una comida celebrada en el marco de un curso de verano en el que él participaba. Sevilla destacó que la reforma de la administración pública podría suponer, si no recuerdo mal, al menos un punto del PIB. Lástima que a Zetapé no le pareciera oportuna ni esa ni otras muchas reformas que dejó sin hacer. Si a esta reforma se añade la racionalización del tejido público empresarial es evidente que se ahorraría bastante sin perjudicar excesivamente a los ciudadanos. Esta es una austeridad que no compromete el crecimiento. Sí lo hace aquella que consiste en subir los impuestos, especialmente aquellos que gravan directamente el consumo. Eso es ir a la desesperada. Y así vamos, empequeñeciéndonos con una política que es la plasmación visual de la pescadilla que se muerde la cola hasta engullirse a sí misma. Y sin rechistar, porque así lo marca la gobernanta Merkel. 

martes, 26 de junio de 2012

"Justicia transicional, memoria histórica y crisis nacional"

Hoy toca hacer algo de publicidad. Acabo de publicar un libro titulado "Justicia transicional, memoria histórica y crisis nacional". En él defiendo tesis polémicas como, por ejemplo, que el movimiento de recuperación de la memoria histórica es una manifestación más de la crisis nacional que vive España en estos momentos, y que se basa en el agotamiento de los proyectos nacionales que pusimos en marcha los españoles en los años de la Transición. Hablar de crisis nacional me ha llevado a profundizar en el concepto de nación, concepto discutido y discutible, como dijo en su día Zapatero. Me sumo a esa discusión proponiendo una definición de nación. Además, en el libro defiendo la Transición española después de realizar un análisis del carácter político de los procesos de justicia transicional, y también examino críticamente las leyes de memoria histórica aprobadas en España. Estos son, en síntesis, algunos de los temas que abordo en este libro. Espero que les resulte interesante.

Un superministro de la UE podrá modificar los presupuestos nacionales

Las últimas noticias apuntan a que un superministro de la UE podrá revisar los presupuestos nacionales, es decir, uno de los instrumentos esenciales de la acción política de un gobierno. Todo esto para tranquilizar a los mercados y fortalecer el euro de cara al futuro. Más medidas que alejan de los españoles las decisiones fundamentales de la acción política. Algunos, descreídos totalmente de nuestros políticos, pensarán que para bien, pero insisto una vez más: ¿esto no merece un detenido y sosegado debate entre la ciudadanía? Nos están llevando a un sitio al que quizá no todos queramos ir bajo la consabida excusa de que se trata de salvar el euro, es decir, de evitar el cataclismo. Me reafirmo en que parece que el precio del euro puede ser la pervivencia de la democracia. Yo no me apunto a eso.

lunes, 18 de junio de 2012

El resultado de las elecciones griegas puede ser un espejismo

La semana pasada De Guindos declaraba que la volatilidad de los mercados era debida a la incertidumbre de las elecciones en Grecia. Todos los periódicos abren hoy diciendo que el resultado de las elecciones griegas dará un respiro. Pues ya ven, ganan los que se supone que debían ganar y la prima de riesgo española bate records. ¿Por qué? Qué más da ya. Aquí la única solución es que el Banco Central Europeo inyecte dinero para que podamos financiarnos –a falta de eurobonos- o la ruptura del euro. El rescate de España no puede ser una opción porque supondría el definitivo hundimiento de nuestra economía.

En una situación así urge hablar de política y no lanzar mensajes encaminados a contentar a los mercados. Apunto esto por unas declaraciones de Rajoy reclamando que todos los líderes europeos afirmen rotundamente que el proyecto del euro es irreversible. Comprendo la idea que quiere trasladar Rajoy, pero es triste pensar que no se puede discutir abiertamente de qué es lo que más nos conviene, y en concreto si sería bueno para España o no abandonar el euro. Los debates generan incertidumbre, y los mercados penalizan la incertidumbre, así que en lugar de actuar como políticos los políticos se comportan como psicólogos de entes que no se sabe muy bien a qué lógica responden.

Quizá la mejor solución sería que el BCE sacara la manguera para apagar cualquier fuego mientras empezamos a actuar políticamente de verdad y cada nación decide cuál es su posición respecto a sí misma y respecto a la construcción europea. La crisis ha puesto de relieve que el proyecto del euro es clarísimamente reversible. Digámoslo, debatamos si es oportuno seguir embarcados en él y tomemos decisiones.  

domingo, 17 de junio de 2012

Los grandes partidos cotizan a la baja

“El Mundo” publica una encuesta de intención de voto este domingo que confirma la pérdida de votantes de los dos grandes partidos. El PP pierde cinco puntos porcentuales, pero el PSOE apenas aumenta medio punto su intención de voto. Esos votos van a IU y UPyD. Hace tiempo que vengo advirtiendo de que esta tendencia merece ser tenida en cuenta, y más lo merecería si nuestro sistema electoral no siguiera primando a los grandes. Me pregunto cuándo en el PP se van a dar cuenta de que estamos en una nueva fase en la historia de nuestra democracia. Hay que repensar muchas cosas, y las reformas del PP no suponen cambios estructurales hasta el momento, sino parches más o menos útiles. UPyD seguirá aumentando en intención de voto mientras el PP siga sin interpretar correctamente el momento que España está atravesando. Además, la estrategia de Rajoy frente a Rosa Díez es claramente contraria a sus intereses. Los ataques durísimos que dirige a Díez la fortalecen en tanto la convierten en un referente como líder de la oposición. Parece mentira que Arriola no se lo advierta. 

viernes, 15 de junio de 2012

Pensamientos sobre Europa

Unión fiscal, unión bancaria, unión política, etc. La receta para superar esta crisis es casi unánime: más Europa. Si la crisis se examina desde una perspectiva puramente técnica se puede estar de acuerdo con que una posible solución sería andar el camino que no se anduvo cuando se puso en marcha el euro. Pero impulsar la unidad europea más que una cuestión técnica es política, y resulta incomprensible que quienes se empeñan en abogar por esa unidad salvadora no se den cuenta de que es un tremendo error dar respuesta a los problemas políticos pensando casi exclusivamente en las ventajas de índole utilitaria que pueden derivarse de determinadas decisiones políticas. Este error se produce, en mi opinión, por la tendencia a creer que en política todo es cuestión de voluntad. Pensemos en una nación. Su existencia o su disolución dependen de la voluntad de los ciudadanos. Por tanto, de igual forma, si existe voluntad, es perfectamente posible dar los pasos necesarios hacia esas maravillosas políticas de unidad que nos proporcionarán progreso y bienestar. Hay parte de verdad en este enfoque, y cuando algo es parcialmente verdadero puede dar lugar a confusión porque deseamos creer que esa verdad es toda la verdad. Es muy cómodo simplificar la realidad, pero cuando esto se produce sólo es cuestión de tiempo que llegue el día en que la verdad oculta se presente ante nosotros y, como se trata de cuestiones prácticas, nos exija una respuesta.

La política exige tomar decisiones que requieren en muchos casos una voluntad colectiva. Pero cuando esa voluntad, aun existiendo, no es compatible con la realidad el fracaso está servido. Pensemos en un matrimonio. Para que exista es necesario que ambos cónyuges presten su consentimiento, y pueden tener un ferviente deseo de ser un buen matrimonio, pero en realidad son personas tan distintas que terminan fracasando. Con el proceso de unión europea puede estar sucediendo algo similar. No basta con que presa de la euforia nuestros dirigentes –incluso contando con el respaldo de los ciudadanos- deseen hacer realidad el sueño de una Europa unida. Hay que ver si ese sueño es posible, y para examinar dicha posibilidad conviene tener presente que una nación no es sólo el resultado de la voluntad de vivir juntos, sino que implica muchas más cosas, entre las cuales es fundamental la decisión de buscar juntos el bien común (siempre insisto en ello) en cualquier circunstancia y la solidaridad. Pero para lograr que esos objetivos sean interiorizados se requiere algo más que voluntad coyuntural. Las naciones tienen una historia y un estilo de vida colectiva forjado en el tiempo que hace que en su seno la búsqueda del bien común se presente como un ingrediente esencial de su realidad nacional, y otro tanto sucede con la solidaridad. En Europa eso sólo podrá lograrse –si alguna vez se logra- a través de una cooperación progresiva sostenida en el tiempo. Hoy sólo los ingleses son realistas respecto a Europa. El resto pretende construir Europa desde el idealismo y/o el egoísmo, por eso creo que esto no puede salir bien, lo cual no quiere decir que la alternativa sea el más absoluto desastre.