La semana pasada De Guindos declaraba
que la volatilidad de los mercados era debida a la incertidumbre de las
elecciones en Grecia. Todos los periódicos abren hoy diciendo que el resultado
de las elecciones griegas dará un respiro. Pues ya ven, ganan los que se supone
que debían ganar y la prima de riesgo española bate records. ¿Por qué? Qué más
da ya. Aquí la única solución es que el Banco Central Europeo inyecte dinero
para que podamos financiarnos –a falta de eurobonos- o la ruptura del euro. El
rescate de España no puede ser una opción porque supondría el definitivo
hundimiento de nuestra economía.
En una situación así urge hablar
de política y no lanzar mensajes encaminados a contentar a los mercados. Apunto
esto por unas declaraciones de Rajoy reclamando que todos los líderes europeos
afirmen rotundamente que el proyecto del euro es irreversible. Comprendo la
idea que quiere trasladar Rajoy, pero es triste pensar que no se puede discutir
abiertamente de qué es lo que más nos conviene, y en concreto si sería bueno
para España o no abandonar el euro. Los debates generan incertidumbre, y los
mercados penalizan la incertidumbre, así que en lugar de actuar como políticos
los políticos se comportan como psicólogos de entes que no se sabe muy bien a
qué lógica responden.
Quizá la mejor solución sería que
el BCE sacara la manguera para apagar cualquier fuego mientras empezamos a
actuar políticamente de verdad y cada nación decide cuál es su posición
respecto a sí misma y respecto a la construcción europea. La crisis ha puesto
de relieve que el proyecto del euro es clarísimamente reversible. Digámoslo,
debatamos si es oportuno seguir embarcados en él y tomemos decisiones.
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