Preguntaba Pepe el otro día si
hablaba en serio cuando decía que prefería levantarme con el corralito (una
cosa así no se anuncia) y el regreso a la peseta. Llevo bastante tiempo
escribiendo sobre la crisis sin haberme decantado abiertamente por esta opción,
pero ahora ya estoy convencido de que hay que desempolvar las pesetas. Sí,
Pepe, sí. Y te diré por qué formulando antes unas sencillas preguntas. ¿El Banco
Central Europeo defiende verdaderamente los intereses de la eurozona o más bien
es un instrumento de Alemania? Da la impresión de que Alemania quiere que
supliquemos el rescate total, ¿no? La pregunta es obvia: si 65.000 millones no
bastan, ¿en qué puede consistir ese “rescate”? Las condiciones serían
draconianas, absolutamente inaceptables, pero no tanto porque no estemos
dispuestos al sacrificio, sino porque sería un sacrificio baldío en tanto hundirían
todavía más la economía española, al igual que, salvando las distancias, el “rescate”
griego no puede funcionar.
Insisto una vez más, España ha
cometido errores gravísimos, funestos, necesita reformas, etc. Todo eso es
verdad, pero al mismo tiempo los alemanes han estirado demasiado la cuerda,
quizá no demasiado conscientes de las consecuencias que puede tener un NO de
España. Y en eso confían, en que el gobierno español no se atreva a salir del
euro y acepte lo que se le dicte. Por eso, si el gobierno no es capaz de
plantarse, tendremos que hacerlo los españoles. Espero que no se llegue a esa
situación y nuestro gallego sepa jugar bien su mano de póquer. Se ve que García
Margallo ya no se aguanta y falta poco para que empiece a largarle denuestos al
cabronazo de Draghi –yo ya me tomo alguna licencia poética-.
La principal dificultad para
tomar la gran decisión de mentar la quiebra y el regreso a la peseta es que se
piensa que eso es renunciar al progreso, porque el progreso está cerca de
socios tan magníficos y ejemplares como Alemania, Austria, Holanda o Finlandia.
Ahí está nuestro problema. Falta de patriotismo bien entendido. Claro que hay
que aprender del rigor y el buen hacer colectivo de estos países, pero ese
aprendizaje no se logra mirándoles embelesadamente y obedeciendo sus dictados.
Lo que hay que hacer es repensar España y transformarla aprendiendo de quien
tenga algo que enseñar. Hay que tener la personalidad de los ingleses para
transformarnos desde nuestra españolidad en lugar de ser un país que reniega de
sí mismo y prefiere que le intervengan para que alguien ponga orden (seguro que
esto se lo han oído a más de uno). Seguro que todavía hay más de uno que piense
que mejor nos habría ido si los españoles hubiéramos tragado con José Bonaparte
en lugar de luchar por el legítimo hijoputesco –hoy me salgo- Fernando VII. Hoy
estamos en las mismas, y espero que la sangre que corre por las venas de los
que pasean por la Puerta del Sol sea verdaderamente española: ni hablar de un
rescate.
Habrás escuchado, Pepe, que dicen
que el regreso a la peseta sería ruinoso. Muchos de los que lo afirman también
afirmaban que con ciertas medidas sería cuestión de poco tiempo que la prima de
riesgo se “relajara”. Como ves, no tienen ni puta idea o sencillamente mienten
continuamente. En mi opinión, no se puede saber con certeza qué sucedería tras
la ruptura del euro y el regreso a la peseta. Depende de muchos factores que,
puedes estar seguro, hay bastante gente analizando en estos momentos. El
corralito me parece imprescindible como medida transitoria para evitar una
quiebra total de la banca. A partir de ahí habría que ver cómo se comporta la
moneda y en qué medida podemos hacer frente a nuestros pagos, cuestión que
exigiría una negociación y que, por tanto, tampoco se puede prever. En
definitiva, es un escenario desconocido, pero prefiero eso a esta situación que
nos ahoga financieramente, que nos impide salir del hoyo y que nos roba la
democracia.
P.D. Lo de la Comunidad Valenciana
era previsible. Es cuestión de tiempo que otras comunidades hagan lo mismo. ¿Qué
más medidas se pueden adoptar para controlar el déficit? Pues no sé. Ya
veremos.