domingo, 7 de abril de 2013

Un apunte sobre el cine de Clint Eastwood

Los personajes que protagonizan las películas de Clint Eastwood suelen ser individuos solitarios bajo cuya imagen de tipos duros se esconde un gran corazón. Eastwood logra emocionarnos cuando vemos que el yanqui del rifle dispuesto a liarse a tiros con el vecindario de inmigrantes es capaz de sacrificar hasta su propia vida por uno de ellos, al que termina apreciando más que a los de su propia sangre (“Gran Torino”). No menos emotiva es la escena de “Million dollar baby” en la que roto por el dolor Frank desconecta la máquina de Maggie, tetrapléjica y mutilada, mientras ella le despide con esa lágrima que se desliza por su mejilla (y por la de los espectadores) segundos antes de morir. Eastwood trata los sentimientos humanos con tal delicadeza y hondura que al ver sus películas uno experimenta una infinita gratitud. En “Million dollar baby” es normal destacar la tragedia de Maggie y el dilema moral de Frank, pero en esta película me impresiona el sufrimiento que ambos soportan calladamente por el amor no correspondido. Frank tiene una hija a la que escribe constantemente cartas que le son devueltas sin ni siquiera abrir. Es un rechazo frío, cruel, constante. No sabemos la causa, pero da igual, o al menos eso nos viene a decir Eastwood. Frank no se queja, lleva su sufrimiento en silencio. Guarda las cartas devueltas y sigue escribiendo a su hija, perseverando en un amor no sólo no correspondido, sino mancillado de desprecio. Maggie dedica su primer dinero ganado en el boxeo a comprarle una casa a su madre, quien lejos de mostrar algo de gratitud le reprocha que no le hubiera dado el dinero en lugar de comprarle la casa. El espectador queda tan atónito y asqueado como Frank cuando contempla la escena. Maggie y Frank viven la tragedia del amor no correspondido, de haber tenido la desgracia de topar con gente sin corazón y que esa gente sean los "suyos", pero no hablan de ello, siguen adelante y viven, confían en la vida. Los solitarios de Eastwood se empeñan en vivir, incluso el deseo de morir de Maggie no puede interpretarse como rendición, como falta de interés por la vida. ¿Puede haber más vitalidad en intentar suicidarse arrancándose a mordiscos la propia lengua? Si alguien tiene la tentación de rendirse le recomiendo que se alquile una película de Eastwood. Sentirá que la vida le puede dar otra oportunidad...

martes, 2 de abril de 2013

"Todo lo que era sólido”, de Antonio Muñoz Molina

Desde que leí “La noche de los tiempos” soy un ferviente admirador de Antonio Muñoz Molina. Ahora que tengo twitter me he hecho seguidor suyo y disfruto de sus breves apuntes cotidianos. Hace pocos días, paseando por Bilbao, entré en El Corte Inglés y me hice con su último libro, un ensayo titulado “Todo lo que era sólido” en el que hay reflexiones muy atinadas respecto a las causas que nos han llevado a la situación de crisis que padecemos. También hay en el libro anécdotas reveladoras, sobre todo aquellas en las que deja en cueros a algún político importante de los últimos tiempos. No me resisto a contarles una de Zapatero. Sucedió en una visita al palacio de la Moncloa de tres o cuatro directores de centros del Instituto Cervantes entre los que se encontraba Muñoz Molina. Zetapé les enseñó el palacio y cuando llegó a la sala de reuniones del Consejo de Ministros apoyó las manos en el sillón de presidencia y dijo: “Éste es el sitio más especial del palacio. Cuando te sientas aquí es cuando tocas de verdad el poder” (pág. 31). No sé qué impresión les causará, pero detrás de esa frase yo veo un niño engolosinado con el poder. Me deja aturdido que alguien que desempeña tal cargo no destaque en primer lugar la responsabilidad que entraña, la dificultad y la soledad que acompañan el momento de tener que tomar decisiones que afectan a tanta gente. Es verdaderamente increíble que no se le ocurriera otra cosa que subrayar la sensación de ser poderoso. Revela bien a las claras en manos de quién hemos estado.

lunes, 1 de abril de 2013

Este Federico...

A media mañana me he tomado un café mientras escuchaba el programa "La mañana", de Federico Jiménez Losantos. A esa hora hablaban de temas de prensa rosa o crónica social. Federico tiene un sentido del humor fino, y hay veces que lo borda, como hoy. Lo curioso es que la gracia no era tal, o al menos no se lo ha parecido a los contertulios del programa que ni han soltado no ya una carcajada, sino ni siquiera una tímida risilla cómplice. Debe de ser porque para entender el comentario federiquil hay que saber algo de toros. Al grano. La cosa iba de toreros y en esto Federico empieza a hablar de las múltiples reapariciones del maestro Antoñete y suelta que en la última ya se quedaba quieto, pero porque el hombre no podía moverse... ¡Qué cabronazo, ja, ja! Madre mía, me hacía falta reirme a gusto y le doy las gracias. ¿No estarán esperando que se la explique? Ya les dije que había que saber algo de toros...

sábado, 30 de marzo de 2013

"Sobre el imperio romano" y la necesidad de repensar la democracia

En "Sobre el imperio romano" Ortega realizó una distinción entre "vida como libertad" y "vida como adaptación" que me parece utilísima para tratar de entender la actual situación política española y la de otros países europeos con relación a la Unión Europea. A partir de las reflexiones de Ortega se puede decir, en primer lugar, que hay que romper con la idea de que la libertad política está ligada necesariamente a la democracia. Las instituciones de la Roma republicana, como observaba Cicerón y nos recuerda Ortega, hiceron posible entre los romanos siglos de vida pública en libertad. En segundo lugar, la democracia no siempre garantiza la libertad, como cada vez es más evidente. En un sistema democrático puede producirse esa situación de "vida como adaptación" que básicamente supone la imposibilidad de decidir libremente el camino que deseamos emprender colectivamente como comunidad política. En lugar de decidir hay que adaptarse a unos acontecimientos que nos vienen dados. Es como si Ortega estuviera viendo el momento actual en el que los gobiernos de muchos países europeos nos dicen que no hay alternativa a sus políticas. En su día dijo Rajoy en el parlamento -está comentado en el blog- que los españoles no podemos elegir. Me pareció una de las afirmaciones más graves que se han hecho en los últimos tiempos. Si esta situación que nos pide adaptarnos a lo inexorable se prolonga, poco a poco -ya está sucediendo- comenzarán a abrirse paso ideas políticas que reclamen el regreso de ese clima de libertad política con el que comenzó nuestra democracia en los años de la Transición y que se ha apagado curiosamente en el momento de mayor integración política europea. Esto es lo que está pasando, lo que los grandes partidos se resisten a admitir: la gente quiere cambios profundos en la política. No basta con cambios de gobierno, hace falta repensar la democracia. Las formaciones que sepan ver esta realidad y busquen la manera adecuada de darle respuesta lograrán tener la iniciativa política.

jueves, 28 de marzo de 2013

"Grandes esperanzas", la película

Esta noche he ido a ver "Grandes esperanzas", película basada en la novela de Dickens del mismo nombre a la que me referí en el blog hace unos meses. Tenía curiosidad por ver cómo se las habría ingeniado el director para adaptarla al cine. En su día comenté que no me convenció la forma de narrar de Dickens. La novela carece de agilidad, pese a que es una historia apasionante y hay personajes muy logrados, como Joe Gargery o el abogado Jeager.  De los cuatro gatos que había en el cine debo de haber sido el único que ha salido satisfecho. Mis vecinos de arriba han amagado un par de veces con levantarse y marcharse al más puro estilo Paco Umbral, y la parejita de delante tampoco parecía muy entretenida. Creo que haber leído el libro en este caso les hubiera ayudado porque, al igual que sucede en la novela, la historia empieza a "verse" bien avanzada la narración. La película es una adaptación bastante fiel, aunque hay pasajes, alguno importante, omitidos. Salvo Ralph Fiennes, las interpretaciones no me han llamado la atención. En cambio, me ha sorprendido muy agradablemente lo bien reflejados que están el paisaje de los marjales y el ambiente de Londres. También merece destacarse el vestuario. No me atrevo a aconsejársela. Temo que acaben como mis vecinos de butaca, pero a mí me ha parecido una buena película.

martes, 26 de marzo de 2013

A favor de la acampada libre

Me gusta mucho la montaña, especialmente los pirineos. Sólo he estado allí una vez. Pasé dos semanas con el Centro Excursionista de Valencia en la zona de Benasque –pirineo aragonés- cuando tenía unos once años. La experiencia sigue grabada en mi memoria. Bebíamos directamente agua del río Esera, aprendíamos habilidades típicas de “boy scouts” y realizamos varias ascensiones a picos que superaban los 3.000 metros. Durante esas ascensiones en ocasiones acampábamos en parajes que hallábamos a gran altura, en las inmediaciones de lagos y rodeados de vacas.

Todavía no he tenido oportunidad de repetir la experiencia. Si pudiera elegir cómo regresar a los pirineos siempre me ha atraído la tienda de campaña, aunque quizá tenga una visión excesivamente romántica. Supongo que saben que la acampada libre está prohibida en toda Europa salvo en Noruega. Me parece una restricción innecesaria a la libertad de circulación. ¿Por qué no podemos plantar una tienda de campaña y pasar una noche en una montaña de titularidad pública? El argumento de prevenir riesgos para el medioambiente es ridículo, pues aunque no se acampe la gente sin sensibilidad lo puede dejar todo perdido y provocar un incendio. Quizá se pretenda proteger el negocio de los campings, pero sacrificar la libertad por ello me parece un precio demasiado elevado. No sé a ustedes, pero a mí me resulta muy desagradable pensar que ni siquiera puedes dormir en pleno monte sin pagar cuando un animal sí puede hacerlo.  

domingo, 24 de marzo de 2013

El papa Francisco

Supongo que todos nos llevamos una sorpresa con el nuevo papa. Bergoglio, el jesuita argentino, no aparecía en ninguna de las informaciones publicadas por la prensa. Ya veremos el camino que toma su pontificado, pero tengo la impresión de que ha sido una elección acertada. Sus primeros gestos y palabras se han centrado en los pobres, y eso me ha gustado mucho. También me parece una buena noticia que sea un papa hispanoamericano, argentino en este caso, no tanto porque hable español como porque reafirma el carácter universal de la Iglesia católica. Pero quizá el rasgo más destacable del papa Francisco sea su condición de jesuita. No conozco bien los principios orientadores de esta orden religiosa ni tampoco su manera de funcionar más allá de su vocación misionera y educativa. He leído obras de varios jesuitas, algunas de ellas poco ortodoxas e incluso incompatibles con la doctrina de la Iglesia en algún punto como las de Anthony de Mello, por lo demás brillantes y lucidísimas. Es curioso comprobar las diversas maneras de entender el cristianismo que están presentes en esas obras, y esto me hace pensar que entre ellos debe de reinar un clima de profundo respeto por la libertad de expresión forjada en una conciencia libre. La acentuada personalidad de los jesuitas me hace presagiar que Francisco va a introducir cambios importantes. Ya veremos si es así y en qué consisten.