Una de las piezas musicales más bellas que conozco. Compuesta por el gran Ennio Morricone, el "Death Theme" acompaña la agonía de Mallone en la película "Los intocables". Disfrútenla.
sábado, 5 de julio de 2014
jueves, 3 de julio de 2014
Pablo Iglesias y la nueva generación
Desvelado, me he ido al salón a contemplar la noche cerrada que precede al alba. Y mientras espero que comience un nuevo día quiero compartir una reflexión sobre Pablo Iglesias y lo que representa. Sepa, lector, que conocí la existencia del personaje la misma noche de las elecciones europeas en que dio la campanada. Eso sí, luego me ha vencido la curiosidad y he visto su manera de conducirse en programas de televisión. Pablo Iglesias comunica bien, es locuaz y capaz de debatir argumentalmente. Apenas se rasca un poquito es fácil contemplar la endeblez de sus argumentos, pero como delante sólo tiene periodistas cuyo único propósito es pillarle en renuncios y contradicciones, incapaces de entrar en el debate ideológico, su figura se está agrandando ante cierto sector de la opinión pública. Su irrupción está propiciando un saludable debate ideológico que ha pillado a los partidos políticos con el pie cambiado, y al que no van a tener más remedio que entrar.
Pero el fenómeno Pablo Iglesias admite una lectura mucho más interesante si se realiza en clave generacional. Estamos viviendo una circunstancia curiosa. Políticos de tres generaciones están presentes con fuerza en la política española. El Presidente del Gobierno pertenece a la generación de los nacidos entre 1946 y 1961, la generación de Aznar, Rubalcaba, Rosa Díez o Esperanza Aguirre. Una generación leal al espíritu de la Transición que, aunque se bate en retirada, todavía desempeña un importante papel en la política española. Luego está la generación que debería ahora mismo tener el mayor protagonismo por la edad de los que a ella pertenecen, la de los nacidos ente 1961 y 1976, la generación de Zapatero (aunque nacido en 1960 sostengo que pertenece a esta generación), Nuñez Feijoo, Soraya Sáenz de Santamaría, Susana Díaz o Pedro Sánchez entre otros. Es una generación de políticos forjados en el aparato de los partidos, sin hondura ideológica ni convicciones más allá de la conquista del poder. Precisamente por ello corre el "riesgo" de ser barrida del mapa por la nueva generación emergente, la de los nacidos entre 1976 y 1991. Una generación profundamente ideologizada dispuesta a romper con los corsés de los aparatos partidistas. En el caso de la izquierda, asumiendo los clichés ideológicos forjados a partir del 2000 (defensa de la República, reivindicación del anti-fascismo, frentismo...), sus representantes más destacados son Pablo Iglesias y Alberto Garzón. El centro-derecha sólo tiene un nombre emergente que lógicamente se ha tenido que abrir paso fuera de los grandes partidos, Albert Rivera. Obsérvese que los políticos de esta generación están renovando la oratoria y el gusto por el debate político, y no se hallan condicionados en absoluto por el legado de la Transición.
Rajoy ha reaccionado frente al nuevo tiempo que se esta abriendo proponiendo reformas. Pero la situación política exige mucho más que reformas para ser interpretada correctamente. Asistimos a una nueva sensibilidad respecto a la forma de hacer política, y sólo si esto se comprende podrá entenderse el fenómeno Pablo Iglesias. El PP va a tener muchas dificultades si no es capaz de entrar al debate que exigen los nuevos tiempos. Pero me temo que sus estructuras internas únicamente propician políticos de aparato y argumentario enlatado, lo mismo que un PSOE que va a rebufo de Iglesias y, probablemente, Alberto Garzón. Increíblemente siguen sin ver que la solución a sus males pasa por un proyecto de izquierdas centrado, capaz de aglutinar mayorías moderadas, y español. Porque, aunque parezcan haberlo olvidado, a la gran mayoría de españoles les interesa España. Y ya despunta el alba...
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Actualidad política
sábado, 14 de junio de 2014
Lo que el PSOE debe resolver
El proceso de elección de líder abierto en el PSOE puede tener gran repercusión en la respuesta a la crisis nacional que vive España y que hoy nadie niega. Madina apuesta por un partido más socialista, laico y de izquierda. Otro candidato, un tal Pérez Tapias, abiertamente aboga por una orientación republicana. Es lógico que los socialistas abran un debate ideológico, pero lo más importante, lo decisivo de cara a su futuro como partido de gobierno, es su posicionamiento con relación a la cuestión nacional. Y aquí existe la tentación de centrar el debate en si Monarquía o República, cuestión no exenta de importancia, pero secundaria. Lo decisivo es qué piensa el PSOE de España. Si no saben dar respuesta están pérdidos y se verán condenados a un papel más o menos relevante en una posible alianza de izquierdas.
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Actualidad política
martes, 3 de junio de 2014
República, monarquía y democracia
Aprovechando la coyuntura, como
era de esperar, han comenzado a movilizarse los partidarios de acabar con la
monarquía y dar paso a la III República o, cuando menos, de celebrar un
referéndum en el que los españoles nos pronunciemos expresamente sobre la
cuestión. Entre los argumentos que se esgrimen a favor de la República está el
de que es más democrática que la monarquía dado que los ciudadanos eligen
directamente al Jefe del Estado.
La democracia es un régimen en el
que en último término todo descansa en el libre consentimiento del pueblo.
Gobernar de manera constante en contra del sentir popular es antidemocrático. Al pueblo hay que
escucharle, pero para ello no es siempre necesario que se pronuncie a través de
las urnas. Esto es lo que hay que comprender cuando se habla de la monarquía.
Al margen de que la Constitución puede reformarse y España convertirse en una
República, la monarquía se sustenta en el prestigio social traducido en el respaldo popular con el que cuenta en cada momento. Y es misión del monarca
revestir su actuación de autoridad para reforzar dicho respaldo. El “positivismo
democrático” considera que sólo se puede conocer la voluntad popular
correctamente a través de las urnas, de tal forma que el pueblo debería ser
consultado casi sobre todo periódicamente, lo cual parece exagerado y se traduce en falta de estabilidad y en una vida política sometida
innecesariamente a fricciones.
El respaldo con el que cuenta la
monarquía u otras instituciones democráticas se conoce sin necesidad de votar. Es precisamente esa falta de
respaldo lo que ha motivado la abdicación del Rey, consciente de que es
necesario dar un impulso a la institución para que recobre el aprecio popular. Y son los partidos políticos quienes deben ser sensibles al descontento popular
y, en su caso, valorar la necesidad de convocar un referéndum. Personalmente, no tengo inconveniente
en que se celebre un referéndum sobre la forma de Estado. En caso de que se
produjera estoy convencido de que ganaría la opción monárquica de Felipe VI, ya
que hay buenas razones para preferir la monarquía: entronca con la tradición
española, asegura mejor el ejercicio independiente del papel moderador que
corresponde al Jefe del Estado, es una institución que favorece los puentes de
entendimiento con Hispanoamérica, y favorece la estabilidad política. Por otra
parte, ya estamos viendo que quienes defienden la República parecen querer
entroncar con la II República, aunque sólo sea por la bandera tricolor. Sería interesante que los actuales
republicanos tuvieran la imaginación suficiente como para pensar en una III
República respetuosa con los símbolos nacionales actuales e integradora de todas
las corrientes políticas.
P.D. Un último apunte para los que creen imprescindible el referéndum. ¿Cuánto creen que duraría la monarquía si el Rey fuera continuamente abucheado en cualquier acto público?
P.D. Un último apunte para los que creen imprescindible el referéndum. ¿Cuánto creen que duraría la monarquía si el Rey fuera continuamente abucheado en cualquier acto público?
domingo, 11 de mayo de 2014
El platanito
Me parece muy mal que se lance cualquier objeto a un campo de fútbol, y mucho menos un plátano, que tiene connotaciones racistas. Así que sanción al canto para el fulano. Y dura. ¡Pero no a perpetuidad por amor de Dios! Sancionar a perpetuidad es condenar de por vida, considerar irredimible a alguien. Me parece un auténtico despropósito. Por otra parte, no digo que haya que tomarse a la ligera los insultos en los campos de fútbol, pero también hay que contextualizar y desdramatizar. Recuerdo cuando Míchel le hizo la famosa "tocata" de cataplines a Valderrama, el Gullit blanco, y cada vez que pisaba Mestalla nos engolosinábamos cantando a coro el "Míchel, maricón". Mientras la gente cantaba se reía a sabiendas de que representaba su papel de público provocador. Y siempre me gustó ver que el propio Míchel se tomó todo el suceso con simpatía, porque la verdad es que la escena es para mondarse de risa.
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Sociedad
lunes, 21 de abril de 2014
"Hable con ella"
Me gusta Almodóvar. Su cine tiene un sello
estético inconfundible y algunos de sus guiones son magníficos. Pero sobre todo
veo en él un artista que bucea en su interior y ofrece aquello que tiene dentro
en cada momento. Esa personalidad se traduce en originalidad artística, uno de los genuinos rasgos de un creador. De todas sus películas hay una extraordinaria que tengo grabada y que me da
vergüenza decir cuántas veces he visto. Se trata de “Hable con ella”. Creo
que no ha habido mayor escándalo en el cine español que el cometido con esta
película. No sólo en los premios Goya se conformó con un Goya testimonial a la
mejor banda sonora, sino que enviamos como representante española a los Óscar “Los
lunes al sol”, que por supuesto pasó sin pena ni gloria por Hollywood mientras Almodóvar ganaba el Óscar al mejor guión original con “Hable con ella”,
además del Globo de Oro a la mejor película. Increíble que los miembros de la
Academia no supieran apreciarla. Menudo bochorno pasarían.
“Hable con ella” me permitió
descubrir a Darío Grandinetti, un actor argentino del que no tenía ni idea y
que me dejó impresionado. Su forma de interpretar a Marco es magistral. Gestos,
palabra reposada, sentimientos contenidos y desatados. Es colosal. Y la escena
de la velada nocturna con Caetano Veloso cantando “Cucurrucu Paloma” es tan
bella que, como le pasa a Marco, el hombre capaz de llorar, hace que te salten
las lágrimas. Y luego, naturalmente, está la interpretación de Javier Cámara,
que me tiene en el bolsillo desde “Ay, Señor, Señor” con Pajares. Esta película
de “hombres” de Almodóvar es para mí una de las obras maestras del cine español
y llevaba tiempo queriendo hacerle justicia.
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Películas
domingo, 20 de abril de 2014
Prudencia, Ucrania, prudencia
Han comenzado las primeras
escaramuzas con bajas en Ucrania y asusta pensar en la tragedia que se puede
desencadenar si no se actúa con prudencia en estos momentos. Siempre es
arriesgado opinar sobre países y situaciones que nos son desconocidas, pero me
parece que el débil gobierno ucraniano se equivocaría gravemente si entra en
las provocaciones de los “prorrusos” desplegando el ejército y dando a los
lacayos de Putin la excusa perfecta para desencadenar una espiral que se
traduzca en guerra abierta. Es comprensible que los ucranianos se sientan
heridos en su orgullo tras perder Crimea sin la menor resistencia y crean que
hay que parar los pies a Rusia porque terminarán desmembrando el país.
Comprensible, pero completamente equivocada la reacción armada. Enérgica
protesta, compromiso explícito de Ucrania de respuesta no violenta, apoyo sin
fisuras de la comunidad internacional y sanciones contra Rusia es lo que más daño
puede hacer a Putin. Si la situación se estabiliza y Ucrania sale de su órbita
Rusia sufriría un serio revés. A lo mejor Ucrania debe entender que zafarse del
control ruso tiene un coste territorial que merece la pena pagar si así se
favorece la paz y la prosperidad de la nación.
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