viernes, 29 de noviembre de 2024

El preocupante desinterés de los estudiantes universitarios hacia la política

En los últimos años de la vida de Franco la Universidad representó un foco de resistencia contra la dictadura. Los estudiantes estaban interesados en la política y motivados para movilizarse contra el régimen, como así hicieron muchos de ellos. Más de cuatro décadas después resulta desolador comprobar el desinterés de la mayoría de los estudiantes universitarios por la política, precisamente en un momento de máxima gravedad, puesto que hoy gobierna España alguien que cada día demuestra que no tiene escrúpulo alguno en aferrarse al poder, pese a todos los escándalos de corrupción que le señalan.

Les podrá parecer increíble, pero hay estudiantes que no saben quién es Víctor de Aldama o Juan Lobato. No leen los periódicos, pese a tener acceso a medios en la palma de la mano a través de su móvil. Ese alejamiento de la política podría ser comprensible por el asco que da ver que en nuestro país mandan demasiadas personas inmorales e incapaces. Sin embargo, esa reacción debería ser posterior a conocer lo que está pasando. No tienen ni idea, ni les preocupa, porque, entre otras cosas, nadie les ha dicho que ser ciudadano entraña una responsabilidad moral de la que ellos han dimitido.

Ayer dedicaba mi clase de filosofía del derecho a explicar la concepción clásica de la justicia y, concretamente, me detenía a explicar la llamada “justicia legal o general”, que se refiere a los deberes que tiene el ciudadano hacia la comunidad política. Les preguntaba si, en su opinión, esos deberes se agotan en cumplir la ley. Más importante que las respuestas era observar la sorpresa por este tipo de preguntas. ¿Qué ciudadanos estamos formando? Da la impresión de que en los colegios e institutos no se habla de estos temas, pero tampoco en las familias, quizá porque ya no se habla de nada en absoluto. Qué sé yo, no me lo explico. Sólo tengo claro que sin ciudadanos responsables y verdaderamente comprometidos con la defensa activa de la democracia terminará por tener razón Pérez Reverte cuando dice que Sánchez nos tiene tomada la medida. 

lunes, 18 de noviembre de 2024

¿Quién se anima a fundar el Partido Regionalista de la Comunidad Valenciana?

La realidad de la política española muestra inequívocamente que los ciudadanos de comunidades autónomas que disponen de partidos políticos capaces de influir en la política nacional logran ventajas para sus regiones. Tienen capacidad de poner en práctica unos chantajes absolutamente miserables. Siempre he abogado por un sistema en el únicamente accedan al Congreso de los Diputados partidos con implantación nacional con el fin de evitar este espectáculo vergonzoso. Sin embargo, nunca hay que confundir los deseos con la realidad, y en política mucho menos. Recuerdo a Vicente González Lizondo, fundador de Unión Valenciana, partido que aspiraba a ser la Convergencia i Unió de nuestra comunidad. Hoy, afincado en Alicante, lo veo todavía más claro: urge un partido regionalista valenciano con implantación en las tres provincias. La denominación es importante. Quizá PCV, partido regionalista de la Comunidad Valenciana. Aunque desde Valencia no se entienda, conviene hablar de Comunidad Valenciana y no de Valencia o “valenciano” a secas, porque ello genera rechazo en Alicante.

domingo, 17 de noviembre de 2024

Los tres errores inhabilitantes de Mazón

En la comparecencia del viernes en las Cortes Valencianas, Mazón destacó sobre todo que la información que recibió la Generalitat de la Confederación Hidrográfica del Júcar no permitió calibrar la gravedad de la riada en la rambla del poyo. Dijo exactamente lo mismo que he escrito en las últimas entradas del blog, incluso se refirió al aviso de las 12:20. Su mensaje, por tanto, fue que la principal responsabilidad de que Emergencias de la Generalitat no avisara a tiempo a la población de una forma clara y directa corresponde a la Confederación y, en consecuencia, al Ministerio que dirige Teresa Ribera. Sin embargo, siendo cierto que la Confederación centró su atención en la presa de Forata y no en el barranco del poyo, hay tres errores de Mazón que resultan inhabilitantes.

En primer lugar, durante una alerta roja no estuvo en su puesto en los momentos clave. Dijo algo absolutamente incomprensible: estaba informado de la situación y por eso no canceló su agenda. Es una afirmación que dudo de que sea cierta, pero, de serlo, no se entiende semejante torpeza política. Si la Confederación no estaba ofreciendo la información adecuada, difícilmente podía conocer la gravedad de la situación, lo cual no le exonera de su responsabilidad; pero, si lo sabía, de inmediato debía haber cancelado su agenda para personarse en el puesto de mando y seguir el funcionamiento del operativo requiriendo cuanta información hubiera sido precisa, sobre todo de la Confederación. Y qué decir del misterio que rodeó esa comida, primero privada y luego “de trabajo”.

En segundo lugar, dedicó mucho tiempo de su intervención a explicar que la catástrofe alcanzó unas dimensiones brutales, queriendo decir con ello que no se podía estar preparado para las consecuencias de unas precipitaciones que excedieron todas las previsiones. Cierto, y precisamente por ello no se puede entender que no decretara la alerta 3 y se solicitara la emergencia nacional para que el gobierno de la nación asumiera el mando.

En tercer lugar, ha quedado muy claro que la consellera de Interior no tenía la preparación adecuada ni, una vez nombrada, fue capaz de estudiar lo necesario para asumir sus responsabilidades con la diligencia exigible. Las dudas respecto al mensaje a enviar, su falta de iniciativa a la hora de requerir informaciones y su desconocimiento del sistema de alertas a móviles dejan patente su incompetencia. Mazón ha confiado la seguridad de los ciudadanos a alguien sin la debida cualificación y debe responder por ello.

Los errores de Mazón le inhabilitan. Una pena, porque creo que estaba gobernando bien. En la situación actual no sé si sería posible y deseable su inmediata sustitución, pero carece de futuro político incluso si es capaz de liderar la reconstrucción. Pienso que el PP no debería desviar la atención, sino reconocer los errores cometidos y, si no fuerza su sustitución inmediata, ir buscando alguien que lidere el partido en la Comunidad Valenciana. Es lamentable que los cinco millones de valencianos no seamos capaces de contar con políticos competentes.  

domingo, 10 de noviembre de 2024

¿Qué hizo el Ayuntamiento de Paiporta tras el aviso de la Generalitat de las 12:20?

La ira y la pereza hacen que muchos exaltados busquen rápidamente un culpable -a ser posible un único culpable- de la catástrofe. La izquierda se ha lanzado a por Mazón, como era de esperar, y este se lo ha puesto fácil con su incapacidad para cancelar su agenda y centrarse en seguir la evolución de la emergencia. Hay que tratar de no dejarse arrastrar por bulos y campañas de descrédito y buscar datos significativos. A día de hoy sigo perplejo con el aviso dado por la Generalitat a las 12:20 del martes 29. Se trataba de una “Alerta hidrológica en rambla del poyo” destinada, pues, a los municipios ribereños, entre ellos Paiporta, con alcaldesa socialista. Si leen el aviso, insisto, no se habla en absoluto de lluvias, lógico, pues el aviso tenía su origen en información proporcionada por la Confederación Hidrográfica del Júcar, no por la AEMET, y se habla de "caudal".

Estoy intentando enterarme de qué medidas adoptó el Ayuntamiento de Paiporta para proteger a sus vecinos, ya que se pedía a los municipios ribereños que adoptaran medidas preventivas. De momento, he visto que pocos minutos más tarde el Ayuntamiento de Paiporta publicó un tuit en X a las 12:47 en el que se decía lo siguiente: “Aviso importante: riesgo de lluvia extrema! Debido a las intensas lluvias pronosticadas y para garantizar la seguridad, parques, polideportivo y cementerios permanecerán cerrados”. No salgo de mi asombro. El aviso de Emergencias era por riesgo de riada, al margen de por fuertes lluvias, del que ya venía advirtiendo la AEMET. Las medidas preventivas que adoptaron fueron cerrar parques, polideportivo, ¡y el cementerio! Este último es de traca: el lugar más concurrido del pueblo. Increíble. ¡No cerraron tiendas, no cerraron las calles adyacentes a la rambla, no dijeron que no cogieran el coche y se quedaran en sus casas! Me aventuro a pensar que quizá en el Ayuntamiento interpretaron que una "alerta hidrológica" es una alerta por lluvias y no por riesgo de desbordamientos. Y, claro, como no llovía...

A falta de mayor información, de momento, veo que la alcaldesa de Paiporta, que pasa por ser víctima de falta de información, no adoptó las medidas contundentes que podía y debía adoptar para proteger a sus vecinos. Pero, claro, es más fácil echarle la culpa a Mazón.

viernes, 8 de noviembre de 2024

Indagando en las responsabilidades de la catástrofe sin olvidar lo importante

Sigo leyendo y escuchando las versiones de los políticos que tratan desesperadamente de evitar que el marrón de la responsabilidad les alcance. Es evidente que Mazón no valoró bien la gravedad de la situación, porque debería haber estado presente físicamente y al frente del operativo de emergencias para pedir toda la ayuda necesaria. Ello no exonera al gobierno de la nación, ya que disponía de información proporcionada por un organismo que depende del Ministerio de Transición Ecológica, la Confederación Hidrográfica del Júcar, que para mí sigue siendo quien debe proporcionar la información decisiva para poner en marcha las alertas.

Se observa que los responsables políticos de la Generalitat, Consellera de Interior y Presidente, carecieron de la iniciativa y los reflejos necesarios que la situación requería, pero, aún así, he observado que la Generalitat trasladó con toda claridad una información que debía haber servido para que se adoptaran medidas en los municipios afectados por la gran riada de la rambla del poyo. En concreto, he leído una alerta emitida el martes a las 12:20 que, como se puede ver en esta noticia -que incorpora la alerta- (https://www.levante-emv.com/comunitat-valenciana/2024/11/08/catorce-horas-anatomia-crisis-111482700.html), respondía a una información proporcionada por la Confederación Hidrográfica del Júcar.

Esta alerta no llegó directamente a los móviles de los ciudadanos, pero era visible para todo aquel que quisiera enterarse. Los alcaldes de los municipios afectados la conocían: se les estaba advirtiendo de que ese barranco era un peligro. Luego se puede ver que la Confederación fue informando del descenso del caudal y señalando que el verdadero peligro estaba en el embalse de Forata, pero la alerta en la rambla del poyo seguía activa. Emergencias reaccionó tarde a la información de la Confederación emitida a las 18:43, pero los alcaldes por donde pasa la rambla del poyo no deberían haber esperado a ver llegar la riada, porque en la propia alerta se les pide a las 12:20 “adoptar las medidas preventivas pertinentes para evitar el acceso a las riberas de las personas”. Quizá esté equivocado, pero yo vi a personas que iban en coche por las calles cuando llegaba el agua. ¿Acaso la policía local del municipio no tuvo seis horas para evitar esa situación? Me parece que no falló sólo la Generalitat como pretende hacerse creer a los ciudadanos. Todos, también los ciudadanos, debemos asumir nuestra responsabilidad cuando estamos en alerta y mantener una conducta activa, informarnos, y actuar en consecuencia.

Ahora nos encontramos con que la izquierda -como siempre- se ha lanzado a ganar la batalla por el relato y la derecha intentará defenderse. Unos y otros se echarán la mierda encima. Es verdad que uno puede indagar en quién tiene razón, como yo mismo estoy intentando hacer, pero incluso si todos hubieran actuado con la máxima diligencia no hubiera sido posible evitar la catástrofe. Difícilmente no habría habido muertos y cuantiosos daños materiales. Ante tanto dolor y sufrimiento no debemos alegrarnos, porque ello denotaría una indecente falta de sensibilidad, pero estas catástrofes ayudan a ver perspectivas de la realidad que permanecen ocultas y a ejercitar virtudes imprescindibles para el crecimiento personal. Se dice que los jóvenes se están volcando en las tareas de ayuda y voluntariado. Es estupendo que muchos de ellos salgan del bucle de las redes sociales y la vida virtual en el que se hallan instalados y tomen contacto directo con la realidad para comprobar que la vida que conocían puede cambiar en cuestión de segundos. Por otra parte, todos los que no hemos sido directamente afectados nos equivocaríamos pensando que esto no va con nosotros. Esto le podría haber pasado a cualquiera y es una obligación moral ayudar en la medida de las posibilidades de cada cual.

martes, 5 de noviembre de 2024

¿Cuál es la responsabilidad de la Confederación Hidrográfica del Júcar?

En declaraciones emitidas ayer en una entrevista con Carlos Herrera, Carlos Mazón recordó que no hay que confundir la alerta por fuertes lluvias que pronosticaba la AEMET, y la alerta ante las consecuencias de esas lluvias, riadas, de las que debe avisar la Confederación Hidrográfica del Júcar en este caso, dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica. Sobre esta última alerta, Mazón explicó que la Generalitat Valenciana estaba siendo informada de la situación en la cuenca mediante unos correos electrónicos que han sido publicados. En esos correos, en efecto, se comprueba que los datos que ofreció la Confederación sobre el caudal de la rambla del poyo eran incluso optimistas hasta que a las 18:43 se envía un correo (¡no fueron capaces de llamar urgentemente por teléfono!) advirtiendo de la crecida. Recibido ese aviso, la Generalitat, imagino que Protección Civil, decidió mandar una mensaje urgente por móvil a la población una hora y veinte minutos más tarde, demasiado tiempo tratándose de una emergencia de tal calibre.

Si se leen las funciones que le corresponden a la Confederación Hidrográfica del Júcar (https://www.chj.es/es-es/Organismo/Funciones/Paginas/Funciones.aspx) podrán comprobar que a este organismo le corresponde informar sobre crecidas de agua que se produzcan en la cuenca. Por tanto, la Generalitat Valencia dependía funcionalmente de la información de la Confederación, que a su vez debía tener en cuenta el pronóstico de la AEMET sobre las lluvias. Todos sabíamos que había una DANA, pero las consecuencias concretas eran impredecibles, porque dependían del lugar exacto en el que se produjera la tormenta. Dicho de otra forma, la Generalitat no sabía por dónde podía venir exactamente el peligro y de ahí que se advirtiera genéricamente a la población a la espera de mayor concreción, que vino en un correo electrónico enviado a las 18:43 por lo que respecta a los pueblos afectados por la rambla del poyo. Me parece fuera de duda que a Carlos Mazón le están endosando un marrón del que no es el mayor responsable. Pero todavía digo más, es la propia Confederación la que debería saber perfectamente cuáles son las zonas de peligro en caso de fuertes lluvias e informar diciendo algo más que el volumen de agua que pasa en cada momento por un punto.

El precedente de la última gran riada de 1982 nos puede servir para analizar este caso. Sabemos que se juzgó al ingeniero de la presa de Tous que se rompió y, al desbordarse, causó las graves inundaciones. El proceso y la determinación de responsabilidades se centró en personas que trabajaban en la Confederación Hidrográfica del Júcar porque se trató también de una riada, sólo que en aquella ocasión debida a la rotura de un embalse. Entre otros, se trató de determinar la responsabilidad del comisario de aguas del Júcar por no haber avisado a los responsables de la presa de Tous del aviso de fuertes lluvias. A partir del momento en que se produjo el desastre el ejército fue enviado de inmediato para ayudar a los damnificados y paliar las consecuencias. 

El gobierno de la nación pretende descargar toda la responsabilidad en Mazón, pero me parece que no tienen razón y que están actuando injustamente. Seguiré indagando.

lunes, 4 de noviembre de 2024

La nación, a través del Rey, le pide al Estado que actúe

Ante la catástrofe que estamos viviendo en Valencia, de todas las instituciones sólo los Reyes de España han sabido estar en su sitio. El Rey, aunque ocupe la jefatura del Estado en nuestra Constitución, es ante todo, o está llamado a ser, el líder de la nación. Su legitimidad dinástica trasciende nuestro modelo de Estado, al menos para los que nos consideramos monárquicos. Por eso ha acertado estando al lado del pueblo dejando ver la diferencia que existe entre él y los políticos. Al Rey le corresponde escuchar el sentir de los ciudadanos y, como cabeza de la nación, como su más genuino representante, solicitar la máxima intervención del Estado, que de momento está resultando tardía e insuficiente. 

Hay que ser muy cauto a la hora de afirmar si ha habido personas que han cometido negligencias. Habrá que ver cómo funciona ese entramado competencial, pero a la vista de los efectos no cabe ninguna duda de que estamos ante una emergencia nacional que necesita unos medios de los que sólo dispone el gobierno de la nación. Si en un primer momento las autoridades autonómicas tenían alguna responsabilidad, hace bastantes días que el gobierno de la nación debería haber asumido el mando. Si no es así, algo falla en España y eso hace que los ciudadanos estallen indignados al ver cómo la principal preocupación de los políticos es salvar el culo.

La indignación es todavía mayor en el caso de los valencianos. En España los recursos no se están distribuyendo justamente. Hay comunidades autónomas –País Vasco y Navarra- claramente beneficiadas por su capacidad para condicionar la gobernabilidad y por su sistema de financiación. Los más de cinco millones de valencianos no recibimos una inversión del Estado justa. Esto lo reconocen todos los expertos. No es de recibo que en una región amenazada por las inundaciones desde Franco no se hayan acometido grandes obras hidráulicas necesarias para paliar estas inundaciones, salvo el embalse de Tous y Cortes de Pallás. No estoy diciendo que esas obras podrían haber evitado la catástrofe, pero quizá sí rebajar los daños materiales y, sobre todo, el número de víctimas.