Las informaciones sobre la conspiración organizada por el PSOE para desprestigiar a los mandos de la UCO son gravísimas, pero no sorprenden en absoluto teniendo en cuenta la catadura moral de Sánchez y de todos los políticos que le rodean. Es evidente que esto no funciona. Urgen las reformas o, como afirma más de uno, una enmienda a la totalidad. Si tuviera que identificar lo más urgente diría que asistimos a una monumental crisis de representación. Los partidos políticos se han revelado como organizaciones oligárquicas que no representan a los ciudadanos. Si ello no fuera suficientemente grave, hay que añadir que por sus tuberías fluyen los peores, los más incapaces, con consecuencias trágicas: se ha podido constatar quién estaba al mando de la Confederación Hidrográfica del Júcar y de Emergencias en nuestra tierra cuando pasó lo que todo el mundo sabe que puede suceder en el mes de octubre.
Debemos encontrar fórmulas que permitan garantizar que los
ciudadanos se sienten representados por quienes actúan en su nombre. La
cuestión es si para ello es siempre necesaria una elección a través del voto. Quizá
se deberían explorar otras fórmulas que permitieran extraer representantes sociales
por otros medios. A este respecto, creo que sería muy interesante pensar en la
vía del sorteo. Vamos a admitir que un catedrático de Universidad con seis sexenios
de investigación ha alcanzado dicha posición por méritos. Podrían sortearse
cinco catedráticos de entre todas las Universidades españolas para representar
a los ciudadanos en el proceso de elección del Presidente del Gobierno. Lo
mismo podríamos decir de empresarios, médicos de prestigio, presidentes de las
Reales Académicas, etc. Se trataría de buscar a unas 200 personas capaces
que actuar como representantes de la sociedad española. ¿Acaso no podrían
reunirse como si de un cónclave se tratara y elegir entre ellos al Presidente
del Gobierno? Quizá sea una mala solución y analizada con detalle una propuesta
así sería inconveniente. Da igual. Lo que importa es ponerse a pensar en nuevas
fórmulas, porque nuestra democracia ha sido secuestrada por los partidos y es
una ciénaga.