viernes, 24 de abril de 2009

¡Gobierno, dimisión!

El gobierno está absolutamente groggy. La realidad le golpea convirtiendo sus pronósticos de meses atrás en grotescas muestras de incompetencia que difícilmente pueden evitar que la ciudadanía traduzca en un clamor: “¡EMBUSTEROS!”. El Ministro de Trabajo hace poco decía que no llegaríamos a los cuatro millones de parados, pero hoy ya hemos superado esa cifra. Carecen absolutamente de credibilidad. No están capacitados técnicamente y muchos menos moralmente para superar esta situación de clara emergencia nacional. Caben dos posibilidades: o gobierno y oposición alcanzan pactos de Estado en materia económica, o Zapatero debe dimitir y convocar urgentemente elecciones. 

lunes, 30 de marzo de 2009

Zapatero ironiza con la intervención en Perejil

No me extraña que los militares estén desconcertados después de haber escuchado que el presidente Zetapé aludía irónicamente a la "gran hazaña" de la intervención en Isla Perejil . Con este hombre no hay manera, lleva en la presidencia cinco años y sigue igual de irresponsable que el primer día. Aparte de la bofetada que sus palabras representan para los “boinas verdes”, que intervinieron en Perejil sin saber cómo iban a responder los marroquíes, el mensaje que Zapatero (ahora algunos ya le llaman Zetaparo) manda a Mohamed VI no puede ser más desalentador para los intereses españoles. El rey moro ya puede ir pensando en poner su pie en las chafarinas o en el peñón vélez de la gomera. Zetapé parece no darse cuenta de que por muy deshabitados que estén, estos trozos de tierra forman parte del territorio nacional, y por consiguiente su ocupación representa una agresión a la soberanía española. Meter en un mismo saco la posición de España en la guerra de Iraq y Perejil es una demostración de la deriva del gobierno Zapatero. Por no hablar del espectáculo que hemos ofrecido con motivo de la retirada de las tropas desplegadas en Kosovo.

domingo, 29 de marzo de 2009

El cumpleaños de Terence Hill

Cuando era pequeño, con frecuencia solía ir al cine durante los fines de semana y los largos veranos que pasaba en Ribarroja. Eran sesiones maratonianas. Normalmente programaban tres largometrajes, entrabas a las cuatro de la tarde y salías a las nueve de la noche un poco mareado de tanto cine y del cambio de la luz del día a la oscuridad nocturna. A pesar de ello, aguantaba perfectamente y disfrutaba de lo lindo, pese a que ni siquiera había cumplido los diez años. En aquella época –hace casi treinta años- estaban de moda las películas de Terence Hill y Bud Spencer. Recuerdo especialmente las de la saga de Trinidad, “Le llamaban Trinidad” y las que le siguieron. También solían poner muchas de Pajares y Esteso y de Manolo Escobar.

Hoy he leído que Terence Hill acaba de cumplir nada menos que 70 años. Curiosamente suelo asombrarme de lo rápido que pasa el tiempo cuando me entero del cumpleaños de los demás, especialmente si se trata de personas que permanecen jóvenes en mi recuerdo, como sucede con Terence Hill. Su compañero de aventuras en el cine, Bud Spencer, al que sigo viendo como ese gordo forzudo siempre dispuesto a liarse a tortas en un bar, va a cumplir ochenta años. Increíble. Por cierto, ahora comprendo por qué siempre protagonizaban los llamados “spaghetti westerns”. Terence Hill es veneciano y Spencer es de Nápoles (fue campeón mundial de natación en los años cincuenta). Supongo que aspirarían a trabajar en Hollywood y decidieron ponerse un nombre yanki.

El tiempo pasa muy deprisa, pero como les decía en el post sobre el paso del tiempo y La montaña mágica estoy convencido de que es posible ralentizarlo viviendo con intensidad, como nos sucedió hace unas semanas en Besançon. Lamentable o afortunadamente no podemos hacer que los recuerdos envejezcan. Estos siguen presentes y vivos en nuestra memoria. El olvido engulle parte del decorado, pero lo esencial solemos conservarlo. Ahí tenemos la batalla perdida, especialmente los memoriosos. No podemos evitar que la cercanía y claridad del recuerdo nos suma en la perplejidad como hoy me ha sucedido a mí con el cumpleaños de Terence Hill.

viernes, 27 de marzo de 2009

Pepe, el del Popular

Acaban de pillar en México a “Pepe, el del Popular” que hace dieciocho años huyó de la sucursal bancaria que dirigía con 6.000 millones de pesetas. Le ha detenido la policía cuando apenas le faltaban tres años para salirse de rositas por prescripción del delito. “¡Qué putada!” pensará más de uno. Está claro que es un sinvergüenza, pero este tipo de delincuentes tienen una vena simpática. El hombre veía pasar por sus manos miles de billetes y cayó en la tentación. Empatía instantánea, pese a que sabemos que no actuaríamos así. Además, al Dioni lo pescaron en poco tiempo, pero Pepe ya veía la tierra prometida cuando todo se le acaba de ir al garete.

En este caso es curioso el apodo que se le ha dado. La gran mayoría de delincuentes tiene un apodo propio, no aclarativo. Ahí están “el Dioni”, “el Lute”, “el Solitario”, “el Vaquilla”, etc., pero Pepe era “Pepe, el del popular”. ¿Se imaginan la situación en el bar a la hora del aperitivo?

- Gutiérrez, ¿te has enterado de lo de Pepe Martínez? Dicen que ha trincado 6.000 millones de pelas y se ha ido de España.
- ¿No me jodas? ¿Lo dices en serio?
- Completamente.
- ¿Pero este Pepe es Pepe el que trabajaba en el Vizcaya.
- No, hombre, no, Pepe, el del Popular.
- Ah, coño, vaya tela, Pepe, el del Popular. ¡Qué calladito se lo tenía el muy mamón! Pues ha hecho bien. Si le cogen dentro de unos años que le quiten lo bailao.

Y probablemente tras muchas conversaciones como esta acabó siendo conocido como “Pepe, el del Popular”, el típico delincuente fungible. En ese caso fue Pepe, el del Popular, como en otro podría haber sido Pepe, el del BBVA o Miguel, el del Banesto. Gente normal y corriente que cansada de verlos pasar por delante mete la mano y sale corriendo. Vamos a ver si conforme avanza la crisis no empiezan a proliferar los “Juan, el de la gasolinera”, “Javierito, el de la perfumería” o “Manuela, la de Mercadona”.

martes, 24 de marzo de 2009

Los excesos durante los días de fallas

Observo con satisfacción que empiezan a cuestionarse muchos de los excesos que se cometen en Valencia durante las fallas: ruidos desproporcionados por verbenas que se alargan hasta bien entrada la madrugada, anarquía en el uso de petardos, suciedad y desechos por toda la ciudad, vandalismo contra el mobiliario urbano, etc. Siempre lo he pasado muy bien en los días de fallas cuando vivía en Valencia, pero hay que reconocer que mucha gente se ve en el dilema de abandonar la ciudad o soportar un martirio, caso de no poder desaparecer. Y yo me pregunto, ¿acaso no se podría consultar a los ciudadanos sobre cuestiones relativas a la regulación de la vida en la ciudad durante las fallas? Los municipios deberían contar mucho más con la participación ciudadana, sobre todo en aquello que afecta a la vida cotidiana. ¿Por qué no preguntar a los ciudadanos, por ejemplo, hasta qué hora les parece bien que duren las verbenas? Se me ocurren muchas maneras de hacerlo, pero quizá lo más importante para fomentar la participación ciudadana sea formar un comité popular que en coordinación con los grupos políticos municipales elabore una agenda de consultas. En una democracia participativa es fundamental el papel de aquellos que se encargan de formular las preguntas dirigidas a los ciudadanos, así como de facilitar posibles respuestas. Si esto no se hace bien pueden plantearse muchos problemas. A partir de ahí se podría exigir un nivel de participación mínimo para otorgar validez a las consultas, precisar su carácter vinculante o consultivo, etc. Creo que la política municipal debería ser pionera a la hora de hacer realidad una democracia más participativa, que no sólo evitaría los excesos de algunas minorías, sino que además serviría como banco de pruebas para una extensión de la misma a nivel nacional.

jueves, 5 de marzo de 2009

¿Y Lizarra no fue un frente señores del PNV?

¿Y Lizarra no era un frente señores del PNV? ¡Qué falta de memoria y cuánto cinismo tienen estos nacionalistas! Creen que pueden hacer lo que se les antoje, que tienen barra libre para pactar con los batasunos y con los socialistas, con el PP y con Izquierda Unida. Ahora amenazan a los socialistas olvidando toda la estrategia que han seguido desde el asesinato de Miguel Ángel Blanco. El PNV se fue al monte y hace muy poco que convocó un referéndum sobre la autodeterminación que tuvo que paralizar el Tribunal Constitucional. ¿Acaso se creen que eso sale gratis? Esperemos que los socialistas se mantengan firmes y no cometan la felonía de intentar tomarle el pelo al PP.

Garzón

Creo firmemente que la esencia de un Estado de Derecho radica en contar con jueces independientes que protejan los derechos de los ciudadanos. Por tanto, me parece que, puestos a elegir, es más importante contar con buenos jueces que con buenas leyes elaboradas democráticamente. Hay jueces que han pasado a la historia, caso del juez Coke, que hizo una histórica defensa del common law, o el juez estadounidense Oliver Wendell Holmes, conocido por su concepción realista del Derecho y por la calidad de sus argumentaciones. Resulta lamentable que un juez adquiera notoriedad por su afán para utilizar las leyes al servicio de su propia concepción no sólo del Derecho, sino también de su ideología y posiciones políticas. No se trata de eliminar la subjetividad del juez, sino de evitar que esa subjetividad se torne en arbitrariedad, que es lo que está sucediendo con Garzón. No entro en el apestoso caso de la supuesta trama de corrupción del PP, sólo necesito haber leído el auto de Garzón sobre los crímenes del franquismo para afirmar que no estamos ante un buen juez. Es manifiesto el condicionamiento ideológico del auto y su afán por forzar los tipos penales más allá de lo razonable para alcanzar su propósito. Garzón encarna la corrupción de un Estado de Derecho. Precisamente por ello publico este post bajo la etiqueta de "actualidad política".