Sánchez ganó a Motos en "El Hormiguero". El presentador intentó ponérselo difícil, pero Sánchez supo moverse bien e incluso se sintió cómodo o, al menos, lo pareció. Como era de esperar, se extendió en sus respuestas para ir colocando todos sus mensajes ante la desesperación de Motos. ¿Qué esperabas, Pablo? Lo tienes muy difícil salvo que deliberadamente optes por la impertinencia, como antaño sucedía con Ana Pastor, hoy convertida en un borreguito Norit. Sánchez está a lo suyo: ataque a tumba abierta para movilizar a la izquierda en torno a él. Ha conseguido llevar la iniciativa y que en España parezca que el gran problema es la amenaza que sufre el todopoderoso colectivo homosexual, todo un monstruo que ha ido avanzando desde la vergüenza a la autoestima, de esta al orgullo, y del orgullo a la soberbia altanera que hasta exige en los balcones públicos la bandera arcoíris. Tildan de odio cualquier atisbo de crítica a sus posiciones. Es un exceso que encuentra un altavoz ensordecedor en los medios de comunicación progres, que son la inmensa mayoría, pese a que Sánchez diga lo contrario.
Sánchez es un demagogo narciso y embustero que ambiciona
seguir en el poder. Parece que los retos le motivan y quiere merendarse a
Feijóo. Ha empezado demarrando fuerte, pero puede desfondarse. Feijóo debería
pegarse a su ruega sin perder la compostura, es decir, empezar a tener
presencia en los medios para contrarrestar su mensaje (hoy habrá que verlo en "El
Hormiguero"), y lanzarse a por él en la campaña. A partir de ahí sólo cabe esperar
que los ciudadanos tengan memoria y sepan discriminar qué es lo importante. Los
“logros” de Sánchez son haber dividido más a los españoles, degradado
instituciones clave del Estado, y endeudarnos hasta las cejas con unas
consecuencias imprevisibles. Sigo confiando en que lo pagará. De lo contrario,
tenemos un problema muy serio.