Aunque tarde, Bermejo ha cumplido con lo que demandaba el decoro político. No sólo la cacería sin licencia junto a Garzón, sino el rechazo de los jueces –como evidencia el hecho de que la huelga fue apoyada por todas las asociaciones de la judicatura-, convertían en imprescindible su dimisión o cese. Ha sido lo primero y habrá que aplaudirle. Sí, porque también
lunes, 23 de febrero de 2009
Bermejo dimite. Bien, pero tarde.
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Actualidad política
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