martes, 6 de octubre de 2009

El futuro de la banca

El otro día un amigo nos invitó a ver el nuevo piso que compró hace unos tres años y que la promotora le acaba de entregar. Nuestro amigo compró en el momento en que los precios de las viviendas alcanzaban sus cotas máximas, y probablemente ahora se ha depreciado. Él cree que dentro de cinco años los precios se recuperarán de nuevo e incluso su pisazo se revalorizará. No soy un experto en la materia, pero yo diría que mi amigo se equivoca. Veo muy difícil que los bancos regresen a esa política expansiva, al margen de la situación de liquidez de los mercados financieros internacionales.

En efecto, entre las muchas cosas que van a cambiar con esta crisis se halla el negocio bancario. Los bancos despreciaron las bases tradicionales de su negocio para apostar decididamente por una política de imprudente y desmesurada expansión del crédito al sector de la construcción. Tendrán que volver a cuidar al pequeño ahorrador, y será el momento de estudiar cada operación antes de financiarla con los avales necesarios. Los bancos no pueden seguir pensando que va a haber una continua apreciación de los activos inmobiliarios fruto de la especulación, sino que deben volver a prestar atención a la economía productiva y financiar las iniciativas inteligentes y solventes. Si apostaran por obtener unas ganancias moderadas favoreciendo la economía productiva, además de asegurarse un crecimiento sólido mejorarían su imagen social, porque los ciudadanos no son ajenos a la responsabilidad de la banca en esta crisis, y al hecho de que los bancos han sido los primeros en ser favorecidos con las ayudas públicas. Hace pocas semanas decía Jordi Sevilla en Elche que si tan importante es la banca como para que no podamos permitirnos su quiebra y haya que rescatarla con dinero público, quizá convendría plantearse la conveniencia de su nacionalización (él no abogaba explícitamente por esta medida). Interesante observación.

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