En la Unión Europea hay cuatro grandes economías: Alemania, Francia, Reino Unido e Italia. Luego vamos nosotros y, después, los Países Bajos. Salvo el Reino Unido, todas estas naciones comparten la misma moneda y, previendo el desastre que provocaría la ruptura del euro, están haciendo todo lo posible por salvar la moneda única. Lo que no parece lógico es pedir al Reino Unido que se sume alegremente a este tren en el que muy lícitamente no viaja, y encima cabrearse con ellos porque digan públicamente que están muy contentos de la decisión que tomaron. El Reino Unido ha hecho exactamente lo mismo que Francia y Alemania: defender lo que entiende que son sus intereses nacionales. No es un 26 a 1, sino un 2 a 1, porque Italia y España desgraciadamente no pintan ahora mismo una mona, y están a merced de los mercados, el resto de los países de la eurozona van a aceptar lo que digan Francia y Alemania, y los de fuera, pues quizá piensan que puede hacer mucho frío fuera del club, por mucho que bien fresquita y feliz siga Noruega.
Se ha apostado por fortalecer los mecanismos de control fiscal con el objetivo de lograr la estabilidad presupuestaria. Así se dejará de depender de los mercados y se supone que algún día creceremos –supongo que cuando hayamos saneado suficientemente a los bancos con dinero del contribuyente para que nos lo vuelvan a prestar-, saldremos de esta crisis, y con lo disciplinados y lo bien organizado que lo vamos a dejar todo –eso sí, más pobres que Carpanta- nunca más habrá otra crisis en la eurozona. Da la impresión de que para salvar el euro hay que reducir al máximo los márgenes para la acción política. Todo va a estar decidido por Bruselas, así que es lógico escuchar a Rajoy decir eso de que “no hay alternativa”. Está claro: si necesitas un dinero que no tienes, o te lo prestan hasta que dejes de necesitarlo en el futuro, o estás jodido. A no ser que tú mismo lo puedas fabricar, pero como a Alemania esto no le gusta, pues nada, ya sabemos, acuerdo gubernamental de 26 y a echarle la culpa a los británicos de que no haya un nuevo tratado por haber ejercido el veto. ¿De verdad no hay otra solución? ¿No sé podía combinar austeridad con defensa a ultranza por parte del BCE de aquellos países cuya deuda soberana esté amenazada? ¿Acaso es más desleal el Reino Unido por ejercer el derecho de veto que Alemania por no aceptar los “eurobonos”? Se está entronizando e institucionalizando una tesis económico-financiera que puede funcionar o no. Y no, no nos preguntarán. El parlamento interpretará y decidirá lo que queremos los españoles, y lo mismo sucederá en otras naciones. Es indignante que la única vez que se nos ha pedido a los españoles que nos pronunciemos en referéndum haya sido para aprobar una Constitución europea que luego otros rechazaron y encalló. ¡Qué envidia me dan los ingleses! Vean la rueda de prensa de Cameron y se darán cuenta de que ahí hay un político que verdaderamente tiene claro que defiende los intereses de su país. ¡Y Sarkozy le niega el saludo! ¡Qué poca categoría!
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