Últimamente los políticos insisten mucho en que ante casos de corrupción hay que respetar la presunción de inocencia y guardar silencio hasta que se produzca una imputación; luego, cuando ésta ya se ha producido, se sale con que hay esperar a que haya sentencia condenatoria; e igual dentro de poco nos piden callar hasta que la sentencia sea firme. Es increíble como este enfoque está calando en la opinión pública. Incluso es posible que en una tertulia de café aparezca un fulano reprochando que te metas con Urdangarín, porque todavía no está imputado…
Lo mismo que existe el derecho a la presunción de inocencia, lo razonable para un ciudadano es presumir que las informaciones que aparecen en los medios de comunicación son verdaderas, y pobres de los periodistas cuando eso deje de ser así. No sólo es perfectamente lícito que los ciudadanos emitamos opiniones a la vista de las noticias que aparecen en los medios de comunicación, sino que lo contrario pervertiría totalmente el funcionamiento de nuestra democracia. En lugar de comprar los periódicos, antes de emitir un juicio de valor sobre determinados políticos poco menos que habría que consultar la base de datos de jurisprudencia.
Quizá lo más curioso sea que la idea de que la presunción de inocencia conduce al silencio ha calado incluso entre aquellos que más la deberían combatir: los periodistas, obviamente. Es posible que ello se deba a que por razones profesionales están muy cerca de los políticos y terminan por ver las cosas a su modo. Pero los ciudadanos debemos hacer un esfuerzo por evitar interpretar los asuntos públicos desde la perspectiva de los políticos, cuyos afanes y preocupaciones muchas veces son completamente ajenos a la búsqueda del bien común, y responden a sus intereses particulares –personales y/o de partido-.
4 comentarios:
Tan clarificador como siempre, es un gusto leer una entrada como ésta.
Coincido plenamente. A mi juicio, es con este tipo de entradas cuando el blog cobra verdadero sentido.
Yo no estoy de acuerdo. Lo malo es que la justicia es lenta. Si el tema Urdangarin, por ejemplo, fuera a solventarse en un mes, sería "justo y necesario" (me pongo sacerdotal :)) exigir respeto a la presunción de inocencia, pues aunque los medios suelen llevar a cabo su labor con profesionalidad, es decir, emitiendo noticias veraces, basta que cometan un error, total o parcial, con una sóla persona, una sóla, para que el juicio mediático acabe con él. Imagínense sólo por un momento que Urdangarin fuese inocente, no por un tecnicismo jurídico sino porque los medios fueron victimas de un engaño. Ese señor, que sólo puede trabajar en labores de representación, habría terminado su carrera. Aunque resultase ser inocente ¿Qué empresa querria que la represente?
A mi juicio, emitir una opinión basada en una información aparecida en un medio no vulnera la presunción de inocencia, pues este derecho se ubica en el ámbito procesal. Podría pensarse que semejante planteamiento abre la puerta a posibles linchamientos, si la noticia es falsa. Sí, es cierto, en cuyo caso Urdangarín o cualquier otra persona deben tomar inmediatamente las medidas legales oportunas contra el medio de comunicación que, a su juicio, le calumnia. Mientras tanto, los ciudadanos podemos lícitamente presumir que lo que aparece en un medio tiene visos de ser cierto, aunque lógicamente todo el mundo entiende que no es lo mismo la verdad periodística que la verdad judicial. La cuestión radica en que para opinar no se debe requerir a los ciudadanos que cuenten con una verdad judicial. De lo contrario la prensa poco contribuiría al desarrollo de una opinión pública libre.
Gracias por su participación.
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