Compré esta novela porque sabía que estaba ambientada en los últimos años de la II República y en el comienzo de la Guerra Civil, y tenía curiosidad por aproximarme a esa época turbulenta desde la siempre interesante perspectiva que proporciona la ficción. Además, todavía no había leído ninguna obra de Antonio Muñoz Molina y me picaba la curiosidad. ¡Qué gran acierto, lector! La novela es estupenda, pero sin duda lo más importante para mí ha sido descubrir al mejor escritor vivo que conozco. Antonio Muñoz Molina logra algo que se me antojaba muy complicado: escribir sobriamente utilizando frases largas, a veces casi diría kilométricas, pero bien construidas y cargadas de sentido. Pero más que su estilo yo destacaría aquello que verdaderamente nos muestra que estamos ante un escritor: la manera que tiene Muñoz Molina de aproximarse a la realidad, captar sus matices y transmitirlos al lector. Sus largas y densas descripciones no cansan porque muestran siempre un punto de vista interesante y tremendamente enriquecedor, tal como sucede, por ejemplo, en clásicos como Victor Hugo. Por su capacidad para captar los matices de lo real, yo diría que Antonio Muñoz Molina es un Azorín de frase larga.
En “La noche de los tiempos” Muñoz Molina refleja con bastante rigor el clima de confrontación civil que presidió la vida española en los años 35 y 36, y que finalmente desembocó en una guerra abierta. Todo ello narrando con maestría la historia de amor adúltero de un arquitecto socialista –de la minoría moderada del partido, que en esos años estaba abiertamente lanzado a la revolución- de cerca de cincuenta años con una joven norteamericana fascinada por España. La narración es magistral, la historia verosímil y bien trabada, los personajes bien construidos, profundos y reales. En definitiva, excelente novela que sin embargo no figura entre las más vendidas. ¿Sorpresa? En absoluto. Todos aquellos que recomiendan libritos como “La sombra del viento” o “El tiempo entre costuras”, que es a la literatura lo que un bocadillo sabroso a la gastronomía, harán bien en contrastar la lectura de este tipo de novelas con “La noche de los tiempos”. Así podrán darse cuenta de la diferencia que hay entre autores muy respetables que escriben novelas entretenidas y un escritor con mayúsculas.