“El Mundo” publica una encuesta
de intención de voto este domingo que confirma la pérdida de votantes de los
dos grandes partidos. El PP pierde cinco puntos porcentuales, pero el PSOE
apenas aumenta medio punto su intención de voto. Esos votos van a IU y UPyD.
Hace tiempo que vengo advirtiendo de que esta tendencia merece ser tenida en
cuenta, y más lo merecería si nuestro sistema electoral no siguiera primando a
los grandes. Me pregunto cuándo en el PP se van a dar cuenta de que estamos en
una nueva fase en la historia de nuestra democracia. Hay que repensar
muchas cosas, y las reformas del PP no suponen cambios estructurales hasta el
momento, sino parches más o menos útiles. UPyD seguirá aumentando en intención
de voto mientras el PP siga sin interpretar correctamente el momento que España
está atravesando. Además, la estrategia de Rajoy frente a Rosa Díez es
claramente contraria a sus intereses. Los ataques durísimos que dirige a Díez
la fortalecen en tanto la convierten en un referente como líder de la oposición.
Parece mentira que Arriola no se lo advierta.
domingo, 17 de junio de 2012
viernes, 15 de junio de 2012
Pensamientos sobre Europa
Unión fiscal, unión bancaria, unión
política, etc. La receta para superar esta crisis es casi unánime: más Europa.
Si la crisis se examina desde una perspectiva puramente técnica se puede estar
de acuerdo con que una posible solución sería andar el camino que no se anduvo
cuando se puso en marcha el euro. Pero impulsar la unidad europea más que una
cuestión técnica es política, y resulta incomprensible que quienes se empeñan
en abogar por esa unidad salvadora no se den cuenta de que es un tremendo error
dar respuesta a los problemas políticos pensando casi exclusivamente en las ventajas de índole
utilitaria que pueden derivarse de determinadas decisiones políticas. Este error
se produce, en mi opinión, por la tendencia a creer que en política todo es cuestión
de voluntad. Pensemos en una nación. Su existencia o su disolución
dependen de la voluntad de los ciudadanos. Por tanto, de igual forma, si existe
voluntad, es perfectamente posible dar los pasos necesarios hacia esas
maravillosas políticas de unidad que nos proporcionarán progreso y bienestar. Hay
parte de verdad en este enfoque, y cuando algo es parcialmente verdadero puede
dar lugar a confusión porque deseamos creer que esa verdad es toda la verdad.
Es muy cómodo simplificar la realidad, pero cuando esto se produce sólo es
cuestión de tiempo que llegue el día en que la verdad oculta se presente ante
nosotros y, como se trata de cuestiones prácticas, nos exija una respuesta.
La política exige tomar
decisiones que requieren en muchos casos una voluntad colectiva. Pero cuando
esa voluntad, aun existiendo, no es compatible con la realidad el fracaso está
servido. Pensemos en un matrimonio. Para que exista es necesario que ambos cónyuges
presten su consentimiento, y pueden tener un ferviente deseo de ser un buen
matrimonio, pero en realidad son personas tan distintas que terminan
fracasando. Con el proceso de unión europea puede estar sucediendo algo
similar. No basta con que presa de la euforia nuestros dirigentes –incluso contando
con el respaldo de los ciudadanos- deseen hacer realidad el sueño de una Europa
unida. Hay que ver si ese sueño es posible, y para examinar dicha posibilidad
conviene tener presente que una nación no es sólo el resultado de la voluntad
de vivir juntos, sino que implica muchas más cosas, entre las cuales es
fundamental la decisión de buscar juntos el bien común (siempre insisto en
ello) en cualquier circunstancia y la solidaridad. Pero para lograr que esos
objetivos sean interiorizados se requiere algo más que voluntad coyuntural. Las
naciones tienen una historia y un estilo de vida colectiva forjado en el tiempo
que hace que en su seno la búsqueda del bien común se presente como un
ingrediente esencial de su realidad nacional, y otro tanto sucede con la solidaridad.
En Europa eso sólo podrá lograrse –si alguna vez se logra- a través de una
cooperación progresiva sostenida en el tiempo. Hoy sólo los ingleses son
realistas respecto a Europa. El resto pretende construir Europa desde el
idealismo y/o el egoísmo, por eso creo que esto no puede salir bien, lo cual no
quiere decir que la alternativa sea el más absoluto desastre.
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sábado, 9 de junio de 2012
De Guindos: "No es un rescate, es ayuda financiera"
Hace poco más de una semana, Rajoy afirmaba rotundamente ante los medios convocados en la sede del PP que no habría un rescate de la banca española. Esta tarde, Luis de Guindos ha comunicado en rueda de prensa la petición de España de ayuda financiera para sanear su sistema bancario (ya saben, el mejor del mundo, según Zetapé). Me ha parecido extremadamente crispado en su comparecencia. Como si hubiera asistido a una negociación de la que ha salido perdiendo y enfadado. Tenía ganas de acabar la rueda de prensa, de pasar ese mal trago lo antes posible. Ha sido parco en las respuestas y poco cortés a la hora de otorgar la palabra a los periodistas. Su intento por evitar la palabra rescate ha sido completamente ineficaz. “No es un rescate, sino una ayuda financiera”, ha declarado. Igual de ridículo que si alguien dijera “no es una cárcel, sino un establecimiento penitenciario”. La palabra de nuestros dirigentes en estos tiempos no vale nada. No valía la de Zapatero ayer, ni hoy la de Rajoy.
Vayamos al fondo. Tras más de cuatro años sin tapar el agujero de nuestro sistema bancario, había que ponerle el cascabel al gato, y esto, como otras muchas cosas, le ha tocado hacerlo al gobierno de Rajoy. Pero había que hacerlo bien, y para ello era capital conocer las necesidades del sector. En este punto De Guindos ha fracasado estrepitosamente, pues sus estimaciones estaban erradas y el caso de Bankia lo dejó patente. Bankia hizo que saltaran las alarmas internacionales. El agujero era enorme y España no tenía dinero para inyectar capital a los bancos, ni podía obtenerlo en los mercados a un precio asequible. Por eso nos urgían a que pidiéramos ayuda, a que nos rescataran, porque si no tapábamos ese boquete nos íbamos al garete y arrastrábamos a la zona euro. El rescate consiste en que se le presta a España (al FROB) dinero para sanear el sector bancario con unas condiciones, según De Guindos, mucho mejores que las que ofrecería el mercado. ¿Qué se nos exige? No lo ha concretado, pero señala que son exigencias dirigidas al sector bancario, que deberá reestructurarse, sanearse y devolver lo prestado. Nada, pues, de nuevos recortes o ajustes fiscales. Todo muy bonito, pero lo cierto es que España ha necesitado un rescate. España lo ha solicitado y España (el FROB) lo ha recibido. Así queda claro que Alemania se ha salido con la suya. Hoy De Guindos ha pedido el rescate en nombre de España. Con razón estaba el hombre de tan mal humor. Y Rajoy no ha querido dar la cara parapetándose detrás de su ministro.
¿Es bueno para España? Es muy importante que concluyamos esta reforma, pero creo que hacen falta muchas más cosas. Si inmersos en la recesión se sigue sin recurrir a los eurobonos y el coste de la deuda soberana sigue por las nubes de poco servirá el rescate bancario. Y ello va a depender mucho de lo que suceda con Grecia. Seguimos, pues, caminando por el alambre.
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miércoles, 6 de junio de 2012
¿Quo vadis, España?
Si el principal problema de una
crisis de deuda soberana es el acceso a la financiación, era cuestión de tiempo
que España terminara posicionándose claramente a favor de los eurobonos. Creo
que se ha perdido mucho tiempo tratando de templar gaitas cuando era imperioso
evitar emitir deuda con un diferencial tan alto. Al mismo tiempo, sin duda, había
que acometer las reformas. Bien, ya sabemos dónde estamos. La financiación de
España, no sólo de nuestros bancos, está carísima, así que necesitamos una ayuda
que, como también era previsible, nos pueden proporcionar a un precio
desorbitado que sólo puede conducir a un empeoramiento de la situación económica
y, sobre todo, social.
El Gobierno y el Rey han lanzado
un mensaje claro para salir de esta situación: más Europa, lo cual implica una
solidaridad que es incompatible con una política de austeridad inflexible y
obcecada. Nuevamente, los españoles, mejor dicho, nuestros dirigentes, movidos
por la desesperación del momento incurren en un europeísmo irreflexivo. Insisten
en que hay que decidir a dónde quiere ir Europa y ellos tienen la respuesta: a
mayores cotas de unidad en todos los ámbitos.
Como el lector sabe, más que escéptico,
estoy absolutamente convencido de que perseverar en políticas de integración
europea cuando no hay una búsqueda compartida del bien común es caminar hacia
el precipicio. Pero lo peor es no ver que lo que urge es reflexionar sobre
España, sobre lo que queremos como nación. Puestos a imitar a alguien, haríamos
bien en fijarnos en los ingleses. Ellos piensan en clave nacional antes de
viajar a Bruselas. La cuestión que debemos plantearnos seriamente es: ¿nos
equivocamos adoptando el euro?, ¿convendría dar marcha atrás?, ¿qué Estado del
Bienestar queremos y estamos dispuestos a pagar?, ¿debemos reformar el Estado
de las autonomías? Claro está que lo urgente es captar dinero para seguir
funcionando, pero si seguimos ignorando estas y otras preguntas seguiremos navegando
a la deriva o seremos, más que toro bravo, vaca que guía Merkel por el ronzal.
La pregunta es ¿quo vadis, España?
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lunes, 28 de mayo de 2012
Dejando constancia de la indignación
Hay noticias que hablan por sí
solas, no necesitan comentario, pero tampoco pueden dejarse pasar sin decir
claramente cuáles son las emociones que provocan, generalmente una mezcla de
indignación, cabreo y preocupación. Me refiero al dinero que hay que poner en
Bankia. ¿Alguien puede entender que Luis de Guindos hace poco más de una
semana cifrara en 7.500 millones las necesidades de Bankia y ahora
Goirigolzarri pida al Estado 19.000 millones? Es de traca. Nada menos que una
ligera diferencia de 11.500 millones. Un ministro de Economía no puede quedar
en evidencia de una forma tan monumental. Así no puede generarse confianza de
ningún tipo (ya ven cómo tenemos la prima de riesgo). Y luego los eufemismos
contables del “pensionista” Goirigolzarri explicando que no son ayudas sino que
se trata de capital, que lógicamente no hay que devolver, y que gracias a su
gestión se generará un valor que nos hará sentirnos satisfechos de la aportación
realizada. Muy bien. Fenomenal. ¿Esto es la economía de mercado? Ah, y por si
no tuviéramos suficientes motivos para estar hartos, no parece el gobierno tenga
intención de exigir responsabilidades. ¿Vivimos en democracia o esto es un
paripé? La respuesta parece clara.
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jueves, 17 de mayo de 2012
La perplejidad de Rajoy y los ataques a Krugman
El diario “El País” analiza qué
está sucediendo con la crisis de la prima de riesgo española, y se refiere a
las declaraciones de ayer de Rajoy sobre la importancia de que Bruselas salga
en defensa del “proyecto del euro” y de la deuda de los países de la eurozona.
En concreto, me ha llamado la atención este párrafo: “Rajoy está cada día más
descolocado. Perplejo. No entiende, explican los suyos, por qué unas medidas
que él mismo considera durísimas —sobre todo los recortes en sanidad y
educación o la reforma laboral—no aplacan
a los mercados. El Gobierno está cada vez más frustrado. Comprueba que los
viernes anuncia medidas duras, impopulares, se lleva todo el coste político,
obedece las peticiones de la UE, y sin embargo los lunes los mercados vuelven a
dar un nuevo golpe. Nada funciona”.
Es comprensible hasta cierto
punto la perplejidad de Rajoy. Albergaba la esperanza de que los mercados
fueran sensibles a los recortes y a las reformas adoptadas. Hay quien dice que
el problema radica en que todavía no se ha demostrado que España será capaz de
controlar el déficit de las autonomías. Hoy sabremos algo más sobre ese tema,
pero apuesto a que, aunque la prima de riesgo se relaje algo, no bajará de los
400 puntos. ¿Por qué? Pues sencillamente por lo que vengo reiterando hasta la
saciedad. Rajoy ha razonado con lógica pensando que si hacemos lo que se nos
pide deberíamos obtener resultados. Eso funcionaría si la crisis en Europa
pudiera combatirse mediante unas medidas que respondieran a una lógica basada
en la búsqueda compartida del bien común europeo. Pero esto no es así. No puede
serlo, porque nos habían intentado convencer de que la Unión Europea y, sobre
todo, la unión monetaria suponía una cesión de soberanía, lo cual es imposible
por definición. Sin duda los compromisos internacionales condicionan las
decisiones nacionales, pero Grecia sigue siendo soberana para decidir si
prefiere votar a partidos que no están dispuestos a cumplir el plan de rescate
pactado, y ahora Hollande parece que también le dice a Merkel que no ratificará
el pacto fiscal. Así no se va a ningún lado, porque no confiamos los unos en
los otros. En España Montoro puede decirle a Cataluña que su ajuste no es
suficiente y que en dos semanas o rectifica o queda intervenida. Y Mas podrá
hacer muchas declaraciones ampulosas, pero se lo tiene que tragar. En la Unión
Europea las cosas no suceden así, y por eso Alemania está marcando una línea
que responde a proteger al máximo sus propios intereses. Por eso estamos
atascados, porque o la Unión Europea se convierte en un verdadero Estado
nacional, o el “proyecto del euro” –como curiosamente lo denominó ayer Rajoy-
no puede funcionar, como ya advirtieron algunos.
Krugman señaló hace tiempo que si
Europa quería solucionar sus problemas tenía la opción de profundizar en su unión,
pues de lo contrario difícilmente podría salvarse. El otro día Arcadi Espada se
metía con Krugman diciendo que sus pronósticos respondían a la vanidad del
profeta que aspira a ver como la realidad confirma sus vaticinios. Y como
Krugman tiene tanto tirón mediático podría contribuir con sus opiniones a hacer
realidad lo que dice que puede suceder. ¿Qué alternativa tiene Krugman o
cualquier otro? Parece que uno tiene que permanecer en silencio si no quiere
que por decir que nos vamos al garete le tachen de vanidoso. La verdad es que
me parece un comentario muy desafortunado. Sobre todo porque si hubiera leído a
Krugman durante los dos últimos años se daría cuenta de que no ha hecho profecías,
sino análisis de la situación y de las diferentes posibilidades que se ofrecen
para poder salir de la crisis.
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lunes, 14 de mayo de 2012
Se acerca el desenlace
De Guindos dice a los “socios”
europeos que España ya ha hecho lo que tocaba y que ahora o tiramos todos
del carro, es decir, compartimos el coste de la financiación pública, o
sencillamente el euro se va a pique, porque el pánico que cundirá tras la
salida de Grecia aboca al rescate de España e Italia. Exactamente lo que
cualquier persona que reflexione sensatamente podía ver. Lástima que Alemania y sus dobermanns no hayan visto que había que evitar llegar a este punto, y que España e Italia no se lo hayan hecho ver antes. Krugman lo dice con
toda claridad: o Alemania modifica su política y hace posible una financiación
razonable para los países periféricos, sin descartar el corralito para España,
o el euro se acaba. Y, en efecto, todo esto se va a ver dentro de nada. Apenas
se confirme que los griegos están fuera.
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