miércoles, 6 de marzo de 2013

¿Al final de la crisis?

Estaba esperando a conocer las cifras del déficit público de España en 2012 para analizar la situación económica. Ya disponemos del dato y éste ha supuesto una enorme satisfacción para el Gobierno y para la Comisión Europea. Se daba por descontado que España superaría el 7% de déficit público –sin contar el rescate bancario-, así que el 6,74% es un éxito que ha servido para que Rajoy, sin triunfalismos, sostuviera en el debate sobre el Estado de la Nación que se han sentado las bases de la recuperación. Además del control del déficit, el Gobierno funda sus esperanzas en el superávit de la balanza por cuenta corriente, en el saneamiento del sector bancario, en la reforma laboral, y en la mejora de la competitividad provocada por el proceso de devaluación interna de los salarios en el sector público y privado. Con todo ello se podría decir, en opinión del Gobierno y de bastantes expertos, que seguimos inmersos en la crisis, pero podemos empezar a ver el final del túnel. ¿Es eso cierto?

De todos los análisis que he leído estoy de acuerdo con Jordi Sevilla en que de momento estamos cambiando déficit por deuda. En efecto, rebajar el déficit más de dos puntos con una recesión del 1,4% del PIB es, como bien dice Alberto Recarte, espectacular. Este esfuerzo nos permite alejar el fantasma del rescate y rebajar la prima de riesgo. Ahora bien, que uno se sacrifique no significa que va a pagar. Seguimos teniendo déficit y, por tanto, nuestra deuda pública sigue aumentando, afortunadamente, pues ello significa que nos siguen prestando y por eso dice Sevilla que cambiamos déficit por deuda. La salud de nuestra economía ha mejorado con la disminución del déficit y el equilibrio en la balanza por cuenta corriente, pero el verdadero reto es empezar a empezar a crecer, y por eso se habla tanto de presionar a Merkel para impulsar políticas de crecimiento. Ahora se trata de remontar, de crear riqueza que haga crecer la economía, reducir el desempleo, sanear mucho más las cuentas públicas y recuperar cierto grado de bienestar. Mientras no crezcamos seguiremos cambiando déficit por deuda, algo que no puede ser así indefinidamente.

¿Y hay motivos para pensar que vamos a crecer? Es cierto que se han adoptado medidas encaminadas a lograr dicho objetivo, tales como la reforma del sector financiero y la laboral, que se han presentado como los dos grandes pilares para una nueva etapa de crecimiento. Respecto a la primera, resulta fundamental, aunque como ciudadano me parezca escandaloso que haya que haber llegado a este punto por la nefasta e inmoral gestión de muchos banqueros. De la segunda ya dije en su día que, aunque tenía aspectos positivos, era un instrumento para despedir más fácil y barato. Creo que ha beneficiado a muchos empresarios (algunos con escasos escrúpulos), y ahora empieza a verse su coste social. Rajoy ha anunciado nuevas medidas para favorecer el crecimiento, como, por ejemplo, la ley de la unidad de mercado y una importante línea de crédito para emprendedores. ¿Es suficiente?

Creo que la situación debe estabilizarse y mejorar por la propia dinámica interna de todo proceso de ajuste, pero hay tres dificultades que no veo fácil superar. En primer lugar, los logros obtenidos en la reducción del déficit se han basado en buena medida en importantes subidas de impuestos y en bajadas de sueldo a empleados públicos. Esto unido a la subida de la energía (luz, gas, gasolinas, etc.) ha hecho que el consumo se desplome (lo cual justifica en buena medida la mejora de la balanza de pagos por cuenta corriente) y no veo que tenga visos de cambiar a medio plazo. En segundo lugar, nuestro crecimiento ya no va a recibir el impulso de la construcción, sino que tiene que basarse, además de en el turismo, en potenciar actividades económicas que primen la calidad, lo cual exige una apuesta por la formación y el I+D. ¿Va a ser posible recolocar a muchos parados de escasa cualificación? Lo veo bastante difícil. Algunos de los más cualificados han optado por marcharse y otros esperan su oportunidad o se lanzan a emprender (nuestra gran esperanza), pero sustituir el motor de la construcción es una tarea larga y difícil, aunque imprescindible. En tercer y último lugar, sigo viendo el envejecimiento de la población como un problema al que urge dar respuesta. En poco tiempo van a aumentar notablemente las clases pasivas y las cuentas de la Seguridad Social generarán déficits cada vez más inasumibles. Aquí hacen falta cambios muy importantes, comenzando por políticas que favorezcan la familia y la natalidad, pero esto es muy complicado por muchas razones (recomiendo la lectura de mis posts sobre la soltería y la natalidad).

En definitiva, estoy contento porque es verdad que se ha evitado el desastre, pero creo que nos queda todavía un buen trecho para salir de esta crisis. ¿Significa esto que la política de austeridad era la correcta? La austeridad era necesaria en aquellas políticas que se han llevado a cabo con manifiesto despilfarro e incompetencia, pero jamás en educación y sanidad. Todo hubiera sido más sencillo, y se hubieran obtenido mejores resultados, si el Banco Central Europeo hubiera respaldado a España comprando bonos, en lugar de mirar demasiado tiempo hacia otro lado mientras se centraba casi exclusivamente en el control de la inflación. Hemos y estamos sufriendo más de lo necesario, y los culpables del sufrimiento –todos identificables- han gozado de absoluta impunidad. Pero dicho esto, formando parte de la unión monetaria España no disponía de excesivo margen para otras políticas, aunque siempre queda el recurso de romper la baraja si se te imponen condiciones inaceptables (y ha habido momentos en que se imponía la ruptura, menos mal que Draghi rectificó), de ahí que muchas de mis críticas se hayan dirigido contra Merkel y la política que ha impulsado. Y voy a concluir reiterando una idea de la que estoy plenamente convencido: el euro es un error, aunque se supere esta crisis. Y deberíamos darnos cuenta de que dar marcha atrás no significa acabar con la Unión Europea, tal como muchos parecen querer hacernos creer con esa insistencia en proclamar que el euro es un proyecto “irreversible”. El objetivo de España debería ser superar esta crisis logrando sanear sus cuentas públicas y abandonar este club en el otros tomarán las decisiones en función de sus intereses. Confío en España, cada vez veo más virtudes nacionales que antes me pasaban desapercibidas, y creo que haríamos bien en recuperar las riendas de nuestra política monetaria, demasiado importante como para dejarla en manos de Bruselas.

sábado, 23 de febrero de 2013

¿Por qué irrita UPyD?

Desde que empezó la legislatura, Rajoy se ha mostrado beligerante y desdeñoso con Rosa Díez, quien con sus intervenciones parece haberse convertido en la principal representante de la oposición. En el reciente debate sobre el Estado de la Nación a Rajoy le dio por confundir -creo que voluntariamente- el apellido de Rosa Díez, y alternaba "Díaz" y "Díez" con muy mala sombra. Rosa zanjó el tema sin tonterías y le recordó que si apelaba a llamar a las cosas por su nombre empezara por su apellido. 

La pasada semana UPyD también protagonizó una polémica a propósito de la consideración de los toros como bien de interés cultural, si no estoy mal informado. Toni Cantó tuvo una notable intervención en el Congreso que, como suele suceder en estos tiempos, fue simplificada y tergiversada. Molestó especialmente que Cantó dijera algo tan elemental como que los animales no tienen derechos "sensu stricto" (esto fue con lo que la gran mayoría se quedó, interpretado como una invitación a herirlos impunemente), aunque oportunamente precisó que ello no justifica el maltrato animal, y mucho menos la brutalidad. Le llovieron toda suerte de críticas e improperios en twitter (ahora que tengo cuenta me entero de lo que se cuece ahí). 

Tengo la sensación de que UPyD es una formación que irrita a sus adversarios políticos, tanto si son de derecha como de izquierdas. Rajoy parece sentirse más cómodo y respetar más a Durán i Lleida que a Rosa Díez, y entre las izquierdas molestan especialmente las propuestas de UPyD, que se desdibujan como rancio españolismo centralista. 

A mi juicio, la razón de esta especial inquina contra UPyD se debe a que este partido rompe con lo que podríamos llamar los "packs" ideológicos tradicionales. En España parece que si uno es votante del PP eso incluye defender la monarquía y la bandera rojigualda. Alguien que vote al PSOE no acudirá a un mitin provisto de la bandera española, y la defensa de la nación española no formará parte de sus prioridades, no sea que puedan tacharlo de conservador y carca. No se puede ser de Izquierda Unida sin acudir a una manifestación sin la bandera republicana reclamando la III República. Más cerca, alguien que se considere seguidor de Compromís apostará por las políticas de inmersión lingüística y se referirá a Valencia como País Valencià. UPyD ha descolocado a sus adversarios con dos novedades importantes: por un lado pretende -y quizá lo esté consiguiendo- dar por superada la división izquierda-derecha. Los del PP recuerdan el pasado socialista y progre de Rosa Díez para devolver al redil a sus ovejas descarriadas, y entre los partidos de izquierda se presenta a UPyD como un partido que en algunos de sus planteamientos podría catalogarse de extrema derecha. Por otro lado, UPyD aspira a reforzar la cohesión de la nación española como garantía para asegurar la igualdad de derechos entre todos los españoles, algo que ha temido hacer el PSOE, como demuestró la llegada de Zapatero a la Secretaría General imponiéndose al "españolista" Pepe Bono. En resumen, un partido difícilmente clasificable y cuyo discurso no es fácil de criticar esgrimiendo los clichés habituales. Por cierto, a mí esto de romper con los "packs" ideológicos me parece de lo más saludable.

miércoles, 20 de febrero de 2013

El Registro Civil de Elche, un auténtico muro para los ciudadanos

Vivimos una época de grave deterioro de los servicios públicos y actuar con responsabilidad ciudadana exige protestar, reclamar y hacer lo posible por dar a conocer nuestro caso para dejar constancia de qué está pasando y tratar de ayudar a otras personas. Les voy a contar mi experiencia con un trámite en el Registro Civil de Elche.

La falta de medios con que cuenta la administración de justicia en Elche es un auténtico escándalo que cualquier día terminará por estallar. En concreto, el colapso del Registro Civil de Elche ya había sido noticia en el diario Información, pero vayamos por partes. La historia comienza con la necesidad de un certificado literal de nacimiento para tramitar el DNI de mi hija. El Ministerio de Justicia incluye en su página web la posibilidad de tramitar dicho documento “on line” (http://www.mjusticia.gob.es/cs/Satellite/es/1215197356695/60-40.html)  y recibirlo por correo en tu domicilio sin ningún coste en un plazo aproximado de un mes. Además, incluyen un teléfono de pago 902 para consultar el estado de la tramitación. Pues bien, el pasado 9 de enero realicé el trámite y recibí un email del ministerio en el que me confirmaban el número de entrada al Registro de mi solicitud, la clave de identificación y la fecha de presentación. Después de casi un mes y medio sin recibir el certificado, telefoneé al 902 del ministerio y la respuesta fue que ellos sólo ofrecían la página web para realizar el trámite, pero la información sobre la tramitación debía dármela el Registro Civil de Elche, que son los encargados de mandármela a mi domicilio. Amablemente me proporcionó el teléfono de contacto. Existen tres números de teléfono para contactar con el Registro Civil de Elche, el que me facilitó el ministerio y otros dos más, incluido un 902. He aquí los teléfonos: 966917037     969963194    902013900. Los dos segundos se facilitan para obtener “cita previa”. Como comprobarán si se toman la molestia de intentarlo, los primeros ni siquiera les darán tono. Y les aconsejo no llamar al 902 porque gastarán el dinero en balde y les dirán que telefoneen en otro momento.

¿Cómo saber sin desplazarme el estado de mi trámite? Imposible. Es necesario personarse en el Registro Civil, y para que te atiendan ahora es necesario solicitar “cita previa”, que ha sido el sistema que ha servido para evitar las colas bochornosas que reflejaba la prensa. Como los teléfonos no funcionan, la única manera de pedir esa cita es a través de internet. Allá voy. No hay citas libres en febrero y la primera libre aparece a mitad de marzo (que no está mal según he averiguado más tarde, pues lo habitual eran demoras de meses). De todas formas, si les urge salir del país con su niño ya saben que por las buenas no hay forma: la administración les exige unos documentos que en el caso de Elche son incapaces de proporcionar diligentemente.

Como me urge obtener el DNI decidí presentarme esta mañana sin cita previa en el Registro Civil con una hora de adelanto a la apertura de la Ciudad de la Justicia con el fin de ser de los primeros en decirles que llevo más de un mes esperando el documento que tramité a través de internet. Los datos de ese documento eran mi “salvavidas”, pues sabía que si no aportaba nada me dirían que volviera cuando hubiera concertado una cita, que es lo que he visto hacer con una rumana desesperada por no sé qué papel y que obtuvo un expeditivo “vuelva mañana” (cosa que no entendí porque mañana le será imposible obtener cita, y el pasado, y el siguiente, y quizá nunca si esa mujer no sabe que existe internet).

Fui el primero de la fila, le expliqué el caso a la funcionaria y le enseñé el papel con los datos de mi solicitud. Afortunadamente me dijo que esperara y que cuando tuviera un hueco me lo daría, pero que NO TRAMITAN NADA DE LO QUE SE SOLICITA POR INTERNET. Es decir, que podía esperar eternamente, es decir, que el Ministerio de Justicia, no sé si ignorante de la situación del Registro Civil de Elche, está tomando el pelo a los ciudadanos.  Un verdadero escándalo, especialmente sangrante porque te hacen gastar inútilmente dinero llamando a un 902. Previendo lo que podía suceder me llevé trabajo al Registro y después de una hora tenía el dichoso certificado.

He aquí mi testimonio. No culpo a los funcionarios del Registro Civil de Elche, que seguramente no cuentan con personal suficiente. Simplemente dejo constancia del caso que, por lo que se escucha en la calle, es un ejemplo más del deterioro del funcionamiento de muchos servicios públicos, especialmente en determinadas comunidades autónomas y, en concreto, en ciudades grandes que como Elche no son capitales de provincia y tienen mucha población.

lunes, 18 de febrero de 2013

El Rey debe abdicar

Los correos electrónicos que hoy publica “El Mundo”, y que pueden consultarse en la web de este periódico, son demoledores para el Rey. Se demuestra que estaba al corriente de las trapisondas de su yerno para llegar bien a fin de mes con dinero público. Da igual las consecuencias penales que tenga el asunto desde el momento en que el propio Rey exigió para los servidores públicos ejemplaridad, que debe empezar por él mismo. Es triste que tenga que acabar su reinado de esta manera, pero él se lo ha buscado. Para mí no tiene más salida que la abdicación, pues enfangado como está con estos datos que ahora conoce la opinión pública cada día que permanezca en el trono estará dañando a la institución. Imagino que será difícil evitar las pitadas en público, y un monarca que se ve obligado a esconderse de su pueblo no puede seguir en el trono. Lo único bueno de esos correos es que no se menciona al Príncipe, que parece que está limpio. Espero que el Rey abdique y que Felipe tenga la oportunidad de devolver a la institución el prestigio perdido.

lunes, 11 de febrero de 2013

La renuncia del papa

Se leen artículos elogiando la renuncia del papa como un gesto de extraordinaria humildad, y no lo dudo, pero reconozcamos que no es normal ni en principio deseable que un papa renuncie. Muy poderosas, y sin duda justificadas, deben de ser las razones de Benedicto XVI para adoptar una decisión tan difícil y, quizá, arriesgada, por la desorientación que puede provocar en un buen número de fieles que un papa renuncie a su condición de "padre", y porque se alarga en veinte días el proceso de elección del nuevo papa, con todo lo que cabe imaginar que ello conlleva. Alega motivos de salud, lo cual no sorprende dada su edad, pero desgraciadamente la filtración de documentos que desvelan luchas de poder en el Vaticano hace que su renuncia invite a especular con que el papa se hallaba en una situación de extrema dificultad para desempeñar su misión, y su decisión también debe interpretarse como una jugada maestra para acabar con la ambición de más de uno. Al margen de estas cuestiones, yo tengo la impresión de que a la Iglesia puede venirle bien el impulso de un nuevo papa cargado de energía e ilusión, y me parece que pueden tener razón aquellos que sugieren que sea un papa asiático capaz de impulsar el cristianismo en el continente que va a liderar el mundo en las próximas décadas. Y se habla incluso más de un papa latinoamericano. Falta saber si hay algún cardenal por allí capaz de asumir semejante tarea.

sábado, 9 de febrero de 2013

"Los intocables"

Como el próximo curso voy a impartir "Deontología en la administración pública" en el Grado de Ciencias Políticas, estos últimos días marcados por la corrupción he vuelto a pensar en qué enfoque dar a la asignatura. Creo que lo más importante es lograr que los alumnos interioricen la gravedad del problema que representa la corrupción y motivarles a combatirla con energía e ilusión. Para ello he pensado en utilizar películas que muestren ejemplos de lucha heroica contra la corrupción, por aquello de que las palabras convencen y los ejemplos arrastran. Una de ellas será "Los intocables", dirigida por Brian de Palma y protagonizada por Kevin Costner, Sean Connery, Robert de Niro y Andy García, entre otros.

Hay muchas cosas que destacaría de esta película, pero de todas me quedo con la impresionante banda sonora de Ennio Morricone, con la excelente interpretación de Sean Connery como el policía Jim Mallone, que fue premiada con un Óscar, el único que posee en su carrera, y con el compañerismo inquebrantable de "los intocables". Toda la música es excelente, pero el "death's theme" llega al alma, sobre todo cuando se escucha al mismo tiempo que a Mallone se le escapa la vida tras ser tiroteado (Connery está sublime en esta escena). Este personaje, un veterano, íntegro y solitario policía irlandés estoy seguro que no les será indiferente a los alumnos. Su coraje, valentía y sentido del deber le acompañan hasta el último aliento. Mallone está orgulloso de ser policía, y me parece muy acertado el detalle final de la película en la que Elliot Ness (interpretado por Kevin Costner) entrega al otro miembro del grupo de "intocables" que sobrevive, el joven policía italiano interpretado por Andy García, un objeto de Mallone como recuerdo. Ness le insiste para que lo acepte diciéndole que Mallone hubiera querido que lo llevara un policía, que es más importante que el hecho de ser italiano o irlandés. Ahí se plasma el orgullo profesional que es el reverso de la dignidad de la función policial y de todas las profesiones que contribuyen al bien común.

A lo mejor no les ha llamado demasiado la atención esta película, pero a mí me emociona muchísimo, como sucede en casi todas aquellas en las que se lucha frente a la injusticia y alguien se ve ante ese momento decisivo, que es difícil que no se presente en la vida, de tener que ponerle el cascabel al gato. Ahí se presenta el dilema de asumir la ingrata tarea o mirar hacia otra parte. Tengo tanta ilusión en esa asignatura que estoy impaciente por comenzar a impartirla y poner mi granito de arena en la lucha contra la corrupción.

P.D. Por cierto, si los derechos de autor lo permiten, disfruten de esta música del genio Morricone. http://m.youtube.com/#/watch?v=hp_AoXlCM7Q&desktop_uri=%2Fwatch%3Fv%3Dhp_AoXlCM7Q&gl=ES

jueves, 7 de febrero de 2013

Reflexiones sobre cómo combatir el paro

Hace unas semanas, la EPA nos estremeció con los seis millones de parados. El dato monopolizó las tertulias y protagonizó el debate político (el PSOE, por ejemplo, propuso el "pacto por el empleo" que todavía no sé -no me he informado al respecto- en qué consiste). Regresando a Elche desde Valencia sintonicé radio nou y escuché una entrevista de José Luis Torró al catedrático de la complutense Francisco Parra Luna centrada en la crisis y el paro. Algunas de sus respuestas fueron sugerentemente heterodoxas. Parra sostuvo que es un gravísimo error que las estrategias para combatir la crisis se centren en reducir el déficit y en evitar en lo posible el incremento de la deuda pública. A su juicio, el gran problema es el paro, que es la causa del déficit y la deuda, y en él habría que centrar los esfuerzos. Sin duda es una opinión heterodoxa. La tesis dominante es que no se puede combatir directamente el paro, sino que lo importante es crear las condiciones que permitan la generación de empleo por parte de quienes están llamados a crearlo, los empresarios. 

Estoy de acuerdo con que el protagonismo en la economía debe corresponder al sector privado, y en que hay que facilitar la iniciativa privada con medidas de todo tipo, pero ¿es incompatible esta tesis con lo dicho por Parra Luna? ¿Acaso una tasa de paro de más del veinte por cien no es una situación de emergencia nacional que exige combatir el paro con medidas de acción directa? ¿Y cuáles serían este tipo de medidas?

Empezaré por el último de los interogantes planteados. Para combatir el paro y reactivar la economía desde luego no son adecuados programas de gasto público al estilo del plan E zapateril, pues se trata de un gasto  improductivo porque provoca una demanda coyuntural que no responde a necesidades reales. Obviamente, tampoco es solución engordar el sector público cuando ello no responde a la necesidad de prestar servicios públicos esenciales y además no hay recursos suficientes para financiarlo. Entonces, ¿a qué tipo de medidas se puede estar refiriendo Parra Luna? Él no entró en este terreno, pero me parece que las únicas medidas de acción directa contra el paro son la puesta en marcha de iniciativas públicas que empleen recursos humanos improductivos, es decir, gente que esté en el paro, con el fin de crear riqueza a través de empresas públicas. Quizá les parecerán curiosos los derroteros a los que me está llevando está reflexión, pues es sabido que hoy en día se reclama a las admistraciones que cierren empresas públicas -muchas calificadas como chiringuitos de los partidos políticos-, y parece que vaya a sugerir que se pongan en marcha. Examinemos la cuestión más detenidamente.

Recuerdo muy bien que Julio Anguita, cuando lideraba Izquierda Unida, reclamaba el cumplimiento íntegro de la Constitución, y concretamente solía recordar algunos preceptos constitucionales que ya entonces parecían olvidados y hoy siguen sin tener ninguna operatividad. Uno de ellos era el art. 128.2, que reconoce la iniciativa pública en la actividad económica. Tampoco tiene desperdicio el art. 130, que establece que "los poderes públicos atenderán a la modernización y desarrollo de todos los sectores económicos y, en particular, de la agrcultura, de la ganadería, de la pesca y de la artesanía, a fin de equiparar el nivel de vida de todos los españoles". Finalmente, cabe recordar que el art 131.1 permite que el Estado planifique la actividad económica para atender a las necesidades colectivas con el fin de equilibrar y armonizar el desarrollo regional y estimular el crecimiento de la renta y de la riqueza y su más justa distribución. Estos preceptos ponen de relieve la posibilidad de que los poderes públicos adopten iniciativas económicas encaminadas directamente a combatir el paro. Como antes he dicho, conviene que sea la iniciativa privada la que tenga el protagonismo de la vida económica, pues coincido con los postulados liberales que destacan su mayor eficiencia, y también porque garantiza una irrenunciable esfera de libertad. Ahora bien, y con esto abordo la segunda cuestión que había quedado planteada, creo que una situación de paro tan elevado exige valorar la conveniencia de políticas públicas de acción directa en la economía con la puesta en marcha de empresas de diverso tipo que contribuyan a satisfacer demandas del mercado, a crear riqueza movilizando todo ese capital humano que hoy permanece inactivo y que con suerte se beneficia de alguna prestación social. Durante el franquismo el INI (Instituto Nacional de Industria) desempeñó un papel importante en la industrialización de España. Hoy hay regiones de España que necesitan reconstruir su tejido productivo; ¿es un disparate plantearse si, ante la debilidad del sector privado, la iniciativa pública puede contribuir a poner en marcha actividades económicas? No veo por qué no se puede plantear este debate, que podría además constituir una referencia real y no meramente retórica para un pacto por el empleo y por la economía productiva. 

Se me objetará que nos arriesgamos a que si dichas iniciativas fracasan nos hallaremos ante una nueva fuente de gastos que acentuarán el déficit. Cierto, así será si se fracasa, pero la política no es una ciencia exacta, hay riesgos, y hay que estudiar bien las posibilidades para procurar no equivocarse o hacerlo lo menos posible. Otra objeción obvia consiste en la desconfianza hacia toda iniciativa pública. Inmediatamente se dirá que las empresas que surjan de la iniciativa pública servirán para enchufar a los amiguetes y para que algunos se enriquezcan ilicitamente. La desmoralización que en la ciudadanía provoca la corrupción hace que el escepticismo respecto a la política y hacia una de sus principales manifestaciones, la iniciativa pública, se generalice, pero la solución no es la inacción, sino la lucha decidida contra la corrupción que en el caso de los ciudadanos nos exige negar nuestro voto a los partidos implicados en escándalos de corrupción. El ciudadano debe luchar por la democracia, sobre todo votando responsablemente y expresando libremente su opinión. 

En definitiva, las principales objeciones están basadas en el escepticismo y admiten réplica. Tomarse en serio el problema del paro exige no descartar ninguna solución, y, en este sentido, yo creo que la exhortación a combatirlo directamente merece ser estudiada con detenimiento, y por eso me alegro de haber escuchado esa entrevista al profesor Parra Luna.