lunes, 8 de febrero de 2021

La marmota catalana

Los ciudadanos pacíficos y sensatos que viven en Cataluña tienen sobradas razones para estar preocupados por la deriva que allí se vive. El acoso a Vox recuerda el ambiente hostil del mundo etarra en el País Vasco contra todos los que se sentían españoles. No debe de ser nada fácil estar allí y saber que por una u otras razones los independentistas van a seguir gobernando y permitiendo que se pudra la convivencia y la prosperidad. Los socialistas han creído que celebrar las elecciones autonómicas este mes favorecía sus intereses sin importarles nada el lógico temor de los ciudadanos a participar en mesas electorales y, también, en ir a votar. Cabe suponer que la abstención será altísima y dudo mucho de que beneficie a los partidos constitucionalistas. Si a ello unimos que el sistema electoral prima el voto de las zonas rurales donde domina el independentismo, el resultado es bastante predecible. 

El independentismo va a lograr que Cataluña siga perdiendo peso dentro de España sin conseguir sus objetivos. Es difícil saber cómo actuar siendo un catalán sensato que observa con pavor esta situación. Salir de allí e irse a cualquier otro lugar es tentador, como hicieron todos los vascos que abandonaron su tierra hartos de vivir sin libertad. Pero de este modo los intolerantes consiguen sus objetivos. Eso sí, si uno no es catalán y puede marcharse a otro lugar, yo desde luego iría preparando las maletas.

lunes, 1 de febrero de 2021

Patada a seguir o apuesta por la excelencia

Viene resultando habitual que algunas personas se refieran a nuestros jóvenes diciendo que son la generación mejor formada y que, por ello, es doloroso ver que tienen tan pocas oportunidades de encontrar un empleo digno. No es verdad, no son en absoluto la generación mejor formada: justo lo contrario, tienen una formación más que mediocre y, sobre todo, una preocupante incapacidad para estudiar con atención sostenida durante un período largo de tiempo sin sucumbir a las distracciones. Así lo confirmarán la mayor parte de los profesores universitarios a los que les pregunten. ¿Cuál es la razón de ello? Por una parte, la educación primaria y secundaria se ha degradado en sus contenidos curriculares eliminando contenidos esenciales o reduciéndolos al máximo. Por otra parte, la falta de disciplina y de respeto a los profesores, y las constantes interferencias de la tecnología, dificultan que niños y jóvenes cultiven las habilidades de expresión escrita y oral a través del fomento de la lectura, y el pensamiento abstracto y la reflexión imprescindible para el éxito en materias como las matemáticas.

A pesar de todas las carencias, muchos llegan a la Universidad, que les abre sus puertas de par en par deseosa de ingresar dinero en concepto de matrícula, al igual que acoge a todos aquellos mayores de veinticinco o cuarenta años que desean lograr un título universitario y ven como un sueño cumplido haber superado los exámenes de acceso. Las universidades, necesitadas de ingresos por matrícula, renuncian de entrada a ser centros de excelencia y juegan con las ilusiones y el dinero de muchas personas a quienes se les ha hecho creer que son capaces de estudiar una carrera universitaria. A partir de entonces, pueden pasar dos cosas. Hay profesores que, conscientes de que suspender les trae dificultades, deciden no complicarse la vida, aplican a su trabajo una “patada a seguir” de rugby y colaboran a engrosar la bola de nieve del gigantesco y temerario engaño. Con ello aumentan la presión sobre aquellos que creen que su responsabilidad hacia la sociedad como empleados públicos reclama un nivel mínimo de exigencia que cada vez menos estudiantes pueden alcanzar. El inevitable y merecido “suspenso” supone el despertar del sueño para muchos de los estudiantes que en realidad nunca pasaron de ser alumnos que viajaban en un mullido vagón hacia el despeñadero académico. En esta situación se halla actualmente la Universidad española: patada a seguir o resistencia frente a la degradación.

jueves, 21 de enero de 2021

Pere Aragonés

Hace tiempo que me llama la atención Pere Aragonés, un genuino producto de marketing político. Escucharle hablar es una absoluta pérdida de tiempo: sin ninguna idea original, se dedica a repetir los "mantras" independentistas. Nada de eso importa en nuestros días. En una entrevista en La Sexta Noche, el argumento de José Bono para defender la idoneidad del candidato Illa a la Generalitat de Catalunya era, pásmense, que sólo había que mirarle la cara para darse cuenta de que era un buen candidato. Que si la cara es el espejo del alma, que si no se enfadaba, que era un hombre sensato, en definitiva, cualidades de “talante” que tan de moda se pusieron con el nefasto Zapatero. Este Pere Aragonés, quizá asesorado, en un contexto de gente mal vestida, descorbatada, y en muchos casos zarrapastrosa se deja una barba aseada que oculta el zangolotino que en realidad es, y ha decidido que hasta el momento de meterse en la cama nadie le iba a pillar sin americana y decidiendo estratégicamente cuándo toca ponerse la corbata. Es una clara apuesta por disfrazarse de “institucional” en un partido golpista como ERC que ahora pretende recular y ofrecer una imagen que los aleje del radicalismo unilateral. Para ello nada mejor que poner de cabeza visible a un político bien disfrazado, capaz de engolar adecuadamente y de leer lo que le preparen. El diseño se completa con unos titulillos pagados para tener alguna línea académica de universidades de prestigio americanas, todo muy aseado, pero sin que se le conozca ninguna profesión seria.  

martes, 12 de enero de 2021

Cambios en la sociedad

La crisis del coronavirus ha acelerado la transformación social en la que nos hallamos inmersos. El confinamiento vivido y la amenaza de que en el futuro los virus sigan condicionando nuestro modo de vida ha provocado que muchas personas se planteen cambiar de vivienda y también de lugar de residencia en el caso de que puedan teletrabajar. He leído noticias que destacan la pujanza de Valencia o Alicante como ciudades emergentes como opción de residencia para teletrabajadores. En el caso de Alicante, el Ayuntamiento y Provia han iniciado una campaña de marketing para presentar Alicante como una ciudad óptima para residir teletrabajando (https://www.informacion.es/alicante/2020/12/11/alicante-destino-ideal-teletrabajar-26194952.html). En cuanto a las viviendas, ahora se valoran más las casas grandes y, especialmente, aquellas que cuentan con terrazas y zonas de esparcimiento comunitario. Creo que cada vez va a ser más engañoso conocer el valor de un inmueble a través del precio medio de la localidad: habrá muchas diferencias en función de detalles muy específicos de las viviendas y del barrio en el que estén ubicadas.

Otro de los grandes cambios que hemos vivido y que me parece que va a ser imparable es el auge del comercio por internet. Muchas tiendas presenciales están abocadas al cierre o a una transformación radical para competir. Esto supone que van a perderse puestos de trabajo en el comercio presencial y que, por el contrario, toda la logística que implica el comercio "online" generará puestos de trabajo, en especial repartidores. En un reportaje televisivo reciente salía una mujer que había comenzado a trabajar de repartidora diciendo que estaba contenta porque podía organizar sus horarios de trabajo y no se le discriminaba por la edad. En este contexto disponer de vehículo propio se me antoja fundamental, porque casi garantiza un puesto de trabajo. Dada la dura compentencia que se va a dar en este sector liderado por Amazon (El Corte Inglés ya parece haber despertado de su letargo, aunque creo que es demasiado tarde), creo que el consumidor valoraría positivamente que su repartidor utilizara un vehículo eléctrico. ¿Se imaginan que Amazon informara a sus clientes de que su entrega es "ecológica"? Serían imbatibles, así que si algún duende lee estas líneas quizá pueda llevar esta idea a los competidores para iniciar una estrategia de flanqueo contra el gigante.

Siempre es importante hacer las cosas bien, pero ahora que hay tantas posibilidades de recabar información sobre productos y servicios el chapucero y el tramposo lo tienen cada vez más complicado. Cuando se pretende adquirir cualquier cosa se consulta con detalle las opiniones de los usuarios. Aquellas empresas y profesionales que sepan posicionarse ante los consumidores como diligentes, éticamente irreprochables y comprometidos con el medioambiente tendrán muchas más oportunidades de triunfar, lo cual es una buenísima noticia. 

sábado, 9 de enero de 2021

Políticos incompetentes y ciudadanos irresponsables

Era una locura permitir las fiestas navideñas y desespera ver la incompetencia de los políticos que nos han llevado a esta trágica situación. Mi mujer y yo pasábamos esta mañana por delante del hospital de San Juan y veíamos una fila de coches larguísima, como nunca antes durante la pandemia, a la espera de que les tomaran muestras para la prueba PCR. Políticos incompetentes y ciudadanos caprichosos, irresponsables, que cometen imprudencias que pagamos todos. Y ya no me refiero sólo a la pandemia. Con una información desbordante sobre la gravedad del temporal y con reiterados consejos de las autoridades para quedarse en casa, leo que hay gente que se ha ido a ver la nieve y algunos han quedado atrapados. Incomprensible y desalentador.

jueves, 31 de diciembre de 2020

Mirando al futuro con optimismo

Apuramos las últimas horas de 2020 y, pese a que los contagios han repuntado (totalmente previsible ante la ausencia de medidas drásticas para evitar las reuniones navideñas) y la pandemia nos hará sufrir en los próximos meses, veo el futuro con optimismo. Aunque todavía debemos comprobar la efectividad de las vacunas contra el coronavirus, impresiona ver cómo la cooperación científica ha permitido contar con ellas en un tiempo récord. Quizá tardemos algunos años en relacionarnos sin temor y sin mascarillas, pero estoy convencido de que lo lograremos. La crisis que ha provocado esta enfermedad puede haber servido para ver cosas importantes. La necesidad de pensar globalmente en lo referente a enfermedades es patente. Recuerdo que cuando escuchábamos las primeras noticias del virus en China me parecía algo lejano de lo que no teníamos nada que temer. La lección debe ser bien aprendida y aplicada a problemas como el cambio climático. Lo mismo que la humanidad ha colaborado para encontrar una vacuna, hay que trabajar juntos para evitar una degradación irreversible de nuestro planeta impulsando definitivamente las energías renovables. También hay que reflexionar sobre las oportunidades que puede conllevar el teletrabajo. Por una parte, hay quienes lo ven como un camino a la despersonalización, porque en las relaciones personales es fundamental la presencia corporal. No les falta razón, pero también es cierto que el teletrabajo puede favorecer la conciliación del trabajo y la vida familiar, lo cual es extremadamente importante. La pandemia ha provocado enfermedades mentales, sobre todo ansiedad y depresión, pero este tipo de situaciones, si se enfocan adecuadamente, pueden ser una ocasión decisiva para crecer como persona. Ojalá la pandemia haya sido aprovechada para el crecimiento espiritual. Tengo la impresión de que más allá de los irresponsables e impacientes que no han querido aceptar la realidad, la pandemia ha hecho que muchas personas se hayan tenido que encontrar consigo mismas. Decía un profesor mío hace bastantes años que “el siglo XXI será el siglo del espíritu o no será”. Cada vez estoy más convencido de que tenía razón.


domingo, 20 de diciembre de 2020

Atentos al discurso del Rey

Hace una o dos semanas leí que los podemitas y un sector del PSOE apuntaban la idea de que el Rey debería pedir perdón por el discurso que pronunció el tres de octubre de 2017. Ante la falta de una respuesta proporcional al desafío que estaban planteando los independentistas catalanes, el Rey hizo un discurso histórico en el que devolvió la esperanza a los españoles y galvanizó la respuesta política del Estado de Derecho. El Rey actuó como cabeza de la nación, como debe hacerlo para que la institución sirva a los españoles. Por supuesto que no debe pedir perdón por el discurso más importante de su reinado hasta el momento, y desde luego debería pensar qué va a decir en Nochebuena respecto a su padre. Es difícil pronunciarse sin conocer el fondo del asunto, aunque huele muy mal. Confío en la honradez de Felipe VI y me parece que su renuncia a la herencia de su padre ya deja en evidencia que Juan Carlos I actuó indebidamente en un alarde de irresponsabilidad y falta de patriotismo. Es lógico que podemitas, independentistas y algunos socialistas afilen el cuchillo. Lo más importante es que el Rey Felipe salvaguarde su independencia respecto al Gobierno reforzando su ejemplaridad. De lo contrario no podrá cumplir adecuadamente su función al servicio de la nación y la monarquía se verá seriamente amenazada.