El otro día Joan Tardá, diputado de ERC en el Congreso, en un enfervorizado tono mitinero lanzó vivas a la República y gritó “mort al borbó”, es decir, muerte al borbón. Como era lógico, el vergonzoso comportamiento de Tardá copó los medios de comunicación, pero parece ser que el fulano seguirá campando a sus anchas, como si nada hubiera pasado, lo cual da la medida de la situación de indigencia moral que vive una España incapaz de poner coto a sus enemigos internos. Independientemente de si esas declaraciones tienen relevancia penal, unos políticos que valoran en algo la dignidad de la nación y de sus instituciones deberían romper cualquier vínculo con un partido que no expulsa inmediatamente a alguien que dice tales cosas. Pero vemos que incluso el españolísimo José Bono le quita hierro al asunto demostrando así que tiene una españolidad de leche en polvo, es decir, que se disuelve al instante.
Habrá que reconocerle a Tardá el excelente servicio que ha prestado a quienes reivindican la recuperación de la memoria histórica, pues sus expresiones son un excelente recordatorio del clima de confrontación civil que generaban algunos políticos en los años previos a la Guerra Civil. El discurso de Tardá entronca perfectamente con el lenguaje de aquellos años, especialmente por su palabra de despedida. ¿Saben qué dijo Tardá después de “mort al borbó”? “Salud”.
Durante La República y los años de la Guerra Civil los partidos de izquierdas suprimieron el “adiós” como despedida y empleaban el laicista “salud”. Lo sé porque mi padre me contó una interesante anécdota de su padre, mi abuelo, al que por desgracia no pude conocer. Mi abuelo era un trabajador normal y corriente de una fábrica. Militaba en un sindicato anarquista, pero sin ningún cargo de importancia y sin militancia activa. Se ve que mi abuelo consideraba ridículo suprimir de su vocabulario la palabra “adiós” por la de “salud”, pese a que ello conllevaba el riesgo de que te tomaran por católico, es decir, reaccionario. Una vez un jefecillo republicano le preguntó por qué se despedía con un “adiós”, a lo que mi abuelo contestó que él toda la vida había dicho “adiós” y que no veía razón para cambiar. Cuando acabó la guerra este jefecillo resultó ser afecto al franquismo y habló maravillas de mi abuelo por este simple detalle. Tardá vuelve a emplear el “salud” tan caro en aquellos tiempos de Guerra Civil. Para mí esta palabra dice incluso más que el “mort al borbó”. Revela meridianamente en qué está esta gente, pese a que muchos siguen sin querer enterarse.
Habrá que reconocerle a Tardá el excelente servicio que ha prestado a quienes reivindican la recuperación de la memoria histórica, pues sus expresiones son un excelente recordatorio del clima de confrontación civil que generaban algunos políticos en los años previos a la Guerra Civil. El discurso de Tardá entronca perfectamente con el lenguaje de aquellos años, especialmente por su palabra de despedida. ¿Saben qué dijo Tardá después de “mort al borbó”? “Salud”.
Durante La República y los años de la Guerra Civil los partidos de izquierdas suprimieron el “adiós” como despedida y empleaban el laicista “salud”. Lo sé porque mi padre me contó una interesante anécdota de su padre, mi abuelo, al que por desgracia no pude conocer. Mi abuelo era un trabajador normal y corriente de una fábrica. Militaba en un sindicato anarquista, pero sin ningún cargo de importancia y sin militancia activa. Se ve que mi abuelo consideraba ridículo suprimir de su vocabulario la palabra “adiós” por la de “salud”, pese a que ello conllevaba el riesgo de que te tomaran por católico, es decir, reaccionario. Una vez un jefecillo republicano le preguntó por qué se despedía con un “adiós”, a lo que mi abuelo contestó que él toda la vida había dicho “adiós” y que no veía razón para cambiar. Cuando acabó la guerra este jefecillo resultó ser afecto al franquismo y habló maravillas de mi abuelo por este simple detalle. Tardá vuelve a emplear el “salud” tan caro en aquellos tiempos de Guerra Civil. Para mí esta palabra dice incluso más que el “mort al borbó”. Revela meridianamente en qué está esta gente, pese a que muchos siguen sin querer enterarse.
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