miércoles, 22 de agosto de 2012

La "bomba"

No hay que tomarse a guasa los incidentes protagonizados por Sánchez Gordillo y los sindicalistas que le acompañan. Asaltar supermercados u ocupar hoteles son delitos que poco tienen que ver con una desobediencia civil pacífica y reivindicativa. Condena sin paliativos para él y sus compinches. Pero, aun tratando de ser benevolente al interpretar sus intenciones, ha habido una imagen que refleja el ánimo con el que este grupo afronta sus acciones, y que me reafirma más si cabe en el rechazo. Se supone que esta gente se ha lanzado a la calle como fruto de la indignación ante la injusticia social. Esa indignación debería verse reflejada en las acciones, en los gestos, en todo. Pues bien, muchas cosas se podría uno esperar de alguien a quien le hierve le sangre menos que ocupe un hotel y se vaya a la piscina a hacer la “bomba”. ¡Qué demonios de indignación es esa! Yo soy el que me indigno al verlos saltar como si se tratara de una jornada lúdico festiva. Una auténtica mamarrachada.

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