Parece mentira que haya que
recordar lo evidente: la organización de un Estado no puede decidirse
atendiendo principalmente a criterios económico-financieros. Digo esto porque,
como habrán tenido ocasión de leer y escuchar, algunas personas insisten en que
la principal reforma que necesita España consiste en eliminar las autonomías, ya que se habría demostrado que este sistema es inviable y nos ha llevado a la
ruina.
Es fácil darse cuenta de que en
las Comunidades Autónomas se ha despilfarrado (televisiones, grandes proyectos,
aeropuertos fantasma, embajadillas, etc.), pero no tengo claro que el sistema
sea inviable, y mucho menos que sea ese despilfarro el que nos haya llevado a
la ruina. Las causas de la crisis son más profundas y, entre otras, hay que buscarlas en el escenario
que generó la llegada del euro, en la política del BCE, y también, lógicamente,
en la pésima gestión de Zapatero y de los gobiernos autonómicos desde que
comenzó la crisis e incluso antes. Se habla mucho de que resulta imprescindible que el gobierno
embride a las autonomías para asegurar que no sobrepasen el objetivo del 1,5%
de déficit. Imaginemos que no lo logran y el déficit se va al 3%. Bueno, pues
tal como está el panorama, con los ingresos absolutamente hundidos, me parece
que un dato así no puede llevar a pensar que se trata de un sistema inviable.
Si encima se cumple el objetivo ya me dirán.
En mi opinión, España acertó al descentralizar
la gestión de determinados asuntos otorgando autonomía política a unas regiones
que administrativamente se articularon en comunidades autónomas. Cuestión
distinta es si dicho sistema, sin perder su esencia, puede y/o debe ser
reformado. Pienso que son necesarias importantes reformas. En primer lugar, convendría
redefinir el número y la composición de las comunidades autónomas. En este
sentido, por ejemplo, sería mucho más racional que las tres provincias de León
(León, Zamora y Salamanca) constituyeran una comunidad autómona, y que La Rioja
y Cantabria se incorporasen a una comunidad que podría denominarse Castilla la
vieja. Asimismo, me parecería perfecto que el País Vasco se integrara en una única
comunidad autónoma con Navarra, si bien no pueden obviarse los problemas de
fondo que en este caso se presentan. Imagino que a los navarros no les hace
mucha gracia esta idea. Tampoco veo por qué razón Ceuta y Melilla tuvieron que
convertirse en comunidades autónomas. En segundo lugar, también es absolutamente
imprescindible clarificar las competencias que corresponden al Estado central y
a las autonomías, tal como sucede en los Estados federales. Además, habría que
valorar si determinadas competencias deben volver a ser ejercidas por la
administración central, tales como Justicia o Sanidad. En tercer y último
lugar, habría que definir con claridad las dimensiones institucionales que
pueden alcanzar las CC.AA y evitar duplicidades de organismos con la
administración central, lo cual no ha sucedido hasta ahora. Creo que acometer
este tipo de reformas es mucho más sensato que borrar de un plumazo las autonomías
como pregonan algunos.
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