Que si lo de Camps es una tontería, que si el problema es que erró en su estrategia de defensa... Puedo entender este tipo de razones en cualquiera menos en un ciudadano, justo lo que todos somos en la vida pública. No se trata de si los trajes que recibió representan una cantidad ridícula por la cual nadie de su posición en su sano juicio se corrompería, y poco nos importa su estrategia de defensa. ¿Han leído el auto de José Flors? Yo sí, y les tengo que decir que todo lo que allí se afirma no es sólo un impecable ejercicio de interpretación jurídica, sino que además algunos de sus argumentos son acertadísimos desde la perspectiva de un simple ciudadano. Dice Flors que no hay constancia de que Camps pagara sus trajes y sí de que empresas que obtenían encargos tras participar en concursos públicos abonaron su precio. Sin tener en cuenta las conversaciones que se han filtrado entre Camps y El Bigotes, no es admisible que un político de tanta responsabilidad acepte dádivas provenientes de personas o empresas que trabajan estrechamente con tu partido y con la propia institución de la Generalitat Valenciana. De ahí que estemos ante un caso, coincido con Flors, que tiene toda la pinta del cohecho impropio. Camps y los otros implicados se ha equivocado y tienen que asumir que deben abandonar la política. No es fácil, sobre todo porque el mensaje que reciben de sus correligionarios probablemente sea el contrario. Convendría que vieran la película “City Hall” (traducida como “La sombra de la corrupción”), protagonizada por Al Pacino y John Cussac. Es hermosa la escena final en la que el delfín del alcalde de Nueva York, su mano derecha, después de conocer que cruzó una de esas líneas rojas no escritas que rigen la política tiene los cojones necesarios para decirle a su jefe, a su mentor político, “tienes que apartarte, John”. Alguien debería decirle a Camps, “Paco, es una pena, pero no puedes seguir”.
miércoles, 15 de julio de 2009
¿España verdaderamente existe?
¿Recuerdan cuando se tildaba de alarmistas a los que sosteníamos que el Estatuto de Cataluña representaba la ruptura de España como proyecto común? Bien, ahí tienen el resultado. Estos días asistimos a uno de los espectáculos más tristes y bochornosos desde la muerte de Franco y la instauración de la democracia. No se engañe nadie pensando que es lógico que en un sano Estado autonómico se debata cuál es el mejor modelo de financiación. Aquí no hay deliberación orientada por la búsqueda compartida del bien común, sino un vergonzoso ejercicio de mercadeo particularista cuyos ejes centrales son el bien del partido y/o de la comunidad autónoma de cada cual. Podrá maquillarse como se quiera, pero ahora mismo España como proyecto común de convivencia solidaria no existe, aunque se puede recuperar con muchísimo esfuerzo y gran dificultad por razones sobradamente comentadas en este blog. O se abre paso un discurso político que abogue sin ambages por un proyecto nacional o estamos perdidos.
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Actualidad política
lunes, 29 de junio de 2009
Michael Jackson
No coincido con José García Domínguez, uno de los columnistas que más admiro, en su opinión sobre Michael Jackson, el hombre que, como dice este excelente articulista, quiso parecerse a Paloma San Basilio. Y no coincido porque me da igual que Jackson sea un ídolo de masas y que muchos de los que lo idolatran parezcan que han perdido la chaveta. Jackson fue un artista extraordinario. Cantaba excelentemente, algo que se aprecia sobre todo cuando se pone tierno y susurra las letras, componía sus canciones, y fue un gran bailarín con una estética y un estilo absolutamente original. En su vida personal da la impresión de que era un hombre acomplejado, pero a mí me interesa el Jackson artista. Tengo la canción “Morphine”, toda una oda a la droga que al parecer le ha llevado a la tumba, en la cabeza. Es increíble que alguien le pueda dedicar una canción al “demerol”, nombre del medicamento opiáceo al que era adicto.
P.D. Adjunto la canción “Morphine” y una demostración de su baile robotero.
Baile de Michael Jackson
Michael Jackson - Morphine (DEMEROL)
P.D. Adjunto la canción “Morphine” y una demostración de su baile robotero.
Baile de Michael Jackson
Michael Jackson - Morphine (DEMEROL)
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Espectáculos,
Música
Unos días en Oxford
Acabo de regresar de la Universidad de Oxford tras asistir a un congreso sobre “justicia transicional”, término que se emplea generalmente para referirse a un conjunto de problemas que se plantean en sociedades que transitan de una situación de conflicto armado, o de dictadura con violaciones de derechos humanos, a la democracia.
Ya conocía Inglaterra. Estuve pasando un mes en Eastbourne cuando tenía 16 años. Me encantan sus parques y el verdor de su paisaje. Aunque sin duda los ingleses tienen sus defectos, hay que reconocer que hay rasgos de su forma de entender la vida colectiva con los que congenio. Fíjense. Nada más llegar a Londres tomé un autobús con destino a Oxford. En el autobús una mujer contestó a una llamada a su móvil y se puso a hablar en un tono algo alto, perfectamente audible por todos. Pues bien, el chofer paró el autobús y enérgicamente le instó a que bajara inmediatamente el volumen de la voz. Se lo dijo una vez y la mujer no reaccionó; inmediatamente se lo repitió con mayor determinación si cabe y entonces surtió efecto. Yo creo que si no hace caso o de allí no nos movemos o le hace bajar. Quizá fuera un tanto exagerado, pero el viaje fue una maravilla. En un absoluto silencio, no reñido con que algún pasajero hablara por teléfono en plan susurro, pude disfrutar del paisaje. ¡Cuánto me acordé de los viajes en tren a Madrid en los que te toca el clásico fulano que no para de hablar por el móvil a grito pelado! En estos detalles se ve el nivel de educación y el grado de civilización de un país.
Como se sabe, Oxford es una ciudad universitaria. De hecho su belleza es debida sobre todo a los edificios de la Universidad, de un precioso estilo gótico y magníficamente conservados. Una visita a Oxford resulta muy conveniente para comprender el valor de la tradición. No es lo mismo estudiar en un lugar como Oxford que hacerlo en un edificio funcional de nueva planta. Las calles y edificios de Oxford arropan la vida estudiantil y universitaria hasta tal punto que troquelan el espíritu. Todo invita a aplicarse en el estudio por respeto y reverencia a una tradición cuya grandeza es claramente perceptible. Por ello no sorprende que los estudiantes vistan sus mejores galas para las ceremonias de graduación, o que los miembros de la comunidad universitaria acudan a diversos actos de riguroso smoking ellos, y elegante traje de noche sus esposas. Pero si además barzoneando por la ciudad te topas con un palacio y ves en el césped a unas cuantas personas que disfrutan recitando poesía ya es el acabóse. En definitiva, impresionante.
En cuanto al congreso no entraré en detalles. Tan solo un dato que debería hacernos reflexionar a los españoles. En los años ochenta la transición española era una referencia internacional como ejemplo de un proceso exitoso conducido magistralmente. Han pasado los años y los propios españoles nos hemos dedicado a criticar determinados aspectos de nuestra transición a la democracia. Es bochornoso que en buena medida debido a nosotros mismos en los círculos académicos se haya consolidado la idea de que la transición española representa el modelo de “amnistía y amnesia”, lo cual, como han puesto de manifiesto diversos autores, no es cierto. Más bien sucede lo contrario: la transición española pudo ser un éxito gracias al vivo recuerdo de la Guerra Civil. Al margen de esa distorsión a la que me refería, me ha llamado poderosamente la atención la ausencia de referencias a la transición española durante este congreso de justicia transicional.
Ya conocía Inglaterra. Estuve pasando un mes en Eastbourne cuando tenía 16 años. Me encantan sus parques y el verdor de su paisaje. Aunque sin duda los ingleses tienen sus defectos, hay que reconocer que hay rasgos de su forma de entender la vida colectiva con los que congenio. Fíjense. Nada más llegar a Londres tomé un autobús con destino a Oxford. En el autobús una mujer contestó a una llamada a su móvil y se puso a hablar en un tono algo alto, perfectamente audible por todos. Pues bien, el chofer paró el autobús y enérgicamente le instó a que bajara inmediatamente el volumen de la voz. Se lo dijo una vez y la mujer no reaccionó; inmediatamente se lo repitió con mayor determinación si cabe y entonces surtió efecto. Yo creo que si no hace caso o de allí no nos movemos o le hace bajar. Quizá fuera un tanto exagerado, pero el viaje fue una maravilla. En un absoluto silencio, no reñido con que algún pasajero hablara por teléfono en plan susurro, pude disfrutar del paisaje. ¡Cuánto me acordé de los viajes en tren a Madrid en los que te toca el clásico fulano que no para de hablar por el móvil a grito pelado! En estos detalles se ve el nivel de educación y el grado de civilización de un país.
Como se sabe, Oxford es una ciudad universitaria. De hecho su belleza es debida sobre todo a los edificios de la Universidad, de un precioso estilo gótico y magníficamente conservados. Una visita a Oxford resulta muy conveniente para comprender el valor de la tradición. No es lo mismo estudiar en un lugar como Oxford que hacerlo en un edificio funcional de nueva planta. Las calles y edificios de Oxford arropan la vida estudiantil y universitaria hasta tal punto que troquelan el espíritu. Todo invita a aplicarse en el estudio por respeto y reverencia a una tradición cuya grandeza es claramente perceptible. Por ello no sorprende que los estudiantes vistan sus mejores galas para las ceremonias de graduación, o que los miembros de la comunidad universitaria acudan a diversos actos de riguroso smoking ellos, y elegante traje de noche sus esposas. Pero si además barzoneando por la ciudad te topas con un palacio y ves en el césped a unas cuantas personas que disfrutan recitando poesía ya es el acabóse. En definitiva, impresionante.
En cuanto al congreso no entraré en detalles. Tan solo un dato que debería hacernos reflexionar a los españoles. En los años ochenta la transición española era una referencia internacional como ejemplo de un proceso exitoso conducido magistralmente. Han pasado los años y los propios españoles nos hemos dedicado a criticar determinados aspectos de nuestra transición a la democracia. Es bochornoso que en buena medida debido a nosotros mismos en los círculos académicos se haya consolidado la idea de que la transición española representa el modelo de “amnistía y amnesia”, lo cual, como han puesto de manifiesto diversos autores, no es cierto. Más bien sucede lo contrario: la transición española pudo ser un éxito gracias al vivo recuerdo de la Guerra Civil. Al margen de esa distorsión a la que me refería, me ha llamado poderosamente la atención la ausencia de referencias a la transición española durante este congreso de justicia transicional.
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Reflexiones personales
miércoles, 17 de junio de 2009
Zapatero y la financiación de Cataluña
Es absolutamente indignante el anuncio de Zapatero diciendo que Cataluña va a tener más financiación per cápita que la media nacional. Bien está que se mejore su financiación y se tenga especialmente en cuanta los habitantes que allí residen, ya que ello implica que un gobierno autonómico tiene más gastos que asumir al servicio de los ciudadanos. Lo sabemos muy bien los valencianos, que reivindicamos exactamente eso, que se tenga en cuenta el millón de nuevos habitantes de la Comunidad Valenciana. Pero una cosa es reivindicar una mejora en la financiación, y otra muy distinta quebrar el principio de solidaridad interterritorial. No es admisible que las regiones más ricas tengan además una financiación per cápita por encima de la media nacion. ¿Alguien me puede decir qué razón puede justificar este disparate? Y todo esto sucede porque el principio esencial en el que se basa una nación, la búsqueda compartida del bien común, cada vez está más erosionado en España. Los resultados de las elecciones ponen de relieve con toda claridad que los dos grandes partidos parecen asumir que hay comunidades que pertenecen a uno o a otro, de tal forma que lo importante es no perder los feudos y arañar votos en territorios del contrario. Zapatero tiene clarísimo que por encima del bien común está conservar el poder, justo la antítesis de un buen gobernante. Por ello mimará con esmero a Cataluña y Andalucía por mucho que ello acentúe la indignación de las comunidades en las que gobierna el PP. Esta polarización es nefasta para la nación y para la democracia.
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Actualidad política
jueves, 11 de junio de 2009
Miss California
Increíble, a Miss California le han retirado el título por opinar que sólo debería considerarse matrimonio la unión de un hombre y una mujer. Y además parece ser que añadió un “sin ánimo de ofender”. Pues se han ofendido y le han quitado su corona por homófoba. Ya ven cómo se las gastan los progres. Se les llena la boca pidiendo libertad para todo tipo de opciones sexuales y de credos religiosos, pero son incapaces de tolerar que alguien opine de forma diferente a ellos. Esta Miss California tiene inteligencia, no como esa Miss que a la pregunta de quién era Confucio contestó algo así como que el filósofo que inventó la confusión.
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Sociedad
miércoles, 10 de junio de 2009
Los resultados de las europeas
El resultado de las elecciones europeas presenta muchos datos que merecerían detenido análisis. Me centraré en aquellas cuestiones que para mí tienen mayor interés. En primer lugar hay que decir que por mucho que la abstención en estas elecciones haya sido la habitual en las europeas, ningún político que crea verdaderamente en la democracia puede aceptar sin rubor y un detenido examen de conciencia que no acuda a votar ni siquiera la mitad del electorado. La razón principal de esta alta abstención a mi juicio es la percepción que tienen muchos ciudadanos de la inutilidad del parlamento europeo, que no de la Unión Europea, y la escasa repercusión que el resultado puede tener en la política nacional, sobre todo a estas alturas de la legislatura. Como dice Zapatero, el PP sigue en la oposición y él tiene todavía tres años por delante para seguir destrozando a España.
En segundo lugar, creo que el inapelable triunfo del PP hace que asistamos a la resurrección de Rajoy, algo que debería hacer pensar a Zapatero en lo extremadamente mal que estará gobernando y articulando su estrategia política como para ser capaz de dar vida a un cadáver político. Quizá alguno piense que es mérito de Rajoy. En parte puede que sea cierto por haber diseñado una estrategia de oposición más amable (por así decirlo) que desactiva el discurso de la crispación que habitualmente esgrimían los socialistas para desacreditar al PP ante el moderado y bien pensante votante centrista. Pero de nada hubiera servido el camino emprendido por Rajoy sin los engaños, imprudencias y desvaríos del orate monclovita, que se empeña en dar la razón a todos los que piensan que la oposición llega al gobierno más por deméritos de quien gobierna que por la labor de la oposición. Sí, el PP ha ganado consolidando el liderazgo de Rajoy, aunque la endeblez política de este gallego practicante no me permite ser optimista respecto a sus posibilidades de ganar unas elecciones generales. Por otra parte, el triunfo amplísimo del PP en lugares como, por ejemplo, Madrid, Murcia o Valencia evidencia la cada vez mayor fractura territorial de los dos grandes partidos. Y ya se ve el desgaste que le ha supuesto a Camps el caso Gürtel. Con independencia de lo que pueda haber de cierto en el asunto, la campaña de los socialistas en Valencia ha sido patética, en consonancia con Alarte, un personaje que está a medio camino entre la imitación de Zapatero y un cura. Nivel subterráneo el de este politiquillo insustancial.
Finalmente hay que hablar de UPyD. Hay quienes como Pedro J. Ramírez sostienen que su resultado ha sido malo, pues era ahora o nunca. Dice este periodista que la consolidación del partido pasaba por lograr pasar del 5% de los votos. En teoría eso hubiera estado muy bien, pero la realidad es que hace un año se celebraron las generales y el domingo obtuvo 150.000 votos más que en esa cita. En mi opinión, impresionante. Y mucho más si se tiene en cuenta que este partido fue sistemáticamente eliminado de los medios de comunicación en una demostración palpable de la calidad de nuestra democracia: ¿acaso el pluralismo político no exigiría que las opciones minoritarias tuvieran más oportunidades de presentar sus ideas a los ciudadanos? Pues bien, aun así casi medio millón de votos. Esto demuestra que hay una creciente convicción en muchos ciudadanos de que nuestra democracia exige cambios importantes como los que propugna este partido. Si el sistema apaga ese deseo de cambio aplastando a UPyD a través del terrible sistema electoral que padecemos, mucho me temo que la democracia española se resienta.
En segundo lugar, creo que el inapelable triunfo del PP hace que asistamos a la resurrección de Rajoy, algo que debería hacer pensar a Zapatero en lo extremadamente mal que estará gobernando y articulando su estrategia política como para ser capaz de dar vida a un cadáver político. Quizá alguno piense que es mérito de Rajoy. En parte puede que sea cierto por haber diseñado una estrategia de oposición más amable (por así decirlo) que desactiva el discurso de la crispación que habitualmente esgrimían los socialistas para desacreditar al PP ante el moderado y bien pensante votante centrista. Pero de nada hubiera servido el camino emprendido por Rajoy sin los engaños, imprudencias y desvaríos del orate monclovita, que se empeña en dar la razón a todos los que piensan que la oposición llega al gobierno más por deméritos de quien gobierna que por la labor de la oposición. Sí, el PP ha ganado consolidando el liderazgo de Rajoy, aunque la endeblez política de este gallego practicante no me permite ser optimista respecto a sus posibilidades de ganar unas elecciones generales. Por otra parte, el triunfo amplísimo del PP en lugares como, por ejemplo, Madrid, Murcia o Valencia evidencia la cada vez mayor fractura territorial de los dos grandes partidos. Y ya se ve el desgaste que le ha supuesto a Camps el caso Gürtel. Con independencia de lo que pueda haber de cierto en el asunto, la campaña de los socialistas en Valencia ha sido patética, en consonancia con Alarte, un personaje que está a medio camino entre la imitación de Zapatero y un cura. Nivel subterráneo el de este politiquillo insustancial.
Finalmente hay que hablar de UPyD. Hay quienes como Pedro J. Ramírez sostienen que su resultado ha sido malo, pues era ahora o nunca. Dice este periodista que la consolidación del partido pasaba por lograr pasar del 5% de los votos. En teoría eso hubiera estado muy bien, pero la realidad es que hace un año se celebraron las generales y el domingo obtuvo 150.000 votos más que en esa cita. En mi opinión, impresionante. Y mucho más si se tiene en cuenta que este partido fue sistemáticamente eliminado de los medios de comunicación en una demostración palpable de la calidad de nuestra democracia: ¿acaso el pluralismo político no exigiría que las opciones minoritarias tuvieran más oportunidades de presentar sus ideas a los ciudadanos? Pues bien, aun así casi medio millón de votos. Esto demuestra que hay una creciente convicción en muchos ciudadanos de que nuestra democracia exige cambios importantes como los que propugna este partido. Si el sistema apaga ese deseo de cambio aplastando a UPyD a través del terrible sistema electoral que padecemos, mucho me temo que la democracia española se resienta.
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