No entiendo de póker, a
diferencia de Mr. Casual Varoufakis, pero cuando uno plantea un órdago es para
aguantar hasta el final y no cagarse en los pantalones como acaba de suceder con Tsipras, cosa comprensible dicho
sea de paso. ¿Qué es esto de que ahora acepta las condiciones? ¿Y qué
pasa si gana el “no” en el referéndum? Me parece un despropósito. Pero, ¿y de
qué sirve que acepte? Simplemente se demora el desenlace sobradamente conocido:
o se le perdona una parte sustancial de la deuda o Grecia no va a pagar. Me
parece que Tsipras ha tenido miedo a perder el poder, porque realmente Grecia
debía llevar su órdago hasta el final. De momento, acaban de obsequiarnos con
el órdago a la griega, un ridículo espantoso caso de confirmarse.
miércoles, 1 de julio de 2015
martes, 30 de junio de 2015
Gracias, Tsipras
El órdago griego, caso de que
finalmente se materialice en la salida de Grecia del euro, es un golpe de
suerte si sirve para acabar con el euro. Ni Suecia, ni Reino Unido, ni
Dinamarca están en el euro. Fueron listos, pensaron las consecuencias que
tendría en clave nacional, que es la que sigue presidiendo el funcionamiento de
la Unión Europea. No se puede violentar la realidad, y el euro ha sido un
intento temerario de forzar la realidad. Cuanto antes se acabe con esto
muchísimo mejor. Volvamos a las monedas nacionales y, a partir de ahí,
repensemos la Unión Europea fortaleciendo los lazos de solidaridad, los
proyectos educativos, y las políticas comunes de inmigración y defensa. Por ahí
vamos bien, no con el funesto euro. ¿Me olvido de las consecuencias? No,
naturalmente que el proceso será muy duro, muy difícil, pero es necesario mientras los Estados sigan siendo soberanos y no prime la búsqueda del bien común (la negativa a mutualizar la deuda, los eurobonos, fue la prueba del algodón). No estamos preparados para lo que exige el euro, así de
sencillo.
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Actualidad política
miércoles, 22 de abril de 2015
La muerte del profesor
He leído que la Consellera de
Educació de la Generalitat de Catalunya ha declarado, con relación al suceso
del instituto Joan Fuster, que ha muerto un profesor, pero que la gran víctima
es el niño que le mató. No salgo de mi asombro. Es lamentable que el niño actuara
así por razón de una enfermedad, y hay que adoptar las medidas necesarias para
ayudarle, pero no dejo de pensar en el profesor muerto y en su familia, sobre
todo después de ver la foto en la que su cadáver es sacado del edificio metido
en una bolsa de plástico sujetado por trozos de cinta aislante. Miro la foto y por
las formas imagino dónde están los pies y la cabeza que entraron vivos ese día
sin sospechar que todo acabaría así. Dicen que llevaba dos semanas trabajando
en el Instituto, realizando una sustitución. De la manera más insospechada
llega “el día señalado”, como dice la letra de la canción “Morir todavía”, de
Héroes del Silencio. Lo mismo que les pasó a los pasajeros de vuelo a Düsseldorf. El profesor es la gran víctima, el hombre al que se le fue
la vida cuando entró por esa puerta del aula al oír los gritos y recibió una
puñalada mortal en el pecho. Imagino ese segundo en el que llegas a saber que todas tus ilusiones y proyectos se van y, quizá, solo te da tiempo para un último pensamiento de sorpresa en el que no comprendes cómo es posible que te pase eso cuando no era el momento. Entonces te das cuesta de lo frágil que es la vida, del regalo que significa estar vivo y que tu corazón siga latiendo.
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Reflexiones personales
lunes, 16 de marzo de 2015
La revitalización de la democracia española
Hace algunos años, participé en
un seminario sobre la reforma del sistema electoral español. Entonces pensaba
que a España le convenía un panorama político en el que los partidos
minoritarios de ámbito nacional tuvieran mayor peso, y así evitar que la
gobernabilidad pudiera depender de los partidos nacionalistas. Creía, además, que
superar el bipartidismo era imprescindible para revitalizar la democracia
española, y ligaba ese objetivo a la reforma del sistema electoral.
El PP se ha mostrado contrario a introducir cambios en este terreno, al tiempo que viene incidiendo en los beneficios del bipartidismo por la estabilidad que proporciona. En buena medida es
cierto, pero no me parece que el ascenso de nuevas formaciones vaya a suponer
la ingobernabilidad del país. Si se confirma lo que apuntan las encuestas habrá que innovar
políticamente, que es justo lo que necesitamos. Que opciones políticas como
Podemos puedan parecernos peligrosas entra dentro de la riqueza inherente al
pluralismo político que nuestra Constitución proclama como valor superior del
ordenamiento. Es bueno que haya un partido como Podemos, que se debatan sus
propuestas, que se realice un esfuerzo por desenmascarar sus argumentos y se
les arrincone dialécticamente cuando, por ejemplo, no saben disimular sus
simpatías hacia el chavismo venezolano.
Hoy da la impresión de que la reforma electoral no era necesaria para lograr la revitalización de nuestra
democracia, aunque habrá que estar atento a la proporción entre votos y escaños
en las elecciones generales. Los electores han dejado de atender a las apelaciones
al voto útil. Parece que ya no creen, o dicha creencia ha perdido vigor, que
votar a partidos minoritarios sea desperdiciar su voto. El resultado es que
nuestra democracia se ha revitalizado. Entramos en una dinámica en la que los
partidos van a tener que esforzarse por presentar programas atractivos y por elegir
muy bien a sus candidatos. Estamos de enhorabuena.
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Actualidad política
sábado, 14 de marzo de 2015
Iglesias se está pasando de frenada
Si cuando la masa ruge esperando
al orador para lanzar sus iras sobre él este logra que le dejen hablar, goza de
una extraordinaria oportunidad para tornar las lanzas en cañas. De igual
manera, la predisposición incondicional al elogio es fácil que desemboque en
decepción. Otra característica de las masas, que como su nombre indica tienen en
su comportamiento muchas propiedades relacionadas con la física, es que pueden
hacer caer al que aúpan con una fuerza proporcional a la que le llevó a la
cumbre.
Dicen las encuestas que Podemos
se estanca e incluso pierde fuelle. No me extraña en absoluto. Ahí tienen a
Pablo Iglesias. Al principio deslumbraba con su retórica anticasta y ahora cada
vez que sale pontificando con su voz de locutor entrenado empieza a resultar desagradable. Si hay algo que en España molesta sobremanera es ir de
chulito y últimamente a este hombre lo veo con una arrogancia desmedida. No se
le ocurre otra cosa después del debate sobre el estado de la nación que
presentarse como líder de la oposición. Ahora rechaza debatir con Albert
Rivera, como si fuera líder de un partido con mayoría parlamentaria. Le
convendría no olvidar las leyes que rigen el comportamiento de las masas que le
han llevado a despuntar en las encuestas. Repito, en las encuestas. Un líderazgo popular debe asentarse en una dignidad lograda a base de convicciones auténticas defendidas con energía y humildad sin apocamiento.
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Actualidad política
jueves, 5 de marzo de 2015
Podemos y Ciudadanos
El ascenso de Podemos y
Ciudadanos demuestra que la democracia española goza de buena salud. Es verdad que hay
muchas cosas que mejorar, pero más importante que acertar con la solución
que demanda cada problema es comprobar que se
abren paso formaciones capaces de conectar con las
preocupaciones de los ciudadanos. Si observáramos la política como un mercado
en el que los partidos venden y los ciudadanos compran, no es difícil
identificar los “productos” políticos que ofrecen estas formaciones y las
razones de su buena acogida por parte de los “clientes”.
El
éxito de Podemos se basa en destacar que la crisis ha demostrado que la división ideológica entre
izquierda y derecha se ha difuminado. Tanto el PSOE como el PP tuvieron que
realizar una política de recorte del gasto que vino condicionada por Bruselas
y, sobre todo, por Berlín. El PSOE redujo el gasto social mientras que el PP ha subido los
impuestos, medidas contrarias a sus planteamientos ideológicos. En Francia, Hollande clamaba contra la austeridad, pero Valls pronto
tuvo que adoptar medidas para disminuir el gasto público y controlar el déficit. Las clases más humildes han padecido intensamente los efectos de estas medidas y han
observado atónitas como al mismo tiempo que se deterioraba la sanidad y la educación pública
aparecían noticias sobre los excesos cometidos por consejeros de bancos y por
políticos corruptos. Podemos está trasladando a los ciudadanos el mensaje de que el problema no está
en debatir si es mejor una política de izquierdas o de derechas, sino que urge recuperar la democracia y acabar con la oligarquía, con el
gobierno oculto de unas élites políticas y económicas que siempre resultan
beneficiadas. La idea funciona, vende, porque en buena medida responde a la
realidad. Otra cosa es que luego las alternativas de gobierno que plantean
sirvan para resolver los problemas.
Por su parte,
Ciudadanos ha materializado una idea de renovación democrática desde los
pilares del régimen del 78 que comparte con UPyD. Los nacionalismos periféricos
han minado la igualdad entre los españoles y para revertir esta situación proponen reestructurar el
Estado, recuperar competencias para la administración central y acabar con el mercadeo
competencial que permite el art. 150.2 CE, suprimir instituciones ineficaces
y/o redundantes, mejorar la representatividad del sistema electoral y luchar
eficazmente contra la corrupción. Son problemas que tanto el PSOE como el PP no
han sabido resolver. El PSOE es incapaz de ofrecer un proyecto nacional
creíble, y tanto el PP como el PSOE están salpicados por graves escándalos de
corrupción y no han planteado la batalla ideológica a los nacionalismos
periféricos, sino que durante mucho tiempo se plegaron a sus exigencias.
Ciudadanos y UPyD carecen de complejos en este terreno y ello explica su
ascenso, sobre todo el de Ciudadanos por la razón que seguidamente mencionaré.
Se trata de “productos”
políticos atractivos, pero además su éxito se explica porque están siendo
puestos en el mercado por dos líderes pertenecientes a una nueva generación
emergente de españoles nacidos entre 1976 y 1991, Pablo Iglesias y Albert
Rivera. Al margen de los errores cometidos por UPyD, Rosa Díez no representa un
liderazgo ilusionante y Albert Rivera la está engulliendo políticamente. Creo
que Ciudadanos seguirá creciendo, porque sus propuestas son mucho más realistas
que las de Podemos, y estos se estancarán o van a retroceder por varias
razones. El fiasco de Syriza les ha dejado en evidencia. Sus líderes se están
pasando de frenada y ofrecen una imagen de soberbia que empieza a generar
rechazo en el electorado. No han sabido resolver el escándalo de Monedero, que
pone en entredicho que no sean parte de la oligarquía que dicen combatir.
Finalmente, su crítica al régimen del 78, que goza de un respaldo mucho mayor del que piensan, y en el marco del cual se ha producido su ascenso, supone un grave error de
cálculo que pagarán caro.
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Actualidad política
martes, 24 de febrero de 2015
La eurorratonera
Nadie duda hoy de que el euro fue un caramelo envenenado para los países del sur de Europa. La cuestión es
cómo salir de esta ratonera. En Grecia, Syriza ha intentado infructuosamente renegociar
el pago de una deuda inasumible que aceptaron
contraer a cambio del rescate. Han tratado de lograr una quita con la baza de que su caída conllevaría un riesgo de contagio. Su
órdago se ha quedado en amago y los socios prestamistas exigen el cumplimiento
de lo pactado. Parece claro a estas alturas que Varoufakis llevaba la camisa por fuera para bajarse mejor el pantalón... El problema simplemente se demora, porque difícilmente
Grecia va a poder pagar su deuda y los intereses le van a seguir asfixiando.
España, al margen de ser una economía muchísimo más grande y saneada que la griega, ha "optado" por aplicar la receta alemana para superar
la crisis: contención del déficit a través del recorte del gasto público y
aumento de la presión fiscal, devaluación interna de salarios, emigración y reformas estructurales, en particular la flexibilizadora del mercado laboral. Todo ello se ha visto favorecido por medidas
externas como la del programa de compra de deuda que acaba de aprobar Draghi para aligerar el peso
de la deuda pública y favorecer la circulación del crédito a empresas y particulares.
España está creciendo moderadamente y creando empleo, pero la desproporción
entre los sacrificios y los resultados es enorme, y el hartazgo ciudadano, que
se traduce en el ascenso de un partido populista como Podemos, muy considerable. España tiene más fuerza que Grecia para plantear una
renegociación de su deuda pública -en su día comenté que debíamos plantearnos un órdago-, pero acertadamente el Gobierno no contempla ninguna iniciativa que ponga en duda la solvencia de España
para afrontar sus compromisos.
Aunque resulte paradójico, la
salida de la euroratonera por nuestros propios medios sólo puede venir a través de la austeridad, para no tener que pensar en la opción de una
quiebra que nos aboque a la ruptura de la moneda única y que no
descartaría en absoluto a medio plazo. El discurso habitual reclama austeridad
y reformas estructurales para sanear la economía en el marco del euro. En mi
opinión, se trata de estar en condiciones de poder decir adiós al euro sin
pasar por el calvario que tendrían que sufrir ahora los griegos, incapaces de
financiarse en los mercados. Si España fuera un país sin desequilibrios
notables, salir del euro sería posible sin perder el crédito de los mercados
financieros, lo mismo que Alemania podría dejar el euro sin sufrir ninguna de
las consecuencias que pueden afectar a los griegos (otra cosa es que les
convenga hacerlo, pues a Alemania, una economía exportadora, le interesa el
euro). Y entonces surge la gran pregunta: si se superan los desequilibrios y se
logra salir de la crisis, ¿para qué salir del euro? Dos razones
fundamentales: para fortalecer la democracia, en tanto las políticas nacionales
dejarían de estar tan condicionadas por la pertenencia a la eurozona (véase http://www.tomasdedomingo.com/2012/07/rajoy-los-espanoles-no-podemos-elegir.html), y para
prevenir futuras crisis disponiendo de una moneda propia y de un banco central
igual que el Reino Unido. Naturalmente que el euro proporciona ventajas, pero mientras
la Unión Europea no avance hacia una Unión Política en la que realmente el bien
común prime frente a los intereses nacionales, el euro es un grave riesgo para
un país como el nuestro. Creo en Europa, pero el euro es un error y la única
forma realista de resolverlo es salir de ahí. El problema es que los esfuerzos,
los sacrificios, deberían ser todavía mayores y me temo que inasumibles.
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