En declaraciones emitidas ayer en una entrevista con Carlos Herrera, Carlos Mazón recordó que no hay que confundir la alerta por fuertes lluvias que pronosticaba la AEMET, y la alerta ante las consecuencias de esas lluvias, riadas, de las que debe avisar la Confederación Hidrográfica del Júcar en este caso, dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica. Sobre esta última alerta, Mazón explicó que la Generalitat Valenciana estaba siendo informada de la situación en la cuenca mediante unos correos electrónicos que han sido publicados. En esos correos, en efecto, se comprueba que los datos que ofreció la Confederación sobre el caudal de la rambla del poyo eran incluso optimistas hasta que a las 18:43 se envía un correo (¡no fueron capaces de llamar urgentemente por teléfono!) advirtiendo de la crecida. Recibido ese aviso, la Generalitat, imagino que Protección Civil, decidió mandar una mensaje urgente por móvil a la población una hora y veinte minutos más tarde, demasiado tiempo tratándose de una emergencia de tal calibre.
Si se leen las funciones que le corresponden a la
Confederación Hidrográfica del Júcar (https://www.chj.es/es-es/Organismo/Funciones/Paginas/Funciones.aspx)
podrán comprobar que a este organismo le corresponde informar sobre crecidas de
agua que se produzcan en la cuenca. Por tanto, la Generalitat Valencia dependía
funcionalmente de la información de la Confederación, que a su vez debía tener
en cuenta el pronóstico de la AEMET sobre las lluvias. Todos sabíamos que había
una DANA, pero las consecuencias concretas eran impredecibles, porque dependían
del lugar exacto en el que se produjera la tormenta. Dicho de otra forma, la
Generalitat no sabía por dónde podía venir exactamente el peligro y de ahí que
se advirtiera genéricamente a la población a la espera de mayor concreción, que
vino en un correo electrónico enviado a las 18:43 por lo que respecta a los
pueblos afectados por la rambla del poyo. Me parece fuera de duda que a Carlos
Mazón le están endosando un marrón del que no es el mayor responsable. Pero
todavía digo más, es la propia Confederación la que debería saber perfectamente
cuáles son las zonas de peligro en caso de fuertes lluvias e informar diciendo
algo más que el volumen de agua que pasa en cada momento por un punto.
El precedente de la última gran riada de 1982 nos puede servir para analizar este caso. Sabemos que se juzgó al ingeniero de la presa de Tous que se rompió y, al desbordarse, causó las graves inundaciones. El proceso y la determinación de responsabilidades se centró en personas que trabajaban en la Confederación Hidrográfica del Júcar porque se trató también de una riada, sólo que en aquella ocasión debida a la rotura de un embalse. Entre otros, se trató de determinar la responsabilidad del comisario de aguas del Júcar por no haber avisado a los responsables de la presa de Tous del aviso de fuertes lluvias. A partir del momento en que se produjo el desastre el ejército fue enviado de inmediato para ayudar a los damnificados y paliar las consecuencias.
El gobierno de la nación pretende descargar toda la responsabilidad en Mazón, pero me parece que no tienen razón y que están actuando injustamente. Seguiré indagando.