Hace tiempo que me llama la atención Pere Aragonés, un genuino producto de marketing político. Escucharle hablar es una absoluta pérdida de tiempo: sin ninguna idea original, se dedica a repetir los "mantras" independentistas. Nada de eso importa en nuestros días. En una entrevista en La Sexta Noche, el argumento de José Bono para defender la idoneidad del candidato Illa a la Generalitat de Catalunya era, pásmense, que sólo había que mirarle la cara para darse cuenta de que era un buen candidato. Que si la cara es el espejo del alma, que si no se enfadaba, que era un hombre sensato, en definitiva, cualidades de “talante” que tan de moda se pusieron con el nefasto Zapatero. Este Pere Aragonés, quizá asesorado, en un contexto de gente mal vestida, descorbatada, y en muchos casos zarrapastrosa se deja una barba aseada que oculta el zangolotino que en realidad es, y ha decidido que hasta el momento de meterse en la cama nadie le iba a pillar sin americana y decidiendo estratégicamente cuándo toca ponerse la corbata. Es una clara apuesta por disfrazarse de “institucional” en un partido golpista como ERC que ahora pretende recular y ofrecer una imagen que los aleje del radicalismo unilateral. Para ello nada mejor que poner de cabeza visible a un político bien disfrazado, capaz de engolar adecuadamente y de leer lo que le preparen. El diseño se completa con unos titulillos pagados para tener alguna línea académica de universidades de prestigio americanas, todo muy aseado, pero sin que se le conozca ninguna profesión seria.
jueves, 21 de enero de 2021
martes, 12 de enero de 2021
Cambios en la sociedad
La crisis del coronavirus ha acelerado la transformación social en la que nos hallamos inmersos. El confinamiento vivido y la amenaza de que en el futuro los virus sigan condicionando nuestro modo de vida ha provocado que muchas personas se planteen cambiar de vivienda y también de lugar de residencia en el caso de que puedan teletrabajar. He leído noticias que destacan la pujanza de Valencia o Alicante como ciudades emergentes como opción de residencia para teletrabajadores. En el caso de Alicante, el Ayuntamiento y Provia han iniciado una campaña de marketing para presentar Alicante como una ciudad óptima para residir teletrabajando (https://www.informacion.es/alicante/2020/12/11/alicante-destino-ideal-teletrabajar-26194952.html). En cuanto a las viviendas, ahora se valoran más las casas grandes y, especialmente, aquellas que cuentan con terrazas y zonas de esparcimiento comunitario. Creo que cada vez va a ser más engañoso conocer el valor de un inmueble a través del precio medio de la localidad: habrá muchas diferencias en función de detalles muy específicos de las viviendas y del barrio en el que estén ubicadas.
Otro de los grandes cambios que hemos
vivido y que me parece que va a ser imparable es el auge del comercio por internet.
Muchas tiendas presenciales están abocadas al cierre o a una transformación
radical para competir. Esto supone que van a perderse puestos de trabajo en el comercio
presencial y que, por el contrario, toda la logística que implica el comercio "online" generará puestos de trabajo, en especial repartidores. En un reportaje
televisivo reciente salía una mujer que había comenzado a trabajar de repartidora diciendo que estaba contenta porque podía organizar sus horarios de trabajo y no se le discriminaba
por la edad. En este contexto disponer de vehículo propio se me antoja
fundamental, porque casi garantiza un puesto de trabajo. Dada la dura compentencia que se va a dar en este sector liderado por Amazon
(El Corte Inglés ya parece haber despertado de su letargo, aunque creo que es
demasiado tarde), creo que el consumidor valoraría positivamente que su repartidor
utilizara un vehículo eléctrico. ¿Se imaginan que Amazon informara a sus clientes de que su entrega es "ecológica"? Serían imbatibles, así que si algún duende lee estas líneas quizá pueda llevar esta idea a los competidores para iniciar una estrategia de flanqueo contra el gigante.
Siempre es importante hacer las
cosas bien, pero ahora que hay tantas posibilidades de recabar información
sobre productos y servicios el chapucero y el tramposo lo tienen cada vez más complicado. Cuando se
pretende adquirir cualquier cosa se consulta con detalle las opiniones
de los usuarios. Aquellas empresas y profesionales que sepan posicionarse ante
los consumidores como diligentes, éticamente irreprochables y comprometidos con
el medioambiente tendrán muchas más oportunidades de triunfar, lo cual es una
buenísima noticia.
sábado, 9 de enero de 2021
Políticos incompetentes y ciudadanos irresponsables
Era una locura permitir las fiestas navideñas y desespera ver la incompetencia de los políticos que nos han llevado a esta trágica situación. Mi mujer y yo pasábamos esta mañana por delante del hospital de San Juan y veíamos una fila de coches larguísima, como nunca antes durante la pandemia, a la espera de que les tomaran muestras para la prueba PCR. Políticos incompetentes y ciudadanos caprichosos, irresponsables, que cometen imprudencias que pagamos todos. Y ya no me refiero sólo a la pandemia. Con una información desbordante sobre la gravedad del temporal y con reiterados consejos de las autoridades para quedarse en casa, leo que hay gente que se ha ido a ver la nieve y algunos han quedado atrapados. Incomprensible y desalentador.
jueves, 31 de diciembre de 2020
Mirando al futuro con optimismo
Apuramos las últimas horas de 2020 y, pese a que los
contagios han repuntado (totalmente previsible ante la ausencia de medidas
drásticas para evitar las reuniones navideñas) y la pandemia nos hará sufrir en
los próximos meses, veo el futuro con optimismo. Aunque todavía debemos comprobar la efectividad de las vacunas contra el coronavirus, impresiona ver cómo
la cooperación científica ha permitido contar con ellas en un tiempo récord. Quizá
tardemos algunos años en relacionarnos sin temor y sin mascarillas, pero estoy
convencido de que lo lograremos. La crisis que ha provocado esta enfermedad puede
haber servido para ver cosas importantes. La necesidad de pensar globalmente en
lo referente a enfermedades es patente. Recuerdo que cuando escuchábamos las
primeras noticias del virus en China me parecía algo lejano de lo que no
teníamos nada que temer. La lección debe ser bien aprendida y aplicada a
problemas como el cambio climático. Lo mismo que la humanidad ha colaborado
para encontrar una vacuna, hay que trabajar juntos para evitar una degradación
irreversible de nuestro planeta impulsando definitivamente las energías renovables.
También hay que reflexionar sobre las oportunidades que puede conllevar el
teletrabajo. Por una parte, hay quienes lo ven como un camino a la despersonalización,
porque en las relaciones personales es fundamental la presencia corporal. No les
falta razón, pero también es cierto que el teletrabajo puede favorecer la
conciliación del trabajo y la vida familiar, lo cual es extremadamente
importante. La pandemia ha provocado enfermedades mentales, sobre todo ansiedad
y depresión, pero este tipo de situaciones, si se enfocan adecuadamente, pueden
ser una ocasión decisiva para crecer como persona. Ojalá la pandemia haya sido
aprovechada para el crecimiento espiritual. Tengo la impresión de que más allá
de los irresponsables e impacientes que no han querido aceptar la realidad, la
pandemia ha hecho que muchas personas se hayan tenido que encontrar consigo
mismas. Decía un profesor mío hace bastantes años que “el siglo XXI será el siglo del espíritu o no será”. Cada vez estoy
más convencido de que tenía razón.
domingo, 20 de diciembre de 2020
Atentos al discurso del Rey
Hace una o dos semanas leí que los podemitas y un sector del PSOE apuntaban la idea de que el Rey debería pedir perdón por el discurso que pronunció el tres de octubre de 2017. Ante la falta de una respuesta proporcional al desafío que estaban planteando los independentistas catalanes, el Rey hizo un discurso histórico en el que devolvió la esperanza a los españoles y galvanizó la respuesta política del Estado de Derecho. El Rey actuó como cabeza de la nación, como debe hacerlo para que la institución sirva a los españoles. Por supuesto que no debe pedir perdón por el discurso más importante de su reinado hasta el momento, y desde luego debería pensar qué va a decir en Nochebuena respecto a su padre. Es difícil pronunciarse sin conocer el fondo del asunto, aunque huele muy mal. Confío en la honradez de Felipe VI y me parece que su renuncia a la herencia de su padre ya deja en evidencia que Juan Carlos I actuó indebidamente en un alarde de irresponsabilidad y falta de patriotismo. Es lógico que podemitas, independentistas y algunos socialistas afilen el cuchillo. Lo más importante es que el Rey Felipe salvaguarde su independencia respecto al Gobierno reforzando su ejemplaridad. De lo contrario no podrá cumplir adecuadamente su función al servicio de la nación y la monarquía se verá seriamente amenazada.
miércoles, 16 de diciembre de 2020
Cuidado con la despenalización de la eutanasia
El Gobierno está impulsando una ley de eutanasia que, según todo parece indicar, regulará y despenalizará el auxilio al suicido, lo que inmediatamente hará que se hable de un “derecho a la muerte”. Todos podemos imaginar situaciones dramáticas en las que una persona padece dolores insoportables e irreversibles que le hacen desear la muerte. Se trata de casos en los que la piedad conduciría a ayudar a una persona a morir, lo cual no está muy lejos de las medidas que se conocen como “cuidados paliativos”. Pero abrir la posibilidad a una libre disposición sobre la propia vida es muy peligroso. No quisiera realizar un juicio precipitado sobre este tema hasta que se apruebe la ley, pero sí me gustaría llamar la atención sobre una situación que puede producirse si la regulación consagra una amplia despenalización de la eutanasia.
En la vida puede llegarse a situaciones en las que una
persona no puede valerse por sí misma y necesite cuidados que pueden ser muy
costosos económica, física y psicológicamente. Hay personas que se crecen ante esta situación y
ven el cuidado de sus seres queridos como una oportunidad de expresar el amor
que sienten por ellos. En nuestros días esta actitud es cada vez menos frecuente,
y tanto el enfermo como los familiares viven la situación como una desgracia
que les supone numerosos problemas. Si se despenaliza la eutanasia no se debe
descartar que el enfermo que rechace recurrir a ella sea visto por sus
familiares como alguien cobarde e incluso egoísta. ¿Qué sentido tiene vivir
cuando uno se halla postrado sin poder salir de casa y requiriendo cuidados que
están suponiendo un gran coste económico y un desgaste personal para la familia?,
esta es la reflexión que me temo que termine por imponerse en muchos casos si
finalmente se despenaliza la eutanasia y se presenta como un “derecho a la
muerte”.
El legislador no solo debe tener un respeto escrupuloso por
los derechos fundamentales, cosa que habrá que ver si no quiebra con la
regulación que se prepara, sino que hay que ser extremadamente prudentes a la
hora de analizar no sólo los efectos directos, sino también los concomitantes de las medidas que se aprueben.
La despenalización de la eutanasia, más allá de supuestos extremos que cuesta imaginar que no entren dentro de los “cuidados paliativos”,
me parece sumamente peligrosa porque puede dejar indefensas a muchísimas
personas que requieren cuidados, amor y generosidad, y no que les "inviten" a quitarse de en
medio por medios incruentos.
martes, 15 de diciembre de 2020
Hay que prohibir las reuniones navideñas
Los últimos datos de la pandemia aconsejan inequívocamente que las autoridades adopten medidas para evitar las celebraciones navideñas. La Generalitat Valenciana ha permitido reuniones de nada menos que diez personas y, además, no solo familiares, sino también "allegados", un auténtico disparate (http://www.gvaoberta.gva.es/documents/7843050/169783335/medidas_navidad_covid_19_CAS.jpg/23e5aed1-a241-4508-9485-ac3d5732bd38?t=1607329484884). En mi opinión, debería decretarse un toque de queda desde el cierre de las tiendas el día 24 y el 31 de diciembre, y un confinamiento total para el día 25. O se adoptan medidas o aquellos que están concienciados de que hay que ser escrupulosos con las directrices sanitarias van a ser víctimas de familiares que les realizarán el típico chantaje emocional al que es muy complicado que se nieguen. Ahora que vemos la luz al final del túnel con la esperanza de las vacunas es fundamental salvar vidas y facilitar el trabajo del personal sanitario.
El discurso de Merkel advirtiendo de las funestas consecuencias de reunirse en Navidad es el camino a seguir. Es verdad que los alemanes se pueden permitir un confinamiento duro, pero también lo es que a raíz de la experiencia del nazismo los alemanes han interiorizado como pocos pueblos que la dignidad humana exige hacer lo posible por salvar vidas. Como dijo Merkel, "no es aceptable 590 muertes al día por Covid". En España no detecto un sentimiento de preocupación equivalente ante las cifras de muertos que escuchamos cada día. El sacrificio de evitar estas reuniones navideñas es nimio en comparación con las vidas que se podrían salvar. Ojalá todo el mundo se quedara en su casa tranquilamente y diéramos tiempo a que la vacuna logre que mejore la situación.