En esta sociedad de masas la vulgaridad y la inercia consumista de mediocridades nos invade, pero curiosamente no limita nuestra capacidad de elección. Por ejemplo, hay muchos programas de televisión chabacanos, pero, si uno se esfuerza, también puede acceder con bastante facilidad a buenos documentales, películas, etc. Y si se emite a horas intempestivas, no hay excusa, pues basta con grabarlo y verlo cuando se desea. El quid de la cuestión radica en no dejarse ir, en esforzarse por buscar el propio camino, lo cual, además de educación y disciplina, puede requerir rodearse de buenas compañías y recibir buenos consejos. Sería pretencioso por mi parte pensar que en este blog pueden encontrar un buen sentido de la orientación en algún terreno, pero si a alguno le sirve alguna sugerencia de un servidor me sentiré feliz. Con este propósito, quisiera recordar a un cantante extraordinario que puede que alguno de ustedes no conozca, dado que hace años que no aparece en ningún programa de televisión y no tengo noticia de que esté ofreciendo conciertos. La verdad es que no sé nada de él, y es una de estas figuras de las que ahora nadie se acuerda, pero cuya muerte impactaría. Estoy hablando del gran Alberto Cortez, el genial cantautor argentino cuya voz, cuando se escucha, como dice la canción, se lleva para siempre en un rincón del alma. ¿Qué es de Alberto Cortez? ¿Por dónde andará? Eso me preguntaba cuando José María Iñigo puso una canción suya a duo con María Dolores Pradera -merecería otro post esta maravillosa cantante- en un programa de RNE 1 en la mañana del domingo. Dolía escucharle porque era inevitable pensar en tanto niño zangolotino que ocupa los programas musicales de mayor audiencia y nos priva de voces como la de Alberto Cortez. De verdad, me emocionó. ¿Que no lo conocen? Pues aprovechen las ventajas del consumismo a gran escala, entren en ITunes, tecleen su nombre y eligan 30 segundos de "En un rincón del alma"? Si no les emociona, amigos, creo que tienen un problema.
No hay comentarios:
Publicar un comentario