viernes, 14 de marzo de 2008

El adiós de Zaplana

No tenía más remedio que irse, y lo ha hecho con elegancia y señorío. El PP y algunos medios de comunicación han sido muy injustos con Zaplana. Como he mencionado en otra ocasión, Zaplana comenzó su carrera política en la UCD y representaba un liberalismo centrista. Ahora, sin embargo, merced a la labor de los medios de comunicación, en un alarde de mistificación Gallardón pasa por un centrista y Zaplana por un derechista radical.
En el PP exhiben orgullosos el resultado cosechado por el PP en la Comunidad Valenciana y felicitan a Camps por ello, que sube como la espuma. Bien está esa felicitación, pero no estaría de más ser justos con Eduardo Zaplana, que fue el político que hizo el trabajo más difícil y puso a la Comunidad Valenciana en órbita. Desde 1983 Joan Lerma gobernaba la Comunidad Valencia y controlaba todos los resortes del poder, incluida la televisión y radio autonómica en una época en la que existía Internet y había muchos menos medios de comunicación. Zaplana venció a Lerma en 1995 y recuperó una Comunidad clave para el triunfo de Aznar en 1996 y para toda esperanza de victoria del PP en el futuro. Gobernó con un importante aumento del gasto público que sirvió para relanzar la Comunidad Valenciana. En el 99 revalidó su triunfo con una mayoría absoluta y gobernando con un control absoluto del PP en la Comunidad Valenciana llegó 2002. Aznar necesitaba desbloquear la crisis que él mismo había abierto con su reforma laboral y le pidió que asumiera la cartera de Trabajo y Asuntos Sociales. Zaplana pensó que aceptar le permitiría optar a la sucesión y, además, confió en controlar el partido en la Comunidad Valenciana desde la distancia. Al principio fue así. En 2003 aupó a Camps a la presidencia de la Generalitat en una campaña en la que Zaplana asumió muchísimo protagonismo. Pero Camps pensó que él debía controlar el partido y se lanzó a por los zaplanistas, sobre todo a partir de la derrota del PP en 2004. Esa derrota supuso el principio del fin de Zaplana y de los suyos en la Comunidad Valenciana. Camps, con el beneplácito de Rajoy, laminó a los zaplanistas sin piedad. El lógico relevo fue una muestra despiadada de ingratitud hacia Zaplana, y eso, en mi opinión, no estuvo bien.
Si el PP hubiera ganado las últimas elecciones Zaplana podría haber ocupado alguna cartera importante. No ha sido así y la nefasta decisión de abandonar la Generalitat, en mi opinión una bofetada a los valencianos, le ha pasado factura. De todas formas, debe reconocerse que si hoy la Comunidad Valenciana está dominada por el PP se debe, sobre todo, a Eduardo Zaplana.

No hay comentarios: