miércoles, 19 de marzo de 2008

La entrevista al caníbal de Rotemburgo

Anoche, Documentos TV, un programa de La 2 que presenta Pedro Erquicia, emitió un documental sobre el caníbal alemán de Rotemburg que cumple cadena perpetua por haber matado a un hombre, contando con el consentimiento de la víctima, y haber comido su carne durante un mes. El documental recoge el testimonio del caníbal, que explica con todo detalle el proceso psicológico que le llevó a desear comerse a una persona, lo que sucedió cuando se encontró con la víctima, e incluso cómo sabe la carne humana y cómo la cocinó. Les aseguro que todavía estoy impactado por todo lo que escuché. Este caso es una demostración del grado de complejidad y perversión que puede llegar a alcanzar la mente humana.

El caníbal fue abandonado por su padre y sus hermanastros mayores cuando era un niño, quedándose solo con su madre, a quien cuidó hasta su muerte. Siempre quiso tener un hermano pequeño para cuidarlo y estar unido a él. Con el tiempo, el deseo de unión amorosa se concretó en la idea de comerse al ser amado para que fuera parte de él. Era una fantasía y él lo sabía. Mientras vivió su madre nunca pensó seriamente en realizarla, pero al morir ella empezó a buscar en Internet personas que estuvieran dispuestas a ser comidas. Los psiquiatras confirman que el caníbal controla perfectamente su voluntad y jamás asesinaría a alguien por la necesidad incontrolable de comérselo. Podría decirse que es inofensivo.

Un ingeniero informático de cuarenta y pocos años respondió a sus mensajes y mostró su ferviente deseo de ser comido vivo. Se trataba de un masoquista que no imaginaba nada más placentero que sacrificar absolutamente su cuerpo, padecer dolor y ser devorado vivo. Un amigo de la víctima que presta su testimonio en el reportaje confirma estos extremos. De hecho, explica que en más de una ocasión le había rogado que le arrancara el pene de un mordisco. Sí, amables lectores, yo también estaba atónito y sigo así, pero esta gente existe.

Así que tenemos a un hombre con el ferviente deseo de unirse a alguien comiéndoselo, y a otro hombre que no imagina mayor placer que ser comido vivo. Se citaron en Rotemburgo y fueron a casa del caníbal. Llegados a la casa la víctima se desnudó y le preguntó a su compañero de “juegos” qué le parecía su cena. Subieron al cuarto donde tendría lugar el descuartizamiento y la víctima imploró que le cortara el pene y fuera a la cocina a guisarlo para disfrutarlo ambos. Después de ciertas dudas, y tras afilar la navaja, el caníbal le seccionó el pene. La víctima chilló y la sangre manó con fuerza, como si fuera un surtidor. El caníbal dividió el pene en dos partes y bajó a la cocina a prepararlo, pero como la carne estaba tan tierna y húmeda, el guiso resultó incomestible, lo cual decepcionó a ambos. A los veinte minutos, la víctima, que seguía desangrándose, se quejó de que ya no le dolía la herida. Se tumbó en la bañera y a las cuatro horas perdió el sentido. Aún estaba vivo cuando el caníbal lo degolló y lo descuartizó guardando su carne en un frigorífico. Se dispuso a hacer realidad su fantasía preparando un guiso con un pedazo de carne extraído de la espalda que acompañó de patatas, coles de Bruselas y un buen vino. Todo ello servido en su mejor vajilla y en un ambiente romántico a la luz de las velas. Dice el caníbal que la carne sabe muy parecida a la de un cerdo, aunque un poco más fuerte. Estaba muy buena, confiesa a su entrevistador en la prisión. Durante un mes siguió comiendo la carne almacenada, y buscó nuevas víctimas en Internet, llegando a confesar a sus interlocutores que ya tenía experiencia. Uno de ellos le denunció, la policía fue a su casa, encontraron la carne y lo detuvieron.

La historia es realmente espeluznante. El caníbal dice que ahora se da cuenta de que lo que hizo no estuvo bien, y que la fantasía debía haberse quedado siempre en eso, en una fantasía.

1 comentario:

Chuzz dijo...

Es el peligro de internet. Especímenes extraños que en circunstancias normales hubieran tenido que permanecer aislados pueden encontrarse...