Anoche, Documentos TV, un programa de La 2 que presenta Pedro Erquicia, emitió un documental sobre el caníbal alemán de Rotemburg que cumple cadena perpetua por haber matado a un hombre, contando con el consentimiento de la víctima, y haber comido su carne durante un mes. El documental recoge el testimonio del caníbal, que explica con todo detalle el proceso psicológico que le llevó a desear comerse a una persona, lo que sucedió cuando se encontró con la víctima, e incluso cómo sabe la carne humana y cómo la cocinó. Les aseguro que todavía estoy impactado por todo lo que escuché. Este caso es una demostración del grado de complejidad y perversión que puede llegar a alcanzar la mente humana.
Así que tenemos a un hombre con el ferviente deseo de unirse a alguien comiéndoselo, y a otro hombre que no imagina mayor placer que ser comido vivo. Se citaron en Rotemburgo y fueron a casa del caníbal. Llegados a la casa la víctima se desnudó y le preguntó a su compañero de “juegos” qué le parecía su cena. Subieron al cuarto donde tendría lugar el descuartizamiento y la víctima imploró que le cortara el pene y fuera a la cocina a guisarlo para disfrutarlo ambos. Después de ciertas dudas, y tras afilar la navaja, el caníbal le seccionó el pene. La víctima chilló y la sangre manó con fuerza, como si fuera un surtidor. El caníbal dividió el pene en dos partes y bajó a la cocina a prepararlo, pero como la carne estaba tan tierna y húmeda, el guiso resultó incomestible, lo cual decepcionó a ambos. A los veinte minutos, la víctima, que seguía desangrándose, se quejó de que ya no le dolía la herida. Se tumbó en la bañera y a las cuatro horas perdió el sentido. Aún estaba vivo cuando el caníbal lo degolló y lo descuartizó guardando su carne en un frigorífico. Se dispuso a hacer realidad su fantasía preparando un guiso con un pedazo de carne extraído de la espalda que acompañó de patatas, coles de Bruselas y un buen vino. Todo ello servido en su mejor vajilla y en un ambiente romántico a la luz de las velas. Dice el caníbal que la carne sabe muy parecida a la de un cerdo, aunque un poco más fuerte. Estaba muy buena, confiesa a su entrevistador en la prisión. Durante un mes siguió comiendo la carne almacenada, y buscó nuevas víctimas en Internet, llegando a confesar a sus interlocutores que ya tenía experiencia. Uno de ellos le denunció, la policía fue a su casa, encontraron la carne y lo detuvieron.
1 comentario:
Es el peligro de internet. Especímenes extraños que en circunstancias normales hubieran tenido que permanecer aislados pueden encontrarse...
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