Siguiendo con la necesidad de examinar la raíz de lo acontecido el pasado domingo, el resultado electoral refleja, además de problemas políticos e institucionales, la miseria moral de buena parte de la sociedad española. Sin duda, si hubiera ganado el PP y pudiera gobernar con el apoyo de Vox, los partidarios de los partidos de izquierda realizarían la misma afirmación. Es más, Yolanda Díaz ha reiterado que había que votarles para evitar que gobernara la “barbarie”. Todos debemos respetar el resultado de las urnas, pero lo mismo que Yolanda Díaz opina que quienes votan a los partidos de derechas apoyan políticas “bárbaras”, un servidor está convencido de que el resultado del domingo refleja, como les decía, una importante degradación moral.
Siguiendo el guión previsto, Sánchez embarró la campaña
intentando presentar a Feijóo como un mentiroso, y la verdad es que el gallego
le facilitó el trabajo afirmando reiteradamente que el PP siempre revalorizó
las pensiones conforme al IPC, lo cual no es verdad. Torpeza descomunal, y me
quedo corto. En cualquier caso, nada es comparable a la mentira descarada que
ha sostenido toda la trayectoria de Sánchez en el gobierno. El periodista
Carlos Alsina se lo dijo con toda claridad: “¿Por qué nos ha mentido tanto,
presidente?”. Sánchez, como el que no ha roto un plato, osó preguntarle en qué había
mentido, y Alsina empezó a citarle ejemplos palmarios que deberían haber hecho
que se le cayera la cara de vergüenza. Lo pretendió maquillar con que se
trataba de “cambios de posición política”, pero son tan reiterados que es
imposible admitir dicha posibilidad. También se presentó a Vox como un partido que no condena la violencia machista, lo cual no es verdad, por mucho que se repita. Vox condena la violencia contra la mujer, pero no transige con la ideología de género. De todas formas, sus gestos infantiles y torpes no le ayudan en absoluto.
Los votantes socialistas han convalidado con su voto las
mentiras de Sánchez y de esta forma le han dejado las manos libres para pactar
con los independentistas retorciendo el texto constitucional hasta donde
permita Conde Pumpido. Ninguna reforma política es capaz de remediar la
tolerancia de los ciudadanos con la mentira y el engaño descarado de un gobernante
como Sánchez. Es lógico indignarse ante las trampas y añagazas de quienes juegan
con lo que es de todos, pero así son las cosas. Los españoles pudimos echar a
Sánchez y no lo hemos hecho. Lo único que se puede hacer es utilizar la
libertad de expresión para criticar lo que está sucediendo y, cuando lleguen
las siguientes elecciones, volver a votar. Todos aquellos que dieron prioridad
a sus vacaciones en lugar de ir a votar deberán rendir cuentas ante su
conciencia. Y creo que son bastantes.
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