lunes, 2 de octubre de 2023

Lo saben todo de todos

Las noticias de la última semana relacionadas con niños son muy preocupantes. Agresiones brutales, peleas grabadas con el móvil sin que nadie intervenga o violaciones grupales son sólo algunos ejemplos de lo que está sucediendo. Si observan a los niños y adolescentes que salen de un colegio o instituto se darán cuenta de que un porcentaje muy alto caminan mirando el móvil, que se ha convertido en una prolongación de su cuerpo. El análisis es innecesario: todos sabemos que la tecnología está arruinando la educación. Los perjuicios son inmensamente mayores que los posibles beneficios. Los niños están teniendo acceso a internet y allí encuentran sin dificultad unos modelos perniciosos que a muchos de ellos terminan por trastornarles. Lo del porno violento me tiene absolutamente desconcertado. Se ve que hay páginas con violaciones grupales que luego algunos ponen en práctica en la vida real, tal y como demuestra el aumento de los delitos sexuales. ¿Qué están haciendo los responsables políticos para combatir esta situación? He aquí el problema fundamental sobre el que debemos reflexionar.

Con relación a la protección de la mujer y a la lucha contra los comportamientos machistas la realidad muestra que las sanciones penales son insuficientes. El verdadero problema está en internet. ¿Por qué no se actúa eficazmente tanto en lo que allí se encuentra como en la capacidad para acceder a determinadas páginas? Imagino que porque hay gente que se está forrando con nuestros hijos y que van a hacer lo posible para frenar cualquier iniciativa que les impida seguir ganando dinero. ¿Cómo pueden impedirlo? Todos somos conscientes de la información que hemos proporcionado sobre nosotros mismos en aplicaciones que funcionan a través de internet: fotos, videos, conversaciones, etc. ¿Creen ustedes que todo eso que borraron no ha dejado rastro? Estoy convencido que hay quien tiene información para hundir a cualquier persona. Recuerden el vídeo de Cristina Cifuentes hurtando cremas, o la foto de Feijóo con Marcial Dorado, o conversaciones de Whatsapp de todo tipo. No hay nadie a salvo, absolutamente nadie. Esto es terrible por razones evidentes, pero es descorazonador cuando pensamos en los asuntos públicos. Cualquier persona que decida embarcarse en la política sabe que puede ser machacado directamente o a través de sus familiares. Así es imposible ser libre para exponer tus ideas y defenderlas argumentalmente. Ningún político va a ser capaz de enfrentarse a estos gigantes. La democracia irremisiblemente lleva camino de convertirse en un simulacro en manos de los que manejan los hilos, que a saber quiénes son. Al ciudadano que se da cuenta de esto solo le queda explorar caminos de resistencia inteligente.

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