Con más o menos fortuna en cada caso, Zapatero y el Rey mostraron a Chávez su malestar por los insultos que éste había dirigido reiteradamente a Aznar. Hay que felicitarse por la reacción del Presidente y del Rey. A mi juicio la réplica podía haber sido contundente, sencillamente porque es bastante fácil defender a Aznar de la acusación de ser un fascista. En líneas generales fue un buen presidente, aunque muchas de sus decisiones de la segunda legislatura y, sobre todo, su talante intransigente me parezcan muy mal. Pero, al margen de ello, tuvo una virtud que le hace brillar por encima de muchos otros gobernantes de nuestro tiempo. Cuando nada le obligaba a ello decidió voluntariamente renunciar a la reelección y abandonar el poder. Chapeau, Aznar. En cambio, Chávez está planteando reformas constitucionales en las que se le elegiría de forma indefinida. ¡Menuda forma de entender la democracia! Claro está que esperar que Zapatero hubiera recomendado a Chávez unas lecciones de Aznar sobre cómo no perpetuarse en el poder era mucho pedir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario