miércoles, 7 de mayo de 2008

"Inteligencia Artificial" y la dignidad de la persona

¿Qué significa la dignidad humana? Las dificultades para aprehender esta noción son considerables, pero se puede afirmar que la dignidad humana remite al carácter especialmente valioso del ser humano. Cuál sea el fundamento de dicho valor es cuestión altamente disputada. Algunos sostienen que la dignidad humana sólo puede fundarse en que ha sido creado a imagen y semejanza de Dios. Se estaría aquí ante una fundamentación teológico-metafísica. Kant, por su parte, sostuvo que la dignidad del ser humano radica en su autonomía. 

En la práctica, la dignidad humana se traduce en una exigencia de respeto absoluto al ser humano, pero cabría preguntarse si esa exigencia de respeto decae ante seres humanos carentes de autonomía (deficientes psíquicos o el nasciturus). Obviamente, la fundamentación teológico-metafísica tiene una respuesta clara: todo ser humano merece respeto. Por su parte, la fundamentación kantiana debe encontrar argumentos adicionales para justificar que se respete a los seres humanos que carecen de autonomía.

Estamos hablando de la dignidad humana, pero ¿acaso la dignidad es exclusiva de los seres humanos? Aunque se afirmara que cabe atribuir cierta dignidad a los animales, parece evidente que nadie negará que éstos pueden ser justificadamente sacrificados para salvar vidas humanas. Por consiguiente, no encontramos en la creación seres equiparables al ser humano en cuanto a dignidad. Pero, ¿y si pudiéramos imaginar la existencia de seres creados por el ser humano dotados de autonomía? El tema ya ha sido objeto de reflexión por parte de autores como Robert Alexy, quien refiriéndose a la serie Star Trek sostiene que el androide Data es persona, en tanto tiene inteligencia, sentimientos y conciencia. En este caso la dignidad propia de la condición personal (que incluye a Data) no se confundiría con la dignidad humana. Cabría preguntarse, pues, si la dignidad de una persona como Data es inferior a la dignidad del ser humano. Si el fundamento de la dignidad fuera la autonomía, como sostiene la tesis kantiana, no cabe duda de que Data merecería el mismo respeto que un ser humano, o quizá incluso más que un ser humano carente de dicha autonomía.

Según Alexy, ser persona, que parece ser la clave de la dignidad, exige estar dotado de inteligencia, sentimientos y conciencia. Cada uno de estos rasgos merecería un análisis detallado, pero pensemos detenidamente, ¿cuál de ellos es más importante? ¿Cuál es la raíz de la personalidad? Sin duda, las tres deben estar presentes. Un perro puede tener sentimientos, pero difícilmente se podrá afirmar que tiene conciencia de sí mismo. La película de Spielberg “Inteligencia Artificial” me hizo pensar bastante sobre esta cuestión. El protagonista es un androide niño cuya característica más destacada es que, a diferencia de los androides mecánicos existentes hasta ese momento, es capaz de experimentar y expresar sentimientos. Por ello se convierte en el regalo ideal para unos padres que han perdido a su hijo y necesitan dar y recibir cariño. El androide ha sido creado para las emociones, por lo que podría decirse que carece de autonomía, aunque no de inteligencia y de conciencia de sí mismo. La situación es tremendamente interesante. En la película, el androide niño es abandonado por su madre y, capturado junto a otros androides, va a ser destruido en una ceremonia-espectáculo por un grupo de seres humanos que rechaza la creación de estos seres. Su destrucción está próxima, pero los espectadores no pueden creer que alguien capaz de transmitir esas emociones (el androide expresa sentimientos de horror ante su fin próximo) no sea humano. Se rebelan contra los organizadores, al entender que es un crimen, y salvan al androide niño. Quizá podría pensarse que lo hacen porque creen que es humano, pero a mi juicio en ese episodio se revela que el rasgo más propio de la condición personal es la capacidad de amar, y es esta capacidad la que hace de la persona un ser especialmente digno y merecedor de respeto. Esto es lo que salva a David, el androide niño de “Inteligencia Artificial” (que más bien debería haberse titulado "Emotividad Artificial"). 

2 comentarios:

Pedro Valero dijo...

La definición kantiana podría llevar encerrada en sí misma algo más; y sería la simple sensación de esa autonomía; el reconocerse como SER y como ÚNICO.

No sé si lo que voy a decir (escribir) a continuación es un disparate, o no. Pero los recuerdos de mi más tierna infancia no aparecen por ningún lado; más allá de flashes de situaciones que creo que por su atipicidad, se han quedado grabadas y entrelazadas con el mundo de Morfeo, difuminando la realidad de unas vivencias, con sensaciones (aprendidas con los años) que pueden distorsionar la memoria tanto de forma bucólica como trágica. Pero, aun sin dato empírico que lo corrobore, estoy seguro de que era consciente de SER, y de ser ÚNICO. ¿Y esto desde cuándo? Pues no lo sé, quizá ya de nasciturus.

Es un hecho que éste responde a estímulos externos, como la música, de forma independiente al bienestar físico de su mamá, que le afecta en todo momento por razones obvias.

Tampoco me atrevo, por falta de conocimientos, a afirmar de la ausencia de consciencia de SER, y de ser ÚNICO de los deficientes psíquicos; por lo que dándole esta interpretación a Kant (y tratando de que éstos no sean "argumentos adicionales") tendrían cabida TODOS los seres autónomos (los que así se identifican).

Sin embargo, el que la dignidad humana se traduzca en una exigencia de respeto absoluto al ser humano, me parece, ya no "sólo" más difícil, me atrevería a tildarlo de utópico en un mundo donde más de 700 millones de personas (la décima parte de él)forman una marea humana que intenta desplazarse más allá de unas fronteras políticas (artificiales)huyendo de guerras y hambrunas y mirados con recelo por sus congéneres, esos mismos a los que le gusta entender (nos gusta) que la dignidad humana se traduce en una exigencia de respeto absoluto al ser humano.

Ángela Martínez Carrillo dijo...

En primer lugar, debo reconocer que, aun tratándose de un concepto usado con profusión en la vida diaria, jamás he reflexionado con seriedad sobre él. Ello me lleva a pensar, quizá generalizando de modo injusto, que en no pocas ocasiones las personas hablamos con un lenguaje no del todo riguroso. Pero no es éste el debate o la reflexión que toca.
Si tengo que decantarme o por la fundamentación teológico-metafísica o por la postura de Kant, me coloco al lado de la fundamentación teológico-metafísica, y especialmente por oposición a Kant: si la dignidad del ser humano radica en su autonomía, ¿qué sucede con personas con discapacidad motórica, con deficiencia mental o con enfermedades degenerativas?. ¿No tienen por ello dignidad?. Esto, así resumido, es una barbarie, una atrocidad, colocándose a la altura del Holocausto nacionalsocialista de Hitler o a los Gulags soviéticos de Lenin o Stalin. Evidentemente, debo entender que esa afirmación (la dignidad del ser humano radica en su autonomía) es una simplificación y que habrá una serie de matices.
Evidentemente, en mi opinión, la manifestación de la dignidad solamente es posible mediante el RESPETO. Así, por decirlo de algún modo, se VALORARÍA la DIGNIDAD de una persona. Difícilmente hay otro modo de honrar la dignidad humana, que respetando a las personas de modo pleno.
Del mismo modo, disiento también de la afirmación de la fundamentación teológico-metafísica: todo ser humano merece respeto. Como manifestación de la dignidad que todo ser humano en cuanto nace posee, todo ser humano merece respeto, qué duda cabe. Pero, a mi entender, la dignidad humana no es inherente al ser humano bajo cualquier circunstancia. Un violador, un terrorista, un asesino, un pederasta...para mí, pierde la dignidad y, por ende, la dignidad humana que “traía de serie” cuando nació. Por tanto, en mi opinión, la dignidad humana no es invariante, sino que se renueva a través de un comportamiento honrado, por ejemplo.
Usted plantea en el texto la siguiente cuestión: ¿acaso la dignidad es exclusiva de los seres humanos?. Mi opinión es que, por supuesto, no. El androide niño que usted cita de la película “Inteligencia artificial” es capaz de experimentar y expresar sentimientos. ¿Por qué no puede tener dignidad y ser digno algo, aunque no sea humano, cuyo fin u objetivo es bueno?. Si ese androide niño (o no niño), en lugar de expresar sentimientos, hubiese sido un artefacto que bombardeaba ciudades, ¿tendría o merecería poseer dignidad?. A mi entender, no. ¿Por qué?. La respuesta la ha dado usted mismo en las postrimerías de su entrada del blog: es la capacidad de amar la que hace de la persona (o de un objeto, androide...) un ser especialmente digno y merecedor de respeto. Si destruye, si es nocivo, si es malo... perdería la dignidad.