lunes, 12 de mayo de 2008

Operación buen rollito

Comprendo que para Rajoy resulte inexplicable que alguien como Zetapé gane las elecciones después de hacer todo lo que ha hecho en estos cuatro años, y además con la innegable presencia de una crisis económica que llama a nuestras puertas, o, mejor dicho, que ya se nos ha colado en casa. Este buen hombre (Rajoy) lo achaca a que Zetapé y su partido caen mejor a los españoles. De ahí que esté apartando a todos los que piensa que dan mala imagen (olvidándose de sí mismo), y concentre sus energías en lograr que el PP resulte simpático al votante moderado del PSOE que llegado el momento puede decantarse por el PP. Zetapé apostó por la política del “talante” y Rajoy pretende algo similar. Ambos partidos van a pelear por ganar la política del buen rollito. Bien está lo de las ideas y los principios, pero ante todo buen rollo. ¿Les sorprende? Este es el resultado del relativismo, del miedo a la verdad que castiga más el insulto que la mentira. Todo lo que suene a convicción profunda objeto de polémica queda postergado en aras de un consenso forzado que maquilla las verdaderas intenciones de los contendientes. Muchos Estatutos de Autonomía son monumentales ejercicios de buen rollito, de política de cara a la galería que al final, sin embargo, tiene consecuencias. Si vivimos en una sociedad que prima la imagen, el envoltorio estético, ¿cómo puede sorprendernos que también los partidos políticos exalten lo superficial y oscurezcan lo importante? Mientras la sociedad española hace cola para entrar en el quirófano y prepararse para el verano, el PP acomete la operación buen rollito de primavera. Pero algunos, caso de María San Gil, ya le han dicho a Rajoy que se meta el rollito por donde le quepa.

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