viernes, 9 de mayo de 2008

Inteligencia y maldad

La historia de Fritzl, este austriaco que encerró y violó a su hija durante 24 años haciéndole concebir seis hijos en el sótano que convirtió en calabozo, es espeluznante. Una vez más la maldad aparece ligada a la sofisticación técnica y organizativa, como sucedió con los nazis, quienes fueron capaces de diseñar un procedimiento de exterminio extremadamente eficiente. En la película “Vencedores o vencidos”, uno de los acusados pregunta a un compañero de cárcel si era verdad que exterminaron a tantos hombres. Con una escalofriante frialdad, el compañero le responde que sí y le explica el procedimiento igual que si se tratara de fabricar latas. Fritzl, según leemos en la prensa, tampoco tiene remordimientos, pese a que reconoce que sabía que lo que estaba haciendo no era correcto. Explica con naturalidad que disfrutaba teniendo dos familias, la de arriba y la de abajo. Todo perfectamente organizado, como prueba que la situación pudiera mantenerse durante tanto tiempo. Nunca dejará de provocar escalofríos esta terrible combinación de inteligencia y maldad.

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