Según una noticia difundida por el telediario de Cuatro, en los próximos años vamos a necesitar en la Unión Europea 20 millones de inmigrantes para sostener nuestro nivel de vida. No es de extrañar, pues vemos que progresivamente la escasez de mano de obra se va extendiendo hasta alcanzar a profesiones de reconocido status social. Sin ir más lejos, hoy he leído en un periódico que la escasez de médicos comienza a ser preocupante, sobre todo teniendo en cuenta el horizonte de próximas jubilaciones de médicos que se avecinan. No olvidemos que quienes hoy tienen 65 años nacieron en 1942, años duros de posguerra, pero años de fuerte incremento demográfico. No me cansaré de repetirlo, las políticas sociales deben centrarse en la familia y en el fomento de la natalidad. ¿Acaso es descabellado empezar a promover campañas de publicidad institucional para que la gente tenga hijos? No veo por qué no. Igual que las campañas para evitar los accidentes de tráfico pretenden proteger la vida, estas campañas estimulando la natalidad la promoverían. Con ello no estoy diciendo que se cierren las puertas a unos inmigrantes a quienes debemos recibir agradecidos -siempre que vengan respetando la legalidad-, pero España debe labrarse su futuro fundamentalmente con españoles de origen. Lo contrario puede generar graves problemas de convivencia, patentes en otros países europeos. Afortunadamente, en nuestro país el problema es menor que en otros de Europa gracias a nuestros hermanos hispanoamericanos. Estos son los problemas que deberían preocuparnos, pero algunos, ya saben, andan más preocupados por controlar la lengua que los niños hablan durante el recreo.
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