martes, 4 de septiembre de 2007

Lucrarse con el sufrimiento ajeno

En la página web del diario El Mundo aparece una noticia trágica. Un inmigrante rumano, incapaz de reunir los 400 euros que le han estafado cuando iba a comprar billetes para regresar a Rumanía junto a su mujer y su hija, se ha quemado a lo bonzo ante la subdelegación del gobierno en Castellón. La noticia no sólo está redactada y acompañada de fotos, sino que es posible activar el video en el que se puede seguir toda la secuencia del impactante suceso. Lamentablemente, no he podido resistir a la curiosidad y he hecho "click" para verlo. Inmediatamente una voz avisa de que el video comenzará después de la publicidad. Verdaderamente terrible. Este pobre hombre desesperado por 400 euros ha servido para que carroñeros como en este caso el diario El Mundo logren ingresos por publicidad gracias a pánfilos como un servidor.

Creo en la libertad individual, pero cuando ésta se orienta hacia el morbo, como sucede con este video o con películas snuf, etc., el panorama que deja tras de sí no puede ser más penoso y desolador. La solución no consiste en prohibir que se cuelgue el video -salvo casos extremos-, sino en disciplinarse para no caer en el morbo, algo complicado en casos en los que uno no sabe qué es exactamente lo que va a ver, y, sobre todo, en la deontología periodística. Me parece bien que se difunda la noticia y se ofrezcan detalles de lo acontecido, pero las imágenes con la terrible escena sólo sirven para el estremecimiento y morbo del espectador, y, como consecuencia, para lucrarse a costa del sufrimiento ajeno. Prueba de ello es que la publicidad sólo se activa al hacer click en el video, no al leer el cuerpo de la noticia. El periodista debe saber distinguir entre informar y lucrarse a través del sufrimiento ajeno, cosa bien distinta. Pero, ¿acaso no buscaba este rumano la repercusión pública? Es posible, pero la indignidad de la conducta periodística no disminuye por ello.

Por si las imágenes no fueran lo suficientemente duras y terriblemente tristes, en algún foro de Internet alguno repara en que la camiseta que vestía este pobre hombre era del Valencia CF, como si tuviera alguna importancia. Repugnante.

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