miércoles, 28 de octubre de 2015

El canto del cisne

En las pasadas elecciones autonómicas quedó claro que los independentistas no son mayoría en Cataluña. La Resolución que van a aprobar en el Parlamento de Cataluña es su canto del cisne, una huida hacia delante antidemocrática y profundamente desleal con la Constitución que, bien interpretada, puede suponer el final del problema catalán. Esto va camino de un proceso de desobediencia que naturalmente va a provocar la alarma de los catalanes sensatos, que son los primeros en desear que acabe esta situación. El Gobierno y el Tribunal Constitucional pondrán en marcha las iniciativas necesarias para pararlo –qué otra cosa pueden hacer-  y se acabó el asunto. Pero se acabó. Que nadie cometa el error de intentar contentar en este momento a los independentistas, nada de abrirles una puerta. Rajoy debe esperar a que se concrete la Resolución y actuar. Imagino que antes de aplicar el art. 155 de la Constitución dejará que quede constancia de la desobediencia al TC, y en función del grado de desobediencia adoptará las medidas necesarias para garantizar el orden público. Esperemos que no haya violencia, pero no es en absoluto descartable. Estas son las consecuencias de elegir a mesías insensatos que contraponen una peculiar interpretación de la democracia al Estado de Derecho.

miércoles, 30 de septiembre de 2015

El resultado de las catalanas en clave nacional

El batacazo de Podemos ha sido espectacular, imagino que insufrible para el descomunal ego de Pablo Iglesias. Su resultado ha sido peor que el cosechado por Iniciativa per Catalunya en las pasadas autonómicas catalanas. Podemos no sólo no ha servido para captar nuevos votantes para esta formación, sino que ha perdido apoyos. Que tomen buena nota en Valencia aquellos de Compromís que estaban convencidos de que acudir con ellos a las generales era la mejor opción. El análisis que ha hecho Iglesias de los resultados me parece muy desacertado en un punto esencial: a su juicio el descenso de PP y PSC supone el fracaso del régimen del 78. Vuelve nuevamente con el consabido mantra, pero olvida que Ciudadanos, que ha obtenido un apoyo electoral de más de 700.000 votos, es un partido no sólo leal a la Constitución, sino galvanizador de los valores que la inspiran. Podemos yerra en este tema, pero su descenso se debe en mi opinión, y con ello me centro en el conjunto de España, a que ha perdido la frescura con la que era percibido (parecen unos más de la Casta, con nepotismo incluido), a haberse mantenido firme en apuestas políticas indefendibles, como el apoyo a Tsipras en Grecia o la tibieza con el régimen venezolano, y a la arrogancia de un líder que se autopresentaba como jefe de la oposición con el único aval de las encuestas. Las últimas autonómicas y las catalanas parecen dejar claro que no va a superar al PSOE en las generales y habrá que ver si obtiene mejor resultado que Ciudadanos.

El PSOE se está manteniendo a flote y realizando ímprobos esfuerzos por reubicarse en el mapa político. Por fin parecen haberse dado cuenta de que deben dejar de coquetear con partidos independentistas y volcarse en ser percibidos como un partido nacional. El rescate de la bandera nacional en sus apariciones públicas por parte de Pedro Sánchez es una excelente noticia. Es cierto que su indefinición con relación a la reforma constitucional es decepcionante, pero da la impresión, sobre todo por la renuncia explícita del PSC al derecho a decidir, de que no van a cometer el error de reeditar nuevos experimentos como el pacto del Tinell. En las catalanas han pagado muy caro los errores cometidos en el pasado y el resultado ha sido que buena parte de sus votantes ha apostado por Ciudadanos. El gran objetivo de Pedro Sánchez va a ser ganar las elecciones por delante del PP para gobernar con el apoyo de Ciudadanos, al igual que en Andalucía. Creo que tiene posibilidades de lograrlo a la vista de la descomposición del PP. 

El hundimiento del PP en Cataluña es increíble para un partido que gobierna España con mayoría absoluta. Este resultado unido a las derrotas cosechadas en las últimas elecciones autonómicas y en otras citas electorales, deja patente, al margen de su catastrófica estrategia política y nulo liderazgo, que Rajoy sólo puede conservar la Moncloa si pacta con Ciudadanos en el caso de que supere en escaños al PSOE, que todavía está por ver. Su discurso después de las elecciones catalanas no puede ser más desesperante: el PP representa el voto útil, nos recuerda un Rajoy que ha seguido fielmente el consejo de fiarlo todo a la economía y a dejar que los ciudadanos se asusten con los gobiernos de izquierda y populistas. Con ello pretende que el votante tradicional del PP permanezca fiel y no entregue su voto a Ciudadanos si no quiere que los socialistas puedan gobernar con el apoyo de Podemos o de Ciudadanos. Lo de Podemos podía tener sentido hasta hace bien poco a la vista de los resultados que les auguraban las encuestas, pero ahora mismo parece que la llave de gobierno la va a tener Ciudadanos, y al votante del PP Ciudadanos no le provoca miedo alguno. La estrategia de Ciudadanos en la gestión de los resultados obtenidos en las pasadas autonómicas ha sido excelente, hasta el punto de destrozar el argumento del PP. Ciudadanos ha seguido una estrategia muy parecida al “programa, programa, programa” que popularizó en su día Julio Anguita. Han apoyado en Andalucía a Susana Díaz y en Madrid a Cristina Cifuentes, y lo han hecho dejando claras sus líneas rojas y estableciendo claramente sus condiciones para apoyar esos gobiernos. El votante puede percibir que este partido es la mejor garantía de que los valores constitucionales van a ser respetados, y también de que no se van a hacer concesiones a los independentistas gane el PP o el PSOE, es decir, que lo más útil es votar a Ciudadanos. Que la gobernabilidad dependa de un partido como Ciudadanos y no de partidos como CiU o el PNV permite vislumbrar el futuro con optimismo.   

Fracaso del independentismo

Con menos del 50% de los votos emitidos favorables decididamente a la independencia no cabe duda de que los independentistas han perdido lo que plantearon como un plebiscito, aunque sólo lo reconozcan los de la CUP. Si jurídicamente la independencia es inviable sin reforma constitucional, por muchas declaraciones que en ese sentido realice el Parlamento de Cataluña, y no era previsible que el gobierno permaneciera impasible ante posibles actos de desobediencia, el resultado del domingo refuerza la legitimidad moral del gobierno para hacer cumplir la Constitución, ya que casi dos millones de personas no representan ni el 40% del censo electoral. 

Los resultados electorales admiten lecturas en clave nacional, como el ascenso de Ciudadanos o la debacle del PP y Podemos, de lo cual me ocuparé en otra entrada. Por lo que respecta a la política catalana, me parece que los militantes de Convergencia deberían darse cuenta de que la apuesta decidida por presentarse como independentistas les ha hundido electoralmente. No sería de extrañar que así como el PNV de Ibarretxe dejó paso al PNV de Urkullu, que se dedica a gestionar sin emprender proyectos quiméricos, en Convergencia prescindan de Mas y rectifiquen su línea política para regresar a un catalanismo nacionalista reivindicativo, pero no rupturista. Sería lo más sensato si no desean que la gobernabilidad de Cataluña dependa de gente como los de las CUP, que abogan nada menos que por desobedecer las leyes españolas que ellos consideren que agreden a la clase trabajadora. 

Hagan lo que hagan, digan lo que digan, la realidad es tozuda: el independentismo ha fracasado porque los catalanes lo han hecho fracasar. Podemos presenciar declaraciones y todo tipo de parafernalia en los próximos meses, pero conforme vaya pasando el tiempo creo que el foco mediático irá alejándose de Cataluña y la efervescencia independentista desaparecerá al igual que ha sucedido en el País Vasco, siempre que no haya tontos que crean que la solución para el nacionalismo es tratar de contentarles. 

viernes, 4 de septiembre de 2015

Espectáculo

Ayer me decía Óscar que la política y la comunicación se han convertido en espectáculo. Es verdad. Políticos que se ponen camisetas con mensajes subliminales o no tan subliminales, que suben a las tribunas parlamentarias y exhiben objetos o carteles como si estuvieran en la gala de los Goya. Medios digitales que aderezan sus Informaciones con vídeos impactantes de youtube, con imágenes de asesinatos o de muertes trágicas como la del niño sirio, pero también con esos llamados “vídeos virales” que reciben millones de visitas e incrementan los ingresos publicitarios. Espectáculo, porque todo se dirige a captar nuestra atención e influir de manera directa e inmediata en nuestro estado de ánimo. Acostumbro a leer los periódicos digitales, pero me siento aturdido, con necesidad de dar un paso atrás para no ser víctima de esta sensación de acoso que me invade apenas abro la ventana de internet. 

viernes, 28 de agosto de 2015

Breve reflexión sobre las armas

¿Qué sucede cuando una persona posee un arma? ¿Qué transformación se produce en ella? Un arma nos proporciona poder para matar, y mucha gente cuando se sabe poderosa gusta de ver reconocido su poder, independientemente de en qué consista. Pensemos, por ejemplo, en una discusión de tráfico acalorada en la que uno de los implicados lleva un revólver en la guantera. Es posible que la situación llegue a requerir hacer uso de ella para defenderse, pero más de uno tendrá la tentación de sacarlo a pasear para mostrar su poder e intimidar al otro. Su pensamiento podría traducirse así: "No te pongas chulo que como te saque el revólver y veas mi poder te vas a cagar". Hay una película, “El señor de las moscas”, basada en el libro del mismo título, en la que entre otros muchos temas de interés, se observa el cambio que en el grupo de cadetes náufragos en una isla deshabitada supone la aparición de las armas. En este caso también hay una justificación objetiva: las armas van a utilizarse para cazar cerdos. Pero inmediatamente se observa que los que las poseen se sienten poderosos, diferentes al resto del grupo. La escisión entre los cazadores armados y el resto de cadetes será el comienzo de un enfrentamiento con trágicas consecuencias. 

En el debate sobre el derecho a portar armas se pueden esgrimir diferentes argumentos. Es sabido que en Estados Unidos los defensores de este derecho tienen presente un modelo de sociedad individualista en la que el Estado ocupa un papel residual, tanto que incluso no puede impedir el derecho de cada persona a defenderse por sí misma. La segunda enmienda de su Constitución establece que “siendo necesaria una milicia bien ordenada para la seguridad de un Estado libre, el derecho del Pueblo a poseer y portar armas no será infringido”. Me pregunto cuántas muertes injustas y atroces por armas en manos de particulares tendremos que ver para que los defensores de este argumento de principio se den cuenta de que las consecuencias sólo pueden ser relegadas hasta cierto límite cuando se trata de convivir.

jueves, 27 de agosto de 2015

El asesinato de Alison Parker

Las imágenes del asesinato de los dos periodistas de la CBS me han impactado. Sobre todo el video realizado por el asesino en el que se observa como les apunta, se lo piensa, y finalmente dispara a sangre fría. Toda la escena es estremecedora, pero impresiona ver como la periodista asesinada, Alison Parker, recorre unos pocos metros gritando y huyendo. Llevaba ya dos balas en su cuerpo que le iban a provocar la muerte en pocos segundos. Parece que el alma le dé esas fuerzas para no caer de inmediato e intentar aferrarse a la vida. No se ve el momento en el que su cuerpo se desplomó, pero la tensión entre las ganas de vivir y la imposibilidad de hacerlo se vive intensamente en esos instantes. Es terrible... No me extraña que Obama diga que la imposibilidad de restringir la libre circulación de armas sea la mayor frustración de su mandato.

jueves, 9 de julio de 2015

¿Así interpreta Tsipras el "no" del pueblo griego?

Esta es la carta que envía el ministro de finanzas griego, Sacalotos, para solicitar el rescate de su país. Veremos la letra pequeña,  pero para esto se podían haber ahorrado el referéndum. Sí yo fuera griego y hubiera votado "no" estaría indignado.

miércoles, 1 de julio de 2015

Órdago a la griega

No entiendo de póker, a diferencia de Mr. Casual Varoufakis, pero cuando uno plantea un órdago es para aguantar hasta el final y no cagarse en los pantalones  como acaba de suceder con Tsipras, cosa comprensible dicho sea de paso. ¿Qué es esto de que ahora acepta las condiciones? ¿Y qué pasa si gana el “no” en el referéndum? Me parece un despropósito. Pero, ¿y de qué sirve que acepte? Simplemente se demora el desenlace sobradamente conocido: o se le perdona una parte sustancial de la deuda o Grecia no va a pagar. Me parece que Tsipras ha tenido miedo a perder el poder, porque realmente Grecia debía llevar su órdago hasta el final. De momento, acaban de obsequiarnos con el órdago a la griega, un ridículo espantoso caso de confirmarse.

martes, 30 de junio de 2015

Gracias, Tsipras

El órdago griego, caso de que finalmente se materialice en la salida de Grecia del euro, es un golpe de suerte si sirve para acabar con el euro. Ni Suecia, ni Reino Unido, ni Dinamarca están en el euro. Fueron listos, pensaron las consecuencias que tendría en clave nacional, que es la que sigue presidiendo el funcionamiento de la Unión Europea. No se puede violentar la realidad, y el euro ha sido un intento temerario de forzar la realidad. Cuanto antes se acabe con esto muchísimo mejor. Volvamos a las monedas nacionales y, a partir de ahí, repensemos la Unión Europea fortaleciendo los lazos de solidaridad, los proyectos educativos, y las políticas comunes de inmigración y defensa. Por ahí vamos bien, no con el funesto euro. ¿Me olvido de las consecuencias? No, naturalmente que el proceso será muy duro, muy difícil, pero es necesario mientras los Estados sigan siendo soberanos y no prime la búsqueda del bien común (la negativa a mutualizar la deuda, los eurobonos, fue la prueba del algodón). No estamos preparados para lo que exige el euro, así de sencillo. 

miércoles, 22 de abril de 2015

La muerte del profesor

He leído que la Consellera de Educació de la Generalitat de Catalunya ha declarado, con relación al suceso del instituto Joan Fuster, que ha muerto un profesor, pero que la gran víctima es el niño que le mató. No salgo de mi asombro. Es lamentable que el niño actuara así por razón de una enfermedad, y hay que adoptar las medidas necesarias para ayudarle, pero no dejo de pensar en el profesor muerto y en su familia, sobre todo después de ver la foto en la que su cadáver es sacado del edificio metido en una bolsa de plástico sujetado por trozos de cinta aislante. Miro la foto y por las formas imagino dónde están los pies y la cabeza que entraron vivos ese día sin sospechar que todo acabaría así. Dicen que llevaba dos semanas trabajando en el Instituto, realizando una sustitución. De la manera más insospechada llega “el día señalado”, como dice la letra de la canción “Morir todavía”, de Héroes del Silencio. Lo mismo que les pasó a los pasajeros de vuelo a Düsseldorf. El profesor es la gran víctima, el hombre al que se le fue la vida cuando entró por esa puerta del aula al oír los gritos y recibió una puñalada mortal en el pecho. Imagino ese segundo en el que llegas a saber que todas tus ilusiones y proyectos se van y, quizá, solo te da tiempo para un último pensamiento de sorpresa en el que no comprendes cómo es posible que te pase eso cuando no era el momento. Entonces te das cuesta de lo frágil que es la vida, del regalo que significa estar vivo y que tu corazón siga latiendo. 

lunes, 16 de marzo de 2015

La revitalización de la democracia española

Hace algunos años, participé en un seminario sobre la reforma del sistema electoral español. Entonces pensaba que a España le convenía un panorama político en el que los partidos minoritarios de ámbito nacional tuvieran mayor peso, y así evitar que la gobernabilidad pudiera depender de los partidos nacionalistas. Creía, además, que superar el bipartidismo era imprescindible para revitalizar la democracia española, y ligaba ese objetivo a la reforma del sistema electoral.

El PP se ha mostrado contrario a introducir cambios en este terreno, al tiempo que viene incidiendo en los beneficios del bipartidismo por la estabilidad que proporciona. En buena medida es cierto, pero no me parece que el ascenso de nuevas formaciones vaya a suponer la ingobernabilidad del país. Si se confirma lo que apuntan las encuestas habrá que innovar políticamente, que es justo lo que necesitamos. Que opciones políticas como Podemos puedan parecernos peligrosas entra dentro de la riqueza inherente al pluralismo político que nuestra Constitución proclama como valor superior del ordenamiento. Es bueno que haya un partido como Podemos, que se debatan sus propuestas, que se realice un esfuerzo por desenmascarar sus argumentos y se les arrincone dialécticamente cuando, por ejemplo, no saben disimular sus simpatías hacia el chavismo venezolano.

Hoy da la impresión de que la reforma electoral no era necesaria para lograr la revitalización de nuestra democracia, aunque habrá que estar atento a la proporción entre votos y escaños en las elecciones generales. Los electores han dejado de atender a las apelaciones al voto útil. Parece que ya no creen, o dicha creencia ha perdido vigor, que votar a partidos minoritarios sea desperdiciar su voto. El resultado es que nuestra democracia se ha revitalizado. Entramos en una dinámica en la que los partidos van a tener que esforzarse por presentar programas atractivos y por elegir muy bien a sus candidatos. Estamos de enhorabuena.

sábado, 14 de marzo de 2015

Iglesias se está pasando de frenada

Si cuando la masa ruge esperando al orador para lanzar sus iras sobre él este logra que le dejen hablar, goza de una extraordinaria oportunidad para tornar las lanzas en cañas. De igual manera, la predisposición incondicional al elogio es fácil que desemboque en decepción. Otra característica de las masas, que como su nombre indica tienen en su comportamiento muchas propiedades relacionadas con la física, es que pueden hacer caer al que aúpan con una fuerza proporcional a la que le llevó a la cumbre. 

Dicen las encuestas que Podemos se estanca e incluso pierde fuelle. No me extraña en absoluto. Ahí tienen a Pablo Iglesias. Al principio deslumbraba con su retórica anticasta y ahora cada vez que sale pontificando con su voz de locutor entrenado empieza a resultar desagradable. Si hay algo que en España molesta sobremanera es ir de chulito y últimamente a este hombre lo veo con una arrogancia desmedida. No se le ocurre otra cosa después del debate sobre el estado de la nación que presentarse como líder de la oposición. Ahora rechaza debatir con Albert Rivera, como si fuera líder de un partido con mayoría parlamentaria. Le convendría no olvidar las leyes que rigen el comportamiento de las masas que le han llevado a despuntar en las encuestas. Repito, en las encuestas. Un líderazgo popular debe asentarse en una dignidad lograda a base de convicciones auténticas defendidas con energía y humildad sin apocamiento. 

jueves, 5 de marzo de 2015

Podemos y Ciudadanos

El ascenso de Podemos y Ciudadanos demuestra que la democracia española goza de buena salud. Es verdad que hay muchas cosas que mejorar, pero más importante que acertar con la solución que demanda cada problema es comprobar que se abren paso formaciones capaces de conectar con las preocupaciones de los ciudadanos. Si observáramos la política como un mercado en el que los partidos venden y los ciudadanos compran, no es difícil identificar los “productos” políticos que ofrecen estas formaciones y las razones de su buena acogida por parte de los “clientes”.

El éxito de Podemos se basa en destacar que la crisis ha demostrado que la división ideológica entre izquierda y derecha se ha difuminado. Tanto el PSOE como el PP tuvieron que realizar una política de recorte del gasto que vino condicionada por Bruselas y, sobre todo, por Berlín. El PSOE redujo el gasto social mientras que el PP ha subido los impuestos, medidas contrarias a sus planteamientos ideológicos. En Francia, Hollande clamaba contra la austeridad, pero Valls pronto tuvo que adoptar medidas para disminuir el gasto público y controlar el déficit. Las clases más humildes han padecido intensamente los efectos de estas medidas y han observado atónitas como al mismo tiempo que se deterioraba la sanidad y la educación pública aparecían noticias sobre los excesos cometidos por consejeros de bancos y por políticos corruptos. Podemos está trasladando a los ciudadanos el mensaje de que el problema no está en debatir si es mejor una política de izquierdas o de derechas, sino que urge recuperar la democracia y acabar con la oligarquía, con el gobierno oculto de unas élites políticas y económicas que siempre resultan beneficiadas. La idea funciona, vende, porque en buena medida responde a la realidad. Otra cosa es que luego las alternativas de gobierno que plantean sirvan para resolver los problemas.

Por su parte, Ciudadanos ha materializado una idea de renovación democrática desde los pilares del régimen del 78 que comparte con UPyD. Los nacionalismos periféricos han minado la igualdad entre los españoles y para revertir esta situación proponen reestructurar el Estado, recuperar competencias para la administración central y acabar con el mercadeo competencial que permite el art. 150.2 CE, suprimir instituciones ineficaces y/o redundantes, mejorar la representatividad del sistema electoral y luchar eficazmente contra la corrupción. Son problemas que tanto el PSOE como el PP no han sabido resolver. El PSOE es incapaz de ofrecer un proyecto nacional creíble, y tanto el PP como el PSOE están salpicados por graves escándalos de corrupción y no han planteado la batalla ideológica a los nacionalismos periféricos, sino que durante mucho tiempo se plegaron a sus exigencias. Ciudadanos y UPyD carecen de complejos en este terreno y ello explica su ascenso, sobre todo el de Ciudadanos por la razón que seguidamente mencionaré.

Se trata de “productos” políticos atractivos, pero además su éxito se explica porque están siendo puestos en el mercado por dos líderes pertenecientes a una nueva generación emergente de españoles nacidos entre 1976 y 1991, Pablo Iglesias y Albert Rivera. Al margen de los errores cometidos por UPyD, Rosa Díez no representa un liderazgo ilusionante y Albert Rivera la está engulliendo políticamente. Creo que Ciudadanos seguirá creciendo, porque sus propuestas son mucho más realistas que las de Podemos, y estos se estancarán o van a retroceder por varias razones. El fiasco de Syriza les ha dejado en evidencia. Sus líderes se están pasando de frenada y ofrecen una imagen de soberbia que empieza a generar rechazo en el electorado. No han sabido resolver el escándalo de Monedero, que pone en entredicho que no sean parte de la oligarquía que dicen combatir. Finalmente, su crítica al régimen del 78, que goza de un respaldo mucho mayor del que piensan, y en el marco del cual se ha producido su ascenso, supone un grave error de cálculo que pagarán caro.

martes, 24 de febrero de 2015

La eurorratonera

Nadie duda hoy de que el euro fue un caramelo envenenado para los países del sur de Europa. La cuestión es cómo salir de esta ratonera. En Grecia, Syriza ha intentado infructuosamente renegociar el pago de una deuda inasumible que aceptaron contraer a cambio del rescate. Han tratado de lograr una quita con la baza de que su caída conllevaría un riesgo de contagio. Su órdago se ha quedado en amago y los socios prestamistas exigen el cumplimiento de lo pactado. Parece claro a estas alturas que Varoufakis llevaba la camisa por fuera para bajarse mejor el pantalón... El problema simplemente se demora, porque difícilmente Grecia va a poder pagar su deuda y los intereses le van a seguir asfixiando.

España, al margen de ser una economía muchísimo más grande y saneada que la griega, ha "optado" por aplicar la receta alemana para superar la crisis: contención del déficit a través del recorte del gasto público y aumento de la presión fiscal, devaluación interna de salarios, emigración y reformas estructurales, en particular la flexibilizadora del mercado laboral. Todo ello se ha visto favorecido por medidas externas como la del programa de compra de deuda que acaba de aprobar Draghi para aligerar el peso de la deuda pública y favorecer la circulación del crédito a empresas y particulares. España está creciendo moderadamente y creando empleo, pero la desproporción entre los sacrificios y los resultados es enorme, y el hartazgo ciudadano, que se traduce en el ascenso de un partido populista como Podemos, muy considerable. España tiene más fuerza que Grecia para plantear una renegociación de su deuda pública -en su día comenté que debíamos plantearnos un órdago-, pero acertadamente el Gobierno no contempla ninguna iniciativa que ponga en duda la solvencia de España para afrontar sus compromisos.

Aunque resulte paradójico, la salida de la euroratonera por nuestros propios medios sólo puede venir a través de la austeridad, para no tener que pensar en la opción de una quiebra que nos aboque a la ruptura de la moneda única y que no descartaría en absoluto a medio plazo. El discurso habitual reclama austeridad y reformas estructurales para sanear la economía en el marco del euro. En mi opinión, se trata de estar en condiciones de poder decir adiós al euro sin pasar por el calvario que tendrían que sufrir ahora los griegos, incapaces de financiarse en los mercados. Si España fuera un país sin desequilibrios notables, salir del euro sería posible sin perder el crédito de los mercados financieros, lo mismo que Alemania podría dejar el euro sin sufrir ninguna de las consecuencias que pueden afectar a los griegos (otra cosa es que les convenga hacerlo, pues a Alemania, una economía exportadora, le interesa el euro). Y entonces surge la gran pregunta: si se superan los desequilibrios y se logra salir de la crisis, ¿para qué salir del euro? Dos razones fundamentales: para fortalecer la democracia, en tanto las políticas nacionales dejarían de estar tan condicionadas por la pertenencia a la eurozona (véase http://www.tomasdedomingo.com/2012/07/rajoy-los-espanoles-no-podemos-elegir.html), y para prevenir futuras crisis disponiendo de una moneda propia y de un banco central igual que el Reino Unido. Naturalmente que el euro proporciona ventajas, pero mientras la Unión Europea no avance hacia una Unión Política en la que realmente el bien común prime frente a los intereses nacionales, el euro es un grave riesgo para un país como el nuestro. Creo en Europa, pero el euro es un error y la única forma realista de resolverlo es salir de ahí. El problema es que los esfuerzos, los sacrificios, deberían ser todavía mayores y me temo que inasumibles. 

martes, 20 de enero de 2015

Los comentarios del Papa sobre la libre expresión

Comentando la reacción del mundo musulmán a las caricaturas de Mahoma, Francisco dijo primeramente que si alguien insulta a la madre de uno puede esperar un puñetazo. Hace poco ha vuelto sobre el tema y, según informa Europa Press, ha afirmado que la violencia es injusta, pero “yo no puedo insultar, provocar a una persona continuamente porque corro el peligro de que se enfade y corro el peligro de recibir una reacción injusta. Es algo humano”.

Hay que recordar, en primer lugar, que el derecho a la libre expresión no ampara el insulto, como ha reiterado nuestro Tribunal Constitucional. No está claro qué sea un insulto. Identificar un insulto depende de diversos factores. Algunos son sociales y requieren indagar la interpretación habitual de una determinada expresión. Pero en última instancia las discrepancias más radicales responden a los diferentes valores de la gente. En las sociedades occidentales la caricatura, la sátira, la burla ligada a un determinado acontecimiento o al comportamiento de alguien con proyección pública no se considera insulto, sino crítica mordaz. Claro está que el destinatario de las mismas puede recibir mal la crítica e incluso considerarlo una provocación, pero lo más normal es que los tribunales declaren que se está ante un ejercicio lícito del derecho a la libre expresión.

Esta conclusión, lejos de solucionar el problema, nos lo presenta con toda su crudeza. ¿Cómo es posible que el ejercicio lícito de un derecho fundamental sea visto por algunos como una provocación, como un insulto y sin duda como fuente de discordia y amenaza para la paz? Pues porque hay diferentes valores que inspiran el ejercicio de los derechos y la recepción de dicho ejercicio, siendo todos esos valores admitidos en el marco de una sociedad plural. El asunto tiene una lectura muy clara: el derecho no basta para garantizar la paz social en una sociedad plural. La doctrina social de la Iglesia sostiene que hay cuatro valores que deben inspirar la vida social: la verdad, la libertad, la justicia y el amor. Por tanto, dar respuesta a la cuestión de las caricaturas o a cualquier otra desde una perspectiva exclusivamente jurídica es un error. Cuando el Papa apela a actuar con prudencia a la hora de ejercer la libre expresión no está justificando la violencia, simplemente está recordando que siempre conviene ponerse en la piel del otro y tratar de evitar ofensas gratuitas eso sí, sin renunciar a expresar y defender la propia posición, que probablemente es lo que ha quedado oscurecido en sus declaraciones y debería haber subrayado. Pero lo más lamentable es que teniendo razón se ha equivocado, porque cuando la reacción del ofendido es manifiestamente injusta y desproporcionada lo prioritario, lo urgente e inaplazable es enfatizar dicha injusticia y no permitir que el foco de atención se ponga en la imprudencia de los caricaturistas.

lunes, 19 de enero de 2015

La amenaza terrorista y la restricción de los derechos fundamentales

Los atentados yihadistas de París han demostrado que el terrorismo promovido por el califato islamista constituye una amenaza real, lo cual ha provocado que se vuelva a hablar de la necesidad de restringir algunos derechos fundamentales para garantizar la seguridad. Tengo la impresión de que en estos momentos la mayoría de los ciudadanos admitiría de buen grado esas restricciones. 

Sin duda hay situaciones excepcionales que pueden exigir la suspensión de algunos derechos fundamentales, tal como prevé nuestra Constitución, pero más allá de estos casos me parece que hay que ser muy cauto antes de admitir restricciones que, si se producen, no lo olvidemos, ya suponen un triunfo de los enemigos de la libertad. Mi postura, por consiguiente, es contraria a esta solución. Pero precisamente por mantener esta tesis es muy importante no confundir algunas medidas perfectamente lícitas con otras que sí son restrictivas. Digo esto pensando en dos situaciones que se han comentado estos días y que pasan en ambos casos por restricciones cuando existe una diferencia notable entre ellas. Me refiero a incrementar los controles a los pasajeros en los aeropuertos y a tener acceso a las comunicaciones privadas que se producen en aplicaciones como whatsapp.

Suele verse la exhaustiva revisión de los equipajes o incluso los cacheos que nos realizan en los aeropuertos como una restricción perfectamente justificada de nuestro derecho a la intimidad en aras a la seguridad. Explicar por qué no me parece apropiado hablar de “restricción” en estos casos exigiría entrar en cuestiones demasiado prolijas. Me limitaré a ofrecer una argumentación breve y espero que sencilla para explicar por qué no se trata de una restricción propiamente, sino de una situación que demanda una regulación que, en efecto, puede ser restrictiva, aunque esto último resulte paradójico.

El derecho a la intimidad responde a la finalidad de preservar del conocimiento ajeno todo aquello que es íntimo, la propia intimidad relacionada con nuestro cuerpo, así como datos, acontecimientos o acciones que quepa reputar íntimos. Nada que afecte sustancialmente a otras personas puede considerarse íntimo. Habría que aclarar cuándo la afectación es “sustancial”, pero hay casos que están fuera de toda duda. En las circunstancias actuales, es evidente que viajar en avión o en otros medios de transporte no puede calificarse de una acción íntima, dado que dicho viaje se realiza con otras personas a las que puede afectar nuestro comportamiento en el vuelo. Lo relevante es garantizar que no somos un peligro para los demás y que los demás no lo son para nosotros. Por tanto, las acciones tendentes a aclarar esa circunstancia de una forma diligente no creo que puedan verse como restricciones del derecho a la intimidad. Centrarse en el momento del cacheo y verlo como una invasión de la intimidad es no comprender que nos movemos por el mundo relacionándonos con otras personas, y que dichas relaciones condicionan lo que razonablemente se puede exigir de nosotros. El cacheo o cualquier otro control no es una invasión de nuestra intimidad si responde a la finalidad de asegurar que no portamos ningún objeto o sustancia que constituya una amenaza para el resto de pasajeros, porque, insisto, volar en avión con otras personas no es una acción íntima. Es decir, no tenemos derecho a pretender que nadie conozca lo que queremos meter en un avión. La regulación, sin embargo, sí puede resultar restrictiva si no se orienta a la finalidad de garantizar que no somos una amenaza o se realiza con manifiesto abuso. 

Comprendo que puede parecer que en la práctica no hay diferencia entre lo que acabo de afirmar y decir que un cacheo es una invasión perfectamente justificada de la intimidad. Pero si la cuestión se examina detenidamente, admitir la restricción como posible y entrar en el terreno de la mayor o menor justificación, al margen de otras cuestiones teóricas en las que no me quiero detener, creo que implica mayor riesgo de relativización de los derechos fundamentales. Y algo más: dar por buenas las restricciones puede conducir a cierta pereza mental al centrarse el objetivo de la argumentación en la justificación de la medida restrictiva, mientras que lo que propongo implica la necesidad de un esfuerzo de comprensión global de cada situación en la que se integra o puede discutirse si se integra el ejercicio de los derechos fundamentales. 

Completamente distinto es el caso de conocer las conversaciones que tienen lugar a través de whatsapp o medidas similares. Una conversación telefónica o un chat son acciones íntimas o cuando menos privadas. Claro que conocer todo lo que se habla puede contribuir a garantizar la seguridad, pero la restricción del derecho a la intimidad me parece indiscutible en este caso y, por tanto, criticable, salvo que haya indicios de criminalidad que justifiquen unas escuchas, lo cual nos sitúa en un terreno distinto, pues en estos casos hay razones fundadas para sostener que alguien está, más que ejerciendo su derecho fundamental, utilizándolo como instrumento para el crimen, pervirtiendo su finalidad.

Hay que combatir a los terroristas, y se me ocurren diversas medidas para ello que no tienen por qué afectar a los derechos fundamentales. Pienso, por ejemplo, en reforzar las labores de inteligencia, mejorar los cuerpos y fuerzas de seguridad, revisar delitos y penas, o repensar las formas de adquisición y pérdida de la nacionalidad. También me parece muy importante revisar la regulación del ejercicio de diversos derechos fundamentales para cohonestar su finalidad con la propia de aquellas situaciones en las que se desarrolla su ejercicio. Todo ello antes que abrir la puerta a que se restrinjan los derechos fundamentales y ganen los terroristas.