En las pasadas elecciones autonómicas
quedó claro que los independentistas no son mayoría en Cataluña. La Resolución
que van a aprobar en el Parlamento de Cataluña es su canto del cisne, una huida
hacia delante antidemocrática y profundamente desleal con la Constitución que,
bien interpretada, puede suponer el final del problema catalán. Esto va camino
de un proceso de desobediencia que naturalmente va a provocar la alarma de los
catalanes sensatos, que son los primeros en desear que acabe esta situación. El
Gobierno y el Tribunal Constitucional pondrán en marcha las iniciativas
necesarias para pararlo –qué otra cosa pueden hacer- y se acabó el asunto. Pero se acabó. Que nadie
cometa el error de intentar contentar en este momento a los independentistas,
nada de abrirles una puerta. Rajoy debe esperar a que se concrete la Resolución
y actuar. Imagino que antes de aplicar el art. 155 de la Constitución dejará
que quede constancia de la desobediencia al TC, y en función del grado de desobediencia adoptará las medidas necesarias para
garantizar el orden público. Esperemos que no haya violencia, pero no es en
absoluto descartable. Estas son las consecuencias de elegir a mesías insensatos
que contraponen una peculiar interpretación de la democracia al Estado de Derecho.
miércoles, 28 de octubre de 2015
miércoles, 30 de septiembre de 2015
El resultado de las catalanas en clave nacional
El batacazo de Podemos ha sido
espectacular, imagino que insufrible para el descomunal ego de Pablo Iglesias.
Su resultado ha sido peor que el cosechado por Iniciativa per Catalunya en las
pasadas autonómicas catalanas. Podemos no sólo no ha servido para
captar nuevos votantes para esta formación, sino que ha perdido apoyos. Que
tomen buena nota en Valencia aquellos de Compromís que estaban convencidos de
que acudir con ellos a las generales era la mejor opción. El análisis que ha
hecho Iglesias de los resultados me parece muy desacertado en un punto
esencial: a su juicio el descenso de PP y PSC supone el fracaso del régimen del
78. Vuelve nuevamente con el consabido mantra, pero olvida que Ciudadanos, que
ha obtenido un apoyo electoral de más de 700.000 votos, es un partido no sólo
leal a la Constitución, sino galvanizador de los valores que la inspiran.
Podemos yerra en este tema, pero su descenso se debe en mi opinión, y con ello me centro en el conjunto de España, a que ha
perdido la frescura con la que era percibido (parecen unos más de la Casta, con
nepotismo incluido), a haberse mantenido firme en apuestas políticas indefendibles,
como el apoyo a Tsipras en Grecia o la tibieza con el régimen venezolano, y a
la arrogancia de un líder que se autopresentaba como jefe de la oposición con
el único aval de las encuestas. Las últimas autonómicas y las catalanas parecen dejar claro que no va a
superar al PSOE en las generales y habrá que ver si obtiene mejor resultado que Ciudadanos.
El PSOE se está manteniendo a
flote y realizando ímprobos esfuerzos por reubicarse en el mapa político. Por
fin parecen haberse dado cuenta de que deben dejar de coquetear con partidos
independentistas y volcarse en ser percibidos como un partido nacional. El
rescate de la bandera nacional en sus apariciones públicas por parte de Pedro
Sánchez es una excelente noticia. Es cierto que su indefinición con
relación a la reforma constitucional es decepcionante, pero da
la impresión, sobre todo por la renuncia explícita del PSC al derecho a
decidir, de que no van a cometer el error de reeditar nuevos experimentos como
el pacto del Tinell. En las catalanas han pagado muy caro los errores cometidos
en el pasado y el resultado ha sido que buena parte de sus votantes ha apostado
por Ciudadanos. El gran objetivo de Pedro Sánchez va a ser ganar las elecciones
por delante del PP para gobernar con el apoyo de Ciudadanos, al igual que en Andalucía. Creo que tiene posibilidades de lograrlo a la vista de la descomposición del PP.
El hundimiento del PP en Cataluña
es increíble para un partido que gobierna España con mayoría absoluta. Este resultado unido a las derrotas cosechadas en las últimas elecciones
autonómicas y en otras citas electorales, deja patente, al margen de su catastrófica estrategia política y nulo liderazgo, que Rajoy sólo puede
conservar la Moncloa si pacta con Ciudadanos en el caso de que supere en
escaños al PSOE, que todavía está por ver. Su discurso después de las
elecciones catalanas no puede ser más desesperante: el PP representa el voto
útil, nos recuerda un Rajoy que ha seguido fielmente el consejo de fiarlo todo a la economía y a dejar que los ciudadanos se asusten con los gobiernos de izquierda y populistas. Con ello pretende que el votante tradicional del PP permanezca fiel y no
entregue su voto a Ciudadanos si no quiere que los socialistas puedan gobernar con el apoyo de Podemos o de Ciudadanos. Lo de Podemos podía tener sentido hasta hace bien poco a la vista de los resultados que les auguraban las encuestas, pero ahora mismo parece que la llave de gobierno la va a tener Ciudadanos, y al votante del PP Ciudadanos no le provoca miedo alguno. La estrategia de Ciudadanos en la gestión de
los resultados obtenidos en las pasadas autonómicas ha sido excelente, hasta el
punto de destrozar el argumento del PP. Ciudadanos ha seguido una estrategia
muy parecida al “programa, programa, programa” que popularizó en su día Julio
Anguita. Han apoyado en Andalucía a Susana Díaz y en Madrid a Cristina
Cifuentes, y lo han hecho dejando claras sus líneas rojas y estableciendo
claramente sus condiciones para apoyar esos gobiernos. El votante puede percibir que este partido es la mejor garantía de que los
valores constitucionales van a ser respetados, y también de que no se van a
hacer concesiones a los independentistas gane el PP o el PSOE, es decir, que lo más útil es votar a Ciudadanos. Que la gobernabilidad dependa de un partido como Ciudadanos y no de partidos como CiU o el PNV permite vislumbrar el futuro con optimismo.
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Actualidad política
Fracaso del independentismo
Con menos del 50% de
los votos emitidos favorables decididamente a la independencia no cabe duda de
que los independentistas han perdido lo que plantearon como un plebiscito,
aunque sólo lo reconozcan los de la CUP. Si jurídicamente la independencia es
inviable sin reforma constitucional, por muchas declaraciones que en ese sentido realice el Parlamento de
Cataluña, y no era previsible que el gobierno permaneciera impasible ante
posibles actos de desobediencia, el resultado del domingo refuerza la
legitimidad moral del gobierno para hacer cumplir la Constitución, ya que casi
dos millones de personas no representan ni el 40% del censo electoral.
Los resultados electorales admiten lecturas en clave nacional, como el ascenso de Ciudadanos o la debacle del PP y Podemos, de lo cual me ocuparé en otra entrada. Por lo que respecta a la política catalana, me parece que los militantes de Convergencia deberían darse cuenta de que la apuesta decidida por presentarse como independentistas les ha hundido electoralmente. No sería de extrañar que así como el PNV de Ibarretxe dejó paso al PNV de Urkullu, que se dedica a gestionar sin emprender proyectos quiméricos, en Convergencia prescindan de Mas y rectifiquen su línea política para regresar a un catalanismo nacionalista reivindicativo, pero no rupturista. Sería lo más sensato si no desean que la gobernabilidad de Cataluña dependa de gente como los de las CUP, que abogan nada menos que por desobedecer las leyes españolas que ellos consideren que agreden a la clase trabajadora.
Los resultados electorales admiten lecturas en clave nacional, como el ascenso de Ciudadanos o la debacle del PP y Podemos, de lo cual me ocuparé en otra entrada. Por lo que respecta a la política catalana, me parece que los militantes de Convergencia deberían darse cuenta de que la apuesta decidida por presentarse como independentistas les ha hundido electoralmente. No sería de extrañar que así como el PNV de Ibarretxe dejó paso al PNV de Urkullu, que se dedica a gestionar sin emprender proyectos quiméricos, en Convergencia prescindan de Mas y rectifiquen su línea política para regresar a un catalanismo nacionalista reivindicativo, pero no rupturista. Sería lo más sensato si no desean que la gobernabilidad de Cataluña dependa de gente como los de las CUP, que abogan nada menos que por desobedecer las leyes españolas que ellos consideren que agreden a la clase trabajadora.
Hagan lo que hagan,
digan lo que digan, la realidad es tozuda: el independentismo ha fracasado
porque los catalanes lo han hecho fracasar. Podemos presenciar declaraciones y
todo tipo de parafernalia en los próximos meses, pero conforme vaya pasando el
tiempo creo que el foco mediático irá alejándose de Cataluña y la efervescencia
independentista desaparecerá al igual que ha sucedido en el País Vasco, siempre
que no haya tontos que crean que la solución para el nacionalismo es tratar de
contentarles.
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Actualidad política
viernes, 4 de septiembre de 2015
Espectáculo
Ayer me decía Óscar que la
política y la comunicación se han convertido en espectáculo. Es verdad.
Políticos que se ponen camisetas con mensajes subliminales o no tan
subliminales, que suben a las tribunas parlamentarias y exhiben objetos o
carteles como si estuvieran en la gala de los Goya. Medios digitales que
aderezan sus Informaciones con vídeos impactantes de youtube, con imágenes de
asesinatos o de muertes trágicas como la del niño sirio, pero también con esos
llamados “vídeos virales” que reciben millones de visitas e incrementan los
ingresos publicitarios. Espectáculo, porque todo se dirige a captar nuestra
atención e influir de manera directa e inmediata en nuestro estado de ánimo. Acostumbro
a leer los periódicos digitales, pero me siento aturdido, con
necesidad de dar un paso atrás para no ser víctima de esta sensación de acoso que me invade apenas abro la ventana de internet.
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Sociedad
viernes, 28 de agosto de 2015
Breve reflexión sobre las armas
¿Qué
sucede cuando una persona posee un arma? ¿Qué transformación se produce en ella? Un arma nos proporciona poder para matar, y mucha gente cuando se sabe poderosa gusta de ver reconocido su poder, independientemente de en qué consista. Pensemos, por ejemplo, en una discusión de tráfico acalorada en la que uno de los implicados lleva un revólver en la guantera. Es posible que la situación llegue a requerir hacer uso de ella para defenderse, pero más de uno tendrá la tentación de sacarlo a pasear para mostrar su poder e intimidar al otro. Su pensamiento podría traducirse así: "No te pongas chulo que como te saque el revólver y veas mi poder te vas a cagar". Hay una película, “El señor de las moscas”, basada en el
libro del mismo título, en la que entre otros muchos temas de interés, se
observa el cambio que en el grupo de cadetes náufragos en una isla deshabitada supone
la aparición de las armas. En este caso
también hay una justificación objetiva: las armas van a utilizarse
para cazar cerdos. Pero inmediatamente se observa que los que las poseen se sienten poderosos,
diferentes al resto del grupo. La escisión entre los cazadores armados y el resto de cadetes será el comienzo de un enfrentamiento con trágicas consecuencias.
En el debate sobre el derecho a portar armas se pueden esgrimir diferentes argumentos. Es sabido que en Estados Unidos los defensores de este derecho tienen presente un modelo de sociedad individualista en la que el Estado ocupa un papel residual, tanto que incluso
no puede impedir el derecho de cada persona a defenderse por sí misma. La segunda enmienda de su Constitución establece
que “siendo
necesaria una milicia bien ordenada para la seguridad de un Estado libre, el
derecho del Pueblo a poseer y portar armas no será infringido”. Me pregunto cuántas muertes injustas y atroces por armas en manos de particulares tendremos que ver para que los defensores de este argumento de principio se den cuenta de que las consecuencias sólo pueden ser relegadas hasta cierto límite cuando se trata de convivir.
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Reflexiones personales
jueves, 27 de agosto de 2015
El asesinato de Alison Parker
Las imágenes del asesinato de los
dos periodistas de la CBS me han impactado. Sobre todo el video realizado por
el asesino en el que se observa como les apunta, se lo piensa, y finalmente
dispara a sangre fría. Toda la escena es estremecedora, pero impresiona ver
como la periodista asesinada, Alison Parker, recorre unos pocos metros gritando
y huyendo. Llevaba ya dos balas en su cuerpo que le iban a provocar la muerte
en pocos segundos. Parece que el alma le dé esas fuerzas para no caer de
inmediato e intentar aferrarse a la vida. No se ve el momento en el que su
cuerpo se desplomó, pero la tensión entre las ganas de vivir y la
imposibilidad de hacerlo se vive intensamente en esos instantes. Es terrible... No me extraña que Obama diga que la imposibilidad de restringir la libre circulación de armas sea la mayor frustración de su mandato.
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Reflexiones personales
jueves, 9 de julio de 2015
¿Así interpreta Tsipras el "no" del pueblo griego?
Esta es la carta que envía el ministro de finanzas griego, Sacalotos, para solicitar el rescate de su país. Veremos la letra pequeña, pero para esto se podían haber ahorrado el referéndum. Sí yo fuera griego y hubiera votado "no" estaría indignado.
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Actualidad política
miércoles, 1 de julio de 2015
Órdago a la griega
No entiendo de póker, a
diferencia de Mr. Casual Varoufakis, pero cuando uno plantea un órdago es para
aguantar hasta el final y no cagarse en los pantalones como acaba de suceder con Tsipras, cosa comprensible dicho
sea de paso. ¿Qué es esto de que ahora acepta las condiciones? ¿Y qué
pasa si gana el “no” en el referéndum? Me parece un despropósito. Pero, ¿y de
qué sirve que acepte? Simplemente se demora el desenlace sobradamente conocido:
o se le perdona una parte sustancial de la deuda o Grecia no va a pagar. Me
parece que Tsipras ha tenido miedo a perder el poder, porque realmente Grecia
debía llevar su órdago hasta el final. De momento, acaban de obsequiarnos con
el órdago a la griega, un ridículo espantoso caso de confirmarse.
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Actualidad política
martes, 30 de junio de 2015
Gracias, Tsipras
El órdago griego, caso de que
finalmente se materialice en la salida de Grecia del euro, es un golpe de
suerte si sirve para acabar con el euro. Ni Suecia, ni Reino Unido, ni
Dinamarca están en el euro. Fueron listos, pensaron las consecuencias que
tendría en clave nacional, que es la que sigue presidiendo el funcionamiento de
la Unión Europea. No se puede violentar la realidad, y el euro ha sido un
intento temerario de forzar la realidad. Cuanto antes se acabe con esto
muchísimo mejor. Volvamos a las monedas nacionales y, a partir de ahí,
repensemos la Unión Europea fortaleciendo los lazos de solidaridad, los
proyectos educativos, y las políticas comunes de inmigración y defensa. Por ahí
vamos bien, no con el funesto euro. ¿Me olvido de las consecuencias? No,
naturalmente que el proceso será muy duro, muy difícil, pero es necesario mientras los Estados sigan siendo soberanos y no prime la búsqueda del bien común (la negativa a mutualizar la deuda, los eurobonos, fue la prueba del algodón). No estamos preparados para lo que exige el euro, así de
sencillo.
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Actualidad política
miércoles, 22 de abril de 2015
La muerte del profesor
He leído que la Consellera de
Educació de la Generalitat de Catalunya ha declarado, con relación al suceso
del instituto Joan Fuster, que ha muerto un profesor, pero que la gran víctima
es el niño que le mató. No salgo de mi asombro. Es lamentable que el niño actuara
así por razón de una enfermedad, y hay que adoptar las medidas necesarias para
ayudarle, pero no dejo de pensar en el profesor muerto y en su familia, sobre
todo después de ver la foto en la que su cadáver es sacado del edificio metido
en una bolsa de plástico sujetado por trozos de cinta aislante. Miro la foto y por
las formas imagino dónde están los pies y la cabeza que entraron vivos ese día
sin sospechar que todo acabaría así. Dicen que llevaba dos semanas trabajando
en el Instituto, realizando una sustitución. De la manera más insospechada
llega “el día señalado”, como dice la letra de la canción “Morir todavía”, de
Héroes del Silencio. Lo mismo que les pasó a los pasajeros de vuelo a Düsseldorf. El profesor es la gran víctima, el hombre al que se le fue
la vida cuando entró por esa puerta del aula al oír los gritos y recibió una
puñalada mortal en el pecho. Imagino ese segundo en el que llegas a saber que todas tus ilusiones y proyectos se van y, quizá, solo te da tiempo para un último pensamiento de sorpresa en el que no comprendes cómo es posible que te pase eso cuando no era el momento. Entonces te das cuesta de lo frágil que es la vida, del regalo que significa estar vivo y que tu corazón siga latiendo.
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Reflexiones personales
lunes, 16 de marzo de 2015
La revitalización de la democracia española
Hace algunos años, participé en
un seminario sobre la reforma del sistema electoral español. Entonces pensaba
que a España le convenía un panorama político en el que los partidos
minoritarios de ámbito nacional tuvieran mayor peso, y así evitar que la
gobernabilidad pudiera depender de los partidos nacionalistas. Creía, además, que
superar el bipartidismo era imprescindible para revitalizar la democracia
española, y ligaba ese objetivo a la reforma del sistema electoral.
El PP se ha mostrado contrario a introducir cambios en este terreno, al tiempo que viene incidiendo en los beneficios del bipartidismo por la estabilidad que proporciona. En buena medida es
cierto, pero no me parece que el ascenso de nuevas formaciones vaya a suponer
la ingobernabilidad del país. Si se confirma lo que apuntan las encuestas habrá que innovar
políticamente, que es justo lo que necesitamos. Que opciones políticas como
Podemos puedan parecernos peligrosas entra dentro de la riqueza inherente al
pluralismo político que nuestra Constitución proclama como valor superior del
ordenamiento. Es bueno que haya un partido como Podemos, que se debatan sus
propuestas, que se realice un esfuerzo por desenmascarar sus argumentos y se
les arrincone dialécticamente cuando, por ejemplo, no saben disimular sus
simpatías hacia el chavismo venezolano.
Hoy da la impresión de que la reforma electoral no era necesaria para lograr la revitalización de nuestra
democracia, aunque habrá que estar atento a la proporción entre votos y escaños
en las elecciones generales. Los electores han dejado de atender a las apelaciones
al voto útil. Parece que ya no creen, o dicha creencia ha perdido vigor, que
votar a partidos minoritarios sea desperdiciar su voto. El resultado es que
nuestra democracia se ha revitalizado. Entramos en una dinámica en la que los
partidos van a tener que esforzarse por presentar programas atractivos y por elegir
muy bien a sus candidatos. Estamos de enhorabuena.
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Actualidad política
sábado, 14 de marzo de 2015
Iglesias se está pasando de frenada
Si cuando la masa ruge esperando
al orador para lanzar sus iras sobre él este logra que le dejen hablar, goza de
una extraordinaria oportunidad para tornar las lanzas en cañas. De igual
manera, la predisposición incondicional al elogio es fácil que desemboque en
decepción. Otra característica de las masas, que como su nombre indica tienen en
su comportamiento muchas propiedades relacionadas con la física, es que pueden
hacer caer al que aúpan con una fuerza proporcional a la que le llevó a la
cumbre.
Dicen las encuestas que Podemos
se estanca e incluso pierde fuelle. No me extraña en absoluto. Ahí tienen a
Pablo Iglesias. Al principio deslumbraba con su retórica anticasta y ahora cada
vez que sale pontificando con su voz de locutor entrenado empieza a resultar desagradable. Si hay algo que en España molesta sobremanera es ir de
chulito y últimamente a este hombre lo veo con una arrogancia desmedida. No se
le ocurre otra cosa después del debate sobre el estado de la nación que
presentarse como líder de la oposición. Ahora rechaza debatir con Albert
Rivera, como si fuera líder de un partido con mayoría parlamentaria. Le
convendría no olvidar las leyes que rigen el comportamiento de las masas que le
han llevado a despuntar en las encuestas. Repito, en las encuestas. Un líderazgo popular debe asentarse en una dignidad lograda a base de convicciones auténticas defendidas con energía y humildad sin apocamiento.
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Actualidad política
jueves, 5 de marzo de 2015
Podemos y Ciudadanos
El ascenso de Podemos y
Ciudadanos demuestra que la democracia española goza de buena salud. Es verdad que hay
muchas cosas que mejorar, pero más importante que acertar con la solución
que demanda cada problema es comprobar que se
abren paso formaciones capaces de conectar con las
preocupaciones de los ciudadanos. Si observáramos la política como un mercado
en el que los partidos venden y los ciudadanos compran, no es difícil
identificar los “productos” políticos que ofrecen estas formaciones y las
razones de su buena acogida por parte de los “clientes”.
El
éxito de Podemos se basa en destacar que la crisis ha demostrado que la división ideológica entre
izquierda y derecha se ha difuminado. Tanto el PSOE como el PP tuvieron que
realizar una política de recorte del gasto que vino condicionada por Bruselas
y, sobre todo, por Berlín. El PSOE redujo el gasto social mientras que el PP ha subido los
impuestos, medidas contrarias a sus planteamientos ideológicos. En Francia, Hollande clamaba contra la austeridad, pero Valls pronto
tuvo que adoptar medidas para disminuir el gasto público y controlar el déficit. Las clases más humildes han padecido intensamente los efectos de estas medidas y han
observado atónitas como al mismo tiempo que se deterioraba la sanidad y la educación pública
aparecían noticias sobre los excesos cometidos por consejeros de bancos y por
políticos corruptos. Podemos está trasladando a los ciudadanos el mensaje de que el problema no está
en debatir si es mejor una política de izquierdas o de derechas, sino que urge recuperar la democracia y acabar con la oligarquía, con el
gobierno oculto de unas élites políticas y económicas que siempre resultan
beneficiadas. La idea funciona, vende, porque en buena medida responde a la
realidad. Otra cosa es que luego las alternativas de gobierno que plantean
sirvan para resolver los problemas.
Por su parte,
Ciudadanos ha materializado una idea de renovación democrática desde los
pilares del régimen del 78 que comparte con UPyD. Los nacionalismos periféricos
han minado la igualdad entre los españoles y para revertir esta situación proponen reestructurar el
Estado, recuperar competencias para la administración central y acabar con el mercadeo
competencial que permite el art. 150.2 CE, suprimir instituciones ineficaces
y/o redundantes, mejorar la representatividad del sistema electoral y luchar
eficazmente contra la corrupción. Son problemas que tanto el PSOE como el PP no
han sabido resolver. El PSOE es incapaz de ofrecer un proyecto nacional
creíble, y tanto el PP como el PSOE están salpicados por graves escándalos de
corrupción y no han planteado la batalla ideológica a los nacionalismos
periféricos, sino que durante mucho tiempo se plegaron a sus exigencias.
Ciudadanos y UPyD carecen de complejos en este terreno y ello explica su
ascenso, sobre todo el de Ciudadanos por la razón que seguidamente mencionaré.
Se trata de “productos”
políticos atractivos, pero además su éxito se explica porque están siendo
puestos en el mercado por dos líderes pertenecientes a una nueva generación
emergente de españoles nacidos entre 1976 y 1991, Pablo Iglesias y Albert
Rivera. Al margen de los errores cometidos por UPyD, Rosa Díez no representa un
liderazgo ilusionante y Albert Rivera la está engulliendo políticamente. Creo
que Ciudadanos seguirá creciendo, porque sus propuestas son mucho más realistas
que las de Podemos, y estos se estancarán o van a retroceder por varias
razones. El fiasco de Syriza les ha dejado en evidencia. Sus líderes se están
pasando de frenada y ofrecen una imagen de soberbia que empieza a generar
rechazo en el electorado. No han sabido resolver el escándalo de Monedero, que
pone en entredicho que no sean parte de la oligarquía que dicen combatir.
Finalmente, su crítica al régimen del 78, que goza de un respaldo mucho mayor del que piensan, y en el marco del cual se ha producido su ascenso, supone un grave error de
cálculo que pagarán caro.
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Actualidad política
martes, 24 de febrero de 2015
La eurorratonera
Nadie duda hoy de que el euro fue un caramelo envenenado para los países del sur de Europa. La cuestión es
cómo salir de esta ratonera. En Grecia, Syriza ha intentado infructuosamente renegociar
el pago de una deuda inasumible que aceptaron
contraer a cambio del rescate. Han tratado de lograr una quita con la baza de que su caída conllevaría un riesgo de contagio. Su
órdago se ha quedado en amago y los socios prestamistas exigen el cumplimiento
de lo pactado. Parece claro a estas alturas que Varoufakis llevaba la camisa por fuera para bajarse mejor el pantalón... El problema simplemente se demora, porque difícilmente
Grecia va a poder pagar su deuda y los intereses le van a seguir asfixiando.
España, al margen de ser una economía muchísimo más grande y saneada que la griega, ha "optado" por aplicar la receta alemana para superar
la crisis: contención del déficit a través del recorte del gasto público y
aumento de la presión fiscal, devaluación interna de salarios, emigración y reformas estructurales, en particular la flexibilizadora del mercado laboral. Todo ello se ha visto favorecido por medidas
externas como la del programa de compra de deuda que acaba de aprobar Draghi para aligerar el peso
de la deuda pública y favorecer la circulación del crédito a empresas y particulares.
España está creciendo moderadamente y creando empleo, pero la desproporción
entre los sacrificios y los resultados es enorme, y el hartazgo ciudadano, que
se traduce en el ascenso de un partido populista como Podemos, muy considerable. España tiene más fuerza que Grecia para plantear una
renegociación de su deuda pública -en su día comenté que debíamos plantearnos un órdago-, pero acertadamente el Gobierno no contempla ninguna iniciativa que ponga en duda la solvencia de España
para afrontar sus compromisos.
Aunque resulte paradójico, la
salida de la euroratonera por nuestros propios medios sólo puede venir a través de la austeridad, para no tener que pensar en la opción de una
quiebra que nos aboque a la ruptura de la moneda única y que no
descartaría en absoluto a medio plazo. El discurso habitual reclama austeridad
y reformas estructurales para sanear la economía en el marco del euro. En mi
opinión, se trata de estar en condiciones de poder decir adiós al euro sin
pasar por el calvario que tendrían que sufrir ahora los griegos, incapaces de
financiarse en los mercados. Si España fuera un país sin desequilibrios
notables, salir del euro sería posible sin perder el crédito de los mercados
financieros, lo mismo que Alemania podría dejar el euro sin sufrir ninguna de
las consecuencias que pueden afectar a los griegos (otra cosa es que les
convenga hacerlo, pues a Alemania, una economía exportadora, le interesa el
euro). Y entonces surge la gran pregunta: si se superan los desequilibrios y se
logra salir de la crisis, ¿para qué salir del euro? Dos razones
fundamentales: para fortalecer la democracia, en tanto las políticas nacionales
dejarían de estar tan condicionadas por la pertenencia a la eurozona (véase http://www.tomasdedomingo.com/2012/07/rajoy-los-espanoles-no-podemos-elegir.html), y para
prevenir futuras crisis disponiendo de una moneda propia y de un banco central
igual que el Reino Unido. Naturalmente que el euro proporciona ventajas, pero mientras
la Unión Europea no avance hacia una Unión Política en la que realmente el bien
común prime frente a los intereses nacionales, el euro es un grave riesgo para
un país como el nuestro. Creo en Europa, pero el euro es un error y la única
forma realista de resolverlo es salir de ahí. El problema es que los esfuerzos,
los sacrificios, deberían ser todavía mayores y me temo que inasumibles.
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Actualidad política
martes, 20 de enero de 2015
Los comentarios del Papa sobre la libre expresión
Comentando la reacción
del mundo musulmán a las caricaturas de Mahoma, Francisco dijo primeramente que
si alguien insulta a la madre de uno puede esperar un puñetazo. Hace poco ha
vuelto sobre el tema y, según informa Europa Press, ha afirmado que la violencia es injusta, pero “yo no puedo
insultar, provocar a una persona continuamente porque corro el peligro de que
se enfade y corro el peligro de recibir una reacción injusta. Es algo humano”.
Hay que recordar, en primer lugar, que el derecho a la libre expresión
no ampara el insulto, como ha reiterado nuestro Tribunal Constitucional. No está claro qué sea un insulto. Identificar
un insulto depende de diversos factores. Algunos son sociales y requieren indagar la interpretación habitual de una determinada expresión. Pero en última
instancia las discrepancias más radicales responden a los
diferentes valores de la gente. En las sociedades occidentales la
caricatura, la sátira, la burla ligada a un determinado acontecimiento o al comportamiento
de alguien con proyección pública no se considera insulto, sino
crítica mordaz. Claro está que el destinatario de las mismas puede recibir mal la
crítica e incluso considerarlo una provocación, pero lo más
normal es que los tribunales declaren que se está ante un ejercicio lícito del
derecho a la libre expresión.
Esta conclusión, lejos de solucionar el problema, nos lo presenta con
toda su crudeza. ¿Cómo es posible que el ejercicio lícito de un derecho
fundamental sea visto por algunos como una provocación, como un insulto y sin
duda como fuente de discordia y amenaza para la paz? Pues porque hay diferentes
valores que inspiran el ejercicio de los derechos y la recepción de dicho
ejercicio, siendo todos esos valores admitidos en el marco de una sociedad
plural. El asunto tiene una lectura muy clara: el derecho no basta para
garantizar la paz social en una sociedad plural. La doctrina social de la
Iglesia sostiene que hay cuatro valores que deben inspirar la vida social: la
verdad, la libertad, la justicia y el amor. Por tanto, dar respuesta a la
cuestión de las caricaturas o a cualquier otra desde una perspectiva
exclusivamente jurídica es un error. Cuando el Papa apela a actuar con
prudencia a la hora de ejercer la libre expresión no está justificando la
violencia, simplemente está recordando que siempre conviene ponerse en la piel
del otro y tratar de evitar ofensas gratuitas eso sí, sin renunciar a expresar
y defender la propia posición, que probablemente es lo que ha quedado
oscurecido en sus declaraciones y debería haber subrayado. Pero lo más
lamentable es que teniendo razón se ha equivocado, porque cuando la reacción
del ofendido es manifiestamente injusta y desproporcionada lo prioritario, lo
urgente e inaplazable es enfatizar dicha injusticia y no permitir que el foco de atención se ponga en la imprudencia de los caricaturistas.
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Reflexiones personales
lunes, 19 de enero de 2015
La amenaza terrorista y la restricción de los derechos fundamentales
Los atentados yihadistas de París han
demostrado que el terrorismo promovido por el califato islamista constituye una
amenaza real, lo cual ha provocado que se vuelva a hablar de la necesidad de
restringir algunos derechos fundamentales para garantizar la seguridad. Tengo
la impresión de que en estos momentos la mayoría de los ciudadanos admitiría de
buen grado esas restricciones.
Sin duda hay situaciones
excepcionales que pueden exigir la suspensión de algunos derechos
fundamentales, tal como prevé nuestra Constitución, pero más allá de estos
casos me parece que hay que ser muy cauto antes de admitir restricciones que, si se producen, no lo olvidemos, ya suponen un triunfo de los enemigos de la libertad. Mi postura, por consiguiente, es
contraria a esta solución. Pero precisamente por
mantener esta tesis es muy importante no confundir algunas medidas
perfectamente lícitas con otras que sí son restrictivas. Digo esto
pensando en dos situaciones que se han comentado estos días y que pasan en
ambos casos por restricciones cuando existe una diferencia notable
entre ellas. Me refiero a incrementar los controles a los pasajeros en los
aeropuertos y a tener acceso a las comunicaciones privadas que se producen en
aplicaciones como whatsapp.
Suele verse la exhaustiva revisión de
los equipajes o incluso los cacheos que nos realizan en los aeropuertos como
una restricción perfectamente justificada de nuestro derecho a la intimidad en
aras a la seguridad. Explicar por qué no me parece apropiado hablar de
“restricción” en estos casos exigiría entrar en cuestiones demasiado prolijas.
Me limitaré a ofrecer una argumentación breve y espero que sencilla para
explicar por qué no se trata de una restricción propiamente, sino de una
situación que demanda una regulación que, en efecto, puede ser restrictiva,
aunque esto último resulte paradójico.
El derecho a la intimidad responde a la
finalidad de preservar del conocimiento ajeno todo aquello que es íntimo, la
propia intimidad relacionada con nuestro cuerpo, así como datos,
acontecimientos o acciones que quepa reputar íntimos. Nada
que afecte sustancialmente a otras personas puede considerarse íntimo. Habría
que aclarar cuándo la afectación es “sustancial”, pero hay casos que están
fuera de toda duda. En las circunstancias actuales, es evidente que viajar en
avión o en otros medios de transporte no puede calificarse de una acción íntima,
dado que dicho viaje se realiza con otras personas a las que puede afectar
nuestro comportamiento en el vuelo. Lo relevante es garantizar que no somos un
peligro para los demás y que los demás no lo son para nosotros. Por tanto, las
acciones tendentes a aclarar esa circunstancia de una forma diligente no creo
que puedan verse como restricciones del derecho a la intimidad. Centrarse en el
momento del cacheo y verlo como una invasión de la intimidad es no comprender
que nos movemos por el mundo relacionándonos con otras personas, y que dichas
relaciones condicionan lo que razonablemente se puede exigir de nosotros. El
cacheo o cualquier otro control no es una invasión de nuestra intimidad si responde
a la finalidad de asegurar que no portamos ningún objeto o sustancia que
constituya una amenaza para el resto de pasajeros, porque, insisto, volar en
avión con otras personas no es una acción íntima. Es decir, no tenemos derecho
a pretender que nadie conozca lo que queremos meter en un avión. La regulación,
sin embargo, sí puede resultar restrictiva si no se orienta a la finalidad de
garantizar que no somos una amenaza o se realiza con manifiesto abuso.
Comprendo que puede parecer que en la práctica no hay diferencia entre lo que acabo de afirmar y decir que un cacheo es una invasión perfectamente justificada de la intimidad. Pero si la cuestión se examina detenidamente, admitir la restricción como posible y entrar en el terreno de la mayor o menor justificación, al margen de otras cuestiones teóricas en las que no me quiero detener, creo que implica mayor riesgo de relativización de los derechos fundamentales. Y algo más: dar por buenas las restricciones puede conducir a cierta pereza mental al centrarse el objetivo de la argumentación en la justificación de la medida restrictiva, mientras que lo que propongo implica la necesidad de un esfuerzo de comprensión global de cada situación en la que se integra o puede discutirse si se integra el ejercicio de los derechos fundamentales.
Comprendo que puede parecer que en la práctica no hay diferencia entre lo que acabo de afirmar y decir que un cacheo es una invasión perfectamente justificada de la intimidad. Pero si la cuestión se examina detenidamente, admitir la restricción como posible y entrar en el terreno de la mayor o menor justificación, al margen de otras cuestiones teóricas en las que no me quiero detener, creo que implica mayor riesgo de relativización de los derechos fundamentales. Y algo más: dar por buenas las restricciones puede conducir a cierta pereza mental al centrarse el objetivo de la argumentación en la justificación de la medida restrictiva, mientras que lo que propongo implica la necesidad de un esfuerzo de comprensión global de cada situación en la que se integra o puede discutirse si se integra el ejercicio de los derechos fundamentales.
Completamente distinto es el caso de
conocer las conversaciones que tienen lugar a través de whatsapp o medidas
similares. Una conversación telefónica o un chat son acciones íntimas o cuando
menos privadas. Claro que conocer todo lo que se habla puede contribuir a
garantizar la seguridad, pero la restricción del derecho a la intimidad me
parece indiscutible en este caso y, por tanto, criticable, salvo que haya
indicios de criminalidad que justifiquen unas escuchas, lo cual nos sitúa en un
terreno distinto, pues en estos casos hay razones fundadas para sostener que
alguien está, más que ejerciendo su derecho fundamental, utilizándolo como
instrumento para el crimen, pervirtiendo su finalidad.
Hay que combatir a los terroristas, y se
me ocurren diversas medidas para ello que no tienen por qué afectar a los
derechos fundamentales. Pienso, por ejemplo, en reforzar las labores de inteligencia,
mejorar los cuerpos y fuerzas de seguridad, revisar delitos y penas, o repensar
las formas de adquisición y pérdida de la nacionalidad. También me parece muy
importante revisar la regulación del ejercicio de diversos derechos
fundamentales para cohonestar su finalidad con la propia de aquellas situaciones en las que se desarrolla su ejercicio. Todo ello antes que abrir la puerta a
que se restrinjan los derechos fundamentales y ganen los terroristas.
Etiquetas:
Actualidad política
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