El ataque directo del gobierno a los jueces da la medida de la gravedad de la situación que atraviesa la democracia española. Lo venimos advirtiendo, el tirano Sánchez no admite que se trunquen sus objetivos, aunque el precio sea la propia democracia, que no existe sin separación de poderes. La reacción debe ser inmediata, por supuesto de los afectados -los jueces y fiscales (estos deben estar abochornados)- en primer lugar, pero también del conjunto de los ciudadanos, porque nos va en ello la libertad.
La situación ha llegado a tal punto que el Rey va a tener
que intervenir con alguna declaración significativa. La crisis institucional no
admite su silencio. Además, que tenga muy claro Felipe VI que si para mantener
el apoyo de sus socios Sánchez necesita entregar la Monarquía, lo hará sin pestañear. Así
que atentos a lo que pueda decir el Rey.
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