No es necesario volver sobre el fondo del asunto, porque el lector del blog conoce sobradamente mi opinión. La votación de hoy en el Tribunal Constitucional certifica que el órgano que debía garantizar la primacía de la Constitución, es decir, del pueblo español frente a los abusos del poder legislativo ha dimitido de su función. El nombre de los magistrados que hoy han votado a favor de esa sentencia debería figurar en la lista de personajes infames de la historia de España.
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