domingo, 7 de octubre de 2007

Mañana de domingo en Elche

El cielo, azul. El aire, limpio. La luz, cegadora. En el centro, una fontana de varios surtidores provoca el murmullo del agua. Está tapizada de cerámica de vivos colores, como si de un palacio moro se tratara. Detrás de ella, sentados en sillitas bajas de madera, los ancianos escuchan a la banda tocar. Se les ve de espalda, con sus camisas de manga corta, pantalones de colores claros y zapatillas veraniegas más que zapatos. Están sentados alrededor del templete en el que la banda interpreta una conocida melodía. Las notas inundan el aire de alma valenciana. Las altísimas palmeras se funden con el resto de la vegetación y cobijan la estampa. El sol brilla este domingo de octubre en el ilicitano hort del chocolater. Algunos niños juegan alrededor de la fuente. Las blancas palomas tiñen de blanco el paisaje y los paseantes caminan despacio, mientras escuchan la melodía. El día discurre lentamente hacia el mediodía.

No hay comentarios: