miércoles, 21 de diciembre de 2022

El pueblo español debe pronunciarse

Ante una crisis institucional como la que estamos viviendo no es de recibo agotar la legislatura. Si Pedro Sánchez creyera verdaderamente en la democracia no esperaría casi un año antes de dar la palabra a los españoles para que tengamos la oportunidad de poner las cosas en su sitio.

martes, 20 de diciembre de 2022

En esto consiste la democracia constitucional

Los líderes del PSOE y de Podemos, inmersos en la dinámica partidista de la lucha por el poder y haciendo gala de una manifiesta irresponsabilidad, insisten en que la decisión de suspender la tramitación de una ley que adoptó anoche el Tribunal Constitucional supone un “atropello” o un “golpe” contra la democracia. En realidad, se suspende la tramitación en lo que se refiere a la modificación de la LOPJ y de la LOTC, tal y como se puede leer en el punto 6º de la parte dispositiva del Auto (publicada por el propio Tribunal):

"6º Suspender cautelarmente, conforme al art. 56.6 LOTC, la tramitación parlamentaria de los preceptos que modifican la Ley Orgánica del Poder Judicial y la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, introducidos en la “Proposición de Ley Orgánica de transposición de directivas europeas y otras disposiciones para la adaptación de la legislación penal al ordenamiento de la Unión Europea, y reforma de los delitos contra la integridad moral, desórdenes públicos y contrabando de armas de doble uso”, que derivan de las enmiendas núms. 61 y 62, presentadas por los grupos parlamentarios Socialista y Confederal de Unidas Podemos-En Comú Podem-Galicia en Común, e introducidas en el texto de la referida Proposición de Ley Orgánica, aprobada por el Pleno del Congreso de los Diputados en sesión celebrada el día 15 de diciembre de 2022, y que se corresponden con las disposiciones transitorias cuarta y quinta y con la disposición final primera y segunda apartado 4".

Aunque lo acaten (¡menos mal!), el PSOE y Podemos no conciben que el Tribunal Constitucional adopte unas medidas cautelares para evitar posibles consecuencias lesivas para los derechos fundamentales de los parlamentarios recurrentes. Insisten una y otra vez en que se debería haber permitido la tramitación legislativa y, posteriormente, resolver el recurso de amparo. Al margen de otras consideraciones, lo más importante es que olvidan que el constitucionalismo se fundamenta en la limitación del poder político en atención al respeto que merecen los derechos fundamentales de los ciudadanos. Es decir, el poder legislativo, aunque logre conformar mayorías para aprobar leyes, no está por encima de tales derechos, que constituyen el fundamento de la democracia constitucional. La historia ha demostrado que el poder legislativo no es el mejor garante de tales derechos, y dicha tarea se ha conferido, en último término, al Tribunal Constitucional. Cuando este órgano declara la inconstitucionalidad de las leyes o, como ha sucedido hoy, paraliza la tramitación de una ley alegando que el procedimiento seguido puede vulnerar derechos fundamentales, es posible que la mayoría parlamentaria que impulsa dicha ley lo interprete como un ataque a la democracia. Eso es lo que están haciendo el PSOE y Podemos. Así no sólo muestran su talante demagógico (la comparecencia de Félix Bolaños plagada de tergiversaciones ha sido una vergüenza), sino su profunda falta de respeto a lo que representa la democracia constitucional. El Tribunal Constitucional sirve precisamente para lo que ha hecho hoy: frenar al poder legislativo cuando desvirtúa los procedimientos en fraude de ley, poniendo así en riesgo algún derecho fundamental. Pero la grandeza de la democracia constitucional, lo que verdaderamente le otorga la fuerza de la razón, su carácter “deliberativo” como hoy se acostumbra a decir, es que los que creemos en ella estamos deseosos de leer los argumentos que recoja el Auto del Tribunal Constitucional. Mientras que los parlamentarios obedecen gregariamente las directrices de los líderes de los partidos, el Tribunal Constitucional -incluso admitiendo que esté politizado- debe argumentar, convencer. De ahí que si los argumentos que esgrime para paralizar la tramitación no me convencen, lo criticaré. Y si los votos particulares que se anuncian ofrecen buenas razones, no dudaré en reconocerlas.

lunes, 19 de diciembre de 2022

Intolerable presión a los magistrados del Tribunal Constitucional

El Tribunal Constitucional de España comenzó a desempeñar su labor a comienzos del año 1981. Desde entonces ha dictado numerosas resoluciones, algunas muy controvertidas, como es natural dada la función que le atribuye la Constitución. Si se examina su jurisprudencia a lo largo de estos cuarenta años, diría que el nivel jurídico alcanzado es bastante elevado. Para que siga desempeñando adecuadamente sus tareas es necesario que los Magistrados del Tribunal Constitucional tengan no sólo la debida formación, sino la independencia de criterio propia de los hombres y mujeres que saben honrarse a sí mismos y a las instituciones a las que sirven. Además, los Magistrados deben hallar auxilio en la doctrina científica, que debe examinar su jurisprudencia con sentido crítico, pero con el fin de mejorarla, ejerciendo sus tareas desde el respeto a la verdad y a la justicia, y buscando también servir a la nación.  

Hoy, en este mismo momento, los Magistrados de esta institución clave en el funcionamiento de nuestra democracia constitucional están siendo sometidos a una presión intolerable por parte de los partidos del Gobierno, el PSOE y Podemos. Estamos a la espera de que el Tribunal Constitucional se pronuncie sobre la petición de unas medidas cautelarísimas solicitadas por el PP, debido al irregular cauce que está siguiendo el Parlamento para la aprobación de unas medidas legislativas que, entre otros extremos, afectan al nombramiento de Magistrados del Tribunal Constitucional. El Tribunal no va a pronunciarse sobre la constitucionalidad de las medidas, sino sobre el procedimiento que se está siguiendo. En algunos medios de comunicación se citan declaraciones de líderes políticos que afirman que el Tribunal va a dar un golpe a la democracia. Políticos de Podemos hablan de no acatar la decisión que se adopte e instan al PSOE a sumarse a la desobediencia. No estoy perplejo porque se veía venir que apostaban por deslegitimar al Tribunal Constitucional con la referencia al “mandato caducado” de algunos de sus Magistrados. La irresponsabilidad es absoluta y la necesidad de líderes capaces de dignificar las instituciones es mayor que nunca. No tengo ni idea de lo que pasará, pero creo que lo mejor que podría suceder es que el Tribunal Constitucional dictara una resolución por unanimidad, perfectamente motivada y estimando el recurso del PP.

viernes, 16 de diciembre de 2022

Pedro Sánchez, un auténtico déspota, asusta

Lo vivido ayer dentro y fuera del Congreso demuestra a todos aquellos que todavía no querían verlo que nuestra democracia está en peligro. La degradación de las instituciones es muy grave y el culpable es Pedro Sánchez, un presidente absolutamente indigno e impresentable que ya da miedo, y lo afirmo ni ningún tipo de ambages. Llegó al poder con una moción de censura que se justificaba en una sentencia judicial por corrupción y ahora sabemos lo que le importa la corrupción: nada. No ha tenido el más mínimo escrúpulo en modificar el delito de malversación para favorecer a los independentistas. Después de ocupar la Moncloa se presentó a las elecciones y, tras fracasar su primera investidura, alcanzó al poder prometiendo que no pactaría o se apoyaría en los partidos con los que finalmente gobierna y le aprueban los presupuestos. No tiene pase. Y para seguir en la Moncloa no solo está legislando para unos pocos, sino que está dispuesto a dar lo que nos corresponde a todos. La palabras de Felipe Sicilia, perro fiel de Sánchez, diciendo que la principal amenaza a la democracia ha sido de la derecha, porque Tejero era de derechas, son increíbles, vergonzosas. Pero es que el propio Sánchez ha afirmado que la derecha política, mediática y judicial intenta atropellar la democracia, justo lo que él está haciendo.

Les aseguro que es la primera vez en la que estoy seriamente preocupado por nuestra democracia y por su fundamento político: la unidad de la nación española. Votar al PSOE, mientras no echen a este déspota, es votar por la independencia de Cataluña. Es increíble, el independentismo estaba siendo derrotado y Sánchez lo ha resucitado. Ahora sí que creo que puede haber consulta o referéndum, tanto da, y que la convivencia en Cataluña puede correr un serio riesgo si los ciudadanos catalanes no han aprendido la lección y lo impiden. No se debe olvidar lo que está haciendo Sánchez y, por tanto, el PSOE, que nadie lo olvide, el PSOE. Si no hay una rebelión interna real, no cosmética, el PSOE será el culpable directo de la política despótica y antinacional que está desarrollando su Secretario General.

Algunas reflexiones sobre el budismo

Según la ley del karma, una de las tesis centrales del budismo, todas nuestras acciones voluntarias –mentales, físicas y verbales- tienen consecuencias que pueden experimentarse en esta vida o en vidas futuras, dado que el budismo cree en la reencarnación o, mejor dicho, en la sucesión de nacimientos y muertes en el samsara. Las acciones realizadas bajo la influencia de estados mentales aflictivos son semillas que nos traerán sufrimiento y, por el contrario, las que son ejecutadas con una mente ecuánime e inspiradas por una buena voluntad conducirán a nuestra felicidad y a la felicidad de otros seres, no sólo humanos. La acción (este es el significado literal de la palabra "karma") despliega una energía que mueve misteriosamente las piezas del universo y da como resultado una consecuencia proporcional al peso kármico (que depende de diversos factores, entre los que destaca la intensidad volicional) de la acción. Los budistas no creen en un destino trazado de antemano al que nos vemos abocados sin remedio, sino que entienden que la realidad de cada momento es el resultado de numerosas causas que, sin intervención de ningún Dios, han conducido a esa situación concreta.

La ley del karma no se puede demostrar empíricamente y, por tanto, podría considerarse una creencia religiosa. Ciertamente, si examinamos nuestra vida, somos conscientes de que las malas acciones nos pesan y condicionan, mientras que las buenas nos liberan y proporcionan felicidad, pero seguramente se recurra a la psicología para dar razón de ese condicionamiento en lugar de aceptar la presencia de una misteriosa energía cósmica que nuestras acciones ponen en marcha. Ahora bien, aunque el condicionamiento psicológico de las acciones pasadas pueda tener influencia, la libertad humana no es anulada, por lo que el problema seguirá siendo de índole espiritual. En este punto el budismo muestra su faz más optimista: en efecto, según la ley del karma, aunque el momento presente sea el resultado del karma que arrastramos, es posible comprender qué es lo que está pasando en nuestra vida y trabajar para cambiar su curso o el de nuestras vidas futuras sembrando semillas de felicidad mediante buenas acciones. El karma se purifica cuando uno aprende a actuar con una mente ecuánime que no se ve dominada por los estados aflictivos que le conducen a seguir los patrones de "reacciones" pasadas. Se trata, en definitiva, de sustituir la reacción ciega por la acción lúcida y provechosa.

Junto a la ley del karma, uno de los conceptos centrales del budismo es el de “vacuidad”, que significa que ninguna realidad tiene una esencia inmutable ni es suficiente por sí misma. Nuestra ignorancia sobre la condición última de la realidad nos hace vivir en la dualidad sujeto/objeto, y no somos capaces de comprender que no estamos separados, que todo es uno, esa unidad cuya captación intuitiva es el fin del camino espiritual que conduce a la cesación del sufrimiento a través del noble sendero óctuple. En esta línea, el budismo afirma que el “yo” no existe. Parece una impugnación radical a la tesis cartesiana que sostiene como la verdad más evidente y el pilar de toda su filosofía mi existencia como una "cosa pensante". Aunque cuestionar la existencia del "yo" no es una tesis ajena a la filosofía occidental (en concreto, el empirismo de Hume podría aceptar la tesis budista), presenta una inquietante radicalidad en el budismo. Aceptar la idea de que el “yo” no existe parece contraintuitivo si lo confrontamos con nuestra experiencia de la vida cotidiana. Los budistas apelan a la observación interna que se desarrolla en la meditación como cauce para experimentar la ausencia de un núcleo estable en el que se sostenga el “yo”. Se insiste en que yo no soy ni mi cuerpo, ni mis pensamientos, ni mis emociones. ¿Pero acaso no soy “yo” el que decide embarcarse en la tarea de meditar? ¿Acaso no reconoce el budismo que cada cual debe responsabilizarse individualmente de su propia “liberación”? Es más, en la sucesión de nacimientos y muertes hay "alguien" a quien afecta la ley del karma, aunque se insista en que ese alguien es la mente y no una alma sustancial. ¿Cómo es posible entonces afirmar que el “yo” no existe, aunque se trate de un continuo mental? 

En su día, Ortega ya observó que Descartes cometió un error al identificar el “yo” con una “cosa  pensante", y ello se debió muy probablemente, en opinión de Ortega, a su formación escolástica. Cosificar el “yo” implica atribuirle una identidad, un carácter sustancial que también se observa en la noción de “persona” según la clásica definición de Boecio: “sustancia individual de naturaleza racional”. Decir “yo” es referirse a nuestra condición personal, pero sostiene Julián Marías, siguiendo a Ortega, que la persona no es “el yo”, y mucho menos la persona puede comprenderse pensándola como "cosa". El siguiente texto de Antropología Metafísica me parece clave:

Yo soy una persona, pero «el yo» no es la persona. «Yo» es el nombre que damos a esa condición programática y viniente. Cuando digo ‘yo’, me «preparo» o «dispongo» a ser. Para el hombre, ser es prepararse a ser, disponerse a ser, y por eso consiste en disposición y disponibilidad. Cuando decimos «yo», no se trata de un simple punto o centro de la circunstancia, sino que ésta es mía: por ser yo mismo puedo tener algo mío. En la persona hay mismidad, pero no identidad: soy el mismo pero nunca lo mismo. Pero hay que agregar algo que he dicho muchas veces, pero suele olvidarse: el «yo» pasado no es yo, sino circunstancia con la que me encuentro; es decir, con la que yo –proyectivo y futurizo- me encuentro cuando voy a vivir. Y no bastaría la mera «sucesión» para que hubiera mismidad: hace falta esa anticipación de mí mismo, ese ser ya el que no soy, la futurición o menesterosidad intrínseca. El hombre puede poseerse a lo largo de toda su vida y ser el mismo porque no se posee íntegramente en ningún momento de ella”.   

El “yo” no existe si lo que buscamos es una identidad esencial, estable, y mucho menos fija. Como observa Marías, el “yo” pasado no soy yo, sino circunstancia con la que me encuentro. Aquí observo un claro paralelismo con la impermanencia que siempre subraya la filosofía budista: todo cambia, nadie se baña dos veces en el mismo (entendido como idéntico) río. El “yo” no existe: estamos en constante cambio, aunque nos parezca que nuestra identidad no varía. Sin embargo, aunque el “yo” no exista como cosa, no puede decirse que no seamos nadie, que nuestra condición personal sea mera ilusión. Julián Marías lo expresa diciendo que en “la persona no hay identidad, sino mismidad”. Pienso que quizá podría decirse que, aunque nadie se baña dos veces en el mismo río, el río sigue fluyendo y es el mismo río en su fluir. La persona no es cosa, sino un continuo proyectarse, disponerse a vivir, actuar y actualizarse, contando para ello con un pasado que es circunstancia con la que me encuentro y que, en consecuencia, me condiciona.

La condición futuriza, dinámica, de la vida humana se explica a partir de ese alguien que es la persona humana. Y la acción conjuga pasado, presente y futuro desde la libertad, lo cual me recuerda, salvando las distancias, a la ley del karma: nuestras acciones pasadas son circunstancia que me condicionan al decidir el curso de mi acción, al trazar los proyectos vitales que van a jalonar mi biografía. A su vez, mi futuro depende de la acción que desarrolle en el momento presente, de ahí que deba proyectar quién deseo ser. El pasado me condiciona, pero no me priva de la libertad, de hecho Ortega afirmaba que el ser humano es “forzosamente libre”, tiene que decidir el curso de su propia vida. Ciertamente, ni en Ortega ni en Marías –profundamente cristiano- hay reencarnación ni interpretación del condicionamiento de las acciones pasadas como energías kármikas que influyen en el curso de los acontecimientos, pero la interpretación dinámica de la realidad -y en ese sentido no la veo incompatible con el budismo, más bien todo lo contrario- viene motivada por el hecho de que tanto para Ortega como para Marías mi vida (en rigor, la vida de cada cual) es la realidad radical en tanto en ella va a radicar cualquier otra realidad. Y la condición personal de mi vida le otorga ese dinamismo, ese carácter dramático que tan bien entronca con el budismo. En cualquier caso, estas son unas reflexiones a vuela pluma y necesito seguir pensando sobre el asunto.

miércoles, 14 de diciembre de 2022

¿A qué esperan los socialdemócratas españoles?

En 2006, el PSOE se aliaba con los nacionalistas catalanes de CiU para aprobar el Estatuto de Autonomía de Cataluña. Entonces escribí un artículo en el que señalaba la importancia de contar con un partido de izquierda nacional ante la deriva que estaba siguiendo Zapatero. Hoy la deriva del PSOE es todavía mayor y el flanco que ha dejado abierto debería ser aprovechado. Entonces fue UPyD el partido que comenzó a abrirse paso en 2007. Su andadura fue truncada por un ambicioso Albert Rivera que fagocitó al partido de Rosa Díez y, en lugar de disputarle al PSOE el electorado socialdemócrata moderado, compitió con el PP para convertirse en líder de la oposición. O García Page, Lambán y quienes tengan algo de sensatez frenan a Sánchez, o no sé cómo no se funda de inmediato el PSDE, el Partido Socialdemócrata Español. Copio el artículo que escribí apenas un año antes de la fundación de UPyD.

El flanco del PSOE

Cuando los partidos políticos se embarcan en estrategias destinadas a mantener el poder a cualquier precio es fácil que descubran su flanco ideológico y den ocasión para que emerjan nuevos partidos dispuestos a aprovechar la oportunidad. El PSOE parece no darse cuenta del riesgo que está corriendo con su aventura nacionalista. En Cataluña ya se ha fundado un partido político que se presenta como alternativa de izquierdas al nacionalismo: Ciudadanos de Cataluña. Si Zapatero y los socialistas siguen preocupados por inventar realidades nacionales, y por aliarse con cualquier partido nacionalista antes que mantener el consenso con el PP en asuntos de Estado, están ofreciendo una oportunidad inmejorable para que salten a la arena política opciones que defiendan la nación española y la igualdad entre todos los españoles desde una ideología de izquierda. Ese partido tendría garantizada presencia parlamentaria sin lugar a dudas y podría amenazar seriamente el proyecto zapateril, máxime si entre sus abanderados figuraran nombres como Nicolás Redondo Terreros, Rosa Díez o Gotzone Mora.

Aunque parezca increíble, no hay en España un partido político de esta orientación. Alguien de izquierdas que crea que España es una nación plural conformada por distintas regiones, que considere que es importante un Estado fuerte con amplias competencias para realizar políticas sociales que garanticen la igualdad de todos los españoles, o que opine que el nacionalismo no debe ser el aliado natural de un partido de izquierdas, no puede sentirse cómodo votando a este PSOE.

Las encuestas parecen reflejar esta realidad tan evidente. Mucha gente está descontenta con la alianza y las concesiones a los nacionalistas que está realizando el PSOE, pero tampoco le seduce la idea de votar al PP. La cosa está clara: el PSOE ha descubierto su flanco ideológico y se expone a que una iniciativa como Ciudadanos de Cataluña se plantee a nivel nacional. Sin embargo, aunque resulte paradójico, los socialistas parecen más interesados en que aparezca en escena una fuerza de extrema derecha que reste votos al PP. Esta posibilidad parece bastante más improbable que la anteriormente comentada, y confirma que, efectivamente, es más fácil ver la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio.

Hace tiempo que no se presenta una oportunidad mejor para todos aquellos que deseen hacer política en España desde la izquierda. ¿A qué están esperando?

viernes, 9 de diciembre de 2022

Pedro Sánchez no respeta la esencia de la democracia

Aquellos que piensan que la esencia de la democracia consiste en votar, en permitir que el pueblo se pronuncie, deberían replantearse esta idea a la vista de lo que está haciendo el PSOE de Pedro Sánchez. ¿Es legítimo aprobar leyes que únicamente responden al objetivo de mantenerse en el poder? A la eliminación del delito de sedición parece que se va a sumar la reforma del delito de malversación para favorecer a los independentistas y a los corruptos del PSOE andaluz condenados por los ERE. Por si no fuera suficiente, leo que también va a impulsarse la reforma de algunas leyes para desbloquear la renovación del Tribunal Constitucional y colocar así a los magistrados que propone el PSOE. Los socialistas pueden aprobar todo ello si cuentan con la mayoría parlamentaria necesaria, por lo que podría pensarse que son decisiones lícitas, desde un punto de vista legal, y legítimas, por ser el resultado de un procedimiento democrático.

Si la democracia consistiera únicamente en respetar lo que decida la mayoría del pueblo a través de sus representantes podría pensarse que no hay nada que objetar respecto a su legitimidad. La discusión se centraría en determinar cuáles son los mecanismos para elegir proporcionalmente a los representantes y si basta una mayoría simple o cualificada. También se podrían incorporar limitaciones a las decisiones de las mayorías siempre y cuando dichas limitaciones tuvieran a su vez un respaldo democrático: de ahí la tensión entre la voluntad del legislador democrático y la Constitución, especialmente cuando la mayor parte de los votantes que eligen al poder legislativo no tuvieron edad para votar esa Constitución democrática. Pero, incluso aceptando ese condicionamiento, el funcionamiento de la democracia sigue presentándose como una cuestión puramente cuantitativa: la mayoría tiene derecho a mandar. Eso es exactamente lo que demandan los independentistas catalanes cuando reclaman el referéndum de autodeterminación: votar y separarse de España si son mayoría, una postura, en su opinión, genuinamente democrática. Obviamente para ellos sólo deben votar los catalanes, lo cual plantea otro problema en el que no me detendré. Sobre el tema catalán he escrito numerosas entradas en el blog y de momento no tengo nada más que añadir.

La cuestión es si la democracia es esencialmente una forma de gobierno que funciona a través de votaciones y mayorías. Y a ello hay que responder que no: en democracia los poderes emanan del pueblo y se deben ejercer en beneficio del conjunto de los ciudadanos. La democracia es mucho más que sumar votos y lograr la mayoría necesaria para gobernar. Por esta razón, quien ha alcanzado el poder en un régimen democrático debe gobernar para todo el pueblo, no solo para sus votantes, y mucho menos para el interés particular de los propios gobernantes, máxima expresión de la corrupción. Cuando los gobernantes impulsan políticas que descaradamente perjudican a determinadas minorías o benefician a otras sin ninguna justificación; y, todavía más, cuando se legisla en contra de los intereses de la mayoría para favorecer a unos pocos se está ante políticas antidemocráticas. El problema radica en que la valoración de esas políticas constituye una materia opinable, cualitativa, y, en cambio, los votos que han dado el poder al gobernante están cuantificados y verificados por los procedimientos democráticos. El déspota justifica sus medidas con argumentos falaces que, aunque puedan ser refutados, no amenazan su poder porque sigue gobernando con la fuerza de unos votos que utiliza contra la esencia de la democracia. La formas se imponen y el fondo se camufla con el apoyo de opinadores “oficiales”.

Este ejercicio de gobierno antidemocrático refleja buena parte de la política actual de Pedro Sánchez. Eliminar la sedición, rebajar la malversación o asegurarse el control de las instituciones para lograr sus objetivos no son medidas que beneficien al pueblo, aunque se adopten siguiendo los procedimientos democráticos. Es evidente que la eliminación de la sedición o la rebaja de la malversación no favorecen el bien común. Sánchez podría argumentar que, si no se está de acuerdo con él, lo único que debe hacer el ciudadano es no votarle en las próximas elecciones. Ciertamente, así es. En una democracia es muy importante que se mantengan abiertos los canales del cambio político. Sin embargo, hay muchas maneras de obturar dichos canales, aunque los mecanismos electorales sigan funcionando. Esto sucede, por ejemplo, cuando se politizan las instituciones, especialmente el poder judicial, o se legisla de forma que directa o indirectamente se amenaza la libertad de expresión (y pasan muchos años hasta que el Tribunal Constitucional -si sigue siendo independiente- pueda declarar inconstitucionales estas leyes), o se adoptan medidas que condicionan la libre elección de los representantes por parte de los ciudadanos (cuando, por ejemplo, una sociedad está subvencionada en altísima medida por el partido del gobierno).

Pedro Sánchez no dará un golpe de Estado como el de Castillo en Perú, pero su concepción sectaria de la política es absolutamente antidemocrática. No basta respetar los resultados electorales para ser un demócrata. La democracia es mucho más exigente. Dejar que se impongan las tesis de los que simplemente la reducen a votar y contar votos para exigir respeto a la decisión de la mayoría es un grave error que degrada la democracia. Naturalmente que puede haber discrepancias muy acusadas entre los partidos políticos que solo se pueden dirimir en las urnas. Pero una cosa es votar para decidir entre todos adoptando la tesis mayoritaria y otra muy distinta es votar para imponer sin buscar puntos de acuerdo: la intención a la hora de actuar políticamente es decisiva, y en esto Rousseau tenía mucha razón. Sin ciudadanos debidamente educados en lo que representa y exige la democracia es muy fácil que este régimen degenere. Confío, quiero confiar, en que las medidas profundamente antidemocráticas de Sánchez sean mayoritariamente rechazadas por los ciudadanos en las próximas elecciones. Lo contrario sería muy preocupante.

miércoles, 23 de noviembre de 2022

Descúbrete al volante

¿Subes a tu coche y prefieres permanecer en silencio y atento mientras conduces o, por el contrario, crees que aprovechas mejor ese momento escuchando un programa de radio o música? La respuesta puede ser un indicio de dónde te encuentras. 

martes, 22 de noviembre de 2022

El necesario equilibrio entre ciudadanos, viajeros y turistas

Este último fin de semana, paseando por Valencia, observé que en el centro hay cada vez más negocios orientados a los numerosos turistas que visitan la ciudad. Incluso diría que en algunas zonas la inmensa mayoría de las personas con las que te cruzas son turistas. El bullicio y la variedad de gentes y de comercios es atractivo, pero no sé hasta qué punto la ciudad puede estar perdiendo su personalidad, porque una ciudad no es un conjunto de edificios, calles o paisajes, sino el núcleo de convivencia que se desarrolla en torno a ellos. En las ciudades turísticas los turistas coinciden durante unos días en ese lugar. Pero esa coincidencia espacio-temporal no es convivencia, sino simple cohabitación. 

Conviene no confundir al viajero con el turista. El viajero (de pueblos y ciudades, no de naturaleza) viaja a otros lugares para conocer y comprender la manera de vivir que tienen otras gentes. Programas de televisión como "Callejeros viajeros" del canal Bemad reflejan claramente el espíritu del viajero. El viajero puede darse cuenta de que, aunque los edificios estén en perfecto estado, la ciudad que se proponía visitar se encuentra en “ruinas”. Lo más probable es que la curiosidad le anime a indagar dónde -si todavía existe- se halla ahora esa forma de vida expulsada por la presión turística. En cambio, el turista encuentra en el viaje una forma de entretenimiento mucho más superficial: se conforma con pasarlo bien paseando y fotografiándose en los lugares considerados imprescindibles. No tiene especial interés en conocer a fondo la ciudad que visita y, por tanto, si la ciudad ya no existe ni siquiera lo percibirá. Le basta con tomar contacto con esos lugares que sirven de reclamo turístico. 

Preservar el despliegue de la vida ciudadana frente a la presión turística es el reto más complicado para los alcaldes de las ciudades turísticas. Debido a su alta rentabilidad, muchos propietarios prefieren destinar sus viviendas a alquileres turísticos que optar por alquilarlas por larga temporada a vecinos del municipio. Los negocios que se abren y los precios también están muy influidos por la capacidad de compra del turista, por lo que la vida en el centro de las ciudades se complica para los vecinos hasta tal punto que terminan mudándose a la periferia o directamente a otros municipios. Diría que el turismo de masas plantea problemas tanto para los genuinos viajeros como para los gobernantes de las ciudades. El viajero debe preguntarse si se conforma con ser un turista que visita ruinas camufladas bajo el esplendor de vida itinerante o, por el contrario, rechaza esa propuesta y va en busca de auténticas ciudades. Por lo que respecta a los gobernantes, estos deben entender que el turismo es una fuente de riqueza muy importante, pero que el turismo de calidad pasa por atraer a viajeros, no solo a turistas. El primer objetivo de un alcalde, como apuntaba, debe ser preservar la vida ciudadana. Si lo logra, esa convivencia real atraerá a un turismo de viajeros y también de turistas. Todos pueden tener cabida, pero se trata de un difícil equilibrio que no todas las ciudades están sabiendo mantener. 

lunes, 14 de noviembre de 2022

"As bestas"

“As bestas” es una gran película, y todavía estoy más convencido de ello conforme van pasando las horas después de haberla visto: mi mujer y yo seguimos repasándola y admirando el descomunal talento que demuestran tanto su director, Rodrigo Sorogoyen, como los actores que la protagonizan.

Basada en hechos reales (el crimen de la aldea de Santoalla, Petín), Sorogoyen ha enriquecido esta historia hasta otorgarle la hondura de un clásico. La película refleja el enfrentamiento entre un matrimonio francés de mediana edad, Antoine y Olga, establecido en una aldea gallega desde hace dos años, y sus vecinos Xan y Loren, dos hermanos dedicados a la ganadería que siempre han vivido allí junto a su madre. Los franceses viven de la venta de las verduras y hortalizas que cultivan en su huerto. El conflicto surge porque una compañía de energías renovables desea instalar aerogeneradores (molinos para producir energía eólica) y está dispuesta a pagar una importante cantidad de dinero a los nueve vecinos de la aldea a cambio de sus tierras. La decisión debe ser unánime, ya que a la empresa le interesa la totalidad del terreno, no solo una parte. Si no aceptan la oferta, la empresa buscará otro lugar en el que realizar la instalación.

Antoine y Olga han encontrado en la aldea el lugar que venían buscando y se niegan a vender. Xan desea justo lo contrario: la oferta de la compañía quizá sea su única oportunidad para salir de ese lugar y cambiar de vida. Cree que no es justo que la decisión de quienes apenas llevan allí dos años valga lo mismo que la de aquellos que, como él y su hermano, no han conocido otro lugar, hasta el punto de llevar impregnado el olor a mierda, como le dice Xan a Antoine en el diálogo decisivo que mantienen en la taberna. Para Xan es el arraigo y no un frío título de propiedad lo que debe dar derecho a decidir algo que afecta al resto de vecinos. Antoine replica que él desea quedarse allí, que está dispuesto a comprometerse, a echar raíces en la aldea respetando su carácter rural, pero para Xan un compromiso no es suficiente: el arraigo remite al pasado. Además, Xan detesta esa visión romántica de la vida rural que para él no es más que un “capricho” que los franceses podrían satisfacer en cualquier otra aldea sin privarles a ellos de la posibilidad de comenzar una nueva vida. Ninguno va a ceder y es fácil imaginar cuál será la solución del conflicto. 

Especial interés tiene la relación entre Antoine y Olga. Se quieren y comparten el mismo proyecto vital, pero Antoine no es capaz de interpretar correctamente lo que está pasando y de cambiar sus planes ante la grave amenaza que se cierne sobre él y su mujer. Olga sabe que deben irse de allí e intenta convencer a su marido. Les están haciendo la vida imposible y es consciente de que posiblemente les acabarán matando. Además, no le gusta que Antoine utilice la cámara de video para grabar a los hermanos con el fin de obtener pruebas y denunciarles ante la Guardia Civil. De hecho, le pide a Antoine que deje de hacerlo. Y, en efecto, la cámara de vídeo, pese a haber grabado lo más grave, resultará inservible, todo un acierto de Sorogoyen. 

“As bestas” plantea muchos problemas, pero el principal es un conflicto jurídico para cuya solución no basta recurrir a un legalismo superficial: ¿quién tiene más derecho, Antoine o Xan? ¿Es justo que Antoine prive a Xan y a su hermano de una oportunidad lejos de la aldea, máxime cuando él y su mujer podrían vivir en cualquier otro sitio? La respuesta a las anteriores preguntas no es sencilla. Imagino que el espectador al ver la película sentirá simpatía por Antoine. Es un buen hombre que ama a su mujer, trabajador, altruista, y no busca problemas. Es natural que se experimente un sentimiento de injusticia al ver cómo los hermanos le hacen la vida imposible. Un mal western hubiera concluido con un enfrentamiento final en el que sale victorioso Antoine. Pero Sorogoyen ha elaborado una película redonda y semejante final no hubiera estado a la altura. Antoine, pese a caer bien, demuestra una rigidez que le lleva a la perdición. No termina de comprender que está tratando con gentes que son capaces de comportarse con la brutalidad de las bestias cuando creen que tienen razón. “As bestas” no es una película en la que domine la violencia o el terror, como he leído en algunas críticas. En absoluto pienso que sea comparable a “Perros de paja”, de Sam Peckinpah, salvo en que ambas películas sumergen al espectador en una atmósfera enrarecida. “Perros de paja” es una película muy violenta mientras que en “As bestas” la violencia ocupa un lugar secundario frente a la altísima tensión del conflicto vecinal que sobrevuela desde el comienzo. En definitiva, una gran película que aconsejo ver en el cine, aunque por las caras de los espectadores al finalizar la proyección no estoy seguro de que les pareciera igual de buena que a nosotros.


viernes, 11 de noviembre de 2022

La supresión del delito de sedición debe tener un coste electoral para el PSOE

La supresión del delito de sedición que va a poner en marcha Pedro Sánchez responde exclusivamente a su objetivo de seguir en el poder al precio que sea. La medida no requiere más análisis: se cede a la presión de los independentistas confiando en que estos respalden a Sánchez en el Parlamento, moderen sus reivindicaciones y el problema catalán se solvente aprobando un nuevo Estatuto que reciba el plácet del Tribunal Constitucional. Lo más contrario a gobernar buscando el bien común: se legisla pensando en lo que conviene a unos cuantos individuos y se maquina para lograr una mayoría en el Tribunal Constitucional que facilite el plan pactado en la “mesa de diálogo”. Es posible que Sánchez se salga con la suya provisionalmente. Una vez deje la presidencia será el momento de recomponer el desaguisado y dejar al PSOE en el diván para que reflexione sobre cuáles son sus proyectos para España. ¿Alzará la voz alguien en el PSOE para criticar a Sánchez? Lo dudo.

martes, 18 de octubre de 2022

Los taxistas de Elche no hacen facturas

Hace pocos días tuve que volar a otra ciudad por razones de trabajo y llamé a un taxi en Elche para que me trasladara al aeropuerto desde mi Universidad. Le pedí una factura al taxista y me dijo que no la podía hacer, que debía solicitarla por correo electrónico a info@radiotaxielche.es. Cuando volé de regreso sucedió otro tanto: taxi del aeropuerto a la Universidad y misma respuesta del taxista. Huelga decir que en la ciudad de destino los taxistas no tuvieron ningún problema en entregarme la factura solicitada de inmediato.

Siguiendo el cauce establecido por Radiotaxi Elche, escribí el mail y adjunté los tickets que me habían dado los taxistas junto al justificante de pago. Ha transcurrido un día entero y todavía no tengo las facturas. Telefoneo y me dicen que lo vuelva a enviar señalando que es “urgente”. Ante mi perplejidad, me dan el teléfono de sus propias oficinas para que sea yo el que les llame, advirtiéndome de que no están antes de las 9:30.

Es absolutamente demencial que un cliente tenga que estar dando estas vueltas para conseguir las facturas de dos servicios de taxi. Pero no hay que olvidar que se trata de Elche, una ciudad empresarial con una Universidad y con un aeropuerto internacional de los más importantes de España en el que operan los taxis de Elche, no los de Alicante. La impresión que se ofrece a cualquier persona que se desplace a Elche por motivos de trabajo y necesite acreditar sus gastos de taxi es penosa, impropia de una ciudad pujante. El Ayuntamiento debería tomar medidas para evitar esta situación. En lo que a mí respecta, la próxima vez intentaré contratar servicios de un VTC, que seguro que me hacen la pertinente factura.

P.D. Como la queja en el espacio sideral no surte efecto, he realizado la pertinente sugerencia por escrito al Ayuntamiento de Elche. Los ciudadanos debemos aprovechar la existencia de la sede electrónica para ayudar a mejorar el funcionamiento de los servicios públicos.

lunes, 10 de octubre de 2022

Vox lo ha dejado claro

Este fin de semana se ha celebrado un acto de Vox en el que se han mostrado mensajes de apoyo al partido por parte de líderes como Trump, Meloni o Viktor Orban. Ha quedado claro que Vox es un partido contrario a la globalización, marcadamente conservador en el terreno moral, contrario a la inmigración ilegal, a la ideología de género y a la descentralización descontrolada que representa el Estado de las Autonomías. Todo eso creo que era bien conocido y puede ser objeto de debate. También se sabía que Vox era contrario a las políticas de revisionismo histórico emprendidas por la izquierda, pero personalmente pensaba que ello no suponía tomar partido por uno de los bandos de la Guerra Civil. La presencia en su acto de un grupo de música cantando “Vamos a volver al 36” me ha dejado las cosas muy claras e imagino que a otras personas también. ¿Esa es la respuesta a la discordia puesta en marcha por la izquierda? Desde luego que no. Algunos progres pensarán que esa canción guerracivilista es una muestra del “discurso del odio” e igual piden que actúe la fiscalía. Sería un error. El despliegue de la libertad ha servido para conocer mucho mejor cuál es la ideología de Vox y poder votar con conocimiento de causa.

P.D. He visto la interpretación y las letras de la canción y debo rectificar: no es un alegato guerracivilista, sino una crítica con muy poco arte de los tópicos progres. De todas formas, la idea de esta entrada me sigue pareciendo válida. Me parece muy bien que Vox y cualquier partido exponga libremente sus puntos de vista. Cuanto más claros, mejor. 

martes, 13 de septiembre de 2022

Alcaraz no mordió el trofeo

Carlos Alcaraz tiene un enorme margen de mejora. En mi opinión, jugó regular la final, pero tiene tanto talento que se puede permitir jugar así y ganar. Se precipitó en numerosas ocasiones, abusó de la dejada, y estuvo a punto de perder un tercer set que, si se lo lleva Ruud, hubiera cambiado el partido por completo. De hecho, el noruego tuvo dos bolas de set que Alcaraz salvó con brillantez en la red. Luego a Ruud le temblaron las piernas en el tie break y perdió el set. Alcaraz se entonó en el cuarto y acertó con el servicio  ganando puntos con la rapidez que deseaba desde el principio. Si Ferrero logra que tenga paciencia trabajando el punto y cometiendo menos errores no forzados estamos ante un campeón para la historia.

Algunas declaraciones de Alcaraz dejan entrever una saludable humildad que le puede llevar muy lejos, pero es divertido comprobar que todavía es un chaval. No sé por qué le ha dado por imitar la forma de aplaudir de Nadal: en lugar de aplaudir con los dedos golpeando la palma de la mano, choca las palmas como si se dedicara al flamenco, igual que Rafa. También le ha copiado el sprint del inicio de partido. Gracias a Dios no le imita con el gesto del pantalón, las botellitas y los múltiples tics del mallorquín. Llegó el momento de la entrega de trofeos y temía que lo mordisqueara, pero afortunadamente no lo hizo. Sé tú mismo, Carlos, y ¡enhorabuena, campeón!

martes, 6 de septiembre de 2022

Feijóo noquea a Sánchez en cinco minutos

Sánchez, jugador de ventaja, ha abusado hasta la náusea del formato del debate sobre política energética celebrado en el Senado este martes. Tenía todo el tiempo a su disposición y no ha dudado en emplearlo. Semejante exceso lo deja en evidencia ante cualquier ciudadano con un cierto sentido de la proporción. El Presidente hablaba y hablaba tratando de desacreditar al líder de la oposición, pero eran golpes al aire que lo desfondaban. Como ya no interesa sacar a pasear a la “ultraderecha”, Sánchez acusaba a Feijóo de insultar, de mentir sin despeinarse (como lo oyen), de catastrofismo, e incluso me he quedado perplejo al ver como se hacía el harakiri refiriéndose a la mala gestión de Feijóo en Galicia.

No había visto a Sánchez tan desorientado y nervioso como con Feijóo en la Tribuna: le interpelaba desde el escaño y hacía gestos, pese a que Feijóo sólo disponía de quince minutos para replicarle. Y no crean que el Presidente del Senado que moderaba el debate se mostró flexible en vista de la desproporción de tiempo entre uno y otro. No. Le interrumpía sin miramientos para que concluyera mientras Feijóo evitaba descentrarse y perder los nervios. Lo mismo hizo en los cinco minutos de los que dispuso Feijóo para responder a lo dicho por Sánchez en su segunda intervención cercana a la hora de duración (la primera excedió ese tiempo). Sencillamente bochornoso.

Bastaron esas dos intervenciones de Feijóo, especialmente la segunda, para que se viera lo que es tener pegada dialéctica. Aunque comenzó nervioso y dubitativo, se recompuso y los diez últimos minutos de la primera réplica sirvieron para dejar a Sánchez grogui. Fue suficiente con aludir a las rectificaciones de Sánchez adoptando medidas propuestas por el PP, recordar la inflación de dos dígitos, la gravísima situación de algunas industrias y mostrar la división existente en el Gobierno. La segunda intervención de Feijóo fue magistral y les animo a verla si tienen oportunidad. Dejó a Sánchez K.O. Daba igual que luego tomara la palabra para superar el récord de Fidel Castro. Estaba derrotado. Le lanzó un directo al mentón citando frases de líderes de Bildu, ERC y Podemos, y replicando a las críticas de Sánchez sobre su mala gestión en Galicia, la mayor temeridad de Sánchez. Feijóo le recordó su experiencia y las cuatro mayorías absolutas en contraste con la experiencia de Sánchez antes de ser Presidente: concejal en Madrid. Estaba viendo a Pedro Sánchez tendido en la lona con una muela sanguinolenta al lado de su cabeza. Brutal, y sin un solo insulto, con una elegancia y una solvencia propias de un político que merece ser Presidente del Gobierno. En esa línea acabó su intervención, señalando el lugar de Sánchez: la oposición.

martes, 21 de junio de 2022

Esteban González Pons es la mejor opción para derrotar a Ximo Puig

El PP gobierna actualmente en Madrid, Andalucía, Murcia, Galicia y Castilla y León. La población de estas comunidades asciende a un total de 21,6 millones. El penúltimo reto de Feijóo antes de las elecciones generales será recuperar la Comunidad Valenciana y sumar cinco millones de españoles más, un poder autonómico al que sólo se pudo aproximar el PSOE cuando gobernaba Madrid, Andalucía y Valencia con Leguina, Chaves y Lerma. El PP debe centrar sus esfuerzos en recuperar la Comunidad Valenciana e impulsar el desarrollo de nuestra región, cuya influencia en la política nacional es muy pequeña, entre otras razones, por el bajo nivel de los políticos valencianos. 

La llegada a la Generalitat de socialistas, podemitas y nacionalistas no ha supuesto grandes avances para la Comunidad Valenciana. El sistema de financiación autonómica sigue perjudicando gravemente a los valencianos con relación a los españoles de otras comunidades autónomas, e infraestructuras imprescindibles siguen sin ejecutarse e incluso sin planearse. Por ejemplo, no es de recibo la conexión ferroviaria entre las principales ciudades valencianas. El tren de cercanías que une Alicante, Elche, Orihuela y Murcia (más de un millón de habitantes) es un vergonzoso tren de gasoil que tarda cerca de dos horas entre Alicante y Murcia. Inaceptable e impensable en Madrid, País Vasco o Cataluña. El Euromed entre Alicante, Valencia y Castellón sigue como en 1997, y las obras en el corredor mediterráneo se demoran incomprensiblemente. Por si fuera poco, el pacto del botánico ha sido incapaz de mantener indemne el trasvase Tajo-Segura y se ha olvidado de cualquier reivindicación del Plan Hidrológico Nacional (elaborado por el PP y derogado por Zapatero ante la presión de ERC) que preveía un trasvase del Ebro totalmente razonable que hubiera representado una enorme riqueza para Valencia, Murcia y la provincia de Almería. El Gobierno de Puig puede esgrimir que ha sabido gestionar ayudas a la dependencia y otras políticas sociales, pero ese bagaje es claramente insuficiente. Todo lo que la Comunidad Valenciana ha logrado en las últimas tres décadas se debe a gobiernos del PP, incluyendo también infraestructuras sanitarias y educativas, que parece que solo avanzan con gobiernos de izquierdas. 

Es imprescindible un cambio de gobierno en la Comunidad Valenciana, pero para ello el PP debe encontrar un candidato con el suficiente tirón. Me han hablado bien de Carlos Mazón, pero apenas tiene repercusión mediática y no parece el candidato que necesitaría el PP para arrasar en la Comunidad Valenciana igual que lo acaba de hacer en Andalucía. En ese papel sólo veo a Esteban González Pons, que además es persona de la máxima confianza de Feijóo. Es buen comunicador, conoce bien la gestión autonómica, no se le conocen escándalos de corrupción, y tiene un perfil moderado y dialogante. Con todo el respeto hacia Mazón, creo que sería un excelente candidato para que el PP ganara las elecciones incluso sin necesidad de depender de Vox. Ojalá fuera así y la Comunidad Valenciana pudiera estar políticamente a la altura de grandes empresarios valencianos como Juan y Fernando Roig, los hermanos Lladró, Boluda y tantos otros. 

lunes, 20 de junio de 2022

Andalucía deja al PSOE de Sánchez al borde del K.O.

El resultado de las elecciones andaluzas supone un cambio trascendental no sólo en Andalucía, sino en el conjunto de España. Es evidente el rechazo de los andaluces a los valores y a las políticas de la izquierda, y el respaldo a un gobierno moderado que ha atraído incluso a votantes socialistas, quizá por convencimiento y/o tal vez para frenar a Vox. Solo así se puede explicar el ascenso del PP, que absorbe a Ciudadanos y suma once escaños más. En Andalucía hay si cabe mayor hartazgo que en el resto de España con al acoso que representa la ideología de género y el ataque a los valores tradicionales. Sin embargo, el votante andaluz no ha considerado necesario recurrir a Vox, lo cual es una gran noticia no sólo para Moreno Bonilla, sino para Feijóo.

Lo sucedido ayer afecta al conjunto de España, porque cualquier dirigente territorial del PSOE puede darse cuenta del coste que tiene mantener a Sánchez en la Moncloa con podemitas e independentistas. García Page ya dijo con toda claridad hace pocas semanas que el PSOE se había entregado a Sánchez y con ello dejaba entrever que eso tendría un coste electoral en su comunidad y también en otras. Por lo que respecta a la Comunidad Valenciana, el bochorno de ver a Mónica Oltra saltando mientras se aferra al cargo le puede suponer a Puig perder la Generalitat, por no mencionar los turbios asuntos de su hermano. El PSOE puede en poco tiempo dejar de gobernar en varias autonomías y con ese horizonte es de prever que en el partido vuelva a plantearse lo que en su día vio el Comité Federal: Sánchez es malo para el PSOE porque sólo le interesa seguir en el poder. Es difícil que no se empiecen a escuchar voces críticas ante las derrotas electorales que se avecinan.

Por su parte, Feijóo está demostrando que lo único que necesitaba el PP era recordar sus valores esenciales: defensa de la nación española articulada en comunidades autónomas, respeto a los derechos fundamentales sin imponer una agenda ideológica, y una gestión basada en la iniciativa individual evitando asfixiar a los ciudadanos con impuestos. Si esto lo defiende un líder y no un niñato como Casado, el éxito está garantizado, siempre que no haya escándalos de corrupción. Casado impidió a Díaz Ayuso festejar en solitario su victoria, mientras que ayer Feijóo permaneció en Madrid y dejó que Moreno Bonilla disfrutara tranquilamente de su victoria, como era justo. ¡Qué diferencia! El resultado no ha podido ser mejor para España.

sábado, 28 de mayo de 2022

Sobre la situación del Rey Juan Carlos

La Corona es una institución de la máxima importancia para la estabilidad política y por ello es necesario examinar con atención toda la polémica que se ha generado alrededor de Juan Carlos I, la figura política más importante de nuestra historia reciente. En su trayectoria hay luces y sombras, aunque el balance global debería ser claramente positivo por su decisiva contribución a la consolidación de la democracia. Esto no significa ni impunidad ante conductas delictivas ni inmunidad de crítica por todos los errores y golfadas que haya podido cometer, con la consiguiente exigencia de responsabilidad política. La inviolabilidad del Rey no puede ser un escudo protector frente a conductas ilícitas, pero si los tribunales consideran que no es posible juzgar las acciones cometidas mientras era Rey, no hay más que respetar la decisión, sin eximirla de la pertinente crítica, y legislar para otorgar un sentido diferente a la inviolabilidad.

Durante décadas la prensa ha guardado silencio sobre la vida privada del Rey, pero todo esto cambió y se divulgaron escándalos protagonizados por él y por miembros de su familia. Ante la seguridad de que iban a aparecer nuevas informaciones relacionadas con la fortuna que había amasado merced a comisiones sobre las que no había declarado a Hacienda se vio presionado para abdicar. No sé si nos damos cuenta de lo que para Juan Carlos I representaba este paso, pero conviene reflexionar detenidamente sobre ello estos días en que se cumple el 70 aniversario del reinado de Isabel II de Inglaterra. Juan Carlos I era Rey de España, Jefe del Estado, y podía y quería seguir siéndolo hasta el momento de su muerte, como es natural en el caso de las monarquías más importantes. Se equivoca quien piense que estaba cansado de reinar y cedía el testigo convencido de que su hijo estaba más capacitado. El Rey Juan Carlos abdicó como consecuencia del escándalo que se cernía sobre él y que podía comprometer a la propia monarquía. Con ello asumía la responsabilidad política de su falta de ejemplaridad e imaginaba que a partir de ese momento los dos grandes partidos le protegerían. Se equivocó. Su salida de la Jefatura del Estado lo desnudaba frente a buena parte de la prensa y los partidos de izquierda -también un PSOE con alma republicana y con acuerdos con Podemos- no iban a desaprovechar semejante oportunidad para erosionar a la monarquía.

La indignación del Rey Juan Carlos, que se manifiesta en su comportamiento exhibicionista de estos últimos días y en esa frase “¿explicaciones de qué?” se debe a que piensa que su abdicación no está siendo debidamente valorada en un país en el que muchísimos políticos son incapaces de dimitir y asumir así su responsabilidad política. A la vista de lo que está sucediendo probablemente piense que abdicar fue un error, que si se hubiese mantenido como Jefe del Estado hubiera infundido más temor y, si la cosa iba a mayores, siempre podía salvar los muebles con la abdicación. Desgraciadamente tiene razón. A la izquierda no le ha bastado con la abdicación, desea una humillación pública.

Juan Carlos I abdicó y, críticas al margen, no tiene cuentas pendientes con la justicia. A partir de ahí, Felipe VI debería tratarlo con el respeto que merece quien es su padre e hizo muchas cosas buenas por España. Por esta razón lo pertinente era recibirlo en Zarzuela a la vista de todos los periodistas, con fotos demostrando filial cariño y permitiendo que durmiera en su casa, faltaría más. Avergonzándose de su padre y recibiéndolo a escondidas resta valor a la abdicación y se muestra como un Rey acobardado por la presión de los partidos de izquierda. Felipe VI debe tener confianza en el apoyo que sin duda le brinda mayoritariamente el pueblo español. Por eso, sin complejos, debería decirle a su padre que regrese a España y lleve una vida tranquila en el palacio de la Zarzuela, que siempre ha sido su casa. 

jueves, 7 de abril de 2022

El daguerrotipo parlante de Vox que traza analogías con Goebbels y Hitler

Ayer, un diputado de Vox con aspecto de caballero del siglo XIX cuyo nombre desconozco y no tengo ganas de conocer, trazó una analogía entre Goebbels y Félix Bolaños y Sánchez y Hitler no sé por qué razón. Si quería un titular y aparecer en los medios para que su facha carcundiesca comenzara a ser conocida, lo logró. Un magro éxito que poca gloria le va a reportar y que ofrece una razón más para que los votantes de Vox consideren seriamente si no es mejor votar al PP de Feijóo. Si yo fuera Abascal metía al daguerrotipo parlante en la nevera, pero me temo que está muy ocupado reprochándole a Zelensky que aludiera a Guernica en lugar de Paracuellos, como si en Guernica no hubieran muerto también españoles, y como si Zelensky esté para florituras.

La Unión Europea debe incorporar mecanismos de expulsión

Los tratados que han dado origen a la Unión Europea no contemplan que un Estado miembro, una vez incorporado a la Unión Europea, pueda ser expulsado. La salida sólo puede producirse a instancias del propio Estado, como sucedió con el Reino Unido. A la vista de la tibia reacción de Hungría con relación a Rusia, es evidente que tenemos un grave problema. Para que la Unión Europea pueda desempeñar un papel relevante en el mundo es fundamental la cohesión interna. Son conocidas las disputas en los Consejos europeos, pero una cosa es la discrepancia a partir del acuerdo en lo esencial y otra muy distinta que un Estado se convierta en una quinta columna que genere discordia en la Unión. Si eso sucede, y con el ascenso de algunos partidos populistas puede suceder, la Unión Europea debería contar con mecanismos de expulsión, ya que de lo contrario corre el riesgo de desintegrarse como fruto de esa discordia interna. 

viernes, 1 de abril de 2022

Subvenciones y justicia social

Si ante la subida generalizada de precios se opta por no bajar impuestos y utilizar la recaudación para subvencionar se abre el debate sobre qué criterio se emplea al elegir a quién y cuánto se subvenciona. La subvención del combustible supone una ayuda para todos aquellos que utilizan sus vehículos privados para desplazarse. Así, quienes no tienen recursos para disponer de un vehículo privado -que denota poder económico- pueden sentirse injustamente tratados y reclamar que las ayudas se dirijan a los colectivos más vulnerables. Junto a este debate aparece el problema ligado a la puesta en práctica de esta ayuda, porque las gasolineras deben rebajar el precio a los consumidores, es decir, adelantar el dinero y luego tienen que realizar los trámites burocráticos necesarios para recuperar dicho adelanto, lo cual les genera un coste, cuando menos administrativo. El Gobierno da por sentado que todas las gasolineras son empresas solventes que pueden asumir esta carga, pero, como se está viendo, no es así y las pequeñas gasolineras pueden tener que cerrar.

Por otra parte, los propietarios de viviendas que deciden ponerlas en alquiler se encuentran con que van a ser ellos y no sus inquilinos quienes asuman la mayor parte de la carga que supone la inflación. También se parte de la suposición de que el propietario es el fuerte y el inquilino el débil, cosa que no siempre es así. El propietario modesto que alquiló una vivienda por la que todavía está pagando una hipoteca y que utiliza la renta para tapar agujeros se encuentra con que la decisión del Gobierno altera lo pactado entre él y su inquilino al amparo de la ley. ¿Acaso no podía haberse precisado mejor qué propietarios debían ver congelada la actualización de su renta y quienes no? El trazo grueso del Gobierno genera injusticias y la consiguiente indignación entre los afectados. La consecuencia en el caso del alquiler ya se está viendo: cada vez hay más lugares en los que escasea la oferta de alquiler de larga temporada y el que se ofrece es cada vez más caro. Si el Gobierno cree que puede machacar al propietario impunemente se equivoca, porque los propietarios venderán o subirán el precio del alquiler.

Hubiera sido más sencillo y, sobre todo, más justo que el Gobierno abordara esta situación excepcional rebajando su voracidad recaudatoria y dejando que los ciudadanos pudieran conservar más dinero en el bolsillo. La política de recaudar y redistribuir es polémica y compleja. El enfado de los ciudadanos va en aumento y creo que la erosión del Gobierno es difícilmente reversible.

sábado, 26 de marzo de 2022

Éxito de Sánchez en el Consejo de Europa

Leo en los periódicos que ayer Sánchez, aliado con Antonio Costa, el Presidente de Portugal, logró la “excepción ibérica” que permite fijar un límite al precio del gas y así abaratar el coste de la electricidad. Para ello tuvo que negociar con dureza, e incluso dicen que para lograrlo se levantó airado de la mesa mostrando su enfado ante la cerrazón de los "bárbaros del norte", como diría Juan Manuel de Prada. Me congratulo de que se batiera en defensa de los intereses de España y le aplaudo por ello. Tenía toda la razón en criticar el sistema marginalista de fijación de precios y la dificultad radicaba en lograr que se reconociera por el resto de países su justísima reclamación en el Consejo. Sánchez lo logró e incluso he leído que los propios líderes europeos reconocen que defendió muy diligentemente los intereses de su país. Le felicito por su labor. ¿Se imaginan a Pablo “Casao” negociando? Mejor no pensarlo. Afortunadamente ha llegado Feijóo para rescatar al PP y elevar el nivel de la política española.

Un amigo mío dice que Sánchez es el peor Presidente del Gobierno que ha tenido España. No estoy de acuerdo, Zapatero lo supera ampliamente, por razones que he explicado detalladamente en muchas entradas. Es más, Sánchez tiene sus virtudes. Cada vez estoy más de acuerdo con Pérez Reverte en que es un tipo valiente y sin ningún tipo de escrúpulo para lograr sus objetivos, que no son otros que mantenerse en el poder, mandar, y ser reconocido. Como todo egocentrista, Sánchez quiere pasar a la historia como un buen Presidente e imagino que se debe de sentir muy a gusto en las cumbres de líderes compitiendo por ver quién mea más lejos, como podría decir también Pérez Reverte. De su ambición personal esta vez se ha beneficiado España, así que tanto mejor para nosotros. 


viernes, 25 de marzo de 2022

Incomprensible decisión de Sánchez sobre el Sáhara

La política exterior no puede depender de la lucha partidista. Se trata de una cuestión de Estado que hay que abordar con la máxima prudencia y consenso entre las fuerzas políticas, sobre todo cuando afecta a un vecino problemático como Marruecos. No puedo entender -si finalmente nos enteramos de lo que realmente pasa- que Sánchez cambie la posición de España con relación al Sáhara sin contar con la aprobación del PP. Es un error cuyas consecuencias son fácilmente previsibles: si el PP se desmarca de esta decisión cuando llegue al gobierno se abrirá una crisis con Marruecos en la que difícilmente contaremos con el apoyo de Argelia. Dado que es un error muy grueso, tiendo a pensar que se nos está hurtando información. En cualquier casa, mejor será que aumentemos el presupuesto de Defensa para disuadir a Mohamed VI.

martes, 22 de marzo de 2022

La España subvencionada

La subida de costes es inasumible para camioneros, pescadores, trabajadores del campo y muchos otros sectores de la actividad productiva, al igual que para consumidores que viven con pensiones escuálidas y que ya no saben qué hacer para llegar a fin de mes. Ante esta situación, agravada por la Guerra de Ucrania, el Gobierno se resiste a bajar los impuestos, pese a que la recaudación ha aumentado mucho debido a la inflación. Esa voracidad del Gobierno no es ninguna sorpresa y permite que los españoles tomen nota del modelo de sociedad al que pretenden conducirnos socialistas y podemitas: la España subvencionada. El Gobierno no baja los impuestos, sino que aprovecha la recaudación para subvencionar a los afectados, que de este modo dependen de la teta del Estado y pueden llegar a convertirse en votantes cautivos. Eso es lo que propone el Gobierno a los camioneros, que lo rechazan y piden que se supriman o bajen los impuestos a los carburantes para compensar su subida. Prefieren, como es natural, no tener que sacar el dinero de su bolsillo antes que recibirlo del Estado. Y luego está la comunista Yolanda Díaz quien, además de subvenciones, ante la imposibilidad de rebajar el precio de la luz, propone crear un nuevo impuesto para las eléctricas, de modo que se recauda más y se puede subvencionar el precio de la luz a los que ellos consideren más vulnerables. Las encuestas vienen destacando la subida en intención de voto de Vox. Dado el desastre que suponía Pablo Casado, hasta cierto punto lo podía entender, pero me parecía una subida exagerada. Poniéndome en el lugar de tantos sectores productivos que se están arruinando, veo con toda claridad que la subida de Vox es real, porque este partido está representando la oposición más dura a un Gobierno que está empezando a generar indignación, no solo malestar.

lunes, 14 de marzo de 2022

Atender al presente sin sucumbir al "instanteísmo"

La clave de la vida moral radica en la intención con la que se actúa. Esto no significa que la intención purifique la acción hasta convertirla en buena. Muchas personas cometen el error de creer que su comportamiento fue irreprochable porque actuaron con la mejor intención. Y esta es importante, sin duda, por dos razones al menos. La primera es que las posibilidades de equivocarse son menores si se actúa con buena voluntad. La segunda es que la buena intención no contamina la mente y, por tanto, no siembra semillas que harán que arraiguen conductas perjudiciales para nosotros mismos y para los demás en el futuro. El error, como apuntaba, consiste en complacerse en las buenas intenciones y no analizar cuidadosamente cuál es el impacto de nuestra acción en las relaciones con objetos, seres vivos y personas. Cuando esa desatención se traduce en actuar impulsivamente al abrigo de esos buenos sentimientos -lo cual es una imprudencia en el sentido más estricto del término- uno debería reconsiderar si sus intenciones son realmente rectas o más bien hay un velado fin egocéntrico, que será lo más habitual.

El estudio de la intención es capital a la hora de ordenar nuestra conducta y me gustaría mostrarlo examinando una cuestión de la que se habla mucho en nuestros días: la relación del ser humano con el tiempo vital. Desde el punto de vista psicológico y espiritual se insiste mucho en la importancia de centrarse en el presente, sin dejarse enredar por el pasado ni fantasear sobre lo que nos deparará el futuro. En “El poder del ahora”, quizá uno de los libros más vendidos en las últimas décadas, Eckhart Tolle sostiene que el sufrimiento proviene del pasado o del futuro, no del presente. Aprender a vivir en el “aquí y el ahora” se ha convertido en un recurso habitual por parte de muchos terapeutas para ayudar a la gente a superar sus problemas. La pregunta es: ¿cómo evitar que esa atención al presente degenere en “instanteísmo"? El “instanteísmo” es un rasgo característico de la modernidad que consiste en exaltar la libertad con relación al tiempo, de tal forma que el pasado, la tradición, no nos condicionaría en absoluto, y tampoco tendríamos que asumir ningún compromiso con relación al futuro. Es la manifestación más clara del “carpe diem” que tantos problemas puede generar.

La clave para vivir centrado en el presente sin caer en el “instanteísmo” radica en el modo en que interiormente nos relacionemos con él. Es esencial superar las disyuntivas típicas de la modernidad: el presente no se contrapone al pasado, sino que este está contenido en él, y al mismo tiempo el presente incorpora una tendencia hacia el futuro, tanto en la vida personal como en la social. Pero esa tendencia no determina forzosamente el curso de los acontecimientos, sino que entraña la responsabilidad de actuar conscientemente en el presente para construir el futuro en lugar de ser arrastrados hacia el. En la vida cosechamos lo sembrado, de ahí la importancia de centrarse en sembrar aquello que queramos cosechar. En la exaltación de la libertad que supone el "instanteísmo" se rompen lazos y el ser humano termina por desorientarse. Siempre vivimos en el presente, pero es la comprensión de lo que este significa lo que determina la intención con que se actúa, y esta intención marca la diferencia entre un ejercicio responsable de la libertad que constituye una virtud y el vicio del “instanteísmo” libertino.

viernes, 11 de marzo de 2022

El pacto entre el PP y Vox

Nada más conocer los resultados de las elecciones autonómicas en Castilla y León me pareció que estaba claro el pacto entre el PP y Vox que ayer se materializó. Lo más importante es formar un buen gobierno que busque honradamente el bien común. Lo demás es, como diría Yolanda Díaz, politiquería. Pero bien está, aunque sea como entretenimiento, examinar el pacto en clave de estrategia electoral de los partidos.

Rasgarse las vestiduras por un pacto entre PP y Vox es una tontería que obedece simplemente al trazo grueso de asumir la propaganda de los medios de izquierda que califican a Vox como un partido de extrema derecha antidemocrático, lo cual no es verdad. Carece de sentido impedir cualquier pacto con un partido que concurre a las elecciones y respeta plenamente el funcionamiento del sistema democrático. Si critico los pactos del PSOE con ERC, PNV o Bildu es simplemente porque socavan la unidad de España y la igualdad entre los españoles. En el caso de Podemos lo que me parece criticable no es el pacto en sí, sino su apuesta por medidas concretas que, en mi opinión, favorecen la discordia como las relativas a la “memoria democrática” o su rechazo a la monarquía, por poner sólo dos ejemplos.

Es normal que se critique a Feijóo desde la izquierda, pero la cuestión es si los pactos con Vox serán penalizados por sus votantes y evitarán atraer a votantes de otros partidos. Eso dependerá exclusivamente de si los pactos favorecen buenos gobiernos y de la capacidad del PP para mantener un discurso coherente en el que se marquen con claridad cuáles son los principios irrenunciables para lograr un pacto. Exactamente lo que ha logrado visualizar entre su electorado Isabel Díaz Ayuso, que es capaz de integrar a Vox y, al mismo tiempo, desmarcarse de aquellas posiciones que no comparte del partido de Abascal. Feijóo no tiene más que profundizar en esa línea consolidando un discurso propio, auténtico. La autenticidad es una de las claves de un liderazgo fuerte. Si logra eso, no tengo ninguna duda de que atraerá el voto de centro derecha y se situará por delante de Vox: la moderación, cuando se ve acompañada de firmeza y claridad, tiene un espacio electoral más amplio que las posiciones extremas.

La otra posibilidad es que el PP renuncie a pactar con Vox y, sumándose al cordón sanitario contra este partido, forme gobiernos de concentración con el PSOE o simplemente cada partido gobierne con la abstención del otro cuando resulte necesario. Esta situación podría tener sentido si las posiciones de Vox fueran maximalistas y comprometieran los principios irrenunciables del PP. Y lo mismo cabría decir si Podemos o los independentistas imponen al PSOE condiciones de imposible cumplimiento porque afectan al bien común. No creo que en el caso de Vox se esté ante esa situación, así que veo innecesario que el PP opte por esta solución que, además, tendría un altísimo coste electoral en el caso de que entrañara una deliberada renuncia a intentar entenderse con Vox. Los votantes del PP prefieren el pacto con Vox antes que el pacto con el PSOE. Esta es la razón por la que Vox se ha nutrido de antiguos votantes del PP que este partido debería intentar recuperar. En cualquier caso, dada la fragmentación electoral que existe, tanto el PP como el PSOE nunca deberían perder de vista la posibilidad de favorecer que el partido más votado forme gobierno sin necesidad de que se dependa de los partidos con posiciones más extremas. 

Por consiguiente, el pacto entre el PP y Vox en Castilla y León es totalmente lógico y el PP de Feijóo no va a verse castigado por haberlo suscrito, al igual que no habrá problema en que, si lo necesita, Moreno Bonilla conserve el poder pactando con Vox en Andalucía. En lo que respecta a este partido, es evidente que mientras siga siendo minoritario su única opción de pacto es con el PP. Se equivocaría si realizara exigencias inasumibles imposibilitando así la formación de un gobierno entre los dos partidos de la derecha. Habrá que ir viendo caso por caso, pero en Castilla y León Vox tenía una posición de enorme fuerza, ya que fue Mañueco quien decidió adelantar las elecciones.

martes, 8 de marzo de 2022

Reflexiones al hilo de "Autobiografía de un yogui"

En “Autobiografía de un Yogui”, de Paramahansa Yogananda, al margen de los sucesos increíbles que su autor refiere y que sin duda cabría calificar como milagros, he podido conocer la figura del científico bengalí Jagadish Chandra Bose que, entre otras cosas, descubrió las ondas electromagnéticas antes que Marconi e inventó el Crescógrafo. Se trata de un aparato capaz de grabar con gran precisión el movimiento de las plantas. A través de este instrumento Bose mostró a Yogananda que las plantas podían experimentar sentimientos. En concreto, Yogananda relata la reacción de un helecho ante el corte provocado por una navaja de afeitar. Tras leer este episodio podemos imaginar qué sucede en un jardín en el momento en que los jardineros aparecen con sus ruidosos instrumentos de poda. También me he acordado de Wallace Black Elk, líder espiritual sioux fallecido hace unos veinte años, de quien se decía que era capaz de mantener diálogos con las plantas.

Es difícil para nuestra mentalidad racional admitir como reales todas estas historias de milagros y conversaciones con plantas, pero antes de rechazarlo como pura fantasía, engaño o magia, conviene considerar que lo que se presenta como el mundo del espíritu no es otra cosa que una realidad sutil e inaccesible para nuestros sentidos, aunque sí para la mente con el debido entrenamiento. En última instancia, la realidad es energía y por esa razón la evolución de la ciencia permite comprobar muchas de las afirmaciones de los grandes místicos que previamente lo han experimentado. Esta es la razón por la que los maestros espirituales, lejos de apelar a la creencia ciega, insisten en que la religión debe basarse en dicha experiencia directa. El cristianismo ha intentado conciliar fe y razón, pero, a diferencia de otras religiones, se ha apoyado sobre todo en la razón conceptual y ha dejado en un segundo plano el camino de la experiencia mística, que no pertenece a la fe, pero tampoco es asible a través de la razón conceptual. Quizá por ello sacerdotes católicos como Pablo D’Ors insisten hoy en la importancia que tiene esa intuición directa y abogan por profundizar en la meditación y el silencio como camino de encuentro con Dios.  

lunes, 28 de febrero de 2022

Pacifismo lúcido

En España muchos han olvidado la importancia que tiene contar con unas Fuerzas Armadas capaces de hacer frente a agresiones exteriores. Se cree que es cosa del pasado, al igual que pasas por un carca si defiendes el valor que tiene estar dispuesto a sacrificarse por la patria, como están teniendo que hacer los ucranianos. Por eso nuestra sociedad es despreciada por dirigentes como Putin, que está convencido de que los europeos somos incapaces de defendernos asumiendo el coste en vidas humanas y en comodidades que supone una guerra, aunque sea defensiva. Es posible que tenga razón, pero también es cierto que los grandes desafíos pueden hacer que las personas y las sociedades reaccionen y comprendan el error en el que estaban instaladas. Quizá no les venga mal a nuestros jóvenes contemplar que hay amenazas reales al bienestar del que disfrutamos. Llevamos muchas décadas viendo las guerras por la televisión -aunque las de los Balcanes las teníamos bien cerca- y la historia enseña que a veces el despertar es una sacudida. No se trata de abrazar un espíritu belicoso, sino de comprender que el pacifismo sin realismo y disposición a sacrificarse y luchar por la paz conduce a que matones como Putin se salgan con la suya.

viernes, 25 de febrero de 2022

Y Putin apeló a la historia...

Antes de comenzar la invasión, Putin explicó en televisión cuáles eran las razones de la acción que iba a emprender. Los súbditos rusos -hace tiempo que no se les puede llamar ciudadanos- asistieron a una clase de historia en la que su líder daba cuenta de cómo la actual Ucrania era fruto de las decisiones equivocadas de dirigentes soviéticos. No le gusta que Ucrania haya dejado de ser un apéndice de Rusia, lo considera un error histórico, y utiliza la fuerza para que en el presente víctimas inocentes paguen lo que él interpreta como errores del pasado. Con ese argumento el mundo estaría permanentemente en guerra. Quizá Putin debería recordar que Prusia oriental pertenece hoy a Rusia. En efecto, Prusia, el Estado del canciller Bismarck, el motor de la unificación política alemana. Prusia oriental fue históricamente un territorio germano. Allí estaba la ciudad del filósofo Inmanuel Kant, Köningsberg. No la busquen en el mapa, no la hallarán. Esa ciudad responde hoy al nombre de Kaliningrado, una ciudad rusa. Los rusos ocuparon ese territorio que les da acceso al mar Báltico y expulsaron de allí a los alemanes. ¿Se imaginan que en Alemania algunos grupos comenzaran a reivindicar territorios que en el pasado eran alemanes? No, no hay justificación posible para esta guerra de agresión, y todavía menos en el caso de Rusia, el Estado más grande del mundo, con vastos territorios y enormes riquezas naturales. Estamos ante el capricho de un dirigente ególatra y desalmado.

jueves, 24 de febrero de 2022

Condena total a la agresión rusa

Ha estallado la guerra, tal como anunciaban los servicios de inteligencia occidentales. Putin ha atacado utilizando pretextos que solo camuflan su ambición insensata por aumentar el poder de Rusia y por pasar a la historia de su país como el gobernante que le hizo recobrar su grandeza. La incorporación de Ucrania a la OTAN podría disgustar e incluso preocupar a Rusia, pero ni siquiera la consumación de ese escenario justifica iniciar una guerra. Nuevamente vemos que hay líderes capaces de sacrificar vidas humanas provocando un inmenso dolor sin que su conciencia se resienta. ¿Qué hacer ante una situación así? Es difícil responder cuando sabemos que Putin posee armas nucleares. No se pueden ignorar las consecuencias que tendría declarar la guerra a Rusia en solidaridad con Ucrania, y eso lo sabe muy bien el líder ruso. Por esa razón, no hay que echar más leña al fuego. Ucrania deberá defenderse sola y la solidaridad con Ucrania se debería traducir en apoyo militar y económico por parte de los países occidentales. Mi más enérgica condena a la agresión militar de Putin.

martes, 22 de febrero de 2022

Casado no es un líder

La lucha contra la corrupción es absolutamente imprescindible en una sociedad democrática. Ningún servidor público puede estar exento de dar explicaciones de su trayectoria. Por consiguiente, si hay indicios de corrupción, hay que denunciarlos donde corresponda y no andarse con componendas. Ya se verá en qué queda lo de los contratos del hermano de Isabel Díaz Ayuso, pero resulta claro que Casado y Egea han querido hundir políticamente a Díaz Ayuso arguyendo la corrupción, y eso es lo que no comprende nadie en el PP. La presidenta de Madrid vivió una campaña de absoluto acoso por parte de la izquierda y salió victoriosa, no solo frente a Sánchez, sino que tumbó políticamente a Pablo Iglesias, un logro descomunal. Esa victoria aupó a Pablo Casado en las encuestas, pero aún así desconfió de Díaz Ayuso. ¿Por qué? Sencillamente porque Casado no es un líder. Ese es el problema de fondo que ahora ha estallado. El PP eligió a un chico de agradable presencia y buena retórica para zanjar la guerra interna entre Soraya y Cospedal. De ahí a ser un líder media un abismo. El líder emerge como una figura capaz de generar adhesiones y de marcar el rumbo. Debe estar dispuesto a servir en lugar de aferrarse al cargo utilizando todo tipo de presiones y estratagemas. Cuando tu liderazgo es cuestionado por barones, figuras del partido y las propias bases, la dimisión es imperativa si no deseas ser un obstáculo para tu organización. Eso es lo que hizo Sánchez: dimitió y luego tuvo el coraje de vencer a la candidata del "aparato". Pero primero dimitió, Casado, primero dimitió.

Por fin Núñez Feijóo da el paso y se postula como líder del PP. Creo que en El Mundo leí algo así como que se trataba de un “liderazgo natural”. Es una expresión afortunada, porque, en efecto, el líder emerge naturalmente por sus cualidades. Se le reconoce no solo en lo que dice, sino en cómo lo dice, en la cadencia de su voz, en sus gestos, en el dominio de sí mismo. Recuerdo que en los “Episodios Nacionales” Galdós se refiere a figuras políticas utilizando la expresión “serenísimo”. Feijóo emana serenidad y firmeza sin necesidad de gritar. Si uno observa con atención, los andares de Casado y su tendencia a tocarse la punta de los dedos delatan su impostura.

Estoy muy satisfecho con la llegada de Feijóo como líder del PP. Además de ser un líder “natural”, como dije en anteriores entradas, creo que garantiza una forma moderada de gobierno capaz de llegar a acuerdos con el PSOE por el bien de España. Pero Feijóo representa un acontecimiento imprevisto: asumirá el liderazgo una persona veinte años mayor que Casado, alguien de la generación de Sánchez, aunque doce años más mayor que él, rozando la pertenencia a la generación de Rajoy. Una figura generacionalmente ambigua que, si llega al poder, exigirá pensar si esto se debe a una reacción ante el ascenso al poder de políticos excesivamente jóvenes e inexpertos. En la vida acumular experiencia es muy importante. De ahí que Miguel Ángel Rodríguez haya sido muy listo al frenar cualquier intento de Díaz Ayuso por postularse como líder del PP. Tiene tiempo por delante para convertirse, quizá, en la primera mujer que preside el Gobierno de España.

martes, 11 de enero de 2022

El inquietante Metaverso

Como afirma Julián Marías, la realidad es todo cuanto hay. Esta frase deja patente que la realidad incluye cosas que pueden no existir en el mundo físico. Por tanto, no es correcto contraponer lo real a lo virtual: lo virtual es también real, aunque esa realidad virtual sea distinta al mundo físico que encontramos cuando nacemos.

El ser humano ha ido transformando el mundo físico desde que habita la Tierra. El contraste es extremo cuando contemplamos los paisajes de cemento de las grandes urbes y la vida rural en contacto con la naturaleza. La realidad virtual que se aproxima con la llegada del Metaverso supone un nuevo paso en este alejamiento del mundo que nos ha sido “dado”. En el futuro próximo podremos relacionarnos en espacios virtuales que imiten las leyes de la física y, ayudados por la tecnología, será posible visualizar e incluso interactuar corporalmente con otros, aunque no sea una corporeidad física. En estos mundos será posible conservar nuestra personalidad, si bien puede que por razones lúdicas representemos un papel. Pero todo es real, no lo olvidemos, una realidad virtual que conforman los creadores del Metaverso de acuerdo a sus propósitos.

El Metaverso puede facilitar las relaciones entre personas alejadas físicamente y ese será un argumento para presentarlo como una tecnología útil que brinda oportunidades. Pero sus posibilidades van mucho más allá y resultan inquietantes. Nada parece impedir que en el Metaverso se desarrolle vida "alternativa" -algo parecido a Second Life, pero mucho más sofisticado y, sobre todo, más parecido al mundo físico- en la que las personas puedan disfrutar de una segunda oportunidad para lograr un triunfo que no logran en lo que hoy se nos presenta como la "vida real". De hecho, han aparecido noticias sobre la compra de terrenos virtuales en el Metaverso, lo cual nos da una idea de hasta qué punto podemos hallar cobijo en ese nuevo mundo. Refugiarse allí será una posibilidad tentadora en la medida en que cada cual encuentre en ese lugar una vía para satisfacer sus caprichos. El ser humano podrá alejarse todavía más de todo lo que le ha sido "dado" y configurar la realidad tal como desea. ¿Y por lo general qué desea el ser humano? Todo lo que nos proporciona sensaciones agradables. El Metaverso puede sublimar el deseo al ser capaz de satisfacerlo directamente y a su vez de eliminar lo que nos produce aversión. Nada más tentador. Sin embargo, fácilmente se comprende el engaño: el deseo satisfecho no sacia, sino que provoca más deseo. Ese el el problema, la raíz del sufrimiento de la que advirtió el Buda. Siempre habrá un deseo insatisfecho, porque el deseo genera adicción a desear. Por tanto, la felicidad que muchos pueden verse tentados a buscar allí no es una felicidad auténtica. Con toda seguridad, antes o después, defraudará. 

El ser humano, cada vez más caprichoso y solipsista, está a punto de embarcarse en la construcción de realidades a la medida de sus deseos y esto puede tener unas consecuencias muy graves en la ya deteriorada salud mental. La reacción no tardará en producirse y, si no me equivoco, será bastante radical: un regreso a lo "dado", a las esencias del mundo físico. Algunos ya se dan cuenta de que no hay felicidad en las nuevas tecnologías y apuestan por regresar a formas de vida en contacto directo con la naturaleza que hoy se presentan como "alternativas". Esta tendencia se acentuará y quizá asistamos a nuevas oportunidades para lo que hoy se denomina la "España vaciada".